miércoles, 27 de febrero de 2013

CUBA: Combate en Las Guásimas



Paula era una insurrecta cubana. En las guerrillas, luchando contra los españoles, como nosotros. Ahí nos conocimos: En el campo de batalla. Aquélla fue nuestra cama nupcial hasta aquel día. Salimos de la selva y ahí estaba, la Colina de San Juan. Las pistolas españolas directas a la garganta y los tiradores eligiéndonos. No se parecía en nada a San Antonio, donde hicimos el entrenamiento. Allí es donde conocí a Luke y a muchos otros hombres de distintos países que querían pertenecer a la Caballería: Panaderos y barberos, congresistas y ganaderos; deportistas, granjeros, reporteros, vaqueros. No, no fuimos a caballo por la colina, porque no teníamos caballos. Colina arriba, nos arrastramos asustados hacia arriba. Había un caballo… Sólo un hombre lo montaba: El Coronel Teddy. Él subió al ataque por la colina. Le dispararon a las gafas. Se puso otro par. Le hirieron en el codo y dijo: "¡Seguidme!". Y lo hicimos, porque estábamos demasiado avergonzados para no hacerlo.

Después de la Colina, vino la iglesia. Había un 75 francés delante, un fusil en cada ventana y una ametralladora en el campanario. Podíamos haber llamado a los artilleros para que la explotaran pero fuera, en las paredes, habían atado a gente: Estaban atados juntos, de pies y manos, a un montón de sacos de arena. Mujeres y niños, monjas y prisioneros. Entre ellos, mi Paula… Ni Luke ni yo ni nadie más sabíamos qué hacer. Pero dentro de la iglesia sabían qué hacer: Abrieron fuego y nos replegamos. De repente, oí a Paula gritar: "¡Al asalto, cubanos, al asalto!". Entonces una bala española… Las demás mujeres siguieron gritando: "¡Al asalto, cubanos, al asalto! ¡Al asalto!". Su propio grupo guerrillero mostró el camino…

La gente con la que se casan algunos… Yo no merecía ni que me mirara (“Muerde la Bala”. Richard Brooks, 1.975).

A pesar de la mala prensa que algunas películas americanas hacen sobre la defensa española en Cuba, hablando de nativos clavados en los parapetos y difamaciones por el estilo, la verdad es que los soldados hispanos, a pesar de la obsolescencia de su equipo, de la carencia de materiales y de la deficiente instrucción, hicieron un acopio de valor impresionante frente al enemigo “yankee”. Como muestra, dos botones: El combate en Las Guásimas y la toma de la Loma de San Juan, que publicaremos a continuación.

 
LAS GUASIMAS.
La batalla de Las Guásimas fue el primer choque de armas verdadero en la campaña cubana de la guerra hispano-estadounidense, fue una sangrienta escaramuza indecisa que terminó en favor de España el 24 de Junio de 1.898.

Siboney era uno de los tres puntos al Este de Santiago donde habían desembarcado las fuerzas expedicionarias norteamericanas. La mayor parte de su costa eran rocosos acantilados por lo que los lugares de desembarco habían sido elegidos por ofrecer playas arenosas. La invasión comenzó con el desembarco de 650 Marines en el lado Este de Bahía Guantánamo, el 10 de Junio, siendo avanzadilla de la incursión principal, acaecida el 22 de ese mismo mes, tras un breve bombardeo naval y un desembarco anfibio en Daiquiri.

 
La playa de Siboney estaba más próxima a Santiago que la de Daiquiri y directamente conectada a la carretera que conducía a la capital, lo que estratégica y logísticamente la hacía sumamente interesante, por lo que se decidió concentrar los esfuerzos del desembarco en ese punto, trasladándolos de Daiquiri a partir del 23. Los insurgentes cubanos controlaban parte de la Provincia de Oriente y apoyaron los desembarcos en ambos lugares.

Tras haber desembarcado, el grueso de la fuerza del general William Shafter pasó varios días en Siboney, habilitando esta playa como principal punto de aprovisionamiento estadounidense hasta la caída de Santiago. Tras reagrupar al grueso de su fuerza, Shafter decidió realizar un as alto sobre la capital para ir profundizando en la isla. Con lo que no contaba Shafter era con que, tras haber luchado en una escaramuza contra fuerzas de desembarco en Siboney, un contingente español (1.500 efectivos con dos cañones) al mando del General de Brigada Antero Rubín Homent retrocedió hasta las posiciones atrincheradas de Las Guásimas. Con dificultad, la incursión fue rechazada.

La tarea para expulsar a al contingente atrincherado fue asignada al antiguo oficial de caballería confederada Joseph Wheeler, al mando de la 1ª Unidad de Voluntarios de Caballería, (los famosos "Rough Riders") y de la 1ª Unidad de regulares de Caballería, compuesta por los famosos Buffalo Soldiers. En total, 1.300 soldados, 800 guerrilleros, 4 cañones y 2 ametralladoras,

 
Contra toda lógica militar, a contrapelo de los consejos cubanos y de las órdenes terminantes del General en Jefe, las tropas norteamericanas bajo mando de Wheeler entablaron combate con las fuerzas españolas que defendían la neurálgica posición de la ruta a Santiago. Por su parte, las fuerzas cubanas iniciaron también combate con las españolas desde otra posición. 

La batalla comenzó con una andanada de la artillería estadounidense. La infantería española respondió con fuego de fusil a las tropas estadounidenses que ya habían iniciado el avance. Las tropas estadounidenses entraron en una situación de confusión al no poder localizar a las tropas españolas. Éstas, aun teniendo uniforme blanco, eran difíciles de localizar porque el fusil usado por los españoles, el Mauser 1.893 (llamado "Mauser español"), disparaba pólvora sin humo. El intercambio de fuego fue de escaso éxito para ambos bandos por las pocas bajas causadas.El combate duró hasta que los oficiales españoles creyeron que ya habían producido suficientes bajas en el bando contrario. Al rato abandonaron la posición en la ya planeada retirada en dirección a Santiago de Cuba. Las bajas estadounidenses fueron alrededor de dos tercios del total.

Bajas españolas: 10 muertos y 24 heridos.
Bajas estadounidenses: 16 muertos y 54 heridos.

Durante los combates el Mayor Bell, del 1o de Caballería, fue alcanzado en una pierna. El Capitán C.G. Ayers trató de ponerle a cubierto, pero Bell tenía la pierna fracturada y con una herida abierta, lo que le impedía moverse. El fuego era tan intenso que en menos de dos metros cuadrados cayeron 16 hombres. Pero un camarada era un camarada, así que el soldado Augustus Walley, de los denominados “Buffalo Soldiers”, reptó hasta el comandante y lo puso a salvo...

La inexplicable retirada española concedió la victoria a Wheeler, que ya había pedido refuerzos a Siboney. No obstante, el bautismo de fuego de las tropas yanquis no resultó nada digno de encomio... Las fuerzas americanas ocuparon Las Guásimas durante un breve tiempo esperando un contraataque que jamás llegó. Encontrando la posición de mínima importancia estratégica, finalmente la abandonaron llevándose a sus muertosy heridos. 

2 comentarios:

  1. Todo pefecto y muy bien narrado. Sólo hay un pequeño problema: «La inexplicable retirada española concedió la victoria a Wheeler, que ya había pedido refuerzos a Siboney» O sea, los españoles perdieron :(

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    1. Me temo que sí. ¡No se puede ganar siempre! Pero en la pérdida de Cuba y Filipinas hubo mucho más que triste derrota, y es el honor que siempre mostraron aquellos que, como dice el viejo dicho, "volvieron silbando". ;-)

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