jueves, 23 de mayo de 2013

SIDI DRIS: La intervención de la ARMADA en el DESASTRE DE ANNUAL.


El avance de las tropas de Abd el-Krim obligaron a los españoles a ir abandonando las posiciones tomadas anteriormente hasta los emplazamientos más cercanos a la costa. Mientras esto ocurría, la Armada comenzó a desplegar su flota para socorrer a las tropas españolas por vía marítima, ya que el apoyo y asistencia por vía terrestre era imposible, dado el asedio y presión de las fuerzas rifeñas. Sidi Dris era una posición entre Melilla y Alhucemas “privilegiada”: Con una vista de 360 grados que abarca al norte la línea de costa, con el macizo de Quilates al extremo occidental, y al sur los territorios de la antigua tribu de Tensaman, con el valle de Annual al este, Sidi-Dris es el escenario de una terrible historia, que otorga un estremecedor simbolismo a su color rojo de herrumbre. Sobre ella, en el verano del 21, perdieron la vida 300 soldados españoles, empeñados en una defensa sin otra esperanza que una evacuación por mar que fracasó, condenándolos a perecer a manos de los rifeños de El Krim.

Algunos días antes de la toma de Abarrán, Mohamed Ukarach, uno de los jefes Tensamani que vivía en la zona que los españoles pretendían ocupar había informado personalmente al comandante Villar de la presencia de una gran harka de beniurriagueles de unos 3.000 hombres a pie y a caballo, por lo que le aconsejó el empleo de tres columnas muy bien armadas para la ocupación del monte Abarrán. Lo lógico en este caso hubiera sido suspender la operación hasta hacer un reconocimiento profundo de la zona antes de iniciar la ofensiva, sin embargo el mando hizo caso omiso a los avisos y mantuvo los preparativos para realizar una ocupación por sorpresa. Sin embargo, la táctica hispana resultó un tremendo fracaso puesto que a las 23:00 horas las elevaciones frente a Annual se llenaron de hogueras encendidas por los rifenos que avisaban sobre lo que los españoles estaban maquinando.

El 1 de Junio el comandante Villar parte desde Annual, al frente de 1.461 hombres con la orden de tomar la cota de Abarrán (525 metros de altitud), lo hace de una forma pacífica, sin disparar un solo tiro. Abd-el-Krim no da señales de vida y finalmente, tras la ocupación, se deja una guarnición de unos 300 hombres que comienzan de inmediato a fortificar la posición. El terreno por su configuración no ayudaba para la construcción de un parapeto que ofreciera garantías. El caid El Hach Haddur Boaxa, que acompañaba a la columna española, aconsejó al comandante Villar no instalarse en la posición y que regresara toda la columna a Annual, sin embargo el consejo del caíd es desoído por el comandante Villar. Los españoles comenzaron a levantar los parapetos sobre Abarrán, parapetos que se demuestran como inservibles desde el primer momento (como ejemplo señalar que la posición que se le había otorgado a los cañones los hacía prácticamente inoperantes). Mientras esto ocurría las lomas que rodeaban Abarrán comenzaban a llenarse de rifeños que observaban interesados la construcción de las fortificaciones.  Cuando el comandante Villar consideró finalizados los trabajos de defensa comenzó a repartir entre los "rifeños amigos" el material militar prometido (Silvestre se había comprometido a distribuir armas y munición a las tribus leales), tras el reparto comenzaron inmediatamente los preparativos para el regreso del grueso de la columna. Al mando de la posición de Abarrán queda el capitán Juan Salafranca Barrios. Los soldados que regresaban hacia la posición de Annual lo hacen deprisa, casi corriendo, temerosos y presintiendo la emboscada. Sin caminos que pudieran auxiliar la posición en caso de ataque, con pocos víveres y municiones, sin un plan de antemano que previera el rescate de los defensores en caso de ataque rifeño, la nueva posición era una invitación abierta para ser atacada por los moros. La noticia de la toma de la posición de Abarrán sin efectuar un solo disparo complació enormemente a Silvestre, que se encontraba en ese momento en Annual, y que calificó la operación como "un rotundo éxito". El propio Silvestre, antes de partir hacia Melilla, se puso en comunicación con Berenguer para trasladarle la feliz noticia, a la vez que le comunicaba sus futuros proyectos, proyectos que pasaban por la toma de Beni-Melul, Cudia Afelún y Tizi-Terresich. Algunos rifeños tensemanis, considerados amigos por los españoles y que habían pedido armas a Silvestre habían conseguido por parte del general la promesa que se les facilitaría una vez la posición de Abarrán fuera tomada y consolidada, comprometiéndose, por su parte, en quedarse allí para apoyar el contingente hispano. De esta manera un grupo de tensemanis acompañó a los soldados españoles en su acción, apenas esta hubo concluido y la posición acabó de ser fortificada, fueron entregadas las armas y el grueso del destacamento partió de regreso hacia Annual. Cuando la columna española no había llegado ni siquiera a su destino comenzó el sitio de la posición de Abarrán, atacada por los hombres de Abd-el-Krim. En un primer momento las fuerzas indígenas se mostraron fieles y acudieron prestamente a los parapetos para defender el puesto. El heliógrafo se puso inmediatamente en contacto con Annual: "Nos atacan por todos lados, imposible sostener la posición", en ese momento los antiguos aliados indígenas que hasta ese momento se habían mantenido leales se vuelven contra la guarnición española, inmediatamente aparecieron en su apoyo fuerzas de Beni-Urriaguel a las que se unieron en el combate la policía nativa del cuerpo de regulares del ejército español, que se levantaron contra sus oficiales. La posición es arrasada tras tres horas y media de combate y la mayoría de sus defensores muertos, tan solo algunos pocos pueden llegar hasta Annual y Sidi Dris…
Sidi Dris

"No oímos ya nada -comunica el telégrafo desde Annual a Melilla-, solo vemos algo de humo, deben de haber perecido". Comenzaba a demostrarse la inoperancia del contingente expedicionario español, y muy en particular de sus jefes, que habían sido incapaces de poder auxiliar a la posición asediada sencillamente porque a nadie se le había ocurrido hacer un plan al respecto ya que no consideraron que eso fuera necesario o posible. A partir de este punto observaremos como se irán fraguando un auténtico cúmulo de despropósitos que culminarán con los hechos de Annual y los posteriores de Monte Arruit… Abd-el-Krim, ahora más fuerte que nunca, aprovecha esta victoria para declarar la jihad (guerra santa) contra los españoles: "Oh, musulmanes, nosotros hemos deseado hacer las paces con España, pero España no quiere. Solo desea ocupar nuestras tierras para arrebatarnos nuestras propiedades y nuestras mujeres y para hacernos abandonar nuestra religión. No podemos esperar nada bueno de España... El Corán dice que: "el que muere en la guerra santa va hacia la gloria" . Pese a la emotividad que tiene esta arenga no es nada precipitado ni realizado sin pensar. Abd-el-Krim había estado preparando a sus fuerzas con todo sigilo (incluso había construido algunos depósitos ocultos en el desierto donde escondía armas). Ahora, tras la espera, era el momento preciso para que sus tropas atacaran a las españolas. Este fue el inicio formal de la ofensiva rifeña hacia el cuerpo expedicionario español, al mando de la misma se encontraban Mohamed Abd-el-Krim y su hermano Ahmed. La respuesta a la llamada del líder rifeño para luchar contra el invasor fue unánime y Abd-el-Krim formó una harka nutrida por sus propios beniurriaguelíes, así como grupos de Temsamán, Ammart, Beni Tuzín, Gueznaya, Targuist, Ketama, etc.

A Silvestre no le afectó demasiado este contratiempo, le pareció algo aislado y sin la menor importancia, un revés que en ningún momento podía truncar su victoriosa campaña por las tierras del Rif destino a Alhucemas. Muy lejos de haber estimado de manera objetiva la capacidad y las posibilidades de las fuerzas rebeldes con las que se debería de enfrentar, se dedicó de forma descabellada a tomar nuevas posiciones en Talilit, Mehayast, Igueriben etc, mientras seguía proyectando el plan para continuar su decisivo avance hasta Alhucemas. Mientras tanto, su retaguardia seguía sin estar fortificada haciendo imposible organizar una retirada escalonada y en orden si eso fuera preciso.

Sidi Dris
Al conocer lo ocurrido en Abarrán, el general Berenguer se desplaza inmediatamente a aguas de Sidi Dris, allí se reúne con Silvestre el 5 de Junio de 1.921, después de la entrevista Berenguer telegrafía desde Tetuán al Ministerio de la Guerra: "Estimo puede considerarse la situación casi restablecida, y que actualmente nada ofrece que pueda ocasionar mayor alarma ni inquietud". Sin embargo las cosas eran muy diferentes de lo que los dos generales españoles pensaban, la línea del frente del ejército español mostraba una absoluta fragilidad y el mantenimiento de las mismas se convertía en un riesgo añadido, las fortificaciones, si así podían llamarse, estaban muy alejadas entre sí y pésimamente abastecidas (especialmente de agua, lo más importante en aquellos sofocantes días del verano marroquí). Silvestre había conseguido una gran cantidad de nuevos territorios en su avance por el Rif sin recibir una cantidad de refuerzos que aseguraran lo conquistado. Abarrán no le había enseñado nada, muy al contrario no dejaba de ser para Silvestre algo meramente anecdótico, sin embargo no todos pensaban igual las palabras del conde de Jordana, jefe del Estado Mayor de Berenguer describen precisamente todo lo contrario: "Aquel hecho de Abarrán, aparentemente casual, fue la cristalización de errores de conducta y de claudicaciones de autoridad, que no supieron corregirse tampoco a tiempo; porque después de aquel hecho fatal, no debió seguir al frente de la Comandancia General de Melilla un día más el general Silvestre, caballero, militar valeroso y ejemplar, a quien debe España los primeros triunfos de Marruecos; pero que en esta etapa y en las sucesivas -embriagado, sin duda, por sus anteriores éxitos y no midiendo bien la enorme fortaleza del enemigo, tan distinto al que hasta entonces tuvo enfrente- incurrió en el grave error de sobrepasar el límite de elasticidad de sus fuerzas, y en el imperdonable de realizar su osado plan a hurtadillas de su general en jefe, que él entendía era demasiado absorbente, achacándome a mí, como jefe de Estado Mayor, cuanto fuese indicio de autoridad sobre él".

Por su parte, Abarrán mostró a los rifeños la vulnerabilidad de los españoles. Abd el-Krim no dudó en exhibir los cañones y el material tomado en Abarrán, y trató de convencer a los rifeños que unidos podrían derrotar a los españoles y obtener botín. De esta manera, en pocos dias los efectivos de su harka pasaron de 3.000 a 11.000 guerreros. En consecuencia, como siguiente paso la Harka atacó duramente la posición de Sidi Dris, enclavada en un acantilado sobre el Mediterráneo, por lo que únicamente ofrecía un frente para su defensa por tierra. Participaron en el ataque miembros de las kábilas de Tensaman, Bocoya y Beni Urriagel, y el ataque se prolongó durante 34 horas. Defendían Sidi Dris dos compañías de infantería, un destacamento de Policía Indígena y una batería de la comandancia.

El ataque comenzó a las 03:00 horas de la madrugada, tiroteando con violencia la posición y persistiendo el tiroteo durante todo el día. La posición estaba al mando del comandante D. Julio Benítez Benítez, quien dirigió eficazmente la defensa y quien encontraría la muerte al frente de Igueriben mes y medio más tarde.

Teniente José Galán
El combate era tan enconado que Silvestre ordena que el cañonero “Laya, el Gandía y la escuadrilla de Zeluán que manda Pío Fernández Mulero, colaboren con los hombres del Comandante Benítez para abortar la operación rifeña. Mandaba la artillería de Sidi Dris el teniente José Galán Arrabal que resultó herido de un balazo en el muslo, y para compensar su baja, el comandante del Laya, Francisco Javier de Salas, ordenó que desembarcara una sección de 14 hombres al mando de un contramaestre y del alférez de fragata Pedro Pérez de Guzmán. Los marineros del Laya consiguieron llegar a tierra e instalaron dos ametralladoras para reforzar la defensa, mientras Pérez de Guzmán se hacía cargo de las piezas que llegaron a disparar con la espoleta a cero. Por estos hechos fue condecorado con la medalla militar individual el alférez Pérez de Guzmán, que posteriormente recibiría la medalla naval por la misma acción. El marino había nacido en Huelva en 1.901, y tras su ingreso en la escuela de la Armada, afrontaba en Sidi Dris, su primer destino tras recibir en 1.920 el despacho de oficial. Días después, se volvió a distinguir durante la fallida evacuación de la posición, por lo que volvió a ser condecorado con otra medalla militar que le fue impuesta en Sevilla por Alfonso XIII. Se retiró del ejército en 1.931, aunque volvió a ingresar en sus filas al estallar la guerra, sirviendo en el bando de los alzados en armas, y de nuevo obtuvo otra medalla naval por su actuación al frente del Tercio de Requetés del Rocío (años después, Franco le ascendió consecutivamente llegando a alcanzar el empleo de almirante honorífico).

La aviación, por su parte, arrojó medio centenar de bombas en apoyo a la defensa.

A las 21:30 horas la harka enemiga, reforzada con nuevos elementos, dio un nuevo asalto con tal violencia que llegaron hasta las alambradas y consiguieron cortarlas en varias partes. Por tres veces intentaron el asalto, siendo rechazados sus denodados intentos de entrar en la posición. En una ocasión llegaron a seis metros del parapeto. Pero allí les esperaban los marineros del Laya, que los ametrallaron a bocajarro.

Telégrafo
A las 03:00 del día 3 de Junio los moros suspendieron el fuego e iniciaron la retirada. Sus bajas superaron el centenar, veintinueve de ellas entre las alambradas del perímetro exterior. Los españoles sufrieron dos oficiales (el propio comandante Benítez y el ya mencionado teniente Galán) y ocho soldados heridos…

Después de este fracaso El-Krim retira sus tropas de la zona y reconsidera su situación en el mapa. Es el momento en que vuelve sus ojos sobre la posición española de Igueriben, situada en un lugar muy difícil de defender y donde sus hombres pueden interceptar la aguada si obran con la astucia que les ha faltado a los españoles -cosa que comienza a ser preocupantemente la norma de la campaña hispana en Marruecos-. Krim considera que ese golpe, si es certero y bien planificado, puede ser decisivo antes de atacar el campamento de Annual, tanto para elevar la moral de sus tropas como para reivindicarse a nivel mundial (una de las pretensiones secretas de Krim es la de construir una "República Rifeña" y que esta sea reconocida por otros países). De esta forma el día 19 de Julio los rifeños lanzaron un ataque a Igueriben (lugar donde los españoles estaban construyendo una fortaleza). No obstante, no se olvidarían de Sidi Dris y -a finales de Julio- la situación volvió a empeorar frente a unos enardecidos rifeños dispuestos a pasar por la gumía a todo español que se les pusiera por delante.

La posición de Sidi-Dris, que se defendió hasta el día 25, fue desalojada al terminar dicho día, y gran parte de su guarnición pudo ser recogida por los cañoneros “Laya”, “Princesa de Asturias” y “Lauria”, enviando botes para recoger a los defensores, cañoneando después a los moros que ocupaban entonces esta posición. Las embarcaciones que asistieron a las tropas nacionales no lo tuvieron nada fácil. Las tres embarcaciones desplegadas para asistir a las tropas españolas hicieron “lo que pudieron[1], pues realizar una labor de rescate de esta magnitud, ya de por sí no es fácil, y menos lo es si es bajo el asedio del enemigo. La evacuación fue un fracaso debido a la descoordinación entre los mandos de la Armada con los que defendían la plaza en tierra. A ello se suma que las características del terreno, muy rocoso, dificultaron la labor defensiva de los cañoneros. Por ello, de 300 hombres a evacuar únicamente sobrevivieron 25.

Por ahí cayeron, despeñados o abatidos a balazos, no pocos de los que partieron con el grupo de cabeza, el único que, con los heridos, llegó a intentar la salida” (Lorenzo Silva: “El Nombre de los Nuestros”).

Sin embargo, en AFRAU (otra posición sitiada y socorrida desde el mar) sí se consiguió contener al enemigo mientras se producía el embarque, lo que facilitó la supervivencia de muchos efectivos. La orografía del terreno en este emplazamiento también fue un punto a favor, pues se aprovechó la playa existente para controlar el dominio español sobre la plaza y conseguir evacuar con éxito a los efectivos españoles. Los tras navíos anteriormente citados, junto al cañonero “Bonifaz” cumplieron eficazmente la tarea encomendada.


CAÑONEROS CLASE “RECALDE”:
Nombre
Alta
Baja
Recalde
1.910
1.932
Laya
1.910
1.940
Bonifaz
1.911
1.932
Lauria
1.912
1.940

En palabras del historiador español Abraham Reolid: “Los trágicos sucesos acontecidos en Abarrán y Sidi Driss no dejaron de ser una demostración palpable de la incompetencia de Silvestre para comandar las fuerzas españolas del Rif. Cualquier otro militar hubiera destinado sus máximos esfuerzos a consolidar férreamente las posiciones conquistadas al enemigo antes de aventurarse en pleno territorio hostil, solamente a un necio se le podía ocurrir continuar su ofensiva sin haber afianzado debidamente su retaguardia. Con esta acción Silvestre se lo jugaba todo a una carta, convirtiéndose en imposible realizar un repliegue en caso necesario, entre Igueriben/Annual y Melilla no había otra cosa más que desierto. Abd-el-Krim, con menos formación castrense demostró ser más militar que Silvestre, (...) él sí que supo sacar el máximo partido a sus posibilidades -aun siendo estas tanto en hombres como en material infinitamente menores-.Conocía perfectamente a los españoles y al enemigo que se enfrentaba y, sin dejar de valorarlos, sabía de sus puntos más débiles. Y precisamente allí es donde fue a asestar el golpe”[2].


“El Rif abrió sus fauces y de un golpe
diez mil hombres perdieron la existencia.
El alma de las madres se destroza
pero aguardando al hijo no flaquea…
Tal vez de los diez mil se salve uno,
y ese ha de ser el que su amor espera.
Diez mil hombres se fueron
diez mil hogares claman por su vuelta”.

M.R. Blanco Belmonte



[1] Santiago Domínguez Llosá: “La Armada en la evacuación de Sidi Dris y Afrau” (Conferencia). 13 de Mayo de 2.013.
[2] Guerras y Conflictos Coloniales de España en el Norte de África (1.855-1.926)”.

3 comentarios:

  1. Buenas tardes, me gustaría dar a conocer la historia del capitán Francisco Asensi, espero que despierte vuestro interés.

    Adjunto enlace:
    http://asensi68desastrezocotelatza.blogspot.com.es/

    Un cordial saludo,

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    1. Por mi, está despertadp por anticipado. Siempre leo con emoción todas las acciones de armas durante esa horrible guerra, desgraciadamente dirigida por gente incompetente. Saludos

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    2. Por mi, está despertadp por anticipado. Siempre leo con emoción todas las acciones de armas durante esa horrible guerra, desgraciadamente dirigida por gente incompetente. Saludos

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