VIDEO SOBRE ACCIONES REALES TOMADAS EN AFGANISTÁN
Foro en el que se fomenta el conocimiento sobre la labor de las Fuerzas Armadas de España en todos sus campos. Desde su Historia y sus actos en combate, como su actuación en las diferentes Misiones Internacionales. Así mismo, se publicarán información sobre los diferentes Cuerpos y Armas, para una mayor difusión de qué son y cómo trabajan realmente, los hombres y mujeres de nuestros Ejércitos.
jueves, 28 de febrero de 2013
miércoles, 27 de febrero de 2013
CUBA: Combate en Las Guásimas
“Paula era una
insurrecta cubana. En las guerrillas, luchando contra los españoles, como
nosotros. Ahí nos conocimos: En el campo de batalla. Aquélla fue nuestra cama
nupcial hasta aquel día. Salimos de la selva y ahí estaba, la Colina de San
Juan. Las pistolas españolas directas a la garganta y los tiradores
eligiéndonos. No se parecía en nada a San Antonio, donde hicimos el
entrenamiento. Allí es donde conocí a Luke y a muchos otros hombres de
distintos países que querían pertenecer a la Caballería: Panaderos y barberos,
congresistas y ganaderos; deportistas, granjeros, reporteros, vaqueros. No, no
fuimos a caballo por la colina, porque no teníamos caballos. Colina arriba, nos
arrastramos asustados hacia arriba. Había un caballo… Sólo un hombre lo montaba:
El Coronel Teddy. Él subió al ataque por la colina. Le dispararon a las gafas.
Se puso otro par. Le hirieron en el codo y dijo: "¡Seguidme!". Y lo
hicimos, porque estábamos demasiado avergonzados para no hacerlo.
Después
de la Colina, vino la iglesia. Había un 75 francés delante, un fusil en cada
ventana y una ametralladora en el campanario. Podíamos haber llamado a los
artilleros para que la explotaran pero fuera, en las paredes, habían atado a
gente: Estaban atados juntos, de pies y manos, a un montón de sacos de arena.
Mujeres y niños, monjas y prisioneros. Entre ellos, mi Paula… Ni Luke ni yo ni
nadie más sabíamos qué hacer. Pero dentro de la iglesia sabían qué hacer:
Abrieron fuego y nos replegamos. De repente, oí a Paula gritar: "¡Al
asalto, cubanos, al asalto!". Entonces una bala española… Las demás
mujeres siguieron gritando: "¡Al asalto, cubanos, al asalto! ¡Al
asalto!". Su propio grupo guerrillero mostró el camino…
La
gente con la que se casan algunos… Yo no merecía ni que me mirara” (“Muerde la Bala”. Richard Brooks, 1.975).
A pesar de la mala prensa que algunas películas americanas
hacen sobre la defensa española en Cuba, hablando de nativos clavados en los
parapetos y difamaciones por el estilo, la verdad es que los soldados hispanos,
a pesar de la obsolescencia de su equipo, de la carencia de materiales y de la
deficiente instrucción, hicieron un acopio de valor impresionante frente al
enemigo “yankee”. Como muestra, dos botones: El combate en Las Guásimas y la toma
de la Loma de San Juan, que publicaremos a continuación.
LAS GUASIMAS.
La batalla de Las Guásimas fue el primer choque de
armas verdadero en la campaña cubana de la guerra hispano-estadounidense, fue una sangrienta
escaramuza indecisa que terminó en favor de España
el 24 de Junio
de 1.898.
Siboney era uno de los tres puntos al Este de
Santiago donde habían desembarcado las fuerzas expedicionarias norteamericanas.
La mayor parte de su costa eran rocosos acantilados por lo que los lugares de
desembarco habían sido elegidos por ofrecer playas arenosas. La invasión
comenzó con el desembarco de 650 Marines en el lado Este de Bahía Guantánamo,
el 10 de Junio, siendo avanzadilla de la incursión principal, acaecida el 22 de
ese mismo mes, tras un breve bombardeo naval y un desembarco anfibio en
Daiquiri.
La playa de Siboney estaba más próxima a Santiago
que la de Daiquiri y directamente conectada a la carretera que conducía a la
capital, lo que estratégica y logísticamente la hacía sumamente interesante,
por lo que se decidió concentrar los esfuerzos del desembarco en ese punto,
trasladándolos de Daiquiri a partir del 23. Los insurgentes cubanos controlaban
parte de la Provincia de Oriente y apoyaron los desembarcos en ambos lugares.
Tras haber desembarcado, el grueso de la fuerza del
general William Shafter pasó varios días en Siboney, habilitando esta playa
como principal punto de aprovisionamiento estadounidense hasta la caída de
Santiago. Tras reagrupar al grueso de su fuerza, Shafter decidió
realizar un as alto sobre la capital para ir profundizando en la isla. Con lo que no contaba Shafter era con que, tras haber luchado en una
escaramuza contra fuerzas de desembarco en Siboney,
un contingente español (1.500 efectivos con dos cañones) al mando del General
de Brigada Antero Rubín Homent retrocedió hasta las posiciones atrincheradas de
Las Guásimas. Con
dificultad, la incursión fue rechazada.
La tarea para expulsar a al contingente
atrincherado fue asignada al antiguo oficial de caballería confederada Joseph
Wheeler, al mando de la 1ª Unidad de Voluntarios de Caballería,
(los famosos "Rough Riders") y de la 1ª Unidad de regulares de
Caballería, compuesta por los famosos Buffalo
Soldiers. En total, 1.300 soldados, 800 guerrilleros, 4 cañones
y 2 ametralladoras,
Contra toda lógica militar, a contrapelo de los consejos cubanos y de las órdenes terminantes del General en Jefe, las tropas norteamericanas bajo mando de Wheeler entablaron combate con las fuerzas españolas que defendían la neurálgica posición de la ruta a Santiago. Por su parte, las fuerzas cubanas iniciaron también combate con las españolas desde otra posición.
La batalla comenzó con una andanada de la artillería
estadounidense. La infantería española respondió con fuego de fusil a las
tropas estadounidenses que ya habían iniciado el avance. Las tropas
estadounidenses entraron en una situación de confusión al no poder localizar a
las tropas españolas. Éstas, aun teniendo uniforme blanco, eran difíciles de
localizar porque el fusil
usado por los españoles, el Mauser 1.893 (llamado "Mauser español"),
disparaba pólvora sin humo. El intercambio de fuego fue
de escaso éxito para ambos bandos por las pocas bajas causadas.El combate duró
hasta que los oficiales españoles creyeron que ya habían producido suficientes
bajas en el bando contrario. Al rato abandonaron la posición en la ya planeada
retirada en dirección a Santiago de Cuba. Las bajas estadounidenses fueron
alrededor de dos tercios del total.
Bajas españolas: 10 muertos y 24 heridos.
Bajas
estadounidenses: 16 muertos y 54 heridos.
Durante los combates el Mayor Bell, del 1o
de Caballería, fue alcanzado en una pierna. El Capitán C.G. Ayers trató de
ponerle a cubierto, pero Bell tenía la pierna fracturada y con una herida
abierta, lo que le impedía moverse. El fuego era tan intenso que en menos de
dos metros cuadrados cayeron 16 hombres. Pero un camarada era un camarada, así
que el soldado Augustus Walley, de los denominados “Buffalo Soldiers”,
reptó hasta el comandante y lo puso a salvo...
La inexplicable retirada española concedió la victoria a
Wheeler, que ya había pedido refuerzos a Siboney. No obstante, el bautismo de
fuego de las tropas yanquis no resultó nada digno de encomio... Las fuerzas americanas ocuparon Las Guásimas durante un breve tiempo esperando
un contraataque que jamás llegó. Encontrando la posición de mínima importancia
estratégica, finalmente la abandonaron llevándose a sus muertosy heridos.
lunes, 25 de febrero de 2013
"Armas de Mujer" por Fernando Mazarro Ciarán
“Cada vez que me han silbado las balas o
explotado los obuses cerca me ha aparecido en mente la pregunta: “¿Qué hace una
chica como tú en un sitio como éste?”” (María del Carmen
Rodríguez Castaño, METP. en la Brigada Paracaidista. AGT. “Madrid”.)
“Nos
casamos el pasado 2 de Septiembre y a los pocos días embarcamos hacia Bosnia
-explicaba Miguel Angel Salete, un artillero de 22 años-. Tanto en lo del matrimonio, como en lo del Ejército, sabía en lo que me
metía”... Su mujer, Yolanda González, también soldado profesional y también
estaba en Bosnia, como miembro de la “Extremadura”:
“Estamos los dos en la base de Dracevo,
él como conductor de blindado y yo en abastecimientos, pero no dormimos juntos;
aquí sólo somos compañeros de armas” (Alfonso Rojo: “Soldadito Español”.
“El Mundo”, 4 de Diciembre de 1.994.). Además de Yolanda, la
extremeña casada con el cabo Salete, entre los cascos azules españoles de la “Extremadura había una treintena de
mujeres. Algunas eran oficiales, pero la inmensa mayoría eran soldados: “A mí esto me llamaba desde pequeña
-asegura Mari Ángeles García, quien tiene 20 años, es policía militar y conduce
el Nissan Patrol cada vez que su oficial de enlace se aventura por la zona
musulmana-. Al llegar a segundo de BUP.,
decidí que me hacía soldado profesional y aquí estoy. Mi padre nunca dice nada,
pero mi madre y mis hermanos están muy orgullosos”.
Mónica Tando Fernández, asturiana de 19 años,
perteneciente al Regimiento "Alcázar de Toledo" de El Goloso
(Madrid). Se encargaba de los suministros de los convoyes y se había presentado
voluntaria porque "disfruto ayudando a los demás. Lo difícil fue
decidirse al principio, porque no sabes lo que te espera y también te cuesta
mucho dejar la familia atrás. Sin embargo, es importante ayudar a los civiles,
y a los españoles nos quieren mucho". Y la realidad parecía adecuarse
a sus palabras, pues la población distinguía la presencia de los soldados
españoles de la de los otros 35 países integrantes de UNPROFOR. ¿Forma de ser?
¿Mentalidad? Nadie atinaba a concretar el porqué, pero "se nos ha
acogido con una gran simpatía y el llevar la bandera española nos abre muchas
puertas, hecho que nos produce gran satisfacción".
Cabo Montaña Linda Iglesias, 20 años,
conductora de VEMPAR. destinada en la Agrupación de Transportes Nº 1 de
Canillejas: "Al principio, mi familia decía que estaba loca, pero el
trabajo es reconfortante"…
María Ángeles Monasterio
Alegre y su tocaya María Ángeles Alcalá del Águila, destacadas en Divulje,
ambas pertenecientes a la Brigada Paracaidista, pero en Bosnia, encargadas de
la Estafeta (paquetería, cartas y carga y descarga de los aviones). Se les
echaba en cara que solamente se habían tirado ocho veces en paracaídas, pero
esas ocho veces eran muchísimas más que las que se había lanzado al vacío
alguno de sus detractores. 19 y 20 años, respectivamente, "casi del
colegio al batallón" (Belén Sánchez: "La Vida
de las Españolas que Trabajan en la Reconstrucción de Bosnia".
"Tiempo" Nº 663 -16 de Enero de 1.995-), como la Policía Militar María Ángeles García Tardío, destinada en
Medjugorje, o su compañera -la única en funciones de PM. en el Cuartel General
de la Agrupación- Esther Fernández Mir.
María Vicenta García, teniente médico también
destinada en el HQ. español, pero esta vez en el Puesto de Socorro. Era una de
las tres oficiales de la AGT.: "Estamos aquí para una labor muy seria,
hay personas que están exponiendo su vida. Hablar de noviazgos y no de la gente
que trabaja a 15 grados bajo cero durante una semana para construir una
carretera o para llevar agua a un pueblo me parece una frivolidad".
Pero es que en Hispania somos así de frívolos:
Mientras ellas peleaban y sufrían y trabajaban a 15 grados bajo cero, en España
se continuaba preocupados por la liga de fútbol por el precio de la gasolina…
Por curiosa que pueda parecer, las 44 mujeres
que estaban integradas en esta Agrupación -que cargarían munición, conducirían
BMR.’s, servirían una ametralladora pesada del calibre 50 (12´70 hispano),
realizarían controles de registro o vigilarían un puente igual de bien, o
mejor, que el resto de sus 1.333 compañeros masculinos- parecían tener las
cosas sumamente claras... Excesivamente claras, aun llevando solamente cuatro
meses de mili: "No nos mandan, hemos venido voluntarias. Nosotras somos
profesionales del Ejército. Aquí estamos ayudando mucho, aprendes de verdad lo
que cuesta vivir, conseguir algo de comer, ver gente como tú pegándose por la
comida. Sientes lo ridículo que es a veces en España. A mucha gente le haría
falta venir aquí. Aprendes a llevar siempre caramelos para los niños porque,
aún en estas condiciones, siguen siendo niños", aseguraba Susana, una
sevillana de 22 años encuadrada en la Sección de Caballería, que tan pronto
conducía un VEC. como vigilaba un T-55 en Jasoc, o controlaba las posiciones de
artillería en Obradovici, cerca de la ZDM. "Yo estoy con mi unidad en
un blindado, controlando el paso en el pontón de Bijela. Cada misión dura seis
días. A veces estás de patrulla a las tres de la mañana, con niebla, y tienes
que ir guiando el BMR. con la linterna". Como ella, su compañera
Esther Vallespín, de 19 años, conductora de BMR. destacada en Mostar Este,
también solía pasar un par de días patrullando por el bulevar, compartiendo el
estrecho interior de los blindados con uno o varios hombres, pero "llevamos
juntos desde que la Agrupación empezó a entrenarse en el mes de Julio, y
tenemos buena relación de compañeros".
Así eran esas guerreras -“hechas para dar la vida y no para combatir en primera línea”, como
en trasnochadas declaraciones afirmó el ex primer jefe de la FAR., teniente
general Agustín Muñoz Grandes (el Tte. General sostenía que no era
partidario “de meter mujeres en unidades
de combate de primera línea. Al ser que está hecho para dar la vida le ponen en
la desagradabilísima tarea de matar”. No obstante, añadió que “las mujeres lo están haciendo bien, y no
aprecio ninguna pega a que, en un futuro, reformando la Constitución, una mujer
pueda ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas”)-, con la cabeza muy fría y una gran madurez, a la par que un desbordado
ánimo. El coronel García Almenta afirmaba que las mujeres de su AGT. realizaban
una labor "magnífica y desempeñan las mismas funciones que los hombres.
Si la mujer tiene una menor capacidad física respecto al hombre, lo suple con
un mayor coraje y con ese estímulo que tienen las mujeres de no verse superadas
por el hombre. Por otra parte, a igualdad de edad, la mujer está mucho más
formada que el hombre y esto hace que le den un aire de mayor seriedad al
trabajo" (Belén Sánchez: "La Vida de las Españolas que
Trabajan en la Reconstrucción de Bosnia". "Tiempo" Nº 663 -16 de
Enero de 1.995-). Además, añadía que ellas se esforzaban
mucho más, como si compitieran con el resto -opinión que era compartida por
todas ellas-: "Como que es verdad -apostillaba enfurecida María (20
años, Badajoz), de Infantería-. Si eres chica, como se te nota más, o eres
perfecta y te matas o siempre te van a soltar lo de "Claro,
vosotras...". Pero a un soldados normal, un chico, ya sabe, cuando se
escaquea nosotras no le decimos: "Claro, hombres teníais que ser..."".
“Una carta para mamá de su
pequeña… Llévala a mi casa, cartero.
Querida mamá:
Tu princesa guerrera está lejos de casa… Este país es muy extraño… Os echo
tanto de menos…
Sé que lloras mamá… No llores, no me gusta verte triste… Sabes que estoy
aquí cumpliendo con mi deber… Sabes que lo hago por amor a mi patria…
Sabes que a miles de kilómetros de casa nunca podría olvidaros… Os tengo
siempre cerca… En mis pensamientos cada día… Os quiero tanto…
Aquí nos necesitan, mamá… Venimos a traerles la paz… En ningún sitio como
en casa, pero aquí me tratan bien… Somos una gran familia…
A veces estoy triste, mami… Pero siempre hay pequeñas cosas que me hacen
sonreír…
Papa y tú me forjasteis como persona… Me enseñasteis los valores de la
entrega, el sacrificio, la lealtad y la obediencia… Mamá no llores, solo soy
como me habéis enseñado… ¡¡Soy SOLDADO!!
Sé que nada aliviara tu pena, ese dolor de una madre que temerosa ve partir
a su hija hacia un extraño país… Pero siéntete orgullosa, mamá… Porque soy como
me habéis hecho… Soy el vivo reflejo de papá, del abuelo…
No soy más que otro NAVARRO entregado al servicio de su nación… No soy más
que la fiel imagen de lo que se me ha inculcado…
El tiempo pasa rápido aunque los días se me hacen eternos, pero cuento cada
uno de ellos, cuento los minutos que me quedan para volver con vosotros…
Mira, mamá… Te llaman… Nena para mami, nena para mami, ¿me recibe? Cambio.
Informo que camino hacia casa…
Bueno, mamá, te dejo… He de ir a hacer lo que me habéis enseñado… He de ir
a cumplir con mi deber… Dile a papá y a mi hermana que los quiero… Un beso… Tu
princesa” (Soldado Cristina Diz, perteneciente a la Agrupación de
Apoyo Logístico XLI de Zaragoza: “Carta Para Mami”, 14 de Enero de 2.009. “Mami ésta es la respuesta a tus cartas, a
tus paquetes, a todo el cariño enviado por correo que recibí durante los cuatro
meses que pasé en el Líbano. Con todo el amor de tu agradecida hija. Os
quiero...”).
Pero si algo era digno de elogio era el
compañerismo que profesaban hacia sus colegas del sexo opuesto -"Son
estupendos (comentaba Esther Fernández), el ambiente es fenomenal. No
nos sentimos solas ni desplazadas ni infravaloradas, más bien todo lo
contrario. Sinceramente yo me llevo mejor con los hombres que con las mujeres y
cuando tengo algún problema lo consulto con alguno de mis compañeros"-,
aunque alguna de ellas se exaltase: "Mire, a mí me encañona un serbio
de estos y me lo llevo por delante antes de que se entere", declaraba
con rotundidad Rocío. María Luisa, una pacense de 25 años encuadrada en
Ingenieros, trataba de arreglar el rapto de euforia de su amiga: "A mí
es que me hieren a un compañero y yo no me lo pienso, salgo y disparo al que
sea... Hombre, ya está bien, estás aquí ayudando". "Hay varios
pasos -suavizaba Susana-. Tienes que intentar convencerlos y luego
avisar; y luego, si no, montar el arma. Si la has montado es porque vas a
disparar: Se supone que el otro se tiene que asustar".
¿Y si no se asusta?
"... Entonces tienes que tirar al
aire, y ahí ya se tiene que asustar. Pero si te tira él, entonces ya le puedes
tirar tú sin avisar".
"Ya, es lo que dice el reglamento,
ahora que yo ante la duda salgo adelante a ráfagas, fijo -tercia de nuevo Rocío-.
Sí, yo no esperaría tanto".
"Ni yo".
"Hombre, yo es que estoy en
Telecomunicaciones", se excusaba María.
"Ya, pero es que si no llevas todas
las de perder"... Las cascos azules se atropellaban entre ellas.
"Aunque las más de las veces te encañonan para quedarse contigo, para
hacerse los machos, pero vamos, conmigo que no jueguen...".
domingo, 24 de febrero de 2013
CB (IV): Silencio en la nieve
Sinopsis: Durante el frío invierno ruso de 1.943,
un batallón de la División Azul se topa con un cadáver de un soldado español
que no ha muerto en la contienda, sino que ha sido víctima de un cruento ajuste
de cuentas. Sobre su pecho se han grabado en sangre las palabras “Mira, que
te mira Dios”. Un soldado que había sido policía queda encargado de la
investigación del caso. Así comienza “Silencio en la Nieve”…
Primeramente, hay que decir que las críticas
expertas divergieron a la hora de valorar la película:
"Una película española atípica y
altamente recomendable tras cuyo visionado no puedo por menos que descubrirme
ante el siempre admirado productor Gerardo Herrero" (Alberto Luchini,
“El Mundo”).
“Hacía mucho tiempo que Gerardo Herrero
no afrontaba un proyecto tan aparatoso, pero el resultado -discutible e
imperfecto- es lo más estimulante que ha dado su carrera en muchos años"
(Jordi Costa, “El País”).
"Creíble recreación del frente
bélico, sigue una trama criminal de doble sentido y con giros inquietantes,
aunque el ambiente gélido también se apodere de los intérpretes (...)
Puntuación: 3 sobre 4" (Lluís Bonet Mojica, “La Vanguardia”).
"Un thriller ligero pero
acompañado de esa salsa espesa que liga lo que se dice con lo que sólo se
sugiere. (...) Puntuación: 3 sobre 5" (E. Rodríguez Marchante, “ABC”).
"¿Por qué la película no funciona?
Porque la realización es plana como una tabla de planchar. Porque los diálogos
son artificiosos. Porque las interpretaciones son afectadas: excepto por Sergi
Calleja (...) Puntuación: 2 sobre 5" (Sergi Sánchez, “La Razón”).
"Es una trabajada, a menudo
inspirada, aunque también en otras mejorable, peripecia de investigación
criminal (...) Puntuación: 3 sobre 5" (M. Torreiro, “Fotogramas”).
Gerardo
Herrero es un director bastante sólido formalmente, con una percepción especial
para estructurar a los personajes y para nosotros, uno de los realizadores con
mejor sensibilidad para narrar historias cercanas y humanas (valga “Las
Razones de Mis Amigos” como ejemplo) pero en esta película sabe dar un giro
a su enfoque, para aportar credibilidad en un escenario completamente
diferente, en el que la envidia, la traición y la desconfianza son sus
herramientas para definir el carácter de cada intérprete.
Está claro que, si se ambienta cualquier historia
durante una guerra y se escoge a los protagonistas en un bando concreto, las
connotaciones políticas no se pueden obviar. Lo extraño sería que estos dos divisionarios,
mientras indagan, no se topasen a cada momento con sospechas de traición y con
la obligación de demostrar constantemente de qué parte están en modo de
exaltaciones patrióticas e insultos al contrario. Estas cuestiones se sitúan en
el film como enmarcación histórica, pero no lo invaden ni desvirtúan su esencia
de thriller. Lo que ocupa todos y cada uno de los diálogos es la investigación
que, de forma muy ordenada, cabal y creíble, lleva al protagonista hasta el
culpable. La solución no es previsible, pero una vez resuelto el caso, todo
encaja y no se puede decir que haya habido trampas para crear despistes, falsos
culpables ni escamoteo de la información para evitar que se adivine. Quien no
se entretenga con un seguimiento de pistas, al modo tradicional, en el que una
lleva a la otra y así se concatenan sucesivamente, se aburrirá con una película
en la que casi todo son diálogos, pero para mí es uno de los géneros más
disfrutables. Además, como me quejo una y otra vez de que las películas tarden
en arrancar, encontrarme con una que presenta el conflicto principal en su
primera escena supone alborozo.
Es
difícil encontrar piezas de cine español que, centradas en la Guerra Civil o en
el franquismo por añadidura, no hagan uso del recurso historicista para
aleccionar de una manera o de otra. “Silencio…” lo consigue y eso ya es
un mérito a tener en cuenta. Para colmo, incluso intriga, se intensifica y
consigue incluso mantenernos interesados e inquietos en las butacas. Y eso ya
son dos menciones especiales. No quiere esto decir, que hacer una buena
historia enmarcada en la posguerra o en la dictadura no merezcan la pena y no
haya, en algunos casos especialmente, verdaderos ejemplos de buen cine. Sin
embargo parece que no siempre es apetecible que hurguen en las heridas de uno,
no siempre grato, por lo menos y en esos momentos, se agradece como un buen
título hace uso del momento histórico, únicamente como decorado y no como
temática.
A
la última película de Gerardo Herrero le pasa eso. Como ya consiguiera en “Territorio
Comanche”, antepone una historia central a la trama secundaria y pasajera
que según los momentos se cuela en la escenografía principal, pero que no la
altera ni la desvirtúa. Al contrario, incluso la mejora. En “Silencio en la Nieve”,
concretamente, lo innovador de la propuesta ya merece la pena, pues nos acerca
a un destacamento de la División Azul, en plena campaña del frente ruso durante
la II Guerra Mundial, en la que algunos soldados españoles participaron medio
de tapadillo (a ojos vista del caso que le ha hecho la historia y el cine a
este fichaje nazi que hicieron de las tropas españolas). Esta circunstancia
resulta un ambiente perfecto en el que narrar una historia que nada tiene que
ver con el III Reich, los desbandes nacionales de Franco, ni el color de la
camisa de según qué protagonista. La trama busca la vertiente de la intriga en
un thriller detectivesco que sólo tendrá de guerra, el gélido escenario natural
de la estepa rusa y el intermitente encontronazo entre ambas historias, que por
otro lado, romanticismos en el metraje aparte, consigue desarrollarse con buena
mano y construcción de personajes, que desde la primera escena cuando los vamos
conociendo, encajan a la perfección en el conjunto de la narración.
Las tramas secundarias se despachan con rapidez
como consecuencia más o menos inevitable de adaptar una novela, en la que cabe
más contenido no solo porque no hay límite al número de páginas, sino porque la
estructura en literatura es menos exigente que en el cine. Personalmente,
prefiero que se haya optado por abreviar excesivamente los asuntos amorosos y
familiares a que le hubiesen dedicado demasiado tiempo, deteniendo así las
pesquisas cada dos por tres. La opción de eliminarlas por completo tampoco me
habría parecido la más acertada, ya que estas subtramas sirven, al menos, para
dar alguna pincelada sobre el personaje de Arturo Andrade, quien, de otra forma,
parecería demasiado inhumano.
Los actores están correctos en general. Diría que
se los percibe creíbles, desde Carmelo Gómez (da la talla y tiene presencia
como Suboficial), pasando por Juan Diego Botto, Víctor
Clavijo, Sergi Calleja, Francesc Orella, Adolfo Fernández… hasta el último testigo
entrevistado, gracias a unos diálogos naturales, que no escatiman los tacos y
que reproducen en habla de la época, además de la jerga militar… Es una de las
ventajas que tiene ver una película patria, que no hay que escuchar un doblaje
basado en una traducción hecha en un registro más elevado –menos coloquial– que
el original, ni escuchar una V. O. en la que conectemos mucho menos con la
cotidianeidad de las interpretaciones. Sorprende Juan Diego Botto con una
versatilidad que hasta ahora no había demostrado y que no le auguraría, ya que,
para mí, siempre será ese concienciado de buena familia que tan bien se retrató
en este cameo.
“Silencio en la Nieve” cuenta con un buen
diseño de producción. Aunque sea algo que no debería mencionarse, cuando se
trata de cine español parece inevitable resaltar como virtudes las ausencias de
algunos defectos. Por lo tanto, habrá que decir que el aspecto general de la
película es correcto y que en él que no se percibe que se haya escatimado con
el presupuesto ni que se hayan resuelto cuestiones de forma chapucera (SdKfz2
Kattenkrad, Küblewagen, Opel Blitz, T-34´s, incluso aparece un carro de combate
Pzkw V “Panther” –en realidad, un T-55 con el chasis adaptado-). Solo en una
ocasión –en un recorrido en camión– se puede adivinar que se habrá combinado el
rodaje en estudio con algunos exteriores, ya que se ve un tanto extraño el
montaje entre los planos muy cortos de los actores y los exteriores sin
referencia. Si bien Gerardo
Herrero no tiene una mano especialmente hábil, considero que en este
caso resulta solvente y que las críticas que pueda recibir esta película hacia
el departamento de dirección probablemente estén más motivadas por trabajos
previos de Herrero o por su fama que por el resultado presente que, sin ser
perfecto, funciona.
En conclusión, este thriller bélico es la mejor
película española que he visto en bastante tiempo, junto a “No Habrá Paz
Para los Malvados” (Enrique Urbizu, 2.011). Arranca presentando el
conflicto de forma fulminante y, a partir de ahí, centra un alto porcentaje de
sus minutos en la resolución del caso de los asesinatos múltiples y deja entrar
temas religiosos y políticos de manera natural como forma de dar realismo al
marco histórico en el que se encuadra.
Indudablemente, el libro “El Tiempo de los
Emperadores Extraños” de Del Valle es mejor, con sucesos completamente
diferentes en su desarrollo (y con una imagen de Andrade más brutal –al menos,
en una determinada ocasión-)… Pero realmente anhelo que el Sr. Herrero se anime
también a adaptar la continuación (independiente), “Los Demonios de Berlín”,
ambientada durante la caída de Berlín, en el 45.
Puntuación: 7,3.
LO MEJOR:
Hay que aplaudir el riesgo y
el valor para dar vida cinematográfica a la novela Ignacio del Valle, ya que
rompe con total coraje las trabas del cine español, sin dictadura por medio,
por reflejar hechos acaecidos en la postguerra desde un punto de vista de ese
eterno enemigo del cine patrio: Los falangistas. Y para nada de manera paródica
o siendo los viles villanos del relato... Habría que remontarse a “La Patrulla”
(1.954) de Pedro Lazaga y a “Embajadores en el Infierno” (1.956) de José
María Forqué para hallar pasos anteriores... ¿Por qué tanto tiempo? ¿Por qué se
han hecho tan pocas películas sobre la participación española en el bando
“enemigo” en la Segunda Guerra Mundial y tantas de esa visión caduca y lacrimal
tan maniqueas con tan pésimos resultados salvo excepciones muy contadas? ¿Por
qué tanto miedo cuando “Silencio en la Nieve” tiene un material
dramático de primera?
Tal vez todo ese material y
copiosa inversión hayan provocado que el personaje principal de “Silencio en
la Nieve” sea retratado con un exceso de sobre-humanización. Posiblemente
para que veamos que no aprueba la locura que presencia pero que tampoco pueda
decir lo que piensa por miedo a ser fusilado. No es rojo, ni espía al servicio
del comunismo soviético, pero tampoco idiota. Así, aparecen personajes que
orbitan a su alrededor para conseguir cierta empatía con el espectador. Un nazi
sádico y su pastor alemán psycho-killer se convierten en claros antagonistas,
un niño saca el lado más paternal y una amante rusa el punto más sentimental.
No falta secuencia de sexo con canción… Algo que pensaba que estaba superado desde
las películas de Bo Derek y Patrick Swayze.
Y, respecto a todo lo
anterior, me pregunto… ¿Era necesario? ¿Es que si haces una película seria
sobre voluntarios franquistas te deja de hablar Pilar Bardem? ¿Tanto miedo da
estrenar en la España del Siglo XXI una película con un personaje principal
falangista, amigo y colaborador de los nazis, miembro de la División Azul y
ex-inspector de la policía? Un personaje que, brillantemente en el guión, no
refleja ni exterioriza detalles de su pasado ni traumas que arrastre resueltos
por un conflicto. En la cinta se vive el día a día mientras las defensas se
desmoronan, la muerte acecha pero un crimen debe ser resuelto entre caídos en
el paredón o la ruleta rusa. Perfecto sinsentido y deslumbrante propuesta. Veo,
también, a “Silencio en la Nieve” como una cinta coreana, con sus
espejismos viscerales sobre la venganza y paranoias conspiratorias, con una
galopada de tensión y buen thriller y aupada internacionalmente… y observo la
oportunidad perdida… Yo, desde luego, me he quedado congelado como esos
caballos que componen su excepcional arranque.
Y si he de quedarme con una escena en
concreto, sin duda alguna (aparte de la secuencia de la “Ruleta Rusa”), me
quedo –repito- con la escalofriante secuencia inicial: El “Guripa” muerto en el
lago Ladoga entre unos caballos congelados en posiciones agónicas, con el “Mira
que te mira Dios” grabado a cuchillo...
LO PEOR:
Hay quien criticó que la trama se vaya
mostrando más por los secundarios que por las habilidades de los dos
investigadores (en plan Sherlock Holmes por Andrade y Watson por el personaje
de Carmelo Gómez, el sargento Espinosa. Personalmente, habiendo visionado
engendros pseudo-castrenses in extremis (desde hazañas bélicas a “Mili KK”)
considero esta película de argumento y factura impecable.
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Gerardo Herrero.
País: España.
Año: 2.011.
Duración: 107 minutos.
Guión: Nicolás Saad (Novela: Ignacio del Valle).
Música: Lucio Godoy.
Fotografía: Alfredo Mayo.
Protagonistas: Juan Diego Botto (Arturo Andrade), Carmelo Gómez (Sargento Espinosa), Víctor Clavijo (Sargento Espinosa), Andrés Gertrúdix (Guerrita), Francesc Orella (Zarauza), Adolfo Fernández (Navajas), Sergi Calleja (Tiroliro), Jorge de Juan (Páramo), Jordi Aguilar (Cabo Aparicio), Alex Spijksma (Soldado húngaro) y Javier Mejía (Capitán Barrios).
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