martes, 12 de noviembre de 2013

¡BLANCO! ¡BLANCO! ¡BLANCO! ¡FUEGO A DISCRECIÓN!... EL GAIL


Comencemos con un ejemplo, a modo de caso práctico: La posibilidad de conocer en acción todos los medios y capacidades del Mando de Artillería de Campaña, MACA, se da al realizarse los ejercicios de Escuelas Practicas de Artillería que con la cadencia de ser bianuales permiten una acción conjunta de medios y materiales del MACA realizándose una serie continua de diferentes supuestos tácticos y distintas situaciones de combate donde se emplea la artillería de forma intensiva recurriendo a todo el material disponible y donde el uso de este “arma del fuego” da unos resultados decisivos. Es tal la importancia de estas escuelas que a menudo reciben la visita de visitantes ilustres como su majestad el Rey en este caso, el cual junto a los demás asistentes al campo de San Gregorio pudo tener una visión general de los medios, capacidades, habilidad táctica y equipo de la artillería española en simulación de acciones reales.

Para un ejercicio de esta clase el MACA despliega lo más granado de su arsenal y panoplia regimental entre las unidades encontramos el Cuartel General del Mando de Artillería encargado de dirigir y evaluar el ejercicio:




 
 El Regimiento de Artillería Lanzacohetes de Campaña, RALCA 62 equipado con sus lanzacohetes múltiples “Teruel” y los obuses SB APU 155/52, los Santa Bárbara 155 en vulgo.

El Regimiento de Artillería de Campaña (RACA) 63 con sus piezas ATP M-109 de 155 y M-110 de 203 mm. Con el Grupo de Artillería de Información y Localización (GAIL), con sus radares contrabatería y contra-morteros AN/TPQ-36, equipos meteorológicos AIR IS-4A1-RSB y de detección de sonido SORAS 6E y el avión radio-controlado Sistema Integrado de Vigilancia Aérea, SIVA, que por fin tras multitud de pruebas será probado en este ejercicio simulando un entorno de combate real realizando su labor de localización de blancos y dirección del fuego de artillería.

ƒ El RACA 11 equipado también con los obuses autopropulsados M-109 de 155 mm[1] y M-110 A2[2] de 203 mm. (era ésta la última oportunidad que las piezas M-110 abriesen fuego en suelo español al ser retiradas en Enero de 2.009 -su sustituto iba a ser el germano Panzerhaubitze PzH 2.000, “Las bestias de Tarin Kowt”, como los han apodado los talibanes, aunque no ha concretado aún el plan de relevo ni de recepción de unidades-).

La primera situación es la típica del uso de la artillería, se descubre un objetivo enemigo que es necesario batir con un fuego de saturación masivo empleando gran cantidad de medios para asegurar tanto la destrucción del blanco, una posición fija enemiga, como el cegamiento del mismo así se emplearan tanto proyectiles rompedores y cohetes como granadas fumígenas.

Las 12 unidades de M-109 del GACA I/11 son las primeras en abrir fuego con una combinación de proyectiles rompedores y fumígenos que descomponen y obstaculizan la visión del adversario, contrasta ver los impactos de los proyectiles rompedores que dejan una estela breve de color negro y las enormes volutas de humo blanco que expanden los proyectiles fumígenos generando una cortina de niebla que llena el objetivo a batir.

Unos minutos después de iniciarse el fuego los M-110 del GACA I/63 se suman al castigo lanzando una lluvia de proyectiles de 203 mm (es precisamente el agotamiento de esta munición -que hace ya varias décadas que no se fabrica, pues las naciones de la OTAN usan hoy en sus piezas de artillería proyectiles de calibres menores pero más precisos y efectivos- lo que ha forzado al cese de las unidades M-110 al tiempo que se han agotado las municiones existentes en los polvorines). El GALCA I/63 se suma al bombardeo con una andanada de cohetes “Teruel” de 140,5 mm y la Batería “Santa Bárbara” del RALCA 63 interviene con sus SB 155/52 dando el castigo final al enemigo, usando una panoplia de proyectiles que terminan por laminar la posición adversaria.

Justo cesado el fuego, el SIVA del RACA 63 alza el vuelo impulsado por una catapulta hidráulica adaptada sobre camión, el avión coge velocidad impulsado por su propio motor y guiado por su controlador desde tierra va describiendo orbitas circulares para aprovechar las corrientes térmicas y ganar altura hasta alcanzar los 4.000 metros, desde esta posición monitorizara toda la batalla desde el cielo.

Una sección de reconocimiento de tres TOA M-113 realiza una patrulla sobre territorio enemigo cuando súbitamente comienza a recibir fuego de fusilería y cohetes RPG, desde los TOA se devuelve el fuego usando las ametralladoras pesadas M-2 y el armamento individual de las tripulaciones, al tiempo que el Observador Avanzado de Artillería, OAV, asignado a la sección realiza una petición de fuego urgente a retaguardia usando vía radio el nuevo Sistema de Posicionamiento, Navegación y Puntería, SIPNAP, con lo que en un tiempo record puede informar a las piezas dotadas de este sistema, un trío de M-109 del RACA 11 en retaguardia, de la posición propia, de la posición del objetivo y la naturaleza de la amenaza sin necesidad de pasar previamente por el Centro Director de Fuego con lo que el tiempo de respuesta a la petición de ayuda se recorta considerablemente. Así es, unos minutos de iniciado el tiroteo los primeros proyectiles de 155 mm empiezan a caer sobre los orígenes de fuego contrario tanto con proyectiles rompedores como fumígenos, dando a la sección de reconocimiento la oportunidad de replegarse y ponerse a salvo protegidos por la artillería propia.

El tercer operativo emplea el último grito de material incorporado al MACA el obús SB 155/52 y el vehículo aéreo SIVA. Gracias a sus sistemas ópticos, desde una altura de 4.000 metros el SIVA detecta un objetivo a batir, el operador lo fija en su pantalla y envía de forma automática los datos a la batería reducida, 4 piezas lo normal son 6, de SB 155/52 del RALCA 63 los cuales entran en posición con rapidez descolgando los tripulantes las piezas de sus camiones de transporte y poniéndolas en batería. Se da la orden de fuego y cada uno de los Santa Bárbara descarga diez proyectiles sobre el objetivo, el bombardeo es rapidísimo gracias al sistema de carga por estopinera “revólver” adaptados a los SB con lo que la cadencia de tiro se incrementa.

Con el objetivo acribillado por los disparos, el SIVA evalúa los daños captando imágenes y sus coordenadas que son captadas en tiempo real y transmitidas a los monitores en tierra donde son evaluadas.

Concluido el tiro, los SB se recogen y abandonan la posición usando su propio sistema de auto-impulsión que les permite desplazarse distancias cortas con sus propios medios sin recurrir a un remolque.

El SIVA participa en el siguiente operativa realizando un vuelo de reconociendo por la zona donde se desplegara un grupo táctico formado con efectivos del GACA I/11, tras una serie de orbitas de reconocimiento y considerar que no existe peligro se da paso libre a la columna de ATP M-109 que con sus vehículos de transporte de munición M-548 entra en el valle precedidos de una sección de reconocimiento equipada con TOA M-113, la columna sigue su progresión en hilera de forma de manera normal hasta que el SIVA, su autonomía de 7 horas le hace muy apto para realizar el reconocimiento de una columna mecanizada, detecta una formación mecanizada enemiga que se dirige al grupo táctico propio desde el flanco norte. La primera medida es enviar a la unidad de reconocimiento con sus M-113 a presentar un primer frente al enemigo mientras las piezas abandonan la posición de columna para desplegarse sobre el terreno y poner las piezas en batería contra la dirección de avenida de En solo tres minutos todo el GACA se ha dispersado por todo el valle poniendo las piezas en vigilancia con los cañones apuntando a la dirección donde se encuentra la unidad adversaria. Cuando el grupo de reconocimiento entra en contacto con el enemigo y se inicia el tiroteo las piezas M-109 con la información transmitida por el SIVA empiezan a disparar contra la unidad enemiga que se encuentra repentinamente no solo recibiendo el fuego liviano de los TOA M-113 sino una lluvia de proyectiles de 155 mm los cuales tienen un efecto de devastador sobre las unidades al descubierto. El cañoneo se prolonga unos cuantos minutos hasta que según demuestran las cámaras del SIVA el enemigo queda pulverizado por el peso de la artillería. Entonces, la columna se reorganiza: la sección de reconocimiento regresa, las piezas salen de batería y con sus vehículos de apoyo vuelven al orden de marcha y con la columna reorganizada prosigue la progresión hacia el destino mientras desde 4.000 metros de altura el SIVA continua su vigilancia (Antonio Rodríguez: “Tormenta de Artillería”, Febrero de 2011).

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Pero… ¿en realidad, quiénes son los responsables de esas auténticas tormentas de fuego que barren trincheras, búnkeres y posiciones enemigas? ¿Los artilleros con sus piezas o aquellos que localizan los objetivos a batir?

LOCALIZAR OBJETIVOS es su misión principal. Es decir, proporciona a las unidades de artillería de campaña las coordenadas exactas del punto hacia donde tienen que disparar sus proyectiles, bien para defenderse de un ataque, bien para llevar a cabo una ofensiva. Además, comprueba que el tiro ha sido certero, analiza los fallos si los hubiera y establece, con toda precisión, donde puede impactar el fuego enemigo para neutralizarlo o avisar a las tropas con tiempo suficiente para que se pongan a cubierto. Es el Grupo de Artillería, Información y Localización (GAIL) III/63, que, junto al de cañones, conforma el Regimiento de Artillería de Campaña nº 63 del Ejército de Tierra con sede en El Ferral del Bernesga (León).

No existe una unidad igual en las Fuerzas Armadas, nadie hace lo que nosotros -afirma su responsable, teniente coronel Daniel Vázquez del Pozo- Somos una fuerza de élite que, además de nuestra misión principal, colaboramos en la vigilancia y el reconocimiento del terreno para obtener la mayor información sobre el adversario”. Para ello, cuenta con 262 militares equipados con radares ARTHUR, sistemas de localización por el sonido y por la vista, estaciones meteorológicas RT-20 y Marwin 32[3] y aviones no tripulados (UAV): El SIVA -para territorio nacional- y el PASI, en Afganistán, donde lo operan alternativamente con el Regimiento de Inteligencia de Valencia. Un material moderno y único en el Ejército español, que exige una elevada especialización a quienes lo manipulan. “No son fáciles de sustituir -puntualiza el teniente coronel-. Tenemos personal crítico sin el cual los sistemas no pueden funcionar como, por ejemplo, los pilotos, los mecánicos o los encargados de la electrónica de los UAV”.


 
AIR IS-4A1-RSB.
Tipo
Estación meteorológica.
Composición
Globo, Radiosonda Emisora, Radio-teodolito, Estación de tierra con Anemómetro-Veleta-Barómetro-Altímetro.
Altura
Máxima: 1.910 mm. - Mínima: 1.680 mm.
Peso
119 Kg.
Observaciones
Proporciona boletines meteorológicos para hacer más preciso el tiro de la Artillería propia.


OMMD.
Tipo
Oficina Meteorológica Móvil de Defensa.
Capacidad de conexión
Acceso a las redes de difusión Meteorológica de la OTAN. y de la AEMET.
Medidas (la x an x al)
3.811 x 2.081 x 2.100 mm.
Peso
4.450 Kg.
Observaciones
Dispone del equipo necesario para el desarrollo de funciones de información, predicción y observación meteorológica.



VAISALA RT-20.
Tipo
Estación meteorológica.
Composición
Globo, Radiosonda Emisora, Radio-teodolito, Estación receptora de tierra.
Altura
Máxima: 2.300 mm. - Mínima: 1.740 mm.
Peso
172 Kg.
Observaciones
Proporciona boletines meteorológicos para hacer más preciso el tiro de la Artillería propia.


El material que utiliza el GAIL tiene que ser muy preciso: “La información que nos proporcionan estos medios tiene que ser muy fiable -explica el jefe del grupo- porque estamos hablando de lanzar proyectiles. No me vale tener indicios de que existe algo sospechoso, tengo que saber de qué se trata sin género de duda”. En su opinión, las imágenes que facilita el PASI en Afganistán han mejorado considerablemente la protección de la Fuerza: “Es fundamental saber dónde me van a tender una emboscada, dónde han colocado artefactos explosivos improvisados… Cuando se mueven los convoyes el PASI realiza previamente el camino que van a recorrer y, durante el itinerario, está siempre vigilando”, añade el jefe del GAIL.

Los distintos componentes del grupo se complementan en su labor de localización de objetivos. “Las fuerzas terrestres tenemos la ventaja de que nos influye menos la meteorología: si no puedo utilizar un avión UAV o los sistemas de localización visual porque, por ejemplo, hay mucha niebla, puedo poner en funcionamiento el radar o los equipos de localización por sonido”, explica el Tcol. Del Pozo. Pero también trabajan por separado, como los 26 miembros de este grupo que están desplegados en Afganistán para operar el PASI. Durante la guerra de Bosnia, fueron sus radares los que monitorizaron la franja de exclusión que separaba a los contendientes. Las misiones internacionales de las FAS han revelado una forma de hostigamiento recurrente a nuestras tropas, y a tropas aliadas, el bombardeo de sus bases mediante morteros. Ataques que aunque causen pocos daños pues el fuego suele ser muy esporádico y poco sostenido puede suponer bajas y daños ocasionales además de la fatiga y tensión que provoca este hostigamiento en las unidades propias. Para contrarrestar esto se despliegan aportados por el GAIL equipos de radar contra-morteros AN/TPQ-36 que localizan los orígenes del fuego indirecto detectando la trayectoria de los proyectiles y equipos de detección por el sonido SORAS 6-E que detectan el ruido de los primeros disparos y ponen a la unidad atacada bajo alerta y presta a responder.

Así en una supuesta base española en una misión en el exterior, los sensores SORAS detectan el sonido de disparo de morteros en la distancia lo que permite dar la alarma, se producen los primeros impactos aunque afortunadamente el personal ya está a cubierto, el vuelo de una granada de mortero es relativamente lento y a distancia da tiempo a cubrirse si es detectado con antelación, cuando el adversario realiza los siguientes disparos el radar AN/TPQ-36 detectan el origen de fuego y pasan la información a las piezas que harán la contrabatería…

Las misiones en las que España ha participado últimamente han sido de mantenimiento o imposición de la paz. Pero el GAIL realiza un adiestramiento permanente porque un Ejército debe estar siempre preparado para actuar sobre objetivos. Y ahí entramos nosotros de lleno”, concluye su responsable.


Los SIVA:

El Grupo de Artillería de Información y Localización de Objetivos III del Regimiento de Artillería de Campaña Nº 63 fue la unidad encargada de poner a prueba el nuevo sistema automático de aterrizaje y despegue que se ha incorporado al avión no tripulado SIVA (Sistema Integrado de Vigilancia Aérea). Se convertía así en la primera unidad del Ejército de Tierra que realizaba vuelos de aeronaves no tripuladas dentro de territorio nacional desde la aprobación de la nueva normativa que regula su empleo en espacios aéreos restringidos, y que data del año 2.012. Con anterioridad no existía una regulación específica sobre esta materia, por lo que los vuelos se suspendieron a la espera de una legislación al respecto. El diseño del software que permite que el SIVA pueda aterrizar y despegar de forma automática, dirigido por el operador desde su estación de control, corresponde al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que tiene una encomienda de gestión del sistema junto con el Mando de Apoyo Logístico del Ejército. Antes del desarrollo del sistema automático, el avión se ponía en vuelo con ayuda de un lanzador neumático y se recuperaba accionando un paracaídas. La campaña de vuelo se ha llevado a cabo en la nueva pista de tierra de 550 metros de largo y 18 de ancho que se ha construido a tal efecto dentro del campo de tiro y maniobras de la base "Conde de Gazola", y ha servido para validar los procedimientos de aterrizaje y despegue automático en estas instalaciones, así como para desarrollar la instrucción y adiestramiento de los operadores del sistema SIVA.

SIVA es un sistema de vigilancia aérea no tripulado de múltiples aplicaciones en el campo civil y militar, que puede ser utilizado como vehículo de observación en tiempo real. Cuenta con diversos sensores electro-ópticos, visible (Cámara CCD) e infrarrojo (FLIR), montados sobre una plataforma giro-estabilizada para un adecuado seguimiento de blancos fijos o móviles, tanto en condiciones diurnas como nocturnas. El sistema completo se compone de un conjunto de vehículos aéreos (normalmente cuatro), una estación móvil de control en tierra y equipo de tierra para lanzamiento, recuperación y mantenimiento. Todo el sistema se puede operar con un máximo de diez personas.

El vehículo aéreo tiene un peso máximo de 300 kg. con una capacidad de carga de hasta 100 kg. (incluidos 60 kg. de combustible) y autonomía nominal de 6,5 horas para 40 kg. de carga útil. Fabricado en su mayor parte en fibra de carbono, el UAV contiene los sistemas de control de vuelo, propulsión, eléctrico, enlace de datos y recuperación. El sistema de recuperación consta de paracaídas y airbags para recuperar su recuperación en cualquier tipo de terreno, o bien de tren de aterrizaje para su operación en pista. El sistema de control de vuelo, desarrollado en el INTA, permite realizar misiones totalmente automáticas, así como en control manual o semiautomático (por maniobras pre-programadas). Está basado en integración de sensores (magnetómetros, datos de aire, GPS e inercial) y posee redundancia física y analítica. El despegue y aterrizaje es totalmente automático.

UAV SIVA.
Tipo
Vehículo aéreo no tripulado.
Composición
Vehículo aéreo, Lanzador neumático, Estación de control en tierra, Terminal de datos en tierra, Grupo electrógeno.
Autonomía
6-7 horas.
Carga
100 Kg (40 carga útil, 60 combustible).
Longitud
4 metros.
Envergadura
5,8 metros.
Altura
1,15 m (sin tren de aterrizaje) 1,6 (con tren de aterrizaje).
Superficie alar
3 metros.
Alcance
150 Km.
Velocidad
Máxima operativa: 190 Km/h - Mínima: 96 Km/h.
Lanzamiento
Mediante pista o catapulta neumática.
Radio de Acción
100-150 Km (para imagen en tiempo real).
Alcance en combate
6,5 h (con 40 kg de carga útil).
Techo de servicio
4.000 metros.
Recuperación
Mediante pista o paracaídas.
Observaciones
Realiza misiones automáticas siguiendo una planificación previa, pudiendo reprogramarse la misión durante el vuelo.

Los aviones no tripulados SIVA, “capaces de sobrevolar objetivos durante más tiempo que los aparatos convencionales, hasta siete horas seguidas, y sin riesgo para el personal. Los UAV son el futuro”. Aunque volar estos aparatos en territorio nacional no es fácil: “Sólo podemos utilizar espacio aéreo segregado y tenemos que solicitar muchos permisos”, puntualiza. Para manejar el SIVA es necesario hacer el curso DUO (Designated Unmanned Aircraft Systems Operators) en el Grupo de escuelas de Matacán. El GAIL cuenta con tres plataformas del SIVA, un sistema que es un demostrador tecnológico del Inta en constante evolución: “Ya despega y aterriza automáticamente, tiene más autonomía y resistencia y ha mejorado la calidad de sus imágenes” (Capitán Ricardo de la Fuente).

La PASI:

Su lema es bastante claro: "DÓNDE QUIERA QUE ESTÉS, EL PASI TE ENCONTRARÁ". Y así es. En Afganistán, la Plataforma Autónoma Sensorizada de Inteligencia es la encargada de vigilar desde el aire cualquier posible amenaza. En 2.008, el avión no tripulado PASI entraba a formar parte del ejército, desplegándose en Afganistán, país donde actúan cuatro de estos aparatos. “Lo que aporta, sobre todo, es seguridad a las tropas allí desplegadas. La misión típica del PASI es vigilar una zona determinada para detectar movimientos hostiles. En definitiva, para que sea transitable. Además, dan protección a los convoyes: Nos colocamos a vanguardia y ellos nos solicitan información: qué hay detrás de una loma o en una vaguada”, explicaba el Brigada Antonio Fábregat, piloto de PASI. Estos datos les llegan a los convoyes por voz o a través de un receptor de video en el que ven directamente las imágenes que capta el PASI. Considera este sistema “muy fiable” y sólo le pone algunas pegas: “A mucha altura tiene problemas de congelamiento y, en el aterrizaje, es vulnerable al viento[4].
 

UAV PASI (SEARCHER MKII-J).
Tipo
Vehículo aéreo no tripulado.
Composición
Vehículo aéreo, Estación de control, Sistema de enlace, Terminales remotos de video, Sensor posición remoto, Tractor de arrastre, Remolque de transporte, Remolque de repostaje, Grupo electrógeno.
Autonomía
15-17 horas.
Alcance
350 Km.
Techo
20.000 Pies.
Lanzamiento
Pista asfaltada.
Recuperación
Pista asfaltada.
Observaciones
Realiza misiones automáticas siguiendo una planificación previa, pudiendo reprogramarse la misión durante el vuelo.

El ARTHUR:

Sólo hay cuatro radares ARTHUR en toda España. “Localiza prácticamente todo y, además, se puede operar sólo con dos personas: un conductor -va montado en un vehículo todoterreno- y un operador”, comentaba el Sargento 1o Agustín Cid. Se utiliza tanto para localizar las armas del adversario como para controlar el fuego de las unidades de artillería “donde siempre vamos integrados. Así pueden corregir la trayectoria del tiro a partir de la información que enviamos”. El Ejército de Tierra recibía en Abril de 2.009 los primeros de los cuatro radares antibatería ARTHUR adquiridos en 2.007 a la empresa sueca Saab Defence que por su configuración pueden ser desplegados a zonas de operaciones e incrementar, concretamente, la seguridad de los contingentes españoles en misiones de paz.

En Noviembre de 2006, el Consejo de Ministros autorizaba al Ministerio de Defensa la adquisición de cuatro radares ARTHUR (Artillery Hunting Radar), cuatro unidades de control remoto, un entrenador de aula y el apoyo logístico integrado por un importe de 69 millones de euros, distribuidos en siete anualidades (entre 2006 y 2012, ambos inclusive). La reseña del Consejo de Ministros explicaba que este radar "permite el empleo en zona de conflicto a las que las Unidades del Ejército español destacadas para garantizar el mantenimiento de la paz. Este radar es capaz de detectar y registrar trayectorias de fuego cuya realización implica, en algunos casos, claras violaciones de los acuerdos de paz alcanzados".
 

Este radar, mucho más potente y moderno que el AN/TPQ-36, es capaz de localizar cañones, cohetes y morteros a una distancia de hasta 40 kilómetros, así como clasificar el origen del fuego y el punto de impacto, y el tipo de proyectil. Otro avance importante que conlleva el nuevo radar -fabricado por la empresa Saab quien adquirió estos productos al comprar la compañía Ericsson Microwawe Systems - es la posibilidad de trabajar al mismo tiempo en los modos hostil y amigo. Es decir, puede localizar fuego enemigo y, simultáneamente, corregir el fuego propio. Además, tiene una capacidad de localizar 100 disparos por minuto y seguir ocho trayectorias de forma paralela.

En opinión de quien asumió el reto de ser el primer operador de este nuevo sistema el Sargento 1º Peláez, “El radar ARTHUR destaca por su manejo sencillo, la integración de todos los elementos necesarios para una localización fiable y eficaz, y la incorporación de un buen sistema de comunicaciones”. Respecto al primer punto, la facilidad de manejo, hay que señalar, en primer lugar, que para la puesta en funcionamiento del radar sólo son necesarios dos personas: un operador y un conductor con el carné de camión. Asimismo, el software es muy fácil de utilizar y está adaptado para trabajar con el nuevo sistema de Puesto de Mando del Grupo de Artillería de Campaña (PCGACA).

En cuanto a la integración de elementos, el radar incorpora un navegador inercial que permite dar la posición y la orientación de la antena y, asimismo, buscar las rutas posibles para los traslados o movimiento que debe hacer el radar. El sistema incluye también un terminal remoto -por si hubiera que manejar el radar desde el exterior de la cabina-, un sistema de auto-chequeo que posibilita la identificación de las averías o errores, un sistema de acondicionamiento que posibilita mantener siempre el shelter en las condiciones adecuadas de temperatura y un grupo electrógeno que otorga autonomía al radar.

Por su parte, el sistema de comunicaciones permite el enlace con el conductor y con elementos externos (dentro y fuera del territorio nacional) mediante voz o texto, y está habilitado para enganchar con los medios de la Red Básica de Área. “Con este sistema, una unidad amiga puede pedir la corrección de un tiro y los datos se podrían enviar desde el radar directamente a las piezas”. En definitiva, y en palabras del capitán Camblor, con este radar nos poníamos “a la misma altura, e incluso a un nivel superior, del resto de países del entorno de la OTAN”.

Tipo
Radar Doppler de pulsos con procesamiento digital de la señal.
Rango de frecuencias
5,4-5,9 GHz. Banda C.
Medidas (la x an x al)
3.660 x 2.440 x 2.240 mm.
Peso
4.000 Kg.
Alcance
Máximo: 40 Km. - Mínimo: 2,9 Km.
Sector de exploración
Horizontal: 1.600ºº - Vertical: 148ºº
Observaciones
Permite localizar el origen de las trayectorias de armas enemigas. Tambien puede corregir el tiro propio en condiciones adversas, incluso con nula visibilidad. Transportado sobre camión IVECO TT 7226.

El HALO MK2.
El equipo de localización por sonido MK2 lleva en servicio en el ejército algo más de cuatro años. Para el Sargento 1o José Luis Fernández, es el ideal “para defender una base porque puede operar 24 horas seguidas y no requiere prácticamente mantenimiento”. Su funcionamiento se basa en “la recogida de las ondas sonoras”, que se transmiten tanto por el aire como por el suelo, que pueden proceder de una explosión, de una pieza de artillería o de un mortero. Cada sistema -el GAIL tiene dos- cuenta con cuatro puestos sensores (y cada puesto lleva asociados tres micrófonos, una radio con su antena y una estación meteorológica). Para Fernández, este sistema y el radar se complementan mutuamente: “El ARTHUR emite ondas electromagnéticas y es más fácilmente localizable. Nuestro equipo es más discreto[5].

HALO MK2.
Tipo
Sistema de localización por el sonido.
Capacidad de memoria
6 Objetivos en 1 sg.
Medidas (la x an x al)
13.995 x 2820 x 2.520 mm.
Peso
14.180 Kg.
Alcance
30 Km.
Precisión
100 Mts. de 0 a 8 Km. - 200 Mts. de 8 a 15 Km. - >15 Km. según nº sensores.
Observaciones
Permite localizar el origen de fuego de armas enemigas. También puede corregir el tiro propio, así como orientar medios de localización Radar.


[1] España posee Seis M-109 A2/A3, integrados en la Infantería de Marina, y 96 M-109 A5, pertenecientes al Ejército de Tierra.
M109A2: Esta versión incorpora 27 mejoras que aumentan su vida útil. Las más notables son el obús M185 con cañón largo montado en el afuste M178, la protección balística para el telescopio panorámico, bloqueo del mecanismo de rotación mediante contrapeso y la capacidad de montar el dispositivo de alineación M140. La cantidad de munición transportada aumentó de 28 proyectiles de 155 mm a 36, mientras que la cantidad de cartuchos calibre .50 es la misma.
M109A3/A3B: Son M109A1 y M109A1B reconstruidos al estándar M109A2 respectivamente. Algunos A3 tienen montados tres brazos de contacto, mientras que todos los A2 tienen cinco.
M109A4: Son M109A2 y M109A3 con mejoras en la protección NBQ (NBC/RAM), así como en la fiabilidad, disponibilidad, y capacidad de mantenimiento por parte de la tripulación, incluyendo purificadores del aire, calentadores y equipos de protección Mission Oriented Protective Posture (MOPP; máscaras antigás, trajes protectores, guantes y botas).
El embrague del mecanismo de rotación del obús en esta versión es hidráulico, en comparación al mecanismo eléctrico de los anteriores M109, teniendo un modo manual en caso de una avería eléctrica. El A4 también agrega un filtro hidráulico adicional, para un total de dos. También incluye una mejora del equipo del arranque del motor, aumentando la capacidad de arranque rápido en casos de emergencia.
La cantidad de munición transportada es la misma que en los modelos anteriores.
M109A5: Reemplaza el obús M185 montado sobre el afuste M178 con el obús de 155 mm M284 montado sobre el afuste M182, dando a la versión A5 un alcance mucho mayor que antes.
[2] M110 A2:
Fabricación: Estados Unidos.
Fecha de fabricación: 1963/1980.
Dotación: 5 tripulantes. Otros 8 sirvientes en vehículo de municionamiento.
Peso: 28,3 Tm.
Propulsión: Motor GENERAL MOTORS 8V-71T de 8 cilindros de 9.308 CC. y 405 CV. de potencia.
Transmisión: Caja automática ALLISON con 2 gamas hacia delante y 1 hacia atrás.
Velocidad: 55 km/h.
Autonomía: 523 km.
Arma: Obús M201 de 203 milímetros.
Blindaje: Chapa de aluminio en barcaza (el vehículo sólo ofrece protección blindada para el conductor, al carecer de torre).
12 de estas piezas provenían de la transformación de los M-107 recibidos en 1.972. Otros 24 llegaron a España en 1.993 como consecuencia del Programa FACE, sirviendo todos en los grupos ATP del RACA 11. Finalmente, nuestras FAS contaron con 64 obuses de este tipo (32 en el RACA 11 de Madrid –ahora ubicado en Burgos- y 32 en el RACA 63 de León).
Se podían obtener alcances de hasta 22 kilómetros (30 km con munición asistida por cohete), siendo la cadencia de tiro de un disparo cada dos minutos.
[3] El sistema de sondeo MW32 MARWIN de Vaisala proporciona un perfil atmosférico del viento, la presión, la temperatura y la humedad desde la superficie hasta las alturas para utilizarse en análisis balísticos. Además, puede ingresar estos datos en modelos meteorológicos numéricos y lograr pronósticos más precisos. Además, el perfil atmosférico es útil, por ejemplo, en aplicaciones de aviación, QBRN y navales. Los datos se proporcionan en los formatos Stanag y OMM pertinentes. El MW32 MARWIN se ha diseñado para un exigente uso en defensa, ya que:
I.- Es fácil de usar y de alta resistencia.
II.- Cumple con las especificaciones MIL-STD-810G importantes para el muestreo ambiental y MIL-STD-461F de compatibilidad electromagnética.
III.- Consta de un receptor-procesador y antenas para rastrear la radiosonda incorporada en un globo aerostático.
IV.- Las diferentes configuraciones incluyen un sistema portátil, instalación en vehículos e instalación en embarcaciones marítimas.
[4] Para realizar la misión contaban con cuatro aviones "Searcher MK III", dotados de unas potentes cámaras (diurna y nocturna) con las que podían reconocer a una persona hasta a 1,5 kilómetros de distancia. Con el repliegue en marcha tuvieron un extra de trabajo, pues ninguno de los convoyes que recorrían el camino entre Qala i Naw-Herat se movían sin su “escolta”: Unas aeronaves de poco más de 8 metros, que son capaces de volar a una altura de hasta 20.000 pies y cubrir distancias de entre 250 y 350 kilómetros (con una autonomía de 10 horas, aproximadamente). Además, para facilitar aún más su operatividad, podían controlarse y visualizar sus imágenes tanto desde una sala central como con modernos sistemas portátiles que les permitían hacer uso de ellos en cualquier parte en la que se enconatraran. Ellos solos aterrizan y despegan automáticamente por medio del GPS.
En los más de cinco años que llevaba desplegada esta unidad en Herat -compuesta por 26 efectivos- habían completado más de 4.000 horas de misión.
[5] Elena Tarilonte: “Rastreadores de Objetivos”. “Revista Española de Defensa” No 300 (Noviembre de 2013), página 33.

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