Debido a sus particulares características, el principal valor
añadido de la Unión Europea para hacer frente a los retos de seguridad en el
siglo XXI, tanto en la prevención de las crisis, en su gestión, como en la
etapa post-conflicto o post-crisis, es su capacidad para afrontarlas desde una
perspectiva o enfoque integral. Este enfoque integral, concepto en desarrollo
actualmente en el Servicio Europeo de Acción Exterior, trata de aportar
soluciones con el máximo nivel de flexibilidad, aglutinando en la resolución de
los problemas de seguridad todos los instrumentos a disposición de la Unión:
desde aquellos de carácter comunitario y preventivo como la Política de
Vecindad, los Fondos Europeos para el Desarrollo, o el Instrumento para la
Estabilidad, hasta los que están bajo el control del Consejo como la Política
Común de Seguridad y Defensa, o los de carácter diplomático como el Servicio
Europeo de Acción Exterior con su diplomacia preventiva.
La Política Común de Seguridad y Defensa
(PCSD), entendida como una pieza clave de la acción exterior de la Unión
Europea, es la parte de la Política Exterior y de Seguridad Común que se plasma
en la actuación planificada en el seno del Consejo, es decir, actuación intergubernamental,
dirigida a gestionar eficazmente las crisis que se producen en la esfera
internacional. La participación de la UE a través de la PCSD en diferentes
escenarios constituye una expresión muy tangible del empeño de la UE en
contribuir a la promoción y preservación de la paz y la estabilidad en el
mundo, fortaleciendo su capacidad general para, en el marco de su estrategia de
seguridad, responder a los retos en este ámbito con instrumentos de gestión de
crisis civiles y militares. Sin embargo, los desafíos de seguridad aumentan
cada día en número, complejidad y dimensión.
En consecuencia, la demanda para disponer de
unas capacidades adecuadas con que gestionar las crisis resultantes de los
retos de seguridad también aumenta. Por ello, y debido entre otras cosas a las
limitaciones presupuestarias de todos los Estados, la Unión Europea debe
optimizar los recursos a su disposición, tratando de hacer frente a los
problemas desde su raíz. Si la UE es capaz de llevar a cabo misiones u operaciones
de la PCSD en el marco de un enfoque integral frente a una determinada
situación de crisis, las posibilidades de obtener resultados positivos y
duraderos se verán notablemente incrementadas.
Las misiones de entrenamiento lanzadas por la
UE, o aquellas de refuerzo y creación de determinadas capacidades, representan
un buen ejemplo de cómo alcanzar resultados a medio y largo plazo a través de
un número limitado de efectivos y medios. La finalidad de estas misiones es la
de contribuir a fortalecer gobiernos débiles o a mejorar la buena gobernanza en
el país, así como a reformar/modernizar sus Fuerzas Armadas y de Seguridad. En
realidad, se trata de que sin recurrir a un gran despliegue de recursos
materiales y humanos, se pueda hacer frente de manera eficaz a las amenazas e
intereses de la Unión Europea en áreas, cuya desestabilización podría producir
efectos si cabe más negativos y de mayor envergadura en el resto de la región,
traduciéndose en crisis humanitarias, violación de Derechos Humanos y en
violencia armada.
En este marco, la UE ha desplegado dos nuevas
misiones de la PCSD en 2.012: una misión civil de asesoramiento, asistencia y
adiestramiento en el Sahel, llamada EUCAP SAHEL Níger; centrada en las fuerzas
de seguridad para reforzar las capacidades en la lucha contraterrorista y el
crimen organizado, facilitando con ello el control del territorio por parte del
Estado; y una misión para la creación de capacidades marítimas regionales en el
Cuerno de África, denominada EUCAP Néstor. Ambas misiones contemplan una
aproximación por fases en su puesta en práctica, basada en secuenciar las
actividades en los países afectados. Además, está previsto desplegar otras dos
misiones, una en Mali y otra en Libia, a lo largo de 2.013. La primera, llamada
EUTM Mali, será de asesoramiento y entrenamiento a las Fuerzas Armadas de Mali,
y la segunda lo será de ayuda al control de fronteras.
Si bien es verdad que este tipo de misiones,
de pequeña entidad comparadas con operaciones militares en el marco de la OTAN
o de Naciones Unidas, tendrían por sí solas un impacto estratégico limitado, lo
realmente importante y lo que les concede un valor añadido es su aportación a
la consecución con éxito de un objetivo de mucha mayor envergadura, al
desarrollarse siempre encuadradas en el marco de una estrategia más amplia de
la UE en la región. Es así como, con la única excepción de la posible misión de
control de fronteras en Libia, EUTM Mali y EUCAP SAHEL Níger forman parte de la
Estrategia para la Seguridad y el Desarrollo en el Sahel de la UE. De igual
manera, en el Marco Estratégico de la Unión Europea para el Cuerno de África,
en sus aspectos de gestión de crisis es donde encuentran su asiento la
operación Atalanta de lucha contra la piratería, la misión EUTM Somalia de
entrenamiento de las fuerzas de seguridad somalíes, y EUCAP Néstor, que como es
natural, se suman a otros proyectos de desarrollo y de ayuda humanitaria de las
instituciones europeas en la región. En el fondo, la UE no hace sino consolidar
sus prioridades estratégicas para el futuro en el Sahel o en el Cuerno de
África, reduciendo los efectos de la inseguridad en la región, bien poniendo
fin a la piratería, o bien a través de misiones de asesoramiento y
adiestramiento de Fuerzas Armadas y de Seguridad locales.
Desde que la Unión Europea llevó a cabo su
primera misión en el ámbito de la PCSD mucho han cambiado las cosas. Su
evidente capacidad para gestionar los instrumentos que tiene a su disposición:
Diplomáticos, de desarrollo y de defensa, la convierten en una organización
internacional única. Desde hace unos años, la UE viene incluyendo misiones PCSD
en el marco de sus más amplias estrategias regionales, llegando a jugar un
papel decisivo en ellas.
El reto para el futuro será el de mejorar aún
más su capacidad de coordinar todos los instrumentos disponibles, tanto en
Bruselas como sobre el terreno. Misiones del tipo de las reseñadas, con
objetivos concretos y con un menor nivel de fuerzas sobre el terreno, parecen
ser una buena vía hacia el éxito. De lo que no cabe duda, es que redundaría en
una mayor visibilidad y buenos resultados prácticos de la acción exterior de la
Unión Europea.
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