“La
gente cree que ahora esto es fácil, que tiene baja intensidad… Están muy
equivocados” (Joaquín Vidal: “Marines Españoles a la Caza de Criminales
de Guerra”. “Interviú”, 10 de Diciembre de 2.007).
Los accidentes aéreos ocurridos en
Misiones de Paz siempre han estado cubiertos por un velo de oscurantismo. Otro
siniestro lleno de misterio, ambigüedades y preguntas pendientes de respuesta fue
el sucedido el 19 de Junio de 2.008, cuando el Teniente Santiago Hormigo
Ledesma, y el Sargento Joaquín López Moreno perecían al estrellarse
el helicóptero que pilotaban. En la nave iban además dos oficiales alemanes que
también perdían la vida. Los dos militares españoles fallecidos eran los
pilotos de la nave y pertenecían al Batallón de Helicópteros de Ataque (BHELA I) de las Fuerzas Aeromóviles del
Ejército de Tierra, con base en Almagro
(Ciudad Real). El helicóptero accidentado (HA 15-56 [ET 325]) es un modelo
Bölkow BO-105, de fabricación alemana, y era uno de los tres aparatos españoles
que participaban en la misión de la Unión Europea en Bosnia (EUFOR) desde finales de 2.007.
El helicóptero había salido sobre
las 11:30 hs. de la base de Camp Butmir y cayó a tierra media hora después… Aunque
se desconocían las causas oficiales del siniestro –acaecido en una zona boscosa
de la República Srpska (Bosnia-Herzegovina)-, Zoran Stanisevicel, jefe de la
Policía de Banja Luka, a unos 40 kilómetros del lugar del accidente, declaraba
al diario vespertino “Vecernji List” que el accidente se había producido
tras chocar el aparato contra el monte Jasen. "Un
helicóptero se ha estrellado a unos 20 kilómetros al norte de la ciudad de
Travnik", había informado poco antes de confirmarse las muertes Kerry
Corkett, portavoz de la misión de la Unión Europea en Bosnia. Además, fuentes
policiales de la localidad de Kotor Varos, a tan sólo 15 kilómetros del
siniestro, indicaban que en la zona en la que cayó el helicóptero hay
diseminadas minas de la época de la guerra, por lo que las labores de rescate
se habían pospuesto hasta que terminasen las tareas de desactivación. Dos
helicópteros de la EUFOR y unos 50 efectivos de la misión europea participaban
en los trabajos para tratar de acceder al lugar del siniestro.
La nave, que estaba –oficialmente- en
una misión de reconocimiento, se empleaba para "tareas de transporte de
personal y enlace", según el comunicado del MINISDEF. (Luego, se
comprobaría que dicho reconocimiento iba un poco más allá… No se mentía, pero
tampoco se decía toda la verdad). De inmediato, las tropas de la EUFOR bloqueaban
el acceso a la zona, en la que las condiciones meteorológicas en el momento del
accidente no eran del todo buenas. El segundo helicóptero del Ejército de
Tierra que seguía en vuelo al que cayó a tierra no divisó la nave accidentada,
sino que sus ocupantes vieron la densa columna de humo que provocó el choque
contra tierra…
El Ministerio de Defensa rápidamente
enviaba una unidad de la comisión para la investigación técnica de accidentes de aeronaves militares
(CITAAM) viajará en las próximas horas hasta Bosnia para determinar las causas de
lo sucedido.
El general español Ignacio Martín
Villalaín (general en Jefe de la operación “Althea” desde el 4 de Diciembre de
2.007 y por espacio de un año) enviaba en un comunicado el "más hondo pésame
a las familias de las víctimas. Nuestros pensamientos están con ellos y nos
sentimos profundamente tristes por su pérdida".
No era la primera vez que sucede un
accidente de este tipo en Bosnia: En Septiembre de 1.997, 12 personas, entre
ellos varios diplomáticos de Naciones Unidas, perecieron en otro siniestro…
Messerschmitt-Bölkow-Blohm
Bo 105 (Características):
Tripulación: 1 o 2 pilotos.
Capacidad: 4.
Longitud: 11.86 m (38 ft
11 in).
Diámetro del
Rotor: 9.84 m (32 ft 3½ in).
Altura: 3.00 m (9 ft
10 in).
Área de Disco: 76.05 m²
(818.6 ft²).
Peso en vacío: 1,276 kg
(2,813 lb).
Peso Máximo de
Despegue: 2,500 kg (5,511 lb).
Motor: 2 × Allison
250-C20B (Turbinas de gas “Turboshaft”), 313 kW (420 shp) cada uno.
Velocidad
Máxima: 242 km/h (131 nudos, 150 mph).
Velocidad de
Crucero: 204 km/h (110 nudos, 127 mph).
Alcance: 575 km (310
millas náuticas, 357 mi).
Ascensión: 8 m/s (1,575
ft/min).
Las honras fúnebres por Joaquín
López Moreno se oficiaban en el cuartel Coronel Matei, de la Fuerza
Aeromóvil del Ejército de Tierra, en la localidad madrileña de Colmenar Viejo,
mientras que el funeral por el Teniente
Hormigo se iba a celebrar en la intimidad por expreso deseo de la familia
(aunque a la ceremonia asistiría el secretario de estado de Defensa, Constantino
Méndez, y el jefe de la Fuerza Terrestre, teniente general Virgilio Sañudo
Alonso).
Los restos mortales de los pilotos españoles habían viajado desde Sarajevo
en un avión de las Fuerzas aéreas españolas. Antes de su repatriación, se
llevaron a cabo en el hospital militar de Sarajevo los trabajos de
identificación de los cuerpos. Antes de abandonar Bosnia, los dos militares
españoles fueron despedidos por sus compañeros de la Base "Camp Butmir"
en una sencilla ceremonia que tuvo lugar en el aeropuerto de Sarajevo y que fue
presidida por el teniente general Andrés Navas Raez, comandante del Mando de
Operaciones del Estado Mayor. También estuvieron presentes el general de
división Martín Villalain, y el embajador español en Bosnia-Herzegovina, José
María Castroviejo. Tras la llegada de los féretros al aeropuerto, el general
Navas les impuso a título póstumo la medalla de la "Operación
Althea" de la UE. Después tuvo lugar un responso y los féretros fueron
trasladados por sus compañeros de la Unidad de Helicópteros al interior del
avión Hércules que los trasladaría a España.
Ya en España, el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, les
impuso la Cruz al Mérito Militar con Distintivo
Amarillo.
Mientras, el PSOE y el PP lamentaban la muerte de los dos soldados, así
como el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien ha enviado
su más sentido pésame a los familiares y allegados de los fallecidos y un
mensaje de solidaridad y cariño a todos los soldados españoles que cumplen
misiones de paz. Desde el PSOE, su secretaria de Relaciones Internacionales,
Elena Valenciano, ha manifestado su pesar por el fallecimiento de los
militares, que han sacrificado sus vidas “en una de las misiones más nobles
que puede desempeñar el ser humano: trabajar por y para la paz”. “Es
momento de rendir homenaje a todos los miembros del Ejército español que luchan
cada día, en los cinco continentes, por la paz, que trabajan en la
reconstrucción de sociedades asoladas por la guerra o por catástrofes naturales
y que, en definitiva, dedican sus vidas a ayudar a los que más sufren”, ha
asegurado Valenciano. Por su parte, la portavoz del grupo popular en el
Congreso, Soraya Saénz de Santamaría, también ha expresado la “cercanía”
del PP a los familiares y compañeros de los dos soldados, que ha extendido al “pueblo
alemán” por el fallecimiento de dos de sus oficiales: “Son momentos muy
difíciles para las tropas españolas, pues dos soldados han perdido la vida por
cumplir con su trabajo, algo tan bonito y tan duro como llevar la paz y la
seguridad a una zona que lo necesita”.
Sin embargo, al llegar los fallecidos a España, comenzaban los problemas… Y
los “misterios”.
La familia del teniente Hormigo denunciaba los inconvenientes esgrimidos por el
Ministerio de Defensa para que les entregara los restos mortales del oficial,
asegurando haber recibido un “trato denigrante”. La reconstrucción de
los hechos es la siguiente: El cuerpo del teniente Hormigo debía llegar el
Viernes por la tarde. La familia del militar había comunicado a Defensa que
renunciaban a los funerales de Estado y a los homenajes y que preferían velar
el cuerpo de Santiago en la intimidad. La idea era recoger el féretro del
teniente y tras la recepción y la autopsia, trasladarlo a Miguelturra, el
pueblo de Ciudad Real donde residía el teniente con su familia. Clara, su
mujer, se quedaría en casa para preparar el velatorio y la incineración,
prevista para el Sábado. El padre de Santiago -junto con otros familiares- se
trasladó a Madrid con un autobús facilitado desde la base de Almagro (Ciudad
Real) en donde estaba destinado el oficial. Enseguida los planes cambiaron:
Durante el viaje a la capital les avisaron que el avión que trasladaba los
restos del teniente y del sargento López Moreno había salido con retraso desde
Sarajevo. Les reservaron, entonces, una habitación de hotel.
Los féretros no llegaron hasta las 23:00 horas. En ese momento y con el
acercamiento del superior del teniente fallecido, el coronel Méndez de Mingo,
para darles el pésame surgieron los primeros roces. “Hubo unas palabras más
que tensas”. Los familiares después de las largas horas de espera apenas
pudieron ver los féretros. Una vez concluida la autopsia hubo otro
encontronazo. Un oficial les comunicó “de muy malas maneras” que no
podrían llevarse a Santiago esa noche porque necesitaban la orden de un juez
para trasladar un cuerpo de una comunidad autónoma a otra. Resignados les
citaron para las 10:00 de la mañana del Sábado. El juez no apareció hasta las
11:30 horas. Tuvieron, además, que esperar a que terminara el funeral de Estado
del sargento López Moreno. Finalizado emprendieron camino para Miguelturra. La
familia y el círculo íntimo de Santiago apenas tuvieron tiempo para velar el
cuerpo… La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME.) manifestaba su “malestar
y preocupación por los hechos denunciados por la familia”, solicitando que
se “investiguen los hechos y que se depuren responsabilidades”.
UN FALLO EN EL MOTOR IZQUIERDO CAUSÓ EL ACCIDENTE DE
HELICÓPTERO: Ésa era la conclusión a la que llegaba la CITAAM en
el informe que trasladaba al juez militar que se encargaba del caso. Según el texto, "no se ha encontrado
una causa raíz" a la que se le pueda asignar "con certeza
absoluta" el origen del suceso. Todo indica, agrega el informe de los
expertos, que "el viraje del helicóptero hacia un claro en el bosque, en
conjunción con la probable asimetría de potencia del aparato, son indicios de
alguna anomalía, como la pérdida de compresor en el motor izquierdo que pudo
ocasionar el impacto fatídico contra un árbol que provocó las dos muertes”
(descartando cualquier
otra causa, como un ataque o un fallo humano)… A raíz de
estos datos, el portavoz de la AUME., Mariano Casado, instaba al Ministerio de
Defensa -del que dependía el CITAAM- a que explicara “qué decisiones ha
tomado” tras conocer el informe, recordando que el Bölkow BO-105 era “un
helicóptero muy antiguo” y que, según constaba en el documento trasladado
al juez, tuvo hasta 18 INCIDENTES DESDE 1.996. Fuentes del MINISDEF explicaban,
por su parte, que la última revisión del helicóptero se había hecho tan sólo
dos semanas antes del siniestro y que el certificado de aeronavegabilidad se
había renovado en Febrero de 2.008, cuatro meses antes del accidente.
“Es
importante que se conozcan las condiciones en que muchas veces están trabajando
los militares, con medios muy antiguos que funcionan de mala manera, con
dificultades que ponen en riesgo la vida de los militares que los utilizan”,
afirmaba Casado. Asimismo, la asociación también afeaba al Ministerio su "falta
de sensibilidad" porque "a día de hoy" no ha
trasladado a las familias de los dos fallecidos el contenido del informe final…
En
relación con el accidente, también ha criticado que todavía queden algunas
incógnitas por resolver, como la misión que se encontraban realizando los
militares en el momento del accidente, algo que indignaba a las familias de las
víctimas.
Pero todo eran
interrogantes: Una filtración –en realidad, un secreto a voces en Butmir- dejó
al descubierto que el helicóptero (y de ahí su tripulación germana) estaba
realizando un reconocimiento –en esto coincidía con el informe de la Comisión
de Defensa, que no aportaba ni un dato más- de una zona boscosa a escasa
altura. Según la documentación en poder del juez, en el
momento del accidente, dos helicópteros españoles (uno de ellos el siniestrado)
a cuyos mandos iban también militares españoles, transportaban a oficiales del
espionaje militar alemán en una misión del TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL para la
antigua Yugoslavia (TPIY.) y cuyo objetivo era el seguimiento y vigilancia de
una red de apoyo a los criminales de guerra serbobosnios más buscados por el
tribunal, entre ellos, Mladic. La red prestaba apoyo logístico y financiero a
los prófugos. Según se recogía en la documentación que manejaba el juez, varios
de los oficiales alemanes que componían la misión “pertenecían a la Célula
Nacional de Inteligencia germana NIC (National Intelligence Cell)”. Otro de
los aspectos que habían confirmado fuentes de la investigación era que desde
los helicópteros españoles, minutos antes del accidente, se habían tomado
imágenes de “puntos clave” de esta red de apoyo. De acuerdo con los
datos en poder del juez las aeronaves españolas habían sobrevolado una zona
cercana a Banja Luka vigilando desde el aire un territorio considerado “refugio”
de miembros de esta red cuando uno de los helicópteros se estrelló. Según
fuentes militares, la operación fue llevada con el secreto inherente a la
naturaleza de la misma y a la de todas las operaciones realizadas tras
peticiones concretas del TPIY a la EUFOR… Quizá la baja altura del reconocimiento
les hizo rozar las copas de los árboles. Quizá se toparon con algún “lugareño”
peligroso… Y letal (aún había demasiados RPG y demasiados M-57 y M-80 guardados
en armarios). Las operaciones “Cosecha” (donde se entregaba –o la EUFOR
requisaba- el armamento mantenido tras la guerra) no siempre eran definitivas…
¿Alguien estuvo en el lugar
equivocado en el momento equivocado?
Clara Pérez y Ruth Osete, viudas del teniente Hormigo
y del sargento López, respectivamente comparecían el 12 de Febrero de
2.009 ante los medios de comunicación
para denunciar que el Ministerio de Defensa y la propia Carme Chacón estaban incumpliendo
todas las promesas que les hicieron y que la investigación de las
circunstancias del accidente era “una auténtica chapuza”.
“La política de Defensa en estos casos se limita a agasajar a los
familiares de los fallecidos durante los días siguientes al accidente de turno
o al atentado, para luego ir dejándoles en el olvido, en la misma medida en que
las investigaciones, judiciales pero dirigidas por miembros del Ejército, se
diluyen en el tiempo y son archivadas sin remedio. (…) Ellas mismas son
trágicas testigos de esta situación. Acompañadas por un médico y un psicólogo
durante los primeros días, tras los funerales, el apoyo y las llamadas del
Ministerio desaparecieron”, comentaba la AUME.
Según confirmaba Clara Pérez, la propia ministra, Carmen Chacón, les
dijo: “No te preocupes, se harán las investigaciones pertinentes”. Y
pasaron las semanas, y luego los meses, y nadie llamaba, del juzgado encargado
de la investigación no se sabía nada y la inquietud se apoderaba de ellas... La
misma inquietud que han debido sentir decenas y decenas de personas que han
perdido a familiares en las misiones internacionales.
Terminaron personándose en la causa, y fue entonces cuando descubrieron que
la comisión encargada de la investigación ya había hecho dos informes, el
inicial y el preliminar. Y cuando tuvieron noticias del curso de las
investigaciones, que no hicieron más que aumentar su “profunda preocupación”.
La investigación del accidente de Bosnia, como las que se realizan de todos
los siniestros militares, no la dirigió el juzgado militar encargado del caso,
sino el propio Ministerio de Defensa: “El juez es de Defensa, el médico es
de Defensa, la CITAAM es de Defensa, todo es de Defensa”, se lamentaban
Clara y Ruth. Y es que sólo así se explican las cosas “tan extrañas” que
habían ocurrido en torno al caso: Se recogieron los restos del helicóptero sin
garantías, se enviaron a tres sitios diferentes sin autorización previa del
juez, habían desaparecido materiales importantes como un GPS y una cámara de
fotos, seguía sin saberse qué misión desempeñaban los dos militares...
Con respecto a la cuestión del envío de los
restos del aparato, éstos fueron inicialmente enviados a la Maestranza Aérea de
Madrid (MAESMA), empresa estatal encargada de la limpieza y el
mantenimiento de aeronaves. Tras los análisis iniciales, en los que se detectó
que el motor del helicóptero estaba averiado, parte de los restos se mandaron a
la empresa ITP para su estudio. El magistrado ya tuvo conocimiento de este
hecho el día 22 de Diciembre de 2.008, tras una denuncia hecha por las familias
de los fallecidos, y ordenó a la Policía Judicial que precintara el material en
poder de ITP. En Enero de 2.009, sin embargo, descubría que desde esta empresa
se envió parte al Instituto de Técnica Aeroespacial (INTA), de nuevo sin su conocimiento…
Así, los restos del helicóptero, pieza fundamental de la investigación del
accidente al haberse localizado una avería en el motor, estaban en tres lugares
distintos: el Maesma, el INTA y la empresa ITP, las dos primeras dependientes
de Defensa. Y no por iniciativa del juez, que es el encargado de dirigir la
investigación, sino por orden de la Comisión para la Investigación Técnica de
Accidentes de Aeronaves Militares (del Ministerio). El magistrado ha recibido
la información gracias a un escrito de la CITAAM, respondiendo a su petición de
información, y sobre todo con el informe que la Policía Judicial elaboró
después de su intervención, el 23 de Diciembre, en ITP.: Los agentes se
desplazaron a su sede en Arganda del Rey (Madrid) para cumplir la orden del
juez de precintar los restos del helicóptero. Así lo hicieron, pero sólo de lo
que encontraron, porque el responsable de ITP les explicó que “parte de la
transmisión entre el motor y el helicóptero ha sido enviada al INTA, por orden
del teniente coronel del Ejército del Aire Francisco Perandones”. Los técnicos habían detectado en el análisis de los
restos de la aeronave una avería en las transmisiones de los dos motores. Según
el informe preliminar de la CITAAM, existía una “diferencia en la forma de
rotura de los ejes de las transmisiones de los dos motores”, una anomalía
que, en principio, la comisión descarta como causa del accidente, pero que por
el momento era el único elemento hallado que podía dar alguna pista de lo que
ocurrió. En efecto, el mismo informe constataba que los dos fallecidos eran
pilotos con amplia experiencia (más de 1.000 horas de vuelo el primero y 860 el
segundo), que el día del accidente las condiciones meteorológicas eran
excelentes -cielo despejado y visibilidad superior a 10 kilómetros- y que
durante el viaje no se produjo ningún problema, según el testimonio de la
tripulación de la aeronave que acompañaba al helicóptero siniestrado. Por esta
razón, la anomalía detectada en los motores había llamado la atención de las dos
viudas de los militares, que estaban personadas en el proceso abierto en el
Juzgado Togado Militar Territorial número 11 de Madrid. Sobre todo, porque en
el informe de la comisión se explicaba que los restos de la aeronave habían
sido enviados –como se ha indicado anteriormente- a la empresa ITP,
especializada en motores de aviación, para que fuesen analizados.
Para
las familias, era inaudito que el único elemento del helicóptero sin
explicación aparente haya sido enviado a una empresa por decisión de la
comisión técnica, sin conocimiento previo del juez, que es el encargado de
dirigir la investigación. En este sentido, era clave recordar que el BO-10
tenía casi tres décadas de antigüedad, había sido inicialmente diseñado como “aeronave
de ataque” y en aquellas fechas ya se encontraba relegado a otras funciones...
Por ello, en un escrito dirigido al juzgado el 19 de Diciembre, las dos viudas
solicitaban al magistrado que ordenara a ITP la paralización de las labores de
análisis que estuviera realizando en los restos del helicóptero y que, “de
forma inmediata y urgente”, la Policía Judicial localizara la ubicación de
los motores y las transmisiones del aparato y procediera a precintarlos. Las
familias entendían que “dichos elementos probatorios y la actividad que
sobre ellos se pueda estar llevando a cabo están al margen del control judicial”,
algo que “no es sólo contrario al derecho, sino que puede perjudicar la
eficacia de la investigación y cuestionar la misma”. En definitiva, lo que
estaban denunciando es que una investigación que debería dirigir el juzgado,
con la participación del fiscal y el conocimiento de las partes, estaba siendo
en realidad conducida por Defensa, a través de la comisión técnica. Ese mismo
día, el juez togado militar territorial número 11 ordenó a la empresa que “paralice
cuantos trabajos esté realizando en relación con la aeronave BO-105, hasta que
se informe al juzgado acerca de las labores que se están realizando con el
material de dicha aeronave”. Igualmente, encargó a la Policía que “se
persone en la citada empresa a fin de localizar e identificar los restos de la
citada aeronave y proceda a su precintado y filmado”. ¿El resto de la
historia? Ya es de sobra conocido, pues se ha narrado un poco más arriba… Sin
comentarios. Demasiadas incógnitas,
unidas a lo que las viudas definían como “un trato frío y distante, de
manual” por parte del MINISDEF. La última noticia que habían recibido de
Defensa había sido el regalo de Navidad que les envió Carme Chacón: Un marco
de plata. Ambas, evidentemente, lo rechazaron, en el caso de Clara
acompañado de una carta para la ministra que nunca fue contestada…
Preguntadas sobre lo que pretendían
conseguir con su inaudita comparecencia ante la prensa, ambas aseguraban casi
al unísono: “No queremos que nos digan algo que queremos oír, sino la
verdad. Que haya una investigación seria e independiente. Buscamos la dignidad
de la muerte de nuestros maridos. La cantidad de personas a las que les han
cerrado el caso y que se han quedado sin saber absolutamente nada...”. Y
las lágrimas de dos chicas muy jóvenes pusieron fin al acto.
El tiempo transcurría y las incógnitas no se disipaban. Al contrario,
tendían a aumentar. De repente, la comisión encargada hacía un hallazgo
sorprendente: Nueve meses después de iniciarse la investigación, descubría que
tiene en su poder dos PDA que pueden contener "información útil":
El 10 de Marzo de 2.009, la CITAAM remitía un escrito al Juzgado Togado Militar
Territorial número 11 en el que comunicaba que, entre los restos del
helicóptero, se recogieron "dos PDA dañadas". Una semana
después, el 18, la CITAAM volvió a dirigirse al juez, esta vez para comunicarle
que "una de las dos PDA, aunque dañada, puede contener información útil
a los fines de la investigación" y solicitar su autorización para
"su envío a un centro especializado para el análisis de su memoria
interna". La comunicación no tendría mayor importancia si no fuera
porque pocos días antes, el 5 de Marzo, el general presidente de la CITAAM,
máxima autoridad en la investigación del accidente, había asegurado en su
declaración ante el juez que no tenía constancia de que existiera este
material.
Las PDA son pequeños ordenadores de mano, originalmente diseñadas como
agendas electrónicas, pero que hoy actúan exactamente igual que una
computadora. La tripulación del helicóptero de Bosnia llevaba dos de estos
aparatos COMO PARTE DE SU DOTACIÓN. Dado que los militares fallecidos estaban
realizando una misión secreta para el Tribunal Penal
Internacional, localizando a presuntos criminales de guerra serbios,
es muy posible que en las PDA haya información importante sobre el trabajo que
tenían que desempeñar, así como de la ruta que siguieron. Consciente de ello,
el abogado de las viudas, preguntó al general si tenía "noticias de que
apareciese una PDA entre los restos" del helicóptero, respondiendo el
general: "No tengo constancia de ello"… Cinco días después,
aparecieron, no una, sino dos. Se completaba así otro capítulo en una
investigación puesta en duda por las familias de las víctimas. Primero fue la
polémica por el retraso en
la entrega de los restos mortales del teniente Hormigo a sus allegados.
Luego, el hallazgo de una
anomalía en el motor del helicóptero. Posteriormente, el descubrimiento de que la CITAAM
había enviado parte de los restos del aparato a una empresa privada. Y
ahora las PDA.
Precisamente, el abogado de las dos viudas había recurrido la decisión del
juez de permitir a la comisión reanudar los trabajos con los restos, que él
mismo había paralizado. Al magistrado le han convencido las explicaciones que
dio el general de la CITAAM, mientras que el letrado de las víctimas mantiene
que la comisión ha actuado de forma incorrecta…
Finalmente, el 24 de Junio
de 2.013, la AUME y la viuda de uno de los dos militares fallecidos en el
accidente requerían la reapertura de la investigación, que acaba de archivar la
justicia militar, sin aclarar la causa del siniestro, anunciando que iban a presentar
un "incidente de nulidad" contra el archivo de la
investigación ante el juzgado togado militar número 11 de Madrid pidiendo al
Ministerio de Defensa que se implicase en la reapertura del caso, reclamando al
fabricante del helicóptero, la empresa Eurocopter, un informe técnico del
aparato, "clave para el esclarecimiento del accidente”.
El actual presidente de
esta asociación, Jorge Bravo, y su secretario general, Mariano Casado, junto
con la viuda del capitán Santiago Hormigo (Clara Pérez), reclamaban en rueda de
prensa, "la verdad y la pronta resolución del caso”, al cumplirse
cinco años del siniestro. Clara Pérez confesaba que cinco años después del
accidente se sentía “olvidada, sin apoyo y sin ni una llamada del Ministerio
de Defensa durante todo este tiempo” interesándose por la situación de la
familia del militar fallecido: “Lo único que reclamo es justicia, que se
esclarezcan los hechos, conocer la verdad y que no haya más huérfanos”. Por
su parte, Mariano Casado denunciaba las deficiencias en la investigación del
siniestro abierta en juzgado militar y ha pedido que se reabra el caso. Para
ello –añadía, “la AUME presentará un incidente de nulidad como penúltimo
recurso antes de acudir al Tribunal Constitucional”. RESISTIR ERA VENCER… Y
la verdad era una obligación. Y un deber contraído con los militares fallecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario