El otro día estuve viendo “Elisabeth, la edad de oro”, y aparte de la calidad que pueda tener (la verdad sea dicha no es de las películas históricas que más me han gustado), hay que descubrirse ante los anglosajones (británicos y norteamericanos) por la gran habilidad que tienen para vender su historia con estas películas y además darle la vuelta o tergiversarla si es necesario sin ningún pudor. Lo mejor es que el resto del mundo las vemos, cosa que me parece perfecto, pero es que además la gente aprende esa historia mucho mejor que la que estudió en el colegio.
Seguro que si a cualquiera, medianamente aficionado al cine,
y sin que tenga muchos conocimientos históricos le preguntamos por Enrique VIII
o por Abraham Lincoln, por lo menos te saben decir que el primero tuvo seis
esposas y que el segundo fue el presidente de los Estados Unidos que liberó a
los esclavos negros. Pero si les preguntamos por Carlos III (por poner un Rey
relativamente conocido y de los pocos que aportó algo a este país), no tendrán ni repajolera idea de quién era o qué
hizo. ¡Cómo lo van a saber si no hay ninguna película de su vida!
Pero eso no es culpa de los “pérfidos” ingleses o americanos
“del norte”. Eso es culpa de este país nuestro al que tanto le gusta tirar
piedras contra su propio tejado.
Quiero hacer un
pequeño repaso sobre los hechos que esas películas nos han vendido y
compararlas con hechos de nuestra Historia, similares a los relatados en estos
filmes, La mayoría de ellos relacionados con nuestra historia militar.
Y quiero empezar con el largometraje que me ha llevado a
escribir este artículo. Elisabeth cuenta como Isabel I de Inglaterra llegó a
reinar pese al tesón de los fanáticos católicos liderados por un agrio Felipe
II y un malvado Papa. Por supuesto los malos malísimos de la muerte eran los
enemigos de la Inglaterra protestante. Incluida la Reina María Tudor, hija de
Enrique VIII y Catalina de Aragón (reina legítima, en la que en la película no
dudan de tachar de poco menos que una solterona trastornada y fanática).
En este país, aparte de las películas rodadas en los años 40
y las recientes series de RTVE sobre Isabel la Católica y su nieto Carlos (honrosas
excepciones a la regla), las únicas películas sobre reyes que hemos hecho son
para hacer carnaza (no entro si con razón o sin ella) de la monarquía española
tales como “El Rey pasmado” de Imanol Uribe y
“Jalea Real” de Carles Mira.
Tenemos una historia de más de dos mil años y tenemos que
hacer dos “películas”. En una cuentan la gran inquietud del Rey por ver a la
Reina desnuda y en la otra ridiculizan unos acontecimientos que llevaron a algo
tan triste como la guerra de sucesión. Está bien hacer comedias basadas en la
historia, el problema es cuando sólo se hacen, no ya comedias, sino bufonadas.
Hablando de conquistadores también nos encanta ver las
hazañas de Alejandro Magno, protagonizada por Colin Farrell, que guapo estaba con su pelucón rubio, o al gladiador
extremeño encarnado por Russell Crowe… y
nadie protesta.
Me imagino si hiciéramos una peli sobre Cortés o Pizarro. ¡La
que se iba a liar! “Que si esto es una ofensa a los pobres indígenas
aniquilados”, “que si eran unos genocidas”... Y es posible que tengan razón, pero
¿es que tanto Alejandro como los romanos conquistaron medio mundo pidiendo
permiso para pasar? Me parece a mí que no. Que se lo pregunten a la mitad de
Asia que los macedonios atropellaron, o a los pobres cántabros, astures, iberos,
galos y demás pueblos a los que Roma subyugó sin ningún reparo. La diferencia
es que ni Grecia ni Italia se avergüenzan de su historia por cruda y cruel que
pueda ser, y cuando los yankees hacen estas pelis se venden muy bien y
nosotros, pobres borregos incultos seguimos arrastrando la leyenda negra y nos
empeñamos en realzar lo malo y no nos fijamos en todo lo bueno que también
hicimos, que fue mucho.
Otro ejemplo que se me viene a la cabeza puede ser el sitio
de El Álamo en Texas. Los que ya tenemos una edad: ¿quién no recuerda a ese John
Wayne haciendo de David Crockett en “El Álamo” de 1960? La echaban el sábado al
mediodía y después nos tirábamos una semana jugando en la calle con palos a
modo de rifles de avancarga para defender el fuerte y los que tenían mala
suerte les tocaba hacer de mexicanos.
Pero analicemos los hechos. La defensa de una antigua misión
española defendida por los insurrectos gringos, acaba con la degollina de todos
los defensores a manos de los malísimos mexicanos, (que por cierto lo que
estaban haciendo era defender la integridad de su país, puesto que Texas era
parte del Estado mexicano) o sea, una machada. Y esto da para hacer dos
películas, que yo recuerde, una de 1960 y otra del 2004.
Si nos trasladamos a las islas Filipinas, en concreto a la
villa de Baler en 1898, nos encontramos con unos veintitantos españolitos, la
gran mayoría pobres jóvenes de clase humilde
que no tenían las 1.500 pesetas que costaba que otro fuera por ti a la
guerra, mandadas por unos oficiales con más agallas (por no decir otra cosa)
que el caballo de Espartero. Estuvieron atrincherados en la iglesia del pueblo
durante 337 días, haciendo frente a una fuerza muy superior de tagalos. Y no
sólo aguantaron el sitio con un par, sino que cuando por fin les convencieron
para abandonar su encierro, lo hicieron
con sus armas y con el enemigo rindiéndoles honores.
Diferencias: de la primera como ya he dicho hay dos
películas que todo el mundo ha visto una u otra version. Y de la segunda se
hizo una película, que si bien no es mala, la verdad que no tiene mucho rigor
histórico y además como se hizo en el año 1947 por Antonio Román, lo raro es
que no hayan hecho que la destruyan por ser herencia de la dictadura. Además la
gesta de estos pobres muchachos de reemplazo y sus aguerridos oficiales está
condenada al más duro ostracismo y a que prácticamente nadie en este país la
conozca. De hecho, las pocas calles que había recordando a alguno de aquellos
soldados se les fue cambiando el nombre y no creo que quede ninguna.
Otro ejemplo puede ser la similitud entre el Desastre de
Annual y la toma de Jartum por los Derviches.
De primer suceso, nos avergonzamos de esta parte de nuestra
historia, y comprendo que no es para menos tras perder a 10.000 soldados en
unos pocos días. Pero la diferencia es que el general británico Charles George
Gordon hizo una machada similar a la del general Silvestre perdiendo un número
similar de tropas y su propia vida, pero a éste le hicieron una película con
Charlton Heston como protagonista.
No digo que le hagamos una película al general Manuel
Fernández Silvestre, pero sí que se recuerde el
sacrificio de tanto joven que perdió su vida por unos intereses
políticos que ellos no llegaron a comprender nunca.
Dentro de este desastre nos encontramos con un hecho que
raya en el delirio. Situémonos primero
en la guerra de Crimea. Lord Cardigan al
mando de varios regimientos de caballería ligera se hace la trompa un lio y
ataca lo que no tiene que atacar. Gracias a tan espléndida caraja, pierde la
gran mayoría de sus tropas en una acción inútil que no ayudó en lo más mínimo
para lograr la victoria.
Resultado: le escriben un poema elogiando tan “magnífico”
acto heroico: “La carga de la Brigada Ligera” de Tennysson, una réplica a este
poema de Kipling, una película de Michael Curtiz de 1934 con el gran Errol Flynn
y un lugar en el imaginario popular sajón.
Ahora nos fijamos otra vez en el Desastre de Annual. Las
tropas españolas se retiran en desbandada perseguidas por la Harka mora, perdón
magrebí, que iban degollando a todo aquel que se quedaba rezagado. Para cubrir
la caótica retirada de los miles de soldados españoles y marroquíes adeptos a
las fuerzas españolas se ordena al regimiento de caballería Alcántara cubrir a
las acosadas tropas.
El Alcántara compuesto por unos 700 jinetes carga una y otra
vez contra el enemigo. Las últimas y agónicas cargas las hacen los pobres
caballos al paso ya que no les quedaban fuerzas para galopar. Con este tremendo
sacrificio permiten a costa de más del 80% de bajas en el regimiento que miles
de soldados logren llegar a Melilla y así salvarse de una segura y atroz muerte
a manos de la Harka.
Resultado: el olvido total. Hasta 91, si señores 91 años
después, no se reconoció este gran gesto de heroísmo otorgándole a este
regimiento la Laureada de San Fernando, la máxima distinción militar en tiempo
de guerra y además tenemos que dar las gracias porque se hayan acordado por fin.
Sobra decir que por supuesto ni poemas
ni películas ni leches.
Podría seguir haciendo comparaciones, que en este caso son
más que odiosas. Como la Armada Invencible que todo el mundo, literalmente,
conoce. Pero sin embargo nadie habla de la Contraarmada o la invencible
inglesa, donde al pirata Francis Drake le dimos por todos los lados en La
Coruña, Lisboa y en plena mar, teniendo que irse con el rabo entre las patas de
regreso a Portsmouth el muy bellaco.
Todo el mundo conoce la toma de Gibraltar, inmortalizado el
nombre de dicha batalla en el escudo de los Royal Marines o la batalla de
Trafalgar, con su plaza y todo, y la toma de Portobello a la que dedicaron
Portobello Road ambas calles en Londres. Pero ¡cómo se les olvida a los
ingleses!, no le han puesto ninguna calle al bofetón que nuestro Blas de Lezo le
dio al patán de Vernon en Cartagena de Indias. Y lo peor que es que nosotros
tampoco lo hemos hecho. Claro es la historia belicista del criminal imperio español.
Está claro que el que no se consuela es porque no quiere.
Que el ejercito Zulú, con lanzas y escudos de cuero, masacran a 1300 de sus
soldados armados con fusiles y artillería perdiendo los dos cañones en la
batalla de Isandhlwana en 1879…Pues les hacemos dos pelis, “Zulú” de 1964 con
Michael Caine y “Amanecer Zulú” de 1979 con Burt Lancaster y Peter O’toole justo 100 años después. Y así, lo que
fue una patanada de un incompetente oficial casaca roja, la convertimos en un
acto heroico.
Los españoles sufrieron los combates contra los mambises y
tagalos y los rigores de la jungla en Cuba y Filipinas en 1898, y para
conmemorar el centenario de tan triste acontecimiento y recordar a estos pobres
soldados, hacemos un bodrio como “Mambí” de los hermanos Ramos de 1998. En el
que ni que decir que, otra vez, los malos malísimos de la muerte éramos los
españoles, que posiblemente lo fuimos, pero no se cuenta en ningún momento como
los rebeldes cubanos remataban a machetazos los soldados que se rendían y a los
heridos de nuestro ejército.
En definitiva, que ya no es que olvidemos nuestra Historia,
que ya sea buena o mala es nuestra. Sino que además, como ya he dicho, nos
encanta tirar piedras contra nuestro tejado. Nos encanta recordar lo peor de
nosotros y olvidar los grandes momentos, que también los hemos tenido y todo
debido a unos políticos incultos para los que la educción, y en concreto la
historia, no es más que un medio para condicionar la mente de los chavales para
sus propios intereses.
No voy a negar que el cine español es de una gran calidad,
que hay grandes directores, guionistas y actores. Pero a la hora de hacer cine
ameno nos estrellamos pero bien. En cuanto nos salimos de las comedias la
pifiamos. Hacemos grandes películas de tema social, emotivas y con mensaje, y
divertidísimas comedias como ya he dicho, pero no todo es llorar y reír. Se echa de menos un cine histórico, bélico o
de aventuras, ambientado en la grandísima Historia de este país, alejado del
revanchismo y de la crítica atroz (no me entiendan mal, las críticas siempre
son necesarias, pero tampoco nos tiremos al lodo nosotros mismos), y si se
tiene que trastocar un poco la historia por el bien del guión, por lo menos que
sea para algo interesante.
FRANCISCO CONTRERAS
Sargento (R) de la Guardia Real
Considerando que la industria del cine es más bien cosa de judíos, no veo lo de "anglosajón".
ResponderEliminarSu artículo me parece patriotero, ombliguista e inexacto. Cuando los "anglosajones" hablan de sus victorias es malo, pero cuando hablan de sus derrotas parece ser que también es malo. Las cosas son mucho más complejas de lo que usted describe. En el Reino Unido no faltan voces denunciando la incompetencia y el desastre, y dichos fenómenos se tratan con toda naturalidad. Incluso hay cierta fascinación e interés por los episodios históricos que supusieron fracasos o frustraciones. Y Vernón no era ningún "patán", sino un oficial de marina y político bastante competente. Que saliera derrotado es otra cosa, y no se ha ocultado nunca. Otra cosa son los complejos de ciertos españoles.
Considere usted que en Isandhlwana el ejército británico perdió unos 1.300 hombres, el español en Annual unos 13.000.
ResponderEliminarAsimismo, la campaña de Gallipoli en 1915-16 (episodio tratado ad náuseam por historiadores e incluso cineastas) tuvo como participantes a unos 470.000 soldados del Imperio Británico y unos 70.000 franceses. Cartagena de Indias, a pesar de toda la hipérbole lezomaniaca, fue un episodio mucho menor.
Por cierto, el "general británico Charles George Gordon" estaba al mando de tropas egipcias, no británicas. Las tropas británicas, triunfantes contra las del Mahdi, las mandaba el General Kitchener.
ResponderEliminarEstimado señor Avedaño. Soy Francisco Contreras, autor de este artíulo.
ResponderEliminarGracias ante todo por haber perdido un poco de su tiempo en leer este artículo y también por perder un poco más de ese tiempo en escribir estas críticas que le agradezco de todo corazón aunque en algún aspecto no esté de acuerdo con usted.
Lo de que el cine es cosa de judíos no se lo voy a negar. Pero creo que por tener una religión concreta no dejaban de ser ciudadanos estadounidenses y como tales siempre barren para casa y con mucha razón (aunque les pese a los señores de las capuchas blancas y las cruces ardiendo), y además la películas no las hacían para ellos o para el público judío, si no para el público en general que es el que paga la entrada del cine.
Lo de que es un artículo “patriotero”, para gusto los colores, creo que en ningún momento “ensalzo los grandes valores patrios de nuestra cultura hispánica, bla, bla, bla”. Solo repaso unos hecho y comparo como tratan otros hechos similares en otros países.
Nunca he dicho que sea malo que británicos o quien sea, hablen bien o mal de su país o su historia, al contrario. Casi al principio del artículo digo “hay que descubrirse ante los anglosajones (británicos y norteamericanos) por la gran habilidad que tienen para vender su historia” y lo de vender lo digo en el mejor sentido de la palabra.
No discuto que el almirante Edward Vernon fuera un gran hombre de estado y que solo saliera derrotado una vez. Pero vender la piel antes de tener al oso, en mi pueblo eso es de patanes. Y se dieron mucha prisa en recoger todos los medallones conmemorativos de la toma de Cartagena para ser un país que no esconde sus amarguras.
Donde sí le doy la razón es en lo de “los complejos de algunos españoles” y en eso es donde intento fijar la atención con este artículo y no en el ataque hacia los ingleses y su graciosa Majestad. Pero se ve que no lo he conseguido y pido perdón por mi torpeza al escribir.
En ningún momento comparo Isandhlwana con Annual y no creo recordar que hable sobre batalla de Galípoli y eso que la podría haber comparado con el desembarco de Alhucemas. Y hacer sangre con que, la primera fue una acción desastrosa que estuvo a punto de acabar para siempre con las operaciones anfibias y la otra demostró que eran totalmente posibles y efectivas, sirviendo como ejemplo para la posterior operación Torch, pero no lo he hecho.
Y permítame ser un “Lezomaniaco”. En este país, prácticamente todos lo hombres que han luchado o conseguido grandes logros, desde Ambrosio de Spinola, pasando por Malaspina hasta Sebero Ochoa, han terminado arruinados, desprestigiados o exiliados, si no todo a la vez y para uno que no fue así permítame que le admire. En esta vida no todo van a ser Nelsons y Pattons.
Ya por último gracias por aclarar a los lectores que las tropas de Gordon no eran británicos con casacas rojas, por el contrario, eran tropas coloniales egipcias, sudanesas y locales. Pero es que tampoco quería aburrir con tanto dato. Pero ademas entiendo que si alguien lucha para un imperio, es soldado de ese imperio y no de donde nació. No creo que se diga que las Harkas o las tropas regulares o incluso lo British Navy Gurkha son soldados de sus respectivos países, o ¿es que solo son soldados británicos los que logran victorias y si son derrotados son egipcios?.
Sin más me despido de usted dándole las gracias por su tiempo.
Siento disentir: "barrer para casa" es equívoco. No es lo mismo ser estadounidense que británico. Incluso a veces es antagónico.
Eliminar“hay que descubrirse ante los anglosajones (británicos y norteamericanos) por la gran habilidad que tienen para vender su historia”. Esto es lo que se llama en inglés "damn with faint praise". No preciso más.
Edward Vernon no fue ni "un gran hombre de estado" ni un patán. Se puede ser más ecuánime.
Nadie se dio prisa en "recoger medallones". Aparte del absurdo que supone pensar en batallones de individuos que iban de casa en casa, no hay ninguna constancia de lo que afirma y las mayores colecciones de dichos "souvenirs" están en Inglaterra y EEUU. Se han considerado "curios", objetos de interés para coleccionistas.
La comparación entre una campaña colonial menor como Alhucemas y Gallipoli es claramente absurda.
"Severo", no "Sebero". Y no, los españoles han ganado en ocasiones grandes fortunas, igual que los ingleses. De eternos perdedores, nada.
No hay "British Navy Gurkha". Eran soldados del Ejército de la India y hoy en día de las fuerzas británicas, indias, nepalíes, de Singapur y de Brunei.
El Sudán fue un condominio anglo-egipcio de 1899 a 1922 y parte del Imperio británico hasta 1956.
De todas formas, gracias por su amabilidad y la ausencia de los habituales insultos.
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ResponderEliminarEstimado Sr. De Avendaño:
ResponderEliminarYa que se ha cebado con un artículo más que interesante, permítame responderle desde la objetividad y modestia de mero lector:
El artículo del Sr. Contreras me ha parecido magnífico y, quizá, si Vd lograra superar la superficie del mismo y ahondase más en el contenido, sabría Vd leer entre líneas y no ser tan empecinadamente anglófilo (e intransigente) en sus comentarios.
Lo de “El cine es más bien cosa de judíos” me parece un comentario reduccionista, desafortunado y bastante fuera de lugar, máxime cuando el cine viene de Hollywood, no de Tel-Aviv (aunque el cine bélico israelí es más que interesante, baste citar “Yom-Kippur”). ¿O lo comenta Vd por Michael Curtiz, director de ese película llena de topicazos y patrioterismo –sí, ese patrioterismo que Vd. critica y del que Hollywood sabe sacer partido hasta la extenuación, tergiversando la historia a su antojo y, encima, vendiéndonosla- titulada “La Carga de la Brigada Ligera” y descendiente de una familia judía húngara? ¿O es por Spielberg? Si de “ombliguismo” se trata, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña (salvo contadas excepciones como la fantástica –y muy llena de mala uva- “La Última Carga”, “Oh, What a Lovely War!”, “Cómo Gané la Guerra” y en los últimos años “La Trinchera” y algunas más que sería prolijo enumerar –aunque no tengo inconveniente en ello-) son expertos en ganar guerras ellos solitos omitiendo al resto y llenando de convenientes inexactitudes sus películas… También podríamos charlar largo y tendido sobre ello, si Vd. lo desea.
Sobre el tratamiento “ad nauseam” de Gallipoli (en la que, por cierto, no intervinieron 70.000 franceses, sino alrededor de 47.000 efectivos)… ¿Debe Vd referirse a las películas de Peter Weir y de Russel Crowe, no? ¿O incluye en el listado los acercamientos turcos de “Children of Çanakkale” (Sinan Çetin), “Çannakkale, 1.915” (Yesim Sezgin) y/o “Çanakkale: End of the Road”? Es por revisar esa ingente lista de films sobre aquella batalla, que Vd asegura haberse producido…
Y ya que nos ponemos quisquillosos con los detalles, finalmente indicarle que el mando de las tropas británicas durante Jartum lo ostentaba el mariscal de campo Garnet J. Wolseley. Kitchener no obtuvo el mando hasta 1.886 y Gordon falleció el 26 de Enero de 1.885, ergo…
Un cordial saludo.
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ResponderEliminarEstimado Sr. Avendaño: Ni se reprima ni se retracte (pues ya he observado que ha borrado su respuesta). Dado que intuyo que mis comentarios no han sido del gusto de Vd. –aunque se permite enmendar la planilla y resaltar en los demás meras erratas ortográficas insignificantes en el contexto general del artículo –léase “Sebero”, que no tardó usted en remarcar-, desde aquí únicamente indicarle que, por el momento, los sacerdotes españoles no bautizan con los nombres “Manolo de” o “Sinforoso de la”, sino, simplemente, con Manolo, Honorato o Críspulo, por lo que el “De” sigue siendo –por el momento, repito- parte del apellido. Si se da Vd. cuenta, el “De” se lo he puesto en mayúsculas, lo que denota (posiblemente no lo haya percibido) apellido, no ubicación. Me alegra mucho que pertenezca a la Nobleza madrileña y sea de rancio abolengo. ¡Mire qué casualidad! Quizá hasta nos hayamos encontrado en alguna ocasión, pues a mi familia pertenece el título de Conde de Santa Ana de Izaguirre. ¿Desde qué siglo? Francamente, me da absolutamente igual; no voy por ahí jactándome de ello cuando se carece de otro argumento, la verdad, pues me da igual si Vd. desciende del Conde de Montecristo o de una cerillera de la londinense Whitechapel decimonónica (afortunadamente, no he de recurrir a la simplicidad argumental de “restregar” a nadie títulos o diplomas): Trato y juzgo a las personas en función de quiénes son, no de qué son. Y, sinceramente, no he tratado de atribuirle ninguna jurisdicción que –me alegro mucho- ya comenta no necesitar (desde luego, no era mi intención, puede estar completamente seguro de ello).
ResponderEliminarMe encanta esa furibunda arrogancia y prepotencia desatada en sus respuestas cuando en este Foro únicamente se ha publicado un artículo escrito con entrega y dedicación y, estoy seguro de ello, con el único afán de entretener (y, de paso -¿por qué no?- de ilustrar un poco con algo de crítica constructiva), habiéndoselo Vd. tomado como una afrenta personal y prácticamente delito de lesa humanidad…
Que lo pase muy bien en SUS ancestrales montañas santanderinas (deben ser posesión ligada a su señorío jurisdiccional, supongo, por aquello del “Mi”). Y, por supuesto, pues no me cabe duda de ello, anhelo su réplica a mis palabras. Pero si algo tengo claro es que no voy a perder mi valioso tiempo enzarzándome en espurios debates con quien no lo merece…
Un cordial saludo, señor mío.
Pues siga usted tan contento con sí mismo.
ResponderEliminarLe aseguro que estoy la mar de feliz, sin tener que escuchar reprensiones eruditas que rozan el ridículo.
EliminarArgumente.
Eliminar¿Qué tengo que argumentar? ¿Qué estoy feliz? No, si utilizar correcciones ortográficas -como hace Vd- es un argumento pleno de erudición.
EliminarSimplemente es cuestión de debatir, no pontificar.
EliminarCreo que en Gallipoli desembarcaron 79.000 franceses con 10.000 muertos.
ResponderEliminarUsted utilice sus fuentes, que otros utilizarán otras. No creo que se halle en posesión ni de la infalibilidad ni de la verdad absoluta... Como yo tampoco, matizo antes de que me mande a los Lanceros de la Reina a ejecutarme.
EliminarArgumente.
EliminarArgumenté cuando tuve que hacerlo. ¿No sabe responder otra cosa? Plantee Vd. sus argumentos, ya que va tan de "sobrao"...
EliminarY arrogancia y prepotencia se traducen en victimismo y complejo de inferioridad. Enhorabuena.No le conozco de nada, ni a usted ni sus circunstancias. Argumente. El "de" no es parte del apellido. Es cuestión de costumbre o tradicionalismo. Se es Cervantes, no "De Cervantes".
ResponderEliminarEse victimismo debe ser el que usted utiliza cuando, a falta de otros recursos más eruditos, se dedica a sacar punta a las faltas ortográficas. No todos descendemos de la pata de Wellington (aquí de El Cid, pero este personaje es demasiado ibero para Vd.).
EliminarArgumente.
EliminarY no, el tratamiento ad nauseam de Gallipoli es por escrito. Mi abuelo sirvió en la campaña y hay escritos publicados en cantidad.
ResponderEliminarEfectivamente... ¿Y? Si leyese claramente nadie ha dicho lo contrario. Me alegro por Vd. y sus ancestros combatientes en los Dardanelos: Podrán contarle batallitas de primera mano y darle la cifra exacta de franceses que lucharon en Gallípoli(aquí hemos de conformarnos con el victimismo de las guerras africanas y la contienda civil... Es que no damos para más, fíjese Vd.).
EliminarArgumente.
EliminarIgual que Vd. Uso exactamente sus mismos argumentos.
EliminarAhora, un poquito de "Y tú más"...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarArgumente
ResponderEliminarQué gran verdad aquello de "cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue"...
EliminarInsulte, pero sería más convincente argumentar.
EliminarSe da por aludido con demasiada facilidad... ¿Por qué será?
EliminarArgumente Vd, que tan erudito es. Yo ya le argumenté en su momento... Y aquí zanjo mi pérdida de tiempo con personas que no merecen ni un segundo de mi tiempo. Ahora, un poquito más de Argumente... Que parece no saber decir otra cosa, con tanta erudición que trata de restregarnos.
ResponderEliminarObviamente, lo fácil es insultar y salirse por la tangente. Yo sí creo que es interesante escuchar y leer a los demás. Pero hay que argumentar.
EliminarYa argumenté todo lo que tenía que argumentar antes de que Vd hiciese lo propio: Salirse por la tangente corrigiendo faltas de ortografía (¡qué grandes argumentos!) o con cursilerías eruditas sobre el "De" y demás... Y si se siente aludido por el comentario entrecomillado es que quizá sea Vd demasiado susceptible. No pierdo ni un segundo más de mi tiempo con Vd.
ResponderEliminarNo. Argumente más allá del patrioterismo.
ResponderEliminarPatrioterismo es a lo que se dedica Vd con esa ciega defensa "patriótica" y "patiotera"a lo british como argumento de refutación a todo lo que no sea gesta del Impreio Británico... Y es que, como dijo Samuel Johnson: "El patriotismo es el último refugio de los canallas."
ResponderEliminarParece que no ha entendido la cita de Johnson. Por otra parte, argumente.
ResponderEliminarNo, creo que quien no la ha comprendido es Vd. Y ya pare con el cansino "Argumente". ¿Por qué no comienza aplicándoselo Vd mismo?
EliminarHabitual complejo de inferioridad.
ResponderEliminarMe encantan esos cuatro minutos de reflexión entre una respuesta y otra para añadir sus cuatro típicas y tópicas palabras... Dice mucho de usted y de sus aires culturetas.
EliminarEl que se pica, ajos come... Esto me recuerda aquella frase de "Cuando el tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue". Hala, de vuelta a lo mismo: Complejo de Inferioridad y su eterno -y ya un tanto infantil, la verdad- "Argumente", y de ahí no sale... Ni sabe salir. ¡Qué increíble simplismo y reduccionismo argumentativo!
EliminarMe parece que se da por aludido con lo de Johnson (la he entendido perfectamente, creo que es Vd el que no llega a comprenderla)... Si es que ya se cree el ladrón que todos son de su condición. Y deje de repetirse con el "Argumente", pues lleva en plan infantiloide con el "Y tú más" ya varios mensajes... ¿Lo del complejo de inferioridad es ya una posición defensiva cuando carece de argumentos, D. Cultureta? Ya me resulta Vd bastante aburrido en su egocentrismo. Ya que le gustan las frases, tome una de Blas de Lezo, que tenía un gran complejo de inferioridad, claro: "Todo buen español debería mear siempre mirando hacia Inglaterra".
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarY por cierto, ya que le gusta tanto dar “lecciones”, no olvide (que parece omitirlo oportunamente… ¿Complejo de inferioridad, tal vez? ¿O simplemente subjetividad histórica y muy oportuna amnesia?) la debacle de la Contaarmada que Isabel I mandó contra España en 1589. O en Cartagena de Indias, donde Blas De Lezo frenó a Edward Vernon. O las tres veces que Nelson fue derrotado por navíos españoles (en una de esas ocasiones por un hispano muy “british”, Jacobo Stuart). O cuando en 1797 su afamado y alabado almirante trató de ocupar las Canarias, acabando como sus predecesores (Robert Blake en 1656 y John Jennings en 1706). ¡Ay, que fue Antonio Gutiérrez de Otero y Santayana, un español con complejo de inferioridad el que le frenó en su intento de tomar Tenerife, fíjese usted! O las palizas que les dieron a los británicos los colonos americanos. Creo que también Gandamak fue una gran “victoria” de las que tanto Vd se vanagloria (ironía en modo ON, por si no lo pilla) ¡Ah, no, que Akbar Khan no cuenta porque era un paleto… ¿A lo mejor prefiere que le refresque la memoria con la humillante retirada de Kabul, en 1842? O se agarra en su prepotencia a eso de “No les echaron, se fueron porque quisieron”. ¿Quiere que le enumere unas cuantas bofetadas bien dadas que metieron los Boers a las tropas de su Graciosa Majestad o prefiere que –oportunamente- las pase por alto? ¿Le suena en su omnipotente sabiduría, Majuba Hill? No, no es una marca de cerveza de Liverpool. O cuando Von Lettow les zurró en Tanga, en Noviembre de 1914. O esa gran operación de “avance hacia atrás” llamada Dunkerque. O, continuando, a nivel moral, la batalla de Singapur, donde los japoneses neutralizaron la Royal Navy… Que también le viene de perlas olvidarse de ciertos sucesos, Mr. Champion. ¿Le argumento un poquito más? ¿O es que el complejo de inferioridad de Vd le hace tener esa conveniente amnesia? No hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor ignorante que el que no quiere entender… Podría continuar, pero es que no me merece la pena, la verdad.
ResponderEliminarQuizás debiera dejar de mirarse el ombligo y parar de defenderse como gato panza arriba. Tenemos en nuestro complejo de inferioridad ibérico a grandes grandísimos como Churruca o Legazpi o el ya citado Blas de Lezo, que bastante sombra le hacen a su Nelson & Cía.
“Primero te ignoran, más tarde se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas” (Gandhi). A ver si esta cita la comprende mejor… Aunque visto lo visto, lo dudo mucho.
Ahora, nada, as usual, a esperar su respuestita con el preceptivo y cansino “Argumente”.
De cualquier manera, Sr. Avendaño, me parece Vd. una persona erudita, versada en la materia y de conversación interesante... A pesar de discrepancias y desavenencias, conversar con Vd. sobre Historia Militar y Polemología resultaría verdaderamente ameno. Un cordial saludo.
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