jueves, 4 de abril de 2013

Nuestro particular DAS BOOT



En la boca de la ría del Eo (límite entre Asturias y Galicia) hay un submarino hundido, como consecuencia de un cañonazo de un pesquero artillado para desempeñar funciones de patrullera. Se dice que debía venir en mal estado con intención de protegerse en la ría, despreciando el alto impuesto por el poco temible pesquero, que sin embargo disparó y -con mucha suerte- remató al maltrecho submarino…

La Historia (y el general Franco) condecoró al marino que capitaneaba el “Galicia”, pero no queda exento de heroísmo el capitán del malogrado sumergible.

Los protagonistas:

SUBMARINO B-6.
Fue el último de una serie de seis construidos en 1.923 en la factoría de la Sociedad Española de Construcción Naval de Cartagena con licencia de la Holland Boat. Pertenecía al tipo F-105 de 564/716 Tm. y contaba con dos motores diésel NESELCO de 700 CV a 367 rpm y dos eléctricos de 210 CV a dos ejes, los cuales le daban una velocidad de 16 nudos en superficie y 10,5 en inmersión a toda máquina y 125 MN en económica a 4 nudos en inmersión. Tenía doble casco y once compartimentos estancos, siendo su cota máxima de joven era 60 metros. Su estado general, en el momento del encuentro con los buques nacionales era - aunque gastado- bastante bueno y bien mantenido (de hecho, las baterías Tudor zaragozanas de 120 elementos estaban bastante enteras). No obstante, se le podía considerar ya obsoleto para el momento.

Como ayudas a la navegación llevaba dos periscopios Kelmorgen Optical (el de ataque con telémetro Zeiss para lanzamiento de torpedos), giroscópica Sperry, sonda acústica, corredera, gonio, dos transmisores/receptores Marconi, unos elementales equipos de escucha, y un equipo de señales submarinas con un alcance de un par de millas.

Como armamento cuatro TLT, dos a proa y dos a popa de 450 mm con una dotación de ocho unidades W-150 y un cañón de tiro rápido con capacidad antiaérea 76.2/45 con una dotación de 200 proyectiles.

La dotación era de 37 personas, aunque a este respecto siempre ha habido dudas: Hay que tener en cuenta que la dotación completa de estos buques era de 34 personas. Originalmente había sido de 28, pero por una OM de 15 de Octubre de 1.934 se había aumentado en 6 (de ellos, 3 debían ser Oficiales, 2 del Cuerpo General -Comandante y segundo Comandante- y 1 de Maquinas).

El día 30 de Septiembre de 1.921, se colocaba la quilla y en menos de dos años era botado, el día 5 de Junio de 1.923. La entrega a la Armada del que sería el último de su serie, se llevaría a cabo el 21 de Enero de 1.926.

Este submarino protagonizaría un asombroso record de duración en inmersión en el año 1.927, permaneciendo 72 horas seguidas sin salir a superficie.

El estallido de la Guerra Civil sorprendió al B-6 en Cartagena y desde allí partió el día 18 de Julio de 1.936 junto con el C-1, C-3, C-4 y C-6, con órdenes de patrullar el mar de Alborán. Los submarinos permanecerían a la espera del tráfico procedente de África en el que se desplazaban las tropas del alzamiento. En su zona de operaciones se esperaba el paso de unidades que se alejarían de los buques de superficie que igualmente realizaban el bloqueo

Las operaciones resultaron un fracaso y los buques de la Armada se debatían entre uno y otro bando, produciéndose sublevaciones y cambios de bando, con trágicas acciones en las que se derramaba sangre de hermanos. Sin embargo el bloqueo fue efectivo durante algún tiempo y la República controlaba el estrecho. Tan sólo un pequeño pero importante convoy logró alcanzar la península.

Las dotaciones de muchos buques apresaron a sus mandos por sus intentos de pasarse a la causa de los nacionales, o simplemente para evitar que esto sucediera. Este fue también el caso de los submarinos.

Cuando el B-6 regresó a Málaga el día 20, el comandante del submarino y algunos de sus oficiales son detenidos y relevados del mando, por su supuesta lealtad a los sublevados, al igual que sucedería con los demás submarinos en el puerto. Allí toma el mando el 2º Maquinista Juan Cumbrea. En los primeros días de la sublevación militar, a todos los Oficiales del Cuerpo General a bordo de la Flota de la Republica, se les obligo a decantarse, la mayoría dijeron estar con los sublevados y ante el temor de que les entregasen los barcos, fueron destituidos de sus cargos y detenidos, primero en los propios barcos y después estregados a las autoridades en tierra. Como los barcos se quedaron sin jefes de Cuerpos patentados, tuvieron que tirar de oficiales auxiliares y mercantes para completar las tripulaciones de alguna forma.

El 1 de Agosto regresa a Cartagena acompañado por el C-4 con el objetivo de alistarse para salir hacia el Cantábrico. Toma el mando el Alférez de Navío Óscar Scharfhaussen Kebbon y el 15 de Septiembre parten rumbo al norte a apoyar a los submarinos allí destacados en su intento de frustrar el bloqueo impuesto por los buques nacionales que desde sus bases en Galicia acosan a los mercantes y las ciudades del Norte.

En el momento que nos ocupa, hay serias dudas de que fueran capaces y tuvieran ganas de lanzar torpedos con cierto éxito, había cajas de municiones por todo el barco, el comandante desganado, de segundo iba el jefe de máquinas, el oficial de derrota era un piloto de la mercante sin experiencia en submarinos. Ninguno de ellos tenía experiencia en combate, pero el cañón lo manejaron con destreza en tiro rasante. Era un submarino haciendo de carguero…

DESTRUCTOR “VELASCO”.
Pertenecía a la serie “Alsedo”, 1.164 TM, 86 metros de eslora por 8´25 de manga y 3 metros de calado. Montaba cuatro calderas acuatubulares Yarrow, con chimeneas independientes, dos grupos de turbinas SECN-Parsons de 16.500 CV cada una y dos ejes que le imprimían una velocidad máxima de 34 nudos (a marcha económica disponía de combustible para 2.500 millas).

Tripulación: 86 marineros.

El armamento estaba compuesto por tres cañones de 101,6/50 Vickers, de tiro rápido, eran manuales, pero el proyectil llevaba el casquillo incorporado, más dos antiaéreos de 47 mm, dos montajes dobles para torpedos en cubierta, varaderos para 60 minas y cargas de profundidad. Llevaba una dirección de tiro bastante buena, con una tripulación veterana muy adiestrada, al mando de un comandante de los “pata negra” y un director de tiro que era un “manitas”

REMOLCADOR “GALICIA”.
Ex “Saint Clement” inglés, de 350 toneladas, maquina alternativa y caldera escocesa de carbón. Posteriormente, se reconvirtió en el RR-11. El armamento era un poco escaso para enfrentarse a un submarino en superficie (no obstante, la tripulación demostró ser muy valiente al acometer semejante y tan arriesgada empresa).

BOU “CIRIZA”.
El “Ciriza” Nº 4, era en realidad el británico ex “Gros Beak”, de 262 ton, máquina alternativa y una caldera escocesa de carbón. Volvió en 1938 a la pesca. Del combate, prácticamente ni se enteró.

El combate:

El 15 de Septiembre de 1.936 sale de Cartagena para Bilbao el B-6 con un cargamento de 25 toneladas de municiones de fusil en cajas para el Ejercito del Norte al mando del Alférez de Navío Scharfhaussen. Éste estaba en la cárcel en Cartagena, cuando el Capitán de Navío Ruiz González -el “Nono” Ruiz para los colegas-, Jefe de la Base de Cartagena lo sacó para que capitaneara el B-6. Su segundo, el Jefe Juan Cumbrera, se encargaría de evitar que la liase. La presencia del piloto mercante Eugenio Dutrás como oficial de derrota fue crucial a la hora de buscar aliados y después vino muy bien como testigo para la causa Nº 127/368, que condenó a la tripulación por el delito de sedición y rebelión y, así mismo, para el Juicio Contradictorio para la concesión de la célebre medalla al Alférez de Navío Sánchez-Barcáiztegui. El mando militar lo llevaba el jefe de máquinas.

Paralelamente en las primeras horas de este día, el “Velasco” zarpaba de El Ferrol al mando del Capitán de Corbeta Francisco Núñez para una operación de minado muy abierto de tierra. La mar estaba en calma y el cielo despejado. En dicha operación de minado los bous tenían misión de escolta y vigilancia.

A 08:30 hs., cuando el “Velasco” se encontraba a 25 millas náuticas al 020 de Cabo Blanco, avista un submarino en superficie muy lejos, por lo que aumenta la velocidad a 25 nudos yendo a por él, pero el submarino se sumerge, desapareciendo…

A 09:15 vuelve a su rumbo original, encontrándose a 11:15 con el bou “Ciriza” (capitaneado por el Teniente de Navío Manuel Seijo) y el remolcador “Galicia” (al mando del Alférez de Navío Federico Sánchez-Barcáiztegui y Aznar) que estaban en su misma orden de operaciones, a los que apercibe de la presencia del submarino, volviendo a 12:30 al 090 primitivo.

A 14:30 el “Velasco” recibe por fonía una llamada del “Galicia” avisando de la presencia del B-6 a unas 15 millas al Norte de Cabo Peñas (Asturias), por lo que invierte el rumbo y se dirige en apoyo de ambos a régimen de marcha de 27 nudos.

El “Galicia” al 070, había detectado al B-6 por su popa e intenta avisar al “Ciriza”, pero éste no se da cuenta, continuando al mismo rumbo a 3 millas náuticas por su proa, por lo que decide enfrentarse el solo con el enemigo, abriendo fuego con su cañón de proa de 57 mm. El B-6 efectúa inmersión (la sumergibilidad del submarino estaba reducida a poca profundidad, dada la sobrecarga de municiones, lo que  provocaba un exceso de peso que restaba prestaciones a la estabilidad normal del submarino), intentando el remolcador pasar por encima de su estela para lanzarle cargas de profundidad. De pronto, el B-6 hace superficie y abre fuego de cañón dos veces contra el remolcador a 1.500 metros, haciendo blanco las dos veces. Visto que así no había manera, el Comandante ordenó entonces poner el buque de popa para que el submarino no pudiera disparar más sobre el Bou (la cuestión es que, mientras tanto, al “Velasco” le dio tiempo de regresar y disparar sobre el submarino).

Cuenta la leyenda que el Alférez Scharfhaussen se las ingenió para provocar una avería, dejando abierta una válvula y empezando a entrar agua por la torreta, por lo que ordenó subir a superficie de inmediato. Según la obra “Los Submarinos Españoles” (Ed. Agualarga), a Scharfhaussen lo llegaron a descubrir, apuntándole uno de los maquinistas con su pistola, pero se la arrebató en el último momento de confusión por el hundimiento…

A 15:15 aparece el “Velasco” en el horizonte y en zafarrancho de combate. A 15:42 abre fuego con los cañones de proa (los telémetros marcaban en ese momento 6.440 metros); una de las salvas alcanza la sala de máquinas del B-6 obligándolo a rendirse a las 15:47 (el B-6 no contestó a los disparos, yo creo que ni vieron al destructor). Entre los tres barcos recogen a los náufragos, 36 en total, quedan a bordo dos (¿o uno?) tripulantes (el Auxiliar de Electricidad Juan Heredia Rodríguez y el Cabo de artillería Pascual Crespo), quienes abren válvulas de inundación, ayudando al hundimiento del submarino y desapareciendo con él (evitando así que cayese en manos del enemigo y éste pudiera reutilizarlo -ya el comandante del “Velasco” había dispuesto una tripulación de presa al mando del TN. Jaudenes para llevarlo a puerto-). Eran las16:40 horas…

De este modo, el B-6 se convirtió  en la primera baja de guerra submarina de la historia de nuestra Armada.

Por dicha acción, el Alférez de Navío Sánchez-Barcáiztegui recibió la Cruz Laureada de San Fernando.

23 de los tripulantes fueron condenados a muerte en Consejo de Guerra en El Ferrol, cumpliéndose al final 10 de las sentencias (se los fusiló el 1 de Noviembre de 1.936 en la punta del martillo del arsenal de El Ferrol) y siendo conmutada la pena de los otros 13 por 30 años de prisión en el penal de La Carraca. Scharfhaussen fue exonerado de todo cargo y se integró en la Marina Nacional, llegando a Capitán de Navío y mandando a mediados de los 60 el Arma Submarina de la Armada.

Aspectos que no están del todo clarificados (y los archivos no ayudan a aclarar):

  •  Los disparos supuestamente realizados desde el “Galicia”: 150 de cañón de 57mm., 97 de 47 mm. y 2.000 de armas ligeras... ¡En poco más de una hora!
  • El gran porcentaje de blancos achacado a dicho buque.
  • ƒ Los cinco impactos directos del B-6 que recibió el “Galicia” (algunas fuentes –más fidedignas- únicamente citan dos impactos).
  • El lanzamiento –nunca demostrado- de una carga de profundidad.
  • La duración del combate entre el remolcador y el submarino: 180 minutos.
  • El argumento de la válvula del acústico olvidada abierta al hacer inmersión, olvido que sembró el pánico e hizo salir al submarino…
  • El rumbo que tomó el B-6: ¿Era para dejar el cañón en ángulo muerto o para huir?


Aunque algunas versiones apuntan a que el submarino no pudo sumergirse a tiempo, otros autores aseguran que esta acción sólo pudo ser posible a la determinación del comandante del submarino de pasarse al bando nacional: La acción del comandante, no fue otra, que hacer superficie sabiendo que se encontraba cerca de unidades nacionales. Los disparos que intercambiaron, averiaron el submarino y la tripulación se rindió. Parece más probable esta versión que implica al comandante como causante de la pérdida de la nave. Motivos no le faltaban, pues además de sufrir la muerte de muchos de sus compañeros, de su afección a la causa nacional, estaba el hecho de que su propio hermano Guillermo, comandante del B-5, fue fusilado en Málaga por quienes se suponía que eran de “su bando”… Por otra parte, parece extraño, que la dotación, y en especial el comité, permitiese al comandante hacer superficie sin comprobar ellos mismos la situación (lo que sí está demostrado es que, a partir de este hundimiento, los comités políticos confirmarían personalmente el periscopio antes de subir a superficie). Fuera como fuere, en este caso, las escasas pérdidas humanas nos hacen pensar que si fue su comandante el que provoco la rendición de la nave, este hecho le honra, por no derramar sangre de sus compañeros en la acción; y si fue debido a las averías, la dotación cumplió con su deber hasta el final.

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