miércoles, 27 de febrero de 2013

CUBA: Combate en Las Guásimas



Paula era una insurrecta cubana. En las guerrillas, luchando contra los españoles, como nosotros. Ahí nos conocimos: En el campo de batalla. Aquélla fue nuestra cama nupcial hasta aquel día. Salimos de la selva y ahí estaba, la Colina de San Juan. Las pistolas españolas directas a la garganta y los tiradores eligiéndonos. No se parecía en nada a San Antonio, donde hicimos el entrenamiento. Allí es donde conocí a Luke y a muchos otros hombres de distintos países que querían pertenecer a la Caballería: Panaderos y barberos, congresistas y ganaderos; deportistas, granjeros, reporteros, vaqueros. No, no fuimos a caballo por la colina, porque no teníamos caballos. Colina arriba, nos arrastramos asustados hacia arriba. Había un caballo… Sólo un hombre lo montaba: El Coronel Teddy. Él subió al ataque por la colina. Le dispararon a las gafas. Se puso otro par. Le hirieron en el codo y dijo: "¡Seguidme!". Y lo hicimos, porque estábamos demasiado avergonzados para no hacerlo.

Después de la Colina, vino la iglesia. Había un 75 francés delante, un fusil en cada ventana y una ametralladora en el campanario. Podíamos haber llamado a los artilleros para que la explotaran pero fuera, en las paredes, habían atado a gente: Estaban atados juntos, de pies y manos, a un montón de sacos de arena. Mujeres y niños, monjas y prisioneros. Entre ellos, mi Paula… Ni Luke ni yo ni nadie más sabíamos qué hacer. Pero dentro de la iglesia sabían qué hacer: Abrieron fuego y nos replegamos. De repente, oí a Paula gritar: "¡Al asalto, cubanos, al asalto!". Entonces una bala española… Las demás mujeres siguieron gritando: "¡Al asalto, cubanos, al asalto! ¡Al asalto!". Su propio grupo guerrillero mostró el camino…

La gente con la que se casan algunos… Yo no merecía ni que me mirara (“Muerde la Bala”. Richard Brooks, 1.975).

A pesar de la mala prensa que algunas películas americanas hacen sobre la defensa española en Cuba, hablando de nativos clavados en los parapetos y difamaciones por el estilo, la verdad es que los soldados hispanos, a pesar de la obsolescencia de su equipo, de la carencia de materiales y de la deficiente instrucción, hicieron un acopio de valor impresionante frente al enemigo “yankee”. Como muestra, dos botones: El combate en Las Guásimas y la toma de la Loma de San Juan, que publicaremos a continuación.

 
LAS GUASIMAS.
La batalla de Las Guásimas fue el primer choque de armas verdadero en la campaña cubana de la guerra hispano-estadounidense, fue una sangrienta escaramuza indecisa que terminó en favor de España el 24 de Junio de 1.898.

Siboney era uno de los tres puntos al Este de Santiago donde habían desembarcado las fuerzas expedicionarias norteamericanas. La mayor parte de su costa eran rocosos acantilados por lo que los lugares de desembarco habían sido elegidos por ofrecer playas arenosas. La invasión comenzó con el desembarco de 650 Marines en el lado Este de Bahía Guantánamo, el 10 de Junio, siendo avanzadilla de la incursión principal, acaecida el 22 de ese mismo mes, tras un breve bombardeo naval y un desembarco anfibio en Daiquiri.

 
La playa de Siboney estaba más próxima a Santiago que la de Daiquiri y directamente conectada a la carretera que conducía a la capital, lo que estratégica y logísticamente la hacía sumamente interesante, por lo que se decidió concentrar los esfuerzos del desembarco en ese punto, trasladándolos de Daiquiri a partir del 23. Los insurgentes cubanos controlaban parte de la Provincia de Oriente y apoyaron los desembarcos en ambos lugares.

Tras haber desembarcado, el grueso de la fuerza del general William Shafter pasó varios días en Siboney, habilitando esta playa como principal punto de aprovisionamiento estadounidense hasta la caída de Santiago. Tras reagrupar al grueso de su fuerza, Shafter decidió realizar un as alto sobre la capital para ir profundizando en la isla. Con lo que no contaba Shafter era con que, tras haber luchado en una escaramuza contra fuerzas de desembarco en Siboney, un contingente español (1.500 efectivos con dos cañones) al mando del General de Brigada Antero Rubín Homent retrocedió hasta las posiciones atrincheradas de Las Guásimas. Con dificultad, la incursión fue rechazada.

La tarea para expulsar a al contingente atrincherado fue asignada al antiguo oficial de caballería confederada Joseph Wheeler, al mando de la 1ª Unidad de Voluntarios de Caballería, (los famosos "Rough Riders") y de la 1ª Unidad de regulares de Caballería, compuesta por los famosos Buffalo Soldiers. En total, 1.300 soldados, 800 guerrilleros, 4 cañones y 2 ametralladoras,

 
Contra toda lógica militar, a contrapelo de los consejos cubanos y de las órdenes terminantes del General en Jefe, las tropas norteamericanas bajo mando de Wheeler entablaron combate con las fuerzas españolas que defendían la neurálgica posición de la ruta a Santiago. Por su parte, las fuerzas cubanas iniciaron también combate con las españolas desde otra posición. 

La batalla comenzó con una andanada de la artillería estadounidense. La infantería española respondió con fuego de fusil a las tropas estadounidenses que ya habían iniciado el avance. Las tropas estadounidenses entraron en una situación de confusión al no poder localizar a las tropas españolas. Éstas, aun teniendo uniforme blanco, eran difíciles de localizar porque el fusil usado por los españoles, el Mauser 1.893 (llamado "Mauser español"), disparaba pólvora sin humo. El intercambio de fuego fue de escaso éxito para ambos bandos por las pocas bajas causadas.El combate duró hasta que los oficiales españoles creyeron que ya habían producido suficientes bajas en el bando contrario. Al rato abandonaron la posición en la ya planeada retirada en dirección a Santiago de Cuba. Las bajas estadounidenses fueron alrededor de dos tercios del total.

Bajas españolas: 10 muertos y 24 heridos.
Bajas estadounidenses: 16 muertos y 54 heridos.

Durante los combates el Mayor Bell, del 1o de Caballería, fue alcanzado en una pierna. El Capitán C.G. Ayers trató de ponerle a cubierto, pero Bell tenía la pierna fracturada y con una herida abierta, lo que le impedía moverse. El fuego era tan intenso que en menos de dos metros cuadrados cayeron 16 hombres. Pero un camarada era un camarada, así que el soldado Augustus Walley, de los denominados “Buffalo Soldiers”, reptó hasta el comandante y lo puso a salvo...

La inexplicable retirada española concedió la victoria a Wheeler, que ya había pedido refuerzos a Siboney. No obstante, el bautismo de fuego de las tropas yanquis no resultó nada digno de encomio... Las fuerzas americanas ocuparon Las Guásimas durante un breve tiempo esperando un contraataque que jamás llegó. Encontrando la posición de mínima importancia estratégica, finalmente la abandonaron llevándose a sus muertosy heridos. 

lunes, 25 de febrero de 2013

"Armas de Mujer" por Fernando Mazarro Ciarán


Cada vez que me han silbado las balas o explotado los obuses cerca me ha aparecido en mente la pregunta: “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?”” (María del Carmen Rodríguez Castaño, METP. en la Brigada Paracaidista. AGT. “Madrid”.)

Nos casamos el pasado 2 de Septiembre y a los pocos días embarcamos hacia Bosnia -explicaba Miguel Angel Salete, un artillero de 22 años-. Tanto en lo del matrimonio, como en lo del Ejército, sabía en lo que me metía”... Su mujer, Yolanda González, también soldado profesional y también estaba en Bosnia, como miembro de la “Extremadura”: “Estamos los dos en la base de Dracevo, él como conductor de blindado y yo en abastecimientos, pero no dormimos juntos; aquí sólo somos compañeros de armas” (Alfonso Rojo: “Soldadito Español”. “El Mundo”, 4 de Diciembre de 1.994.). Además de Yolanda, la extremeña casada con el cabo Salete, entre los cascos azules españoles de la “Extremadura había una treintena de mujeres. Algunas eran oficiales, pero la inmensa mayoría eran soldados: “A mí esto me llamaba desde pequeña -asegura Mari Ángeles García, quien tiene 20 años, es policía militar y conduce el Nissan Patrol cada vez que su oficial de enlace se aventura por la zona musulmana-. Al llegar a segundo de BUP., decidí que me hacía soldado profesional y aquí estoy. Mi padre nunca dice nada, pero mi madre y mis hermanos están muy orgullosos”.
Mónica Tando Fernández, asturiana de 19 años, perteneciente al Regimiento "Alcázar de Toledo" de El Goloso (Madrid). Se encargaba de los suministros de los convoyes y se había presentado voluntaria porque "disfruto ayudando a los demás. Lo difícil fue decidirse al principio, porque no sabes lo que te espera y también te cuesta mucho dejar la familia atrás. Sin embargo, es importante ayudar a los civiles, y a los españoles nos quieren mucho". Y la realidad parecía adecuarse a sus palabras, pues la población distinguía la presencia de los soldados españoles de la de los otros 35 países integrantes de UNPROFOR. ¿Forma de ser? ¿Mentalidad? Nadie atinaba a concretar el porqué, pero "se nos ha acogido con una gran simpatía y el llevar la bandera española nos abre muchas puertas, hecho que nos produce gran satisfacción".

Cabo Montaña Linda Iglesias, 20 años, conductora de VEMPAR. destinada en la Agrupación de Transportes Nº 1 de Canillejas: "Al principio, mi familia decía que estaba loca, pero el trabajo es reconfortante"…
María Ángeles Monasterio Alegre y su tocaya María Ángeles Alcalá del Águila, destacadas en Divulje, ambas pertenecientes a la Brigada Paracaidista, pero en Bosnia, encargadas de la Estafeta (paquetería, cartas y carga y descarga de los aviones). Se les echaba en cara que solamente se habían tirado ocho veces en paracaídas, pero esas ocho veces eran muchísimas más que las que se había lanzado al vacío alguno de sus detractores. 19 y 20 años, respectivamente, "casi del colegio al batallón" (Belén Sánchez: "La Vida de las Españolas que Trabajan en la Reconstrucción de Bosnia". "Tiempo" Nº 663 -16 de Enero de 1.995-), como la Policía Militar María Ángeles García Tardío, destinada en Medjugorje, o su compañera -la única en funciones de PM. en el Cuartel General de la Agrupación- Esther Fernández Mir.

María Vicenta García, teniente médico también destinada en el HQ. español, pero esta vez en el Puesto de Socorro. Era una de las tres oficiales de la AGT.: "Estamos aquí para una labor muy seria, hay personas que están exponiendo su vida. Hablar de noviazgos y no de la gente que trabaja a 15 grados bajo cero durante una semana para construir una carretera o para llevar agua a un pueblo me parece una frivolidad". Pero es que en Hispania somos así de frívolos: Mientras ellas peleaban y sufrían y trabajaban a 15 grados bajo cero, en España se continuaba preocupados por la liga de fútbol por el precio de la gasolina…
Por curiosa que pueda parecer, las 44 mujeres que estaban integradas en esta Agrupación -que cargarían munición, conducirían BMR.’s, servirían una ametralladora pesada del calibre 50 (12´70 hispano), realizarían controles de registro o vigilarían un puente igual de bien, o mejor, que el resto de sus 1.333 compañeros masculinos- parecían tener las cosas sumamente claras... Excesivamente claras, aun llevando solamente cuatro meses de mili: "No nos mandan, hemos venido voluntarias. Nosotras somos profesionales del Ejército. Aquí estamos ayudando mucho, aprendes de verdad lo que cuesta vivir, conseguir algo de comer, ver gente como tú pegándose por la comida. Sientes lo ridículo que es a veces en España. A mucha gente le haría falta venir aquí. Aprendes a llevar siempre caramelos para los niños porque, aún en estas condiciones, siguen siendo niños", aseguraba Susana, una sevillana de 22 años encuadrada en la Sección de Caballería, que tan pronto conducía un VEC. como vigilaba un T-55 en Jasoc, o controlaba las posiciones de artillería en Obradovici, cerca de la ZDM. "Yo estoy con mi unidad en un blindado, controlando el paso en el pontón de Bijela. Cada misión dura seis días. A veces estás de patrulla a las tres de la mañana, con niebla, y tienes que ir guiando el BMR. con la linterna". Como ella, su compañera Esther Vallespín, de 19 años, conductora de BMR. destacada en Mostar Este, también solía pasar un par de días patrullando por el bulevar, compartiendo el estrecho interior de los blindados con uno o varios hombres, pero "llevamos juntos desde que la Agrupación empezó a entrenarse en el mes de Julio, y tenemos buena relación de compañeros".
 
Así eran esas guerreras -“hechas para dar la vida y no para combatir en primera línea”, como en trasnochadas declaraciones afirmó el ex primer jefe de la FAR., teniente general Agustín Muñoz Grandes (el Tte. General sostenía que no era partidario “de meter mujeres en unidades de combate de primera línea. Al ser que está hecho para dar la vida le ponen en la desagradabilísima tarea de matar”. No obstante, añadió que “las mujeres lo están haciendo bien, y no aprecio ninguna pega a que, en un futuro, reformando la Constitución, una mujer pueda ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas)-, con la cabeza muy fría y una gran madurez, a la par que un desbordado ánimo. El coronel García Almenta afirmaba que las mujeres de su AGT. realizaban una labor "magnífica y desempeñan las mismas funciones que los hombres. Si la mujer tiene una menor capacidad física respecto al hombre, lo suple con un mayor coraje y con ese estímulo que tienen las mujeres de no verse superadas por el hombre. Por otra parte, a igualdad de edad, la mujer está mucho más formada que el hombre y esto hace que le den un aire de mayor seriedad al trabajo" (Belén Sánchez: "La Vida de las Españolas que Trabajan en la Reconstrucción de Bosnia". "Tiempo" Nº 663 -16 de Enero de 1.995-). Además, añadía que ellas se esforzaban mucho más, como si compitieran con el resto -opinión que era compartida por todas ellas-: "Como que es verdad -apostillaba enfurecida María (20 años, Badajoz), de Infantería-. Si eres chica, como se te nota más, o eres perfecta y te matas o siempre te van a soltar lo de "Claro, vosotras...". Pero a un soldados normal, un chico, ya sabe, cuando se escaquea nosotras no le decimos: "Claro, hombres teníais que ser..."".
 Una carta para mamá de su pequeña… Llévala a mi casa, cartero.
Querida mamá:
Tu princesa guerrera está lejos de casa… Este país es muy extraño… Os echo tanto de menos…
Sé que lloras mamá… No llores, no me gusta verte triste… Sabes que estoy aquí cumpliendo con mi deber… Sabes que lo hago por amor a mi patria…
Sabes que a miles de kilómetros de casa nunca podría olvidaros… Os tengo siempre cerca… En mis pensamientos cada día… Os quiero tanto…
Aquí nos necesitan, mamá… Venimos a traerles la paz… En ningún sitio como en casa, pero aquí me tratan bien… Somos una gran familia…
A veces estoy triste, mami… Pero siempre hay pequeñas cosas que me hacen sonreír…
Papa y tú me forjasteis como persona… Me enseñasteis los valores de la entrega, el sacrificio, la lealtad y la obediencia… Mamá no llores, solo soy como me habéis enseñado… ¡¡Soy SOLDADO!!
Sé que nada aliviara tu pena, ese dolor de una madre que temerosa ve partir a su hija hacia un extraño país… Pero siéntete orgullosa, mamá… Porque soy como me habéis hecho… Soy el vivo reflejo de papá, del abuelo…
No soy más que otro NAVARRO entregado al servicio de su nación… No soy más que la fiel imagen de lo que se me ha inculcado…
El tiempo pasa rápido aunque los días se me hacen eternos, pero cuento cada uno de ellos, cuento los minutos que me quedan para volver con vosotros…
Mira, mamá… Te llaman… Nena para mami, nena para mami, ¿me recibe? Cambio.
Informo que camino hacia casa…
Bueno, mamá, te dejo… He de ir a hacer lo que me habéis enseñado… He de ir a cumplir con mi deber… Dile a papá y a mi hermana que los quiero… Un beso… Tu princesa” (Soldado Cristina Diz, perteneciente a la Agrupación de Apoyo Logístico XLI de Zaragoza: “Carta Para Mami”, 14 de Enero de 2.009. “Mami ésta es la respuesta a tus cartas, a tus paquetes, a todo el cariño enviado por correo que recibí durante los cuatro meses que pasé en el Líbano. Con todo el amor de tu agradecida hija. Os quiero...).

Pero si algo era digno de elogio era el compañerismo que profesaban hacia sus colegas del sexo opuesto -"Son estupendos (comentaba Esther Fernández), el ambiente es fenomenal. No nos sentimos solas ni desplazadas ni infravaloradas, más bien todo lo contrario. Sinceramente yo me llevo mejor con los hombres que con las mujeres y cuando tengo algún problema lo consulto con alguno de mis compañeros"-, aunque alguna de ellas se exaltase: "Mire, a mí me encañona un serbio de estos y me lo llevo por delante antes de que se entere", declaraba con rotundidad Rocío. María Luisa, una pacense de 25 años encuadrada en Ingenieros, trataba de arreglar el rapto de euforia de su amiga: "A mí es que me hieren a un compañero y yo no me lo pienso, salgo y disparo al que sea... Hombre, ya está bien, estás aquí ayudando". "Hay varios pasos -suavizaba Susana-. Tienes que intentar convencerlos y luego avisar; y luego, si no, montar el arma. Si la has montado es porque vas a disparar: Se supone que el otro se tiene que asustar".
¿Y si no se asusta?

"... Entonces tienes que tirar al aire, y ahí ya se tiene que asustar. Pero si te tira él, entonces ya le puedes tirar tú sin avisar".

"Ya, es lo que dice el reglamento, ahora que yo ante la duda salgo adelante a ráfagas, fijo -tercia de nuevo Rocío-. Sí, yo no esperaría tanto".

"Ni yo".

"Hombre, yo es que estoy en Telecomunicaciones", se excusaba María.

"Ya, pero es que si no llevas todas las de perder"... Las cascos azules se atropellaban entre ellas. "Aunque las más de las veces te encañonan para quedarse contigo, para hacerse los machos, pero vamos, conmigo que no jueguen...".

domingo, 24 de febrero de 2013

CB (IV): Silencio en la nieve



Sinopsis: Durante el frío invierno ruso de 1.943, un batallón de la División Azul se topa con un cadáver de un soldado español que no ha muerto en la contienda, sino que ha sido víctima de un cruento ajuste de cuentas. Sobre su pecho se han grabado en sangre las palabras “Mira, que te mira Dios”. Un soldado que había sido policía queda encargado de la investigación del caso. Así comienza “Silencio en la Nieve”…


Primeramente, hay que decir que las críticas expertas divergieron a la hora de valorar la película:

"Una película española atípica y altamente recomendable tras cuyo visionado no puedo por menos que descubrirme ante el siempre admirado productor Gerardo Herrero" (Alberto Luchini, “El Mundo”).

Hacía mucho tiempo que Gerardo Herrero no afrontaba un proyecto tan aparatoso, pero el resultado -discutible e imperfecto- es lo más estimulante que ha dado su carrera en muchos años" (Jordi Costa, “El País”).

"Creíble recreación del frente bélico, sigue una trama criminal de doble sentido y con giros inquietantes, aunque el ambiente gélido también se apodere de los intérpretes (...) Puntuación: 3 sobre 4" (Lluís Bonet Mojica, “La Vanguardia”).

"Un thriller ligero pero acompañado de esa salsa espesa que liga lo que se dice con lo que sólo se sugiere. (...) Puntuación: 3 sobre 5" (E. Rodríguez Marchante, “ABC”).

"¿Por qué la película no funciona? Porque la realización es plana como una tabla de planchar. Porque los diálogos son artificiosos. Porque las interpretaciones son afectadas: excepto por Sergi Calleja (...) Puntuación: 2 sobre 5" (Sergi Sánchez, “La Razón”).

"Es una trabajada, a menudo inspirada, aunque también en otras mejorable, peripecia de investigación criminal (...) Puntuación: 3 sobre 5" (M. Torreiro, “Fotogramas”).

Gerardo Herrero es un director bastante sólido formalmente, con una percepción especial para estructurar a los personajes y para nosotros, uno de los realizadores con mejor sensibilidad para narrar historias cercanas y humanas (valga “Las Razones de Mis Amigos” como ejemplo) pero en esta película sabe dar un giro a su enfoque, para aportar credibilidad en un escenario completamente diferente, en el que la envidia, la traición y la desconfianza son sus herramientas para definir el carácter de cada intérprete.

Está claro que, si se ambienta cualquier historia durante una guerra y se escoge a los protagonistas en un bando concreto, las connotaciones políticas no se pueden obviar. Lo extraño sería que estos dos divisionarios, mientras indagan, no se topasen a cada momento con sospechas de traición y con la obligación de demostrar constantemente de qué parte están en modo de exaltaciones patrióticas e insultos al contrario. Estas cuestiones se sitúan en el film como enmarcación histórica, pero no lo invaden ni desvirtúan su esencia de thriller. Lo que ocupa todos y cada uno de los diálogos es la investigación que, de forma muy ordenada, cabal y creíble, lleva al protagonista hasta el culpable. La solución no es previsible, pero una vez resuelto el caso, todo encaja y no se puede decir que haya habido trampas para crear despistes, falsos culpables ni escamoteo de la información para evitar que se adivine. Quien no se entretenga con un seguimiento de pistas, al modo tradicional, en el que una lleva a la otra y así se concatenan sucesivamente, se aburrirá con una película en la que casi todo son diálogos, pero para mí es uno de los géneros más disfrutables. Además, como me quejo una y otra vez de que las películas tarden en arrancar, encontrarme con una que presenta el conflicto principal en su primera escena supone alborozo.

Es difícil encontrar piezas de cine español que, centradas en la Guerra Civil o en el franquismo por añadidura, no hagan uso del recurso historicista para aleccionar de una manera o de otra. “Silencio…” lo consigue y eso ya es un mérito a tener en cuenta. Para colmo, incluso intriga, se intensifica y consigue incluso mantenernos interesados e inquietos en las butacas. Y eso ya son dos menciones especiales. No quiere esto decir, que hacer una buena historia enmarcada en la posguerra o en la dictadura no merezcan la pena y no haya, en algunos casos especialmente, verdaderos ejemplos de buen cine. Sin embargo parece que no siempre es apetecible que hurguen en las heridas de uno, no siempre grato, por lo menos y en esos momentos, se agradece como un buen título hace uso del momento histórico, únicamente como decorado y no como temática.

A la última película de Gerardo Herrero le pasa eso. Como ya consiguiera en “Territorio Comanche”, antepone una historia central a la trama secundaria y pasajera que según los momentos se cuela en la escenografía principal, pero que no la altera ni la desvirtúa. Al contrario, incluso la mejora. En “Silencio en la Nieve”, concretamente, lo innovador de la propuesta ya merece la pena, pues nos acerca a un destacamento de la División Azul, en plena campaña del frente ruso durante la II Guerra Mundial, en la que algunos soldados españoles participaron medio de tapadillo (a ojos vista del caso que le ha hecho la historia y el cine a este fichaje nazi que hicieron de las tropas españolas). Esta circunstancia resulta un ambiente perfecto en el que narrar una historia que nada tiene que ver con el III Reich, los desbandes nacionales de Franco, ni el color de la camisa de según qué protagonista. La trama busca la vertiente de la intriga en un thriller detectivesco que sólo tendrá de guerra, el gélido escenario natural de la estepa rusa y el intermitente encontronazo entre ambas historias, que por otro lado, romanticismos en el metraje aparte, consigue desarrollarse con buena mano y construcción de personajes, que desde la primera escena cuando los vamos conociendo, encajan a la perfección en el conjunto de la narración.

Las tramas secundarias se despachan con rapidez como consecuencia más o menos inevitable de adaptar una novela, en la que cabe más contenido no solo porque no hay límite al número de páginas, sino porque la estructura en literatura es menos exigente que en el cine. Personalmente, prefiero que se haya optado por abreviar excesivamente los asuntos amorosos y familiares a que le hubiesen dedicado demasiado tiempo, deteniendo así las pesquisas cada dos por tres. La opción de eliminarlas por completo tampoco me habría parecido la más acertada, ya que estas subtramas sirven, al menos, para dar alguna pincelada sobre el personaje de Arturo Andrade, quien, de otra forma, parecería demasiado inhumano.

Los actores están correctos en general. Diría que se los percibe creíbles, desde Carmelo Gómez (da la talla y tiene presencia como Suboficial), pasando por Juan Diego Botto, Víctor Clavijo, Sergi Calleja, Francesc Orella, Adolfo Fernández… hasta el último testigo entrevistado, gracias a unos diálogos naturales, que no escatiman los tacos y que reproducen en habla de la época, además de la jerga militar… Es una de las ventajas que tiene ver una película patria, que no hay que escuchar un doblaje basado en una traducción hecha en un registro más elevado –menos coloquial– que el original, ni escuchar una V. O. en la que conectemos mucho menos con la cotidianeidad de las interpretaciones. Sorprende Juan Diego Botto con una versatilidad que hasta ahora no había demostrado y que no le auguraría, ya que, para mí, siempre será ese concienciado de buena familia que tan bien se retrató en este cameo.

Silencio en la Nieve” cuenta con un buen diseño de producción. Aunque sea algo que no debería mencionarse, cuando se trata de cine español parece inevitable resaltar como virtudes las ausencias de algunos defectos. Por lo tanto, habrá que decir que el aspecto general de la película es correcto y que en él que no se percibe que se haya escatimado con el presupuesto ni que se hayan resuelto cuestiones de forma chapucera (SdKfz2 Kattenkrad, Küblewagen, Opel Blitz, T-34´s, incluso aparece un carro de combate Pzkw V “Panther” –en realidad, un T-55 con el chasis adaptado-). Solo en una ocasión –en un recorrido en camión– se puede adivinar que se habrá combinado el rodaje en estudio con algunos exteriores, ya que se ve un tanto extraño el montaje entre los planos muy cortos de los actores y los exteriores sin referencia. Si bien Gerardo Herrero no tiene una mano especialmente hábil, considero que en este caso resulta solvente y que las críticas que pueda recibir esta película hacia el departamento de dirección probablemente estén más motivadas por trabajos previos de Herrero o por su fama que por el resultado presente que, sin ser perfecto, funciona.

En conclusión, este thriller bélico es la mejor película española que he visto en bastante tiempo, junto a “No Habrá Paz Para los Malvados” (Enrique Urbizu, 2.011). Arranca presentando el conflicto de forma fulminante y, a partir de ahí, centra un alto porcentaje de sus minutos en la resolución del caso de los asesinatos múltiples y deja entrar temas religiosos y políticos de manera natural como forma de dar realismo al marco histórico en el que se encuadra.

Indudablemente, el libro “El Tiempo de los Emperadores Extraños” de Del Valle es mejor, con sucesos completamente diferentes en su desarrollo (y con una imagen de Andrade más brutal –al menos, en una determinada ocasión-)… Pero realmente anhelo que el Sr. Herrero se anime también a adaptar la continuación (independiente), “Los Demonios de Berlín”, ambientada durante la caída de Berlín, en el 45.

Puntuación: 7,3.

LO MEJOR:
Hay que aplaudir el riesgo y el valor para dar vida cinematográfica a la novela Ignacio del Valle, ya que rompe con total coraje las trabas del cine español, sin dictadura por medio, por reflejar hechos acaecidos en la postguerra desde un punto de vista de ese eterno enemigo del cine patrio: Los falangistas. Y para nada de manera paródica o siendo los viles villanos del relato... Habría que remontarse a “La Patrulla” (1.954) de Pedro Lazaga y a “Embajadores en el Infierno” (1.956) de José María Forqué para hallar pasos anteriores... ¿Por qué tanto tiempo? ¿Por qué se han hecho tan pocas películas sobre la participación española en el bando “enemigo” en la Segunda Guerra Mundial y tantas de esa visión caduca y lacrimal tan maniqueas con tan pésimos resultados salvo excepciones muy contadas? ¿Por qué tanto miedo cuando “Silencio en la Nieve” tiene un material dramático de primera?

Tal vez todo ese material y copiosa inversión hayan provocado que el personaje principal de “Silencio en la Nieve” sea retratado con un exceso de sobre-humanización. Posiblemente para que veamos que no aprueba la locura que presencia pero que tampoco pueda decir lo que piensa por miedo a ser fusilado. No es rojo, ni espía al servicio del comunismo soviético, pero tampoco idiota. Así, aparecen personajes que orbitan a su alrededor para conseguir cierta empatía con el espectador. Un nazi sádico y su pastor alemán psycho-killer se convierten en claros antagonistas, un niño saca el lado más paternal y una amante rusa el punto más sentimental. No falta secuencia de sexo con canción… Algo que pensaba que estaba superado desde las películas de Bo Derek y Patrick Swayze.

Y, respecto a todo lo anterior, me pregunto… ¿Era necesario? ¿Es que si haces una película seria sobre voluntarios franquistas te deja de hablar Pilar Bardem? ¿Tanto miedo da estrenar en la España del Siglo XXI una película con un personaje principal falangista, amigo y colaborador de los nazis, miembro de la División Azul y ex-inspector de la policía? Un personaje que, brillantemente en el guión, no refleja ni exterioriza detalles de su pasado ni traumas que arrastre resueltos por un conflicto. En la cinta se vive el día a día mientras las defensas se desmoronan, la muerte acecha pero un crimen debe ser resuelto entre caídos en el paredón o la ruleta rusa. Perfecto sinsentido y deslumbrante propuesta. Veo, también, a “Silencio en la Nieve” como una cinta coreana, con sus espejismos viscerales sobre la venganza y paranoias conspiratorias, con una galopada de tensión y buen thriller y aupada internacionalmente… y observo la oportunidad perdida… Yo, desde luego, me he quedado congelado como esos caballos que componen su excepcional arranque.

Y si he de quedarme con una escena en concreto, sin duda alguna (aparte de la secuencia de la “Ruleta Rusa”), me quedo –repito- con la escalofriante secuencia inicial: El “Guripa” muerto en el lago Ladoga entre unos caballos congelados en posiciones agónicas, con el “Mira que te mira Dios” grabado a cuchillo...

LO PEOR:
Hay quien criticó que la trama se vaya mostrando más por los secundarios que por las habilidades de los dos investigadores (en plan Sherlock Holmes por Andrade y Watson por el personaje de Carmelo Gómez, el sargento Espinosa. Personalmente, habiendo visionado engendros pseudo-castrenses in extremis (desde hazañas bélicas a “Mili KK”) considero esta película de argumento y factura impecable.

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Gerardo Herrero.
País: España.
Año: 2.011.
Duración: 107 minutos.
Guión: Nicolás Saad (Novela: Ignacio del Valle).
Música: Lucio Godoy.
Fotografía: Alfredo Mayo.
Protagonistas: Juan Diego Botto (Arturo Andrade), Carmelo Gómez (Sargento Espinosa), Víctor Clavijo (Sargento Espinosa), Andrés Gertrúdix (Guerrita), Francesc Orella (Zarauza), Adolfo Fernández (Navajas), Sergi Calleja (Tiroliro), Jorge de Juan (Páramo), Jordi Aguilar (Cabo Aparicio), Alex Spijksma (Soldado húngaro) y Javier Mejía (Capitán Barrios).