"¿Qué ocurriría si algún día nos sucede algo
aquí? Nada, es nuestro trabajo y así lo asumimos. Somos militares profesionales
y si el Gobierno decide que tenemos que estar en Bosnia, venimos y cumplimos
nuestra misión"[1], así describía su labor el Sargento 1º de la BRIPAC. Jorge Fernández
Sánchez, en una de las conversaciones que mantuvo con los enviados
especiales de "ABC" durante la visita que Felipe González hizo a la
Agrupación "Madrid" en Octubre. El sábado 4 de Diciembre de
ese mismo año, resultaría herido de gravedad [2] en una pierna como consecuencia de la explosión de una mina, mientras
inspeccionaba la presa de Salakovac junto al capitán de Ingenieros Fernando
Álvarez Rodríguez, perteneciente al regimiento de Pontoneros y Especialidades
número 12, con base en Zaragoza. El capitán,
jefe de la Unidad de Desactivación de Explosivos de la Agrupación -que ya había
estado anteriormente en Bosnia junto a la AGT. "Málaga"
(renunció a su sustitución, prefiriendo seguir en Bosnia al mando del TEDAX.) [3]-, alcanzado de lleno por la Claymore, fallecería en el acto. Al principio
se informó que la había pisado, pero después se indicó que no podía descartarse
que la hubiesen activado a distancia: A escasos metros de donde se había despeñado
un BMR. tiempo atrás (19 de Junio), el equipo estaba reconociendo la presa para
evaluar los desperfectos y se toparon con dos minas a la salida del túnel que
daba acceso al puente y otra en la caseta de la presa.
El
Comandante de Ingenieros del BiH.-Command ordenó a los TEDAX. españoles que
desactivasen una de ellas, una mina casera con espoleta de tracción desconocida
hasta entonces. Fue entonces cuando ésta explotó. “El capitán Álvarez falleció cuando estaba reconociendo dos minas, una
de las cuales, seguramente activada a distancia, estalló. La operación en la
que participaba tenía como finalidad garantizar una vía segura para el paso de
la ayuda humanitaria y la reconstrucción del puente de Bijela. La explosión
hirió también de gravedad al sargento Jorge Fernández Sánchez y precedió a un
intenso fuego desde la ladera croata, del que logró salir el convoy, tras
recuperar a las dos víctimas del ataque” [4]... Según un comunicado emitido
por la base española en Medjugorje, la patrulla reconocía el puente de Bijela y
la presa de Salakovac, que regula el cauce del río Neretva y que actualmente se
encuentra bajo control del Ejército bosnio. Fuentes UNPROFOR. en Zagreb
añadieron que los cascos azules españoles vigilaban el paso de un transbordador
militar que portaba ayuda humanitaria. La patrulla había salido a primera hora
de la mañana de la base de Medjugorje a requerimiento del Cuartel General de
UNPROFOR. en Kiseljak.
Las circunstancias en las
que el capitán Fernando Álvarez topó con la mina a las 11:00 A.M., que le
alcanzó de lleno, todavía no habían –ni han-
sido concretadas. “Cuando la patrulla
procedía a recoger a los dos cascos azules se produjeron unos disparos y
explosiones provenientes de la línea de confrontación entre tropas croatas y
musulmanas, aunque se desconoce el lugar exacto del origen de los disparos
cruzados” [5].
En Zaragoza, sus amigos repetían ayer una y otra vez que el capitán Fernando
Álvarez Rodríguez, de 33 años, sólo pudo morir víctima de la explosión de una
mina-trampa: “Tuvo que ser una trampa. Si no fue una trampa, es imposible
que la mina le estallara. Fernando era un experto y además conocía bien la zona” [6].
Uno de sus amigos, también militar, recordaba profundamente apenado -mientras
contemplaba una foto recuerdo que se hicieron a bordo del buque “Aragón”,
en Enero del 93, cuando navegaban rumbo a Bosnia-, cómo le despidió hace apenas
dos semanas cuando el capitán Álvarez volvía por segunda vez [7] al “infierno bosnio”... Corrió la misma mala suerte que un oficial
británico hace unos meses... La undécima
baja mortal -11 días después de su reincorporación- en trece meses de misión. “El mayor sacrificio que España paga en su
acción decidida de asistencia a las víctimas de esta sórdida guerra es la
pérdida de sus propios hijos”, fueron las emocionadas palabras de S.M. el
Rey al recibir a la Agrupación a la que pertenecía el caído.
Ya de regreso, Julián García
Vargas –por su parte- aprovechó el acto de
disolución de la Agrupación para felicitar a los efectivos de la "Madrid"
y agradecerles "el trabajo callado y desprendido" que habían
desarrollado en Bosnia en favor de la pacificación y la reconciliación. Durante
la ceremonia, se rindieron honores al capitán Álvarez, el único fallecido de la
Agrupación ("el momento más duro de toda la misión" [8]).
Para él, don Juan Carlos también tuvo palabras de recuerdo: "El mayor
sacrificio que España paga en su acción decidida de asistencia a las víctimas
de esta sórdida guerra, es la pérdida de sus propios hijos".
"Cuando una
bala le partió su sueño,
de entre la tierra que tapó
al soldado
dos magnolias subieron,
dos magnolias iguales que
tenían
por raíces sus dedos...".
Otra forma de morir, otra
forma -quizá la más sublime- de amor, que era la que unía al soldado con la
tierra por la que había luchado, la tierra sobre la que había vertido su
generosa sangre. En esas magnolias rimadas por Alberti y reverdecidas con
nuestro llanto, crecían, unánimes e impávidas ante el acoso de la intemperie,
el alma de un hombre heroico y el alma de la tierra bosnia por la que ese
hombre había entregado su vida, el alma herida de España que seguía creyendo,
como Machado, en otro milagro de la primavera: "Vi tantas lágrimas que
no pude reprimir las mías en alguna ocasión. Vi a nuestros hombres, a los altos
mandos de UNPROFOR., que venían a ver cómo era posible haber llevado a cabo esa
locura soñada por los españoles. Vi, repito, a hombres avezados en el combate
quitarse las lágrimas del rostro, ante aquella visión de la humanidad de la
guerra. No se nos olvidará nunca" [9].
“¡Ha
muerto mi capitán!...
¡Doblen
todas las campanas:
que
se callen los sollozos
y
que se rompan las gargantas,
y
que nadie añada llantos
al
silencio de las armas…!
Nosotros,
roncos de pena,
sacando
afán de las almas,
llevaremos
a tu gloria
la
victoria que soñabas.
Con
la victoria a tus pies
callaremos
las campanas;
y
para velar tu muerte,
Capitán
de nuestra España,
¡haremos
que en tu recuerdo
canten
siempre nuestras armas!”
(Demetrio Castro Villacañas -División Azul-: “Elegía y Promesa en la Muerte del Capitán
Portolés”).
Un monolito,
con una placa, recuerda al caído en la presa:
“U SJECANJE NA
KAPETANA INZINJERIJE
FERNANDA ALVAREZA RODRIGUEZA
NASTRADALOG NA DUZNOSTI
4 DECEMBRA 1993
SPOMENIK PODZIK SPABAT”.
(“SPABAT. En
memoria del Capitán de Ingenieros Fernando Álvarez Rodríguez, fallecido en acto
de servicio el 4 de Diciembre de 1.993”).
[1] M. Abizanda:
“Un Casco Azul Español Muerto y Otro Herido Grave al Hacerles Explosión Una
Mina en Bosnia”. “ABC”, Domingo 5 de Diciembre de 1.993, página 23.
[2] El teniente
coronel Vicente Navarro, médico que lo acompañó durante todo el viaje desde
Bosnia hasta el hospital Gómez Ulla de Madrid, diagnosticó "lesión
contusa, amplia, extensa, con pérdida de sustancia, tanto ósea como muscular,
en cara antero-interna de la tibia izquierda", añadiendo que "los
principales daños son de carácter vascular y la lesión compromete el tercio
inferior de la pierna izquierda". Tras una operación que duró seis
horas, quedó internado en el hospital, en un estado "normal", según
fuentes del mencionado hospital. Desafortunadamente, el Suboficial perdió la
pierna.
[3] Se rumoreó que el
capitán había regresado a Bosnia dada la escasez de especialistas en
desactivación de explosivos que adolecía nuestro Ejército, afirmación que no
tardaron en desmentir sus compañeros (S. N. "ABC", Diciembre de
1.993).
[4] Teresa Bricio: “Lo que Resiste al Bura”. ACN., Mostar,
15 de Junio de 2.004. Cuando
los restantes miembros dé la patrulla acudieron a auxiliar a sus compañeros se
produjeron varios tiros y explosiones en las proximidades, en la línea de
frente entre las milicias del HVO. y la Armija. Los militares españoles
aseguraban desconocer el origen exacto de los disparos.
[5] “Un Capitán
Español Muere en Bosnia al Estallar una Mina”. “La Vanguardia”, Domingo 5 de Diciembre de 1.993, página
6.
[6] Javier
Torrontegui: “Un
Auténtico Padrazo, Buen Cazador y Experto en Explosivos”. “El País”, 5 de Diciembre de 1.993.
[7] Durante el primer periodo (Enero-Mayo) de
estancia en la antigua Yugoslavia, Fernando Álvarez formó parte del primer
grupo de nueve oficiales y suboficiales expertos en explosivos que acudieron en
apoyo de la agrupación destinada a Bosnia por el Ministerio de Defensa. El
capitán renunció a lo largo de todo ese tiempo a los permisos que le
correspondían para que, a causa de las dificultades que había para disponer de
unos días libres, fueran sus hombres quienes disfrutaran del asueto.
[8]Suboficial Mayor
Juan Rodríguez Liñán (Plana Mayor del ELAC. de la AGT. "Madrid"):
"Los Militares Españoles lo Damos Todo en Bosnia".
"Revista Española de Defensa" Nº 75 (Mayo de 1.994), página 87.
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