Es mucho menos conocida la actividad de miembros del Ejército del Aire en lo que se relaciona con el APOYO A LA AVIACIÓN DE COMBATE DESDE TIERRA (y valgan estas modestas líneas como intento para compensar el injusto anonimato que ha acompañado su labor): Transcurría el verano de 1.993 cuando el Ejército del Aire fue requerido urgentemente en Herzegovina en forma de equipos capaces de dirigir un apoyo aéreo que por momentos se hacía más imprescindible: “Los controladores aéreos avanzados (FAC.) y puestos de control aerotáctico (TACP.), elementos imprescindibles para atender a requerimientos de tipo político como la “limpieza quirúrgica” de las acciones de ataque por el fuego, evitando daños colaterales, y mínimo riesgo para evitar bajas propias, a las que tan susceptible es la opinión pública” (José Ruiz Befán: “La Actuación de la Fuerza: Las Operaciones Aéreas”. Instituto Español de Estudios Estratégicos: “Consideraciones Sobre los Estatutos de las Fuerzas Armadas en Actividades Internacionales” -Cuaderno de Estrategia Nº 94-, Capítulo V, página 176). La respuesta fue tan inmediata como traumática: El Ejército del Aire no disponía de equipos TACP. estables, ya que únicamente contaba con unos cuantos oficiales que hacía ya bastante tiempo habían realizado el curso de FAC. -Forward Air Controller- en la ya desaparecida Escuela de Apoyo Aéreo de Tablada, y por lo tanto, hubo que improvisar formando precipitadamente unos heterogéneos equipos con personal proveniente de las más variadas unidades y sin experiencia previa en la que iba a ser su misión en la zona de operaciones. El personal designado pertenecía a la ESCUADRILLA –actualmente Escuadrón- DE ZAPADORES PARACAIDISTAS (EZAPAC.), con base en Alcantarilla (Murcia) y seleccionados con carácter no voluntario por reunir un perfil profesional determinado (curso FAC. y nivel de inglés 3.3.3.3 para desempeñar tanto las funciones de comandante jefe del Destacamento y ALO., como las de FAC., en el caso de los oficiales; y nivel de inglés 3.3.3.3 con especialidad RT. o MEL en el caso de los suboficiales). Estos perfiles profesionales provocaron casos como el que se destinase a Herzegovina durante los cuatro meses continuados (sin permiso alguno) que duraba la misión a un piloto del Grupo 42, a un controlador del ECAO. de Sevilla o a un mecánico de los talleres de electrónica del Ala 12, todos ellos sin ninguna experiencia previa en las funciones a desarrollar ni familiaridad con el teatro bosnio de operaciones, y encuadrados juntos en pequeños equipos con un desconocimiento personal previo entre ellos. Afortunadamente, la permanente convivencia diaria aceleró el conocimiento mutuo y se llegaron a producir anécdotas como la renuncia de todos los oficiales jefes de TACP. a utilizar el pabellón de oficiales de uno de los destacamentos con tal de compartir con el resto de su equipo su espartano alojamiento en el interior de un módulo metálico prefabricado.
Un comandante, seis capitanes y ocho suboficiales del Ejército del Aire partían de Torrejón el 21 de Agosto del 93 para realizar tareas de CONTROL AÉREO TÁCTICO (su primera misión), uniéndose a los controladores franceses, holandeses y británicos que ya se encontraban desplegados en BiH. “A última hora se ha producido un cambio en la operación que consiste en la reducción de los efectivos previstos en principio, que era de 27 hombres. Este cambo fue hecho a la vista del efecto disuasorio del plan de operaciones aéreas, que parece haber causado un primer efecto. Esto ha hecho que se haya levantado el bloqueo que existía sobre Sarajevo y no se ve la necesidad de conservar el trabajo de nuestro destacamento manteniéndose activo veinticuatro horas seguidas, que era el cálculo hecho”, explicaba el teniente general Jefe del Estado Mayor del Aire, Ramón Fernández Sequeiros. Dos días después, partían otros 27 oficiales, suboficiales y clase de tropa, entre los que se encontraban nueve miembros de la EZAPAC. y pilotos de combate preparados para llevar a cabo misiones de control aerotáctico (TACP., Tactical Air Control Party) en el Área de Responsabilidad del contingente hispano: Los equipos desplegados –por un período aproximado de tres meses- fueron tres: Uno en la zona de Mostar, otro en Medjugorje y el último en Trebinje (los 9 Zapadores más otros 3 miembros de otras unidades del EA.), estando considerados a nivel internacional como uno de los equipos TACP. mejor preparados y equipados. Muestra de ello son las 7.860 conducciones realizadas hasta Marzo de 1.998 (los segundos "clasificados" no alcanzaron las 4.000), lo que les colocaba en el primer puesto a la hora de considerar el grado de actividad. En cuanto a eficacia, los "BULLFIGHTER" (este era su indicativo en llamada radio) fueron felicitados en numerosas ocasiones por las autoridades de las Fuerzas Aéreas multinacionales, dado su buen hacer, profesionalidad, esfuerzo, disponibilidad y dedicación. La misión se dio por finalizada el 6 de Julio de 2.000.
Originalmente asignados al contingente terrestre español de UNPROFOR. (aunque agregados a cada una de las Agrupaciones, las Naciones Unidas a menudo les ordenaron el apoyo a otras unidades aéreas, principalmente a las tropas británicas que actuaban en la zona contigua a la española), su misión se concretó, desde el primer momento, en integrarse en los convoyes militares que transportaban ayuda (“la misión que desarrollábamos el equipo que yo tenía no permitía la relación con los naturales, sino más bien todo lo contrario, debíamos pasar lo más desapercibidos posible” - J.P.A., miembro de la EZAPAC.-), siendo su cometido el estar en contacto permanente con el Cuartel General de Medjugorje y con el mando de los aviones que sobrevolaban Bosnia y solicitar apoyo aéreo cuando los vehículos eran atacados, aunque la autorización, en última instancia, correspondería al Secretario General de la ONU. (circunstancia muy criticada por el jefe de UNPROFOR., el general Jean Cot, que demandaba para sí tal atribución -que no era sino la defensa de los cascos azules bajo sus órdenes-, lo que le costaría serios quebraderos de cabeza, terminando por hacerle dimitir en Marzo del 94, totalmente frustrado. Tras muchas presiones, Ghali delegaría esta decisión en su representante en la antigua Yugoslavia, Yasushi Akashi). En caso de llevarse a cabo una ofensiva aérea, los controladores españoles serían los encargados sobre el terreno de fijar la ubicación de los objetivos a bombardear (labor que no les costó pocos hostigamientos por parte de los bandos enfrentados): Responsabilizados de conducir a las aeronaves hacia sus objetivos (que habían de tener a la vista), debían situarse en plena zona de conflicto y muy cerca de la línea de combate, a unas distancias que propiciaba el hostigamiento de francotiradores y armas pesadas hostiles (a lo que había que sumar el riesgo de apresamiento)…
Los comienzos de estos dos equipos TACP. no fueron fáciles, ya que se disponía del mínimo personal instruido, material y orgánica para el desempeño de la misión, por lo que la capacidad de improvisación, el espíritu de sacrificio y el ingenio fueron los pilares sobre los que comenzó a actuar, pudiendo dar una respuesta digna a las demandas de las fuerzas del Ejército de Tierra presentes en la zona.
Entre el material con que contaban (proveniente en su mayoría de la EZAPAC.), figuraban iluminadores láser, telémetros, gafas de visión nocturna, cámaras térmicas, equipos de comunicaciones por satélite (la transmisión se basaba en un satélite en órbita sobre el centro del Atlántico) y radios UHF./VHF. y HF., instrumentos que probablemente convertían a los TACP. españoles en los equipos mejor dotados entre los más de treinta pertenecientes a quince países que operaban en Bosnia (incluidos los norteamericanos). Como vehículos de transporte contaban con Blindados Medios sobre Ruedas (BMR.’s) y Nissan Patrol 4 x 4 sumamente “fatigados” (la media de kilometraje de cada uno de ellos fue superior a los 10.000 kilómetros). En cuanto al personal, cada equipo TACP. estaba integrado por cinco hombres que asumían las diferentes funciones que había que realizar: Uno (miembro de la EZAPAC.) se encargaba de la conducción de los vehículos y de dar seguridad al equipo, otro (un radio o mecánico de Electrónica del CEEB.) estaba a cargo de las comunicaciones y el resto compartía las labores de auxiliar al FAC. (Controlador Aéreo Avanzado, piloto del Ejército del Aire u Oficial de la EZAPAC.) en la conducción de aviones, a la vez que eran los responsables de la seguridad y del manejo de los equipos designadores. El mando de los equipos lo ostentaba un Comandante que además hacía las funciones de Oficial de Enlace (ALO.) con el mando de la Brigada española.
La principal característica operativa de los “Toreadores” españoles fue su permanente disponibilidad, estando preparados para su inmediato despliegue durante las 24 horas de todos los días del año. Su actividad diaria incluía períodos de diez o doce horas, que se veían incrementadas en caso de realizarse conducciones nocturnas. Esos plazos incluían los desplazamientos hacia y desde el puesto de conducción (suelen recorrer hasta 3.000 kilómetros semanales, buscando emplazamientos discretos desde donde llevar a cabo sus misiones) y los períodos de actividad. Normalmente realizaban misiones de entrenamiento con aviones de distintas nacionalidades, desde franceses hasta turcos pasando por los propios F-18 españoles desplegados en Aviano, además de dedicarse al mantenimiento y estudio del material.
Durante las incursiones punitivas aéreas de la OTAN., los TACP. patrullaban la zona previa al paso o ataque de los bombarderos, localizando las defensas y radares enemigos. Toda la información sobre la disposición y tipo de las defensas serbias era facilitada a las formaciones aliadas, que ajustaban sus rutas de paso evitando las zonas de alta concentración o simplemente atacaban las posiciones SAM. del enemigo. Los serbios, conocedores de la existencia de estos "cazadores", restringían al máximo las emisiones de sus radares de tiro, sabedores de que en cuanto un radar fuera puesto en funcionamiento iba a ser localizado, atacado y, con mucha probabilidad, destruido. Solían encender por un brevísimo espacio de tiempo para lograr alguna información, tras lo cual apagaban y lo más rápidamente posible cambiaban de posición. Estas fuertes restricciones hicieron que la efectividad de los misiles antiaéreos serbios fuera muy limitada.
Una vez concluido el período de vuelo de los aviones o si las condiciones meteorológicas no eran adecuadas para el trabajo con ellos, los equipos TACP. se dedicaban a realizar patrullas de reconocimiento con el fin de localizar nuevos puntos de asentamiento para el despliegue diario (estudiando su ruta de acceso y escape, las comunicaciones y campo visual), recorrer nuevas rutas de tránsito de fuerzas terrestres sobre las que se hiciera necesario actuar en el futuro, o estudiar nuevos objetivos de entrenamiento. Gracias a estas patrullas de reconocimiento, los equipos adquieren un exhaustivo conocimiento del terreno que no llegaban a alcanzar el resto de las fuerzas internacionales, ya que éstas normalmente se dedicaban a la vigilancia en rutas permanentes previamente establecidas. Los equipos también participaban en la verificación de los acuerdos de Dayton, mediante las inspecciones de los depósitos de armamento y participaban activamente en la elaboración de los planes de operaciones previstos ante cualquier contingencia. Los períodos de campo no estaban exentos de riesgos, dada la dificultad de transitar por vías de comunicaciones en mal estado, rodeados de "agresivos" conductores locales y el peligro añadido por las minas (en el primer relevo resultaría herido leve por impacto de metralla el Sargento Lorenzo Soto Hernández), principalmente en los márgenes de algún camino vecinal por los que se transitaba (puesto que los TACP. eran elementos vitales para el desarrollo de operaciones aéreas y se convertían en objetivos prioritarios a neutralizar en caso de crisis, cuidaban al máximo su seguridad desplegándose en áreas despobladas de difícil acceso y donde los vehículos eran inmediatamente camuflados mediante redes miméticas para evitar su localización, potenciando al máximo su movilidad, tratando de pasar desapercibidos gracias a lo reducido de su equipo en cuanto a personal y vehículos, y a lo disimulado de su imagen, ya que tanto la uniformidad como el armamento y los transportes eran idénticos a los utilizados por las fuerzas del Ejército de Tierra en la zona. Incluso antes de cada salida se llevaba a cabo una "sanitización" de la documentación y la uniformidad individual con el fin de no ser reconocidos como miembros del Ejército del Aire. Únicamente dentro de los destacamentos se permitía el utilizar alguna prenda o emblema que diferenciase a los componentes de los TACP.).
Siempre a petición de las fuerzas terrestres, el proceso se ponía en marcha: En un primer momento se localizaba el origen del peligro y se alertaba a los TACP.´s. Inmediatamente, un equipo se desplegaba sobre el terreno desde un punto en el que se pueda divisar la “Zona Caliente” (por ejemplo, siempre había algún TACP. en las colinas que rodeaban Mostar, con lo que el operativo quedaba dispuesto para actuar en cuestión de minutos). Mientras tanto, ya se había dado la alerta al AOCC. (Centro de Coordinación de Operaciones Aéreas) que asignaba la misión a alguno de los aviones de la OTAN. que se encontrase patrullando la zona. Una vez desplegado el equipo, comunicaban con el piloto, siendo éste guiado desde tierra, dándole detalles de la orografía del terreno (cuanto peor era la visibilidad, mayor era la importancia de los TACP.). Cuando los cazas se encontraban suficientemente cerca y habían reconocido el objetivo visualmente, el TACP. apuntaba al blanco con un láser de largo alcance, lo que ya disipaba cualquier duda al piloto. “CLEAR HOT” era la orden y, de ahí, a volar por los aires el búnker o el carro de combate (solamente se abría fuego en último extremo y con la autorización explícita del Alto Mando –normalmente era suficiente con vuelos rasantes de disuasión, sumado a las amenazantes bengalas utilizadas para desviar posibles misiles tierra/aire-). Un ejemplo, acaecido en Julio del 94: Un carro de combate disparaba con el cañón prácticamente en posición vertical, a modo de mortero (la precisión, de este modo, es prácticamente nula), cayendo uno de los proyectiles cerca de la base hispana en Mostar Oeste. El capitán Ángel de Andrés y su equipo TACP. subieron en un BMR. a una colina, desde donde localizaron el tanque. A los pocos minutos, dos cazas realizaban pasadas a baja altura, lo que fue suficiente para que el carro huyese precipitadamente… Como hecho destacable, el día 13 de Octubre de 1.997, cuando visitaban uno de los FAC./TACP. en acción en un puesto de conducción próximo al aeropuerto de Mostar, el TACP. "Bullfighter" 20 realizó 29 conducciones aéreas alcanzando el record de conducciones en un solo día (posteriormente, esa cifra se incrementaría hasta 40, cuando ya resultaba difícil alcanzar las diez diarias)…
En conclusión –y a pesar de lo precario de los comienzos-, los resultados de los TACP. españoles en Herzegovina no pudieron ser más positivos: Se habían batido todos los records en cuanto a operatividad. Nuestros equipos ostentaban la máxima marca de número total de conducciones y en los informes de misión de las tripulaciones aéreas los equipos españoles obtuvieron a diario las mejores calificaciones. Era muy frecuente que TACP.’s de distintas nacionalidades solicitasen desplegar durante varios días junto a los nuestros con el fin de estudiar los métodos de trabajo y cómo se podía llegar a realizar catorce conducciones con una única formación de aviones (caso extraordinario de un TACP. español en una misión con dos Jaguar franceses en Junio de 1.997) cuando lo normal era realizar cinco conducciones…. Es posible que a la vista de lo expuesto se pueda tachar a los españoles de triunfalistas, pero lo cierto es que las cifras son indiscutibles y ocasionalmente se producían casos como el de una noche de Julio del 97, cuando una llamada telefónica urgente del ALO. español de la Brigada requería el disponer en caso necesario de un TACP. español para desplegar con carácter inmediato en un área "caliente" situada en una teórica zona de responsabilidad de otros TACP. Finalmente fue innecesaria la presencia de los españoles, pero llamadas como aquélla ponen de manifiesto cuáles eran los equipos TACP. que inspiraban en Bosnia la mayor confianza a la hora de actuar en una crisis. Eran toreros y como toreros se comportaron: ¡Olé, Maestros!
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