En
la boca de la ría del Eo (límite entre Asturias y Galicia) hay un submarino
hundido, como consecuencia de un cañonazo de un pesquero artillado para
desempeñar funciones de patrullera. Se dice que debía venir en mal estado con
intención de protegerse en la ría, despreciando el alto impuesto por el poco
temible pesquero, que sin embargo disparó y -con mucha suerte- remató al
maltrecho submarino…
La
Historia (y el general Franco) condecoró al marino que capitaneaba el “Galicia”,
pero no queda exento de heroísmo el capitán del malogrado sumergible.
Los
protagonistas:
SUBMARINO
B-6.
Fue
el último de una serie de seis construidos en 1.923 en la factoría de la Sociedad Española de
Construcción Naval de Cartagena con licencia de la Holland Boat. Pertenecía al tipo
F-105 de 564/716 Tm. y contaba con dos motores diésel NESELCO de 700 CV a 367
rpm y dos eléctricos de 210 CV a dos ejes, los cuales le daban una velocidad de
16 nudos en superficie y 10,5 en inmersión a toda máquina y 125 MN en económica
a 4 nudos en inmersión. Tenía doble casco y once compartimentos estancos, siendo
su cota máxima de joven era 60 metros. Su estado general, en el momento del
encuentro con los buques nacionales era - aunque gastado- bastante bueno y bien
mantenido (de hecho, las baterías Tudor zaragozanas de 120 elementos estaban
bastante enteras). No obstante, se le podía considerar ya obsoleto para el
momento.
Como
ayudas a la navegación llevaba dos periscopios Kelmorgen Optical (el de ataque
con telémetro Zeiss para lanzamiento de torpedos), giroscópica Sperry, sonda
acústica, corredera, gonio, dos transmisores/receptores Marconi, unos
elementales equipos de escucha, y un equipo de señales submarinas con un
alcance de un par de millas.
Como
armamento cuatro TLT, dos a proa y dos a popa de 450 mm con una dotación de
ocho unidades W-150 y un cañón de tiro rápido con capacidad antiaérea 76.2/45
con una dotación de 200 proyectiles.
La
dotación era de 37 personas, aunque a este respecto siempre ha habido dudas:
Hay que tener en cuenta
que la dotación completa de estos buques era de 34 personas. Originalmente había
sido de 28, pero por una OM de 15 de Octubre de 1.934 se había aumentado en 6
(de ellos, 3 debían ser Oficiales, 2 del Cuerpo General -Comandante y segundo
Comandante- y 1 de Maquinas).
El día 30 de Septiembre
de 1.921, se colocaba la quilla y en menos de dos años era botado, el día 5 de
Junio de 1.923. La entrega a la Armada del que sería el último de su serie, se
llevaría a cabo el 21 de Enero de 1.926.
Este submarino
protagonizaría un asombroso record de duración en inmersión en el año 1.927,
permaneciendo 72 horas seguidas sin salir a superficie.
El estallido de la
Guerra Civil sorprendió al B-6 en Cartagena y desde allí partió el día 18 de Julio
de 1.936 junto con el C-1, C-3, C-4 y C-6, con órdenes de patrullar el mar de
Alborán. Los submarinos permanecerían a la espera del tráfico procedente de
África en el que se desplazaban las tropas del alzamiento. En su zona de
operaciones se esperaba el paso de unidades que se alejarían de los buques de
superficie que igualmente realizaban el bloqueo
Las operaciones
resultaron un fracaso y los buques de la Armada se debatían entre uno y otro
bando, produciéndose sublevaciones y cambios de bando, con trágicas acciones en
las que se derramaba sangre de hermanos. Sin embargo el bloqueo fue efectivo
durante algún tiempo y la República controlaba el estrecho. Tan sólo un pequeño
pero importante convoy logró alcanzar la península.
Las dotaciones de muchos
buques apresaron a sus mandos por sus intentos de pasarse a la causa de los
nacionales, o simplemente para evitar que esto sucediera. Este fue también el
caso de los submarinos.
Cuando el B-6 regresó a
Málaga el día 20, el comandante del submarino y algunos de sus oficiales son
detenidos y relevados del mando, por su supuesta lealtad a los sublevados, al
igual que sucedería con los demás submarinos en el puerto. Allí toma el mando
el 2º Maquinista Juan Cumbrea.
En los primeros días de la sublevación militar, a todos los Oficiales del
Cuerpo General a bordo de la Flota de la Republica, se les obligo a decantarse,
la mayoría dijeron estar con los sublevados y ante el temor de que les
entregasen los barcos, fueron destituidos de sus cargos y detenidos, primero en
los propios barcos y después estregados a las autoridades en tierra. Como los
barcos se quedaron sin jefes de Cuerpos patentados, tuvieron que tirar de
oficiales auxiliares y mercantes para completar las tripulaciones de alguna
forma.
El 1 de Agosto regresa a
Cartagena acompañado por el C-4 con el objetivo de alistarse para salir hacia
el Cantábrico. Toma el mando el Alférez de Navío Óscar Scharfhaussen Kebbon y
el 15 de Septiembre parten rumbo al norte a apoyar a los submarinos allí
destacados en su intento de frustrar el bloqueo impuesto por los buques
nacionales que desde sus bases en Galicia acosan a los mercantes y las ciudades
del Norte.
En
el momento que nos ocupa, hay serias dudas de que fueran capaces y tuvieran
ganas de lanzar torpedos con cierto éxito, había cajas de municiones por todo
el barco, el comandante desganado, de segundo iba el jefe de máquinas, el
oficial de derrota era un piloto de la mercante sin experiencia en submarinos.
Ninguno de ellos tenía experiencia en combate, pero el cañón lo manejaron con destreza
en tiro rasante. Era un submarino haciendo de carguero…
DESTRUCTOR
“VELASCO”.
Pertenecía
a la serie “Alsedo”, 1.164 TM, 86 metros de eslora por 8´25 de manga y 3
metros de calado. Montaba cuatro calderas acuatubulares Yarrow, con chimeneas
independientes, dos grupos de turbinas SECN-Parsons de 16.500 CV cada una y dos
ejes que le imprimían una velocidad máxima de 34 nudos (a marcha económica disponía
de combustible para 2.500 millas).
Tripulación:
86 marineros.
El
armamento estaba compuesto por tres cañones de 101,6/50 Vickers, de tiro
rápido, eran manuales, pero el proyectil llevaba el casquillo incorporado, más
dos antiaéreos de 47 mm, dos montajes dobles para torpedos en cubierta,
varaderos para 60 minas y cargas de profundidad. Llevaba una dirección de tiro
bastante buena, con una tripulación veterana muy adiestrada, al mando de un
comandante de los “pata negra” y un director de tiro que era un
“manitas”
REMOLCADOR
“GALICIA”.
Ex
“Saint Clement” inglés, de 350 toneladas, maquina alternativa y caldera
escocesa de carbón. Posteriormente, se reconvirtió en el RR-11. El armamento
era un poco escaso para enfrentarse a un submarino en superficie (no obstante, la
tripulación demostró ser muy valiente al acometer semejante y tan arriesgada
empresa).
BOU
“CIRIZA”.
El
“Ciriza” Nº 4, era en realidad el británico ex “Gros Beak”, de
262 ton, máquina alternativa y una caldera escocesa de carbón. Volvió en 1938 a
la pesca. Del combate, prácticamente ni se enteró.
El
combate:
El
15 de Septiembre de 1.936 sale de Cartagena para Bilbao el B-6 con un
cargamento de 25 toneladas de municiones de fusil en cajas para el Ejercito del
Norte al mando del Alférez de Navío Scharfhaussen. Éste estaba en la cárcel en Cartagena,
cuando el Capitán de Navío Ruiz González -el “Nono” Ruiz para los
colegas-, Jefe de la Base de Cartagena lo sacó para que capitaneara el B-6. Su
segundo, el Jefe Juan Cumbrera, se encargaría de evitar que la liase. La
presencia del piloto mercante Eugenio Dutrás como oficial de derrota fue crucial
a la hora de buscar aliados y después vino muy bien como testigo para la causa
Nº 127/368, que condenó a la tripulación por el delito de sedición y rebelión y,
así mismo, para el Juicio Contradictorio para la concesión de la célebre
medalla al Alférez de Navío Sánchez-Barcáiztegui. El
mando militar lo llevaba el jefe de máquinas.
Paralelamente
en las primeras horas de este día, el “Velasco” zarpaba de El Ferrol al
mando del Capitán de Corbeta Francisco Núñez para una operación de minado muy
abierto de tierra. La mar estaba en calma y el cielo despejado. En dicha
operación de minado los bous tenían misión de escolta y vigilancia.
A
08:30 hs., cuando el “Velasco” se encontraba a 25 millas náuticas al 020
de Cabo Blanco, avista un submarino en superficie muy lejos, por lo que aumenta
la velocidad a 25 nudos yendo a por él, pero el submarino se sumerge,
desapareciendo…
A
09:15 vuelve a su rumbo original, encontrándose a 11:15 con el bou “Ciriza”
(capitaneado por el Teniente de Navío Manuel Seijo) y el remolcador “Galicia”
(al mando del Alférez de Navío Federico Sánchez-Barcáiztegui y Aznar) que
estaban en su misma orden de operaciones, a los que apercibe de la presencia
del submarino, volviendo a 12:30 al 090 primitivo.
A
14:30 el “Velasco” recibe por fonía una llamada del “Galicia”
avisando de la presencia del B-6 a unas 15 millas al Norte de Cabo Peñas
(Asturias), por lo que invierte el rumbo y se dirige en apoyo de ambos a
régimen de marcha de 27 nudos.
El
“Galicia” al 070, había detectado al B-6 por su popa e intenta avisar al
“Ciriza”, pero éste no se da cuenta, continuando al mismo rumbo a 3 millas
náuticas por su proa, por lo que decide enfrentarse el solo con el enemigo,
abriendo fuego con su cañón de proa de 57 mm. El B-6 efectúa inmersión (la
sumergibilidad del submarino estaba reducida a poca profundidad, dada la
sobrecarga de municiones, lo que
provocaba un exceso de peso que restaba prestaciones a la estabilidad
normal del submarino), intentando el remolcador pasar por encima de su estela para lanzarle
cargas de profundidad. De pronto, el B-6 hace superficie y abre fuego de cañón
dos veces contra el remolcador a 1.500 metros, haciendo blanco las dos veces. Visto que así no había manera, el
Comandante ordenó entonces poner el buque de popa para que el submarino no
pudiera disparar más sobre el Bou (la cuestión es que, mientras tanto, al “Velasco”
le dio tiempo de regresar y disparar sobre el submarino).
Cuenta la
leyenda que el Alférez Scharfhaussen se las ingenió para provocar una avería, dejando
abierta una válvula y empezando a entrar agua por la torreta, por lo que ordenó
subir a superficie de inmediato. Según la obra “Los Submarinos Españoles”
(Ed. Agualarga), a Scharfhaussen lo llegaron a descubrir, apuntándole uno de
los maquinistas con su pistola, pero se la arrebató en el último momento de
confusión por el hundimiento…
A
15:15 aparece el “Velasco” en el horizonte y en zafarrancho de combate.
A 15:42 abre fuego con los cañones de proa (los telémetros marcaban en ese
momento 6.440 metros); una de las salvas alcanza la sala de máquinas del B-6
obligándolo a rendirse a las 15:47 (el B-6 no contestó a los disparos, yo creo
que ni vieron al destructor). Entre los tres barcos recogen a los náufragos, 36
en total, quedan a bordo dos (¿o uno?) tripulantes (el Auxiliar de Electricidad Juan Heredia Rodríguez
y el Cabo de artillería Pascual Crespo), quienes
abren válvulas de inundación, ayudando al hundimiento del submarino y
desapareciendo con él (evitando así que cayese en manos del enemigo y éste
pudiera reutilizarlo -ya el comandante del “Velasco” había
dispuesto una tripulación de presa al mando del TN. Jaudenes para llevarlo a
puerto-). Eran las16:40 horas…
De este modo, el B-6 se
convirtió en la primera baja de guerra
submarina de la historia de nuestra Armada.
Por
dicha acción, el Alférez de Navío Sánchez-Barcáiztegui recibió la Cruz Laureada
de San Fernando.
23 de los tripulantes
fueron condenados a muerte en Consejo de Guerra en El Ferrol, cumpliéndose al
final 10 de las sentencias (se los fusiló el 1 de Noviembre de 1.936 en la
punta del martillo del arsenal de El Ferrol) y siendo conmutada la pena de los
otros 13 por 30 años de prisión en el penal de La Carraca. Scharfhaussen fue
exonerado de todo cargo y se integró en la Marina Nacional, llegando a Capitán
de Navío y mandando a mediados de los 60 el Arma Submarina de la Armada.
Aspectos
que no están del todo clarificados (y los archivos no ayudan a aclarar):
- Los disparos supuestamente realizados desde el “Galicia”: 150 de cañón de 57mm., 97 de 47 mm. y 2.000 de armas ligeras... ¡En poco más de una hora!
- El gran porcentaje de blancos achacado a dicho buque.
- Los cinco impactos directos del B-6 que recibió el “Galicia” (algunas fuentes –más fidedignas- únicamente citan dos impactos).
- El lanzamiento –nunca demostrado- de una carga de profundidad.
- La duración del combate entre el remolcador y el submarino: 180 minutos.
- El argumento de la válvula del acústico olvidada abierta al hacer inmersión, olvido que sembró el pánico e hizo salir al submarino…
- El rumbo que tomó el B-6: ¿Era para dejar el cañón en ángulo muerto o para huir?
Aunque algunas versiones
apuntan a que el submarino no pudo sumergirse a tiempo, otros autores aseguran
que esta acción sólo pudo ser posible a la determinación del comandante del
submarino de pasarse al bando nacional: La acción del comandante, no fue otra,
que hacer superficie sabiendo que se encontraba cerca de unidades nacionales.
Los disparos que intercambiaron, averiaron el submarino y la tripulación se rindió.
Parece más probable esta versión que implica al comandante como causante de la
pérdida de la nave. Motivos no le faltaban, pues además de sufrir la muerte de
muchos de sus compañeros, de su afección a la causa nacional, estaba el hecho
de que su propio hermano Guillermo, comandante del B-5, fue fusilado en Málaga
por quienes se suponía que eran de “su bando”… Por otra parte, parece extraño,
que la dotación, y en especial el comité, permitiese al comandante hacer
superficie sin comprobar ellos mismos la situación (lo que sí está demostrado
es que, a partir de este hundimiento, los comités políticos confirmarían
personalmente el periscopio antes de subir a superficie). Fuera como fuere, en este caso, las
escasas pérdidas humanas nos hacen pensar que si fue su comandante el que
provoco la rendición de la nave, este hecho le honra, por no derramar sangre de
sus compañeros en la acción; y si fue debido a las averías, la dotación cumplió
con su deber hasta el final.
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