EL CORONEL RETIRADO
Estírate subteniente
y endereza tu caballo
que allí viene hacia
nosotros un coronel retirado.
En su ropa de civil,
que ahora viste con desgano,
casi no puede
captarse lo que en sí lleva guardado.
¡Qué emociones
sentirá al llegar a nuestro lado,
si vistió nuestro
uniforme casi, casi cuarenta años...!
¡Qué de recuerdos
tendrá de este cuartel legendario
que acuñó en sus
mocedades, de muchachito soldado,
con las mismas
ilusiones que nunca pasan de largo!
Baje el talón,
subteniente, que estos jinetes de antaño
descubren cualquier
fallo al dar el primer vistazo.
Corrígete,
subteniente, y coloca tu caballo,
para que mi coronel
no te vea mal montado.
Mira... sus ojos se
empañan cuando pasa saludando
y, al izarse la
Bandera al son de nuestro Himno Patrio,
hizo todo lo posible
por mantenerse aplomado
y evitar que los
mirones lo descubran sollozando.
Porque esta fe
militar es una sola, muchachos,
que empieza de
calcetines y acaba en el camposanto.
Poca cosa se consigue
con vestirse de paisano,
si adentro la
procesión sigue firme desfilando.
Saquen pecho,
soldados, como nunca lo han sacado,
muestren bien su
gallardía, como jamás la han mostrado,
que allí viene a la
derecha, con su ropa de paisano,
un hombre que es un
recuerdo de nuestras glorias de antaño,
que prestigió al
Regimiento, donde sirvió muchos años.
Un hombre que luce un
título que debiéramos llevarlo
grabado bien en el
alma, con acento venerado
y que sólo en sus
palabras dice un resumen sagrado
de la entrega de una
vida como fiel apostolado,
sin buscar otras
conquistas que el honor de ser soldado.
¡ Atención al
Regimiento !
que aquí llega a
nuestro lado
un crisol de nuestra
Patria:
UN CORONEL RETIRADO
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