“Él es tu amigo, tu compañero, tu defensor, tu
perro. Tú eres su vida, su amor, su líder. El será tuyo siempre, fiel y
sincero, hasta el último latido de su corazón. A él le debes ser merecedor de
tal devoción”.
La utilización de perros en el ámbito castrense no es una novedad: Ya los romanos los
integraban en sus legiones[1];
durante la Gran Guerra, fueron utilizados como porta-botiquines en las
trincheras del Somme y durante la II Guerra Mundial, los soviéticos[2]
los utilizaron como minas vivientes, para hacer volar por los aires los panzer
germanos… con nefastos resultados ya que, entrenados con sus propios blindados,
los perros se inclinaban más a cobijarse bajo los T-34 y los KV, en vez de bajo
los tanques alemanes. Y los marines estadounidenses[3]
los utilizaban para comprobar si en los nidos de ametralladoras japoneses les
aguardaba alguna desagradable sorpresa…
No obstante, no hace falta llamarse “Lassie”, “Rex”
o “Rin-Tin-Tin” para ser un héroe canino. Basta tener buen amo y la
instrucción adecuada, tal y como lo demuestran los canes de los Equipos
Cinológicos de la UME o los de la Sección Canina de la Guardia Real[4].
Los perros en la Guardia Real se encuentran ubicados en la Sección de Guías de perros de la Compañía de Control Militar
perteneciente al Grupo de Escoltas. Para los diferentes servicios que le son
encomendados a la Sección cuenta con 54 perros; de ellos
49 son machos y 5 son hembras, dedicados a las especialidades fundamentales de
Explosivos y Seguridad y Combate.
El Grupo de Explosivos está formado por 26 perros de raza Pastor Alemán, Pastor Belga
Malinois, Labrador Retriever y Cocker Spaniel. Si bien, estos últimos no dan el
perfil de perro policial, son excelentes detectores y cubren a la perfección
por su buen carácter y resistencia unos y por su tamaño, peso y velocidad
otros, apartados especiales como la búsqueda en falsos techos, o búsquedas de
personas.
El Grupo de Seguridad y Combate está formado por perros de raza Pastor
Alemán y Pastor Belga Malinois, excelentes perros policiales de tamaño mediano,
versátiles, fuertes y armoniosos, decididos, rústicos y sobre todo
“inteligentes” para resolver situaciones sin orden expresa de su guía.
La sección también
posee un perro detector de drogas y estupefacientes, y una perra de raza
Pastor Búlgaro (regalo de S.M. la Reina a la Guardia Real). Esta perra desfila
con el mando de la sección en las paradas militares que se realizan en la
unidad.
Ejercicios de obediencia, detección de explosivos y detención de
malhechores suelen ser las principales especialidades y misiones que realizan
estos perros una vez que acceden a la unidad: “Son sometidos a unas pruebas
selectivas, que nos indican qué animal es el más idóneo para las labores que
realizamos. Se trata de un entrenamiento complejo, que suele durar entre seis
meses y un año”, explicaba Alfonso Jimeno, subteniente y segundo jefe de la
sección de guías.
En numerosas
ocasiones, la Unidad participa en exhibiciones caninas: Este tipo de actividades, como asegura el teniente Carrasco, “no son
sólo una exhibición, sino una demostración de nuestras capacidades. Al ser la
Guardia Real, la gente, a veces, no tiene muy claro que somos, si militares o
policías. De este modo, además de demostrar lo que hacemos, nos damos a conocer
un poco”. Estas iniciativas no sólo sirven como demostración de
capacidades, sino que además son un entrenamiento completo para los perros. “Nosotros
no nos preparamos las exhibiciones. Lo que hacemos aquí es lo que hacemos todos
los días con los perros. Así ellos también pueden entrenar y le mostramos a la
gente cosas que se hacen de verdad”.
En Enero de 2010, un contingente formado por 25 militares
y seis perros especializados en búsqueda y rescate de personas del
batallón que la Unidad Militar de
Emergencias participaron en los trabajos de desescombro y rescate de
personas en Haití, tras el terremoto
de siete grados en la escala Richter que se registró en ese país y que causó miles
de muertos y heridos, muchos de ellos atrapados entre los escombros de los
numerosos edificios derruidos en la capital, Puerto Príncipe.
Tras la intervención de la UME leonesa en incendios y nevadas ésta fue la primera vez que
participaron en una emergencia de estas características, en lo que constituyó
su primera misión internacional.
Los militares viajaron acompañados de los perros
adiestrados de la UME, entrenados
para participar en situaciones de alto riesgo es las que está en juego la vida
de las personas así como en el rescate. Los perros, de razas pastor alemán y
pastor belga, habían recibido un constante entrenamiento desde que llegaran -dos
años antes- a la Unidad Militar de Emergencias y ese mismo otoño participaron
en una serie de ejercicios de rescate de máxima dificultad entre escombros en
Los Arribes del Duero…
“¡Buuusca!”. Con esta voz, “Nerón” recibe
la orden de su guía para que comience a hacer lo que mejor sabe: Jugar. Este
binomio -perro y guía- constituye cada uno de los 36 EQUIPOS CINOLÓGICOS que
la Unidad Militar de Emergencias (UME)
tiene en su plantilla para la búsqueda y rescate de personas desaparecidas.
Entrenados para actuar en cualquier tipo de catástrofe estos equipos están
distribuidos por todo el territorio español, lo que permite una rápida
intervención. Para ello, la UME tiene seis pelotones cinológicos, uno en cada
batallón, a excepción del ubicado en Jerez de la Frontera (Cádiz) que tiene
dos, de los cuales uno se encuentra destacado en la localidad tinerfeña de Los
Rodeos. Cada pelotón cuenta con un jefe, tres guías y seis perros.
PELOTONES CINOLÓGICOS DE LA
UME.
|
SAN ANDRÉS DE
RABANEDO (LEÓN)
ZARAGOZA
TORREJÓN DE ARDOZ
(MADRID)
BÉTERA (VALENCIA)
MORÓN DE LA
FRONTERA (SEVILLA)
LOS RODEOS
(TENERIFE)
|
Al ver esta distribución, se podría pensar que cada uno
de estos pelotones trabaja de forma independiente. Sin embargo, no es así: El Negociado Técnico de Pelotones Cinológicos,
con sede en Bétera (Valencia), es el responsable de desarrollar el Programa Permanente
de Instrucción y Adiestramiento de los equipos cinológicos, homogeneizar los
procedimientos y prestar el apoyo técnico necesario a todos ellos, en cuando a
preparación y empleo se refiere.
Si bien los equipos cinológicos pueden trabajar de manera
aislada, normalmente lo hacen encuadrados dentro de una unidad, como son los
equipos de búsqueda y rescate urbano (USAR),
acreditados por Naciones Unidas para trabajar en catástrofes producidas por
seísmos, tanto en territorio nacional como en el exterior. Con el Programa de
Instrucción y Adiestramiento se garantiza que estos equipos estén activados en
el plazo de una hora y estar en condiciones de embarcar en avión –si fuera
necesario- en 2 horas y media, con todo el material y equipo necesario para su
intervención.
“Conseguir que un perro esté adiestrado no es una
tarea sencilla; se trata de un proceso largo y progresivo, que puede durar
hasta dos años”, asegura el brigada Miguel Javier Baselga, jefe del
Negociado Técnico de los equipos cinológicos de la UME. Con sede en Bétera
(Valencia), este organismo es el responsable de desarrollar el programa de
instrucción y adiestramiento de los equipos cinológicos de la unidad. En primer
lugar, los perros deben superar un curso básico de cuatro meses en la Escuela Cinológica de la Defensa, en
Madrid. Posteriormente, ya en cada batallón, se entrenan para intervenir en los
diferentes tipos de emergencias. Por último, el nivel superior continúa
perfeccionando el entrenamiento específico y faculta a los guías para
intervenir en cualquier tipo de emergencia. No importa el escenario en el que
tengan que trabajar: Nieve, inundaciones, riadas, deslizamientos de terreno,
vegetación espesa, estructuras colapsadas... Lo que garantiza el éxito en sus
intervenciones es el estrecho vínculo forjado entre el perro y su guía, fruto del
trabajo diario, convivencia y conocimiento mutuo.
En una catástrofe, el factor tiempo es vital, ya que
puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte para aquellas personas que sufren sus consecuencias. Un perro
perfectamente adiestrado es capaz de batir una superficie de 100 m2 en
unos cinco minutos, mientras que cualquier experto tardaría, con ayuda de
aparatos, más de 45. “Ello hace que el mejor amigo del hombre siga siendo
insustituible en estas tareas, a pesar de los avances tecnológicos”, afirma
el brigada Juan Antonio Rubio, jefe de uno de los pelotones cinológicos de la
UME. Atención, iniciativa, persistencia, obediencia, agilidad, coordinación,
marcaje o socialización son algunas de las cualidades que los jefes y guías de
cada trabajan de forma permanente para preparar la actuación en un caso real.
Una buena forma física es también fundamental
en el adiestramiento de los perros de búsqueda y rescate de la UME. De hecho,
se ejercitan como un componente más de la unidad: corren por la mañana en torno
a diez kilómetros, junto a sus guías o en compañía de otras personas para
socializarse; recorren varios de los obstáculos de la pista militar; son
capaces de subir y bajar una escalera colocada verticalmente… “Con una
instrucción permanente y la suficiente motivación, conseguimos que nuestros
perros estén entrenados para realizar búsquedas prolongadas en el tiempo, aún
en las condiciones más desfavorables y a pesar de las inclemencias
climatológicas”, señala el cabo Carles Bosch, guía canino de la UME. “Lo
que nosotros consideramos un adiestramiento exigente, los perros lo interpretan
como un juego, ya que asocian la búsqueda con la recompensa final -el rodillo-
y eso aumenta su motivación”, continúa: “”Ajax” (el pastor alemán de la Guardia Civil al que se le
impuso la Medalla de Oro de la PDSA[5]
por encontrar una bomba lapa adosada a los bajos de un coche en Palmanova, en
Julio de 2.009[6]) siempre
ha respondido muy bien y se ha caracterizado por su capacidad de adaptación. De
hecho ya contaba con una medalla del Ministerio de Defensa por su trayectoria.
La actuación de este perro siempre ha sido impecable y ha estado en primera
línea trabajando con la Familia Real y con el presidente del Gobierno... A
pesar de ello, Ajax buscó siempre una recompensa: El cariño de su amo.
Estos animales son perfectos para el adiestramiento en este campo y entablan
grandes e indestructibles lazos con sus guías e instructores, por quiénes no
dudan en dar la vida. Albaraces ha explicado la especial sintonía que le une al
can con estas palabras: “Esto se consigue con muchos ejercicios con él”, ha
explicado el sargento, que sonríe orgulloso al reconocer que al perro
simplemente se le premia “con caricias, con tu voz, jugando con su rodillo y
con mucho cariño”” (Laura Casado: “Ajax, el Héroe Canino de la Guardia
Civil”. “ABC”, 11 de Junio de 2013). Para no cargar demasiado muscularmente al animal,
también se dedica especial atención a la natación, ya que –además de no
sobrecargar los músculos- se potencias zonas anatómicas no trabajadas (y es
sumamente útil para recuperarse de lesiones).
Dentro de la
UME, uno de los aspectos calve en la instrucción es la evaluación continua.
Para ello, cada guía lleva una ficha de su perro en la que anota el ejercicio
realizado y el nivel alcanzado. De este modo, mediante la observación directa y
el análisis del resultado obtenido, “el perro estará en condiciones de pasar
a la siguiente ficha, una vez que se haya superado el objetivo marcado en cada
una de ellas”, explicaba el soldado de 1ª Raúl Carod.
Cuando un perro oye la orden de su guía, empieza a
correr, pone en marcha su olfato, busca en cada palmo de terreno, sabedor de
que el tiempo apremia y que, cuanto antes lo consiga, obtendrá su recompensa. Para
el personal de la UME la mayor gratificación llega con el hallazgo de la
persona desaparecida; el momento de tenderle la mano y poner fin a su
pesadilla; o, en su caso, de poder devolver a sus seres queridos el cuerpo de
quien tuvo la desgracia de perecer en un desastre…
CARACTERÍSTICAS DEL GUÍA:
El Guía es el factor humano en la asociación
hombre-perro. Debe potenciar los lazos de afecto con el animal y tener especial
sensibilidad para conocer cualquier reacción de su perro. Para ello se hace una
selección de los aspirantes a cursos de adiestramiento en los siguientes
aspectos:
- Buen temperamento y adecuado equilibrio físico y
mental.
- Buena fortaleza física.
- Carácter tranquilo y sereno, al mismo tiempo que
enérgico.
- Cualidades de constancia, paciencia, voluntad y
coraje.
- Sensibilidad y cariño para con los animales.
- Valentía para saber imponerse a su perro en todo
momento y situación.
CARACTERÍSTICAS DE LOS PERROS:
Para su adquisición se exige una edad de 15 meses
aproximadamente, buena estética, tener perfecta conformación músculo-esquelética
y aplomos correctos, además de tener un carácter equilibrado. Por añadidura, deben
superar unas pruebas técnicas de aptitud para su adiestramiento basadas en
instinto de cobro, sentido de posesión de objetos y valor ante la amenaza de un
extraño, así como un completo examen veterinario de salud.
El entrenamiento permite que un perro de la UME sea capaz
de obedecer a su guía a más de 30 metros de distancia. “Una buena obediencia
refuerza el vínculo del perro con su guía”, afirma el brigada Baselga. Sin embargo,
no se busca una obediencia férrea. “Lo fundamental es trabajar la iniciativa
e intuición del perro, ya que, en numerosas ocasiones, no podrá contar con la
ayuda del guía, y deberá resolver determinadas situaciones aisladamente”,
prosigue.
Otro aspecto muy importante en la instrucción es la
socialización. Dado que en una catástrofe habrá numerosos equipos de rescate
trabajando, “por eso a ambientes y estímulos que
permitan conocer sus límites, y con ello se consigue que se habitúe y gane
confianza”, dice el brigada Rubio. A
través de la socialización, “aprende a relacionarse con otros perros y otras
personas desconocidas, evitando conductas agresivas o miedosas en el futuro”,
añade.
La raza no es la única condición para que un
perro llegue a especializarse en búsqueda y rescate. Son las características particulares
de cada animal las que determinan su validez para estas tareas, si bien es
cierto es que todos tienen una serie de cualidades y características comunes: Labrador,
pastor alemán, pastor belga malinois o pastor holandés son las razas a las que
pertenecen “Ajo”, “Edo”, “Gurka”, “Nerón”, “Romeo”
o “Yogui”, algunos de los perros de la Unidad Militar de Emergencias.
Todos proceden de donaciones de particulares o de la Escuela Cinológica de la
Defensa, desde donde, una vez que se ha comprobado que reúnen los requisitos
necesarios para convertirse en un animal de búsqueda y rescate, pasan a formar
parte de los equipos de la UME.
Son perros de venteo, es decir, “que, a
diferencia de los de rastreo que siguen el rastro de una persona, buscan el olor humano que se encuentra en las partículas
flotando en el aire, sin seguir ningún rastro”, explica el cabo Daniel García, otro guía canino.
Además de las cualidades innatas de todo perro, “los
nuestros han de ser lo suficientemente ágiles, con un gran instinto, un
desarrollado sentido del olfato que les permita trabajar bajo situaciones de
estrés, que tengan capacidad de desplazarse en alturas o ambientes frágiles e
inestables, así como una gran resistencia física, lo que les permite superar
todo tipo de obstáculos, retrasar los umbrales de fatiga durante la búsqueda y
alargar su vida operativa, que oscila entre ocho y diez años”, comenta el
cabo David Arguisuelas, guía de uno de estos equipos cinológicos.
A diferencia de lo que se pueda pensar, en el caso de los
perros de búsqueda y rescate, el tamaño sí importa. No deben ser demasiado
grandes ya que esto dificultaría su labor a la hora de realizar un rescate
vertical, cuando hayan de ser trasladados en embarcaciones frágiles o en
situaciones en las que deban moverse por terrenos frágiles e inseguros.
Y detrás de cada Equipo Cinológico, otro gran equipo: El Apoyo Logístico, desplegado de
diferentes formas, dependiendo el tipo de catástrofe, encargados de que cada Equipo
Cinológico sea autosuficiente sobre el terreno (como los suministros básicos
–agua, comida, electricidad…- y los alojamientos no estarán operativos en los
primeros momentos, el Módulo Logístico incluye material y equipo para la auto-sostenibilidad
de los equipos durante siete días. Obviamente, este apoyo logístico dependerá
de si los equipos se despliegan en España (donde podrán usar los vehículos de
dotación de la UME, preparados para trabajar en condiciones “todo tiempo”,
junto con el apoyo material de efectivos de otras unidades de nuestras FAS) o
en el extranjero, donde se deberán de estudiar las particulares necesidades que
requiere cada zona siniestrada para, de este modo, configurar el apoyo
logístico de los equipos ad hoc que serán desplegados.
Previamente, “un adecuado programa de vacunación y de
reconocimiento físico del perro es fundamental para garantizar la operatividad
del animal. Para ello, anualmente, llevamos a cabo la campaña antirrábica en
Primavera, los vacunamos de otras enfermedades infecciosas y realizamos una
analítica general a todos los perros, donde se miden y analizan los parámetros
hematológicos, bioquímicos y posibles enfermedades parasitarias”, comenta el
capitán veterinario Diego Lozano, destinado en la base Jaime I de Valencia y que apoya a la
UME en el aspecto sanitario. “Además, se efectúa una desparasitación
trimestral y se vigilan las condiciones de higiene de las perreras, que se
desinfectan cada mes”, añade. No obstante, dado que no siempre será posible
contar con la presencia del Servicio Veterinario en zonas de catástrofe, todos
los guías tienen unos conocimientos básicos de primeros auxilios.
Por otra parte, los aspectos de vida de los equipos
cinológicos durante su actuación no han de descuidarse, ya que afectan
seriamente al bienestar de aquéllos cuando la búsqueda se prolonga. De hecho,
habilitar una zona para el descanso de los guías es primordial, pues el
cansancio supone una merma en el rendimiento de los equipos e incrementa las
posibilidades de sufrir un accidente. Del mismo modo, cuando la actuación es
larga, incluir actividades lúdicas durante los períodos de inactividad es una
herramienta muy eficaz para combatir el estrés durante una intervención.
En ocasiones, los
equipos se entrenaban en una antigua fábrica cementera en desuso de Muel (Zaragoza)
con el objetivo de entrenar a los perros de la Unidad para localizar a personas
sepultadas bajos los escombros en caso de terremotos o aludes: “Gracias a
estos ejercicios, los perros se acostumbran a actuar en situaciones de
emergencia como terremotos y aludes en los que pueden quedar personas
sepultadas bajo los escombros, el lodo o la nieve. Además, estos perros son los
mismos que utilizamos cuando hay que buscar a personas que se han perdido en la
montaña, ya que se les adiestra para que rastreen el olor corporal”,
explicaba Brigada Ismael Ballespín. “En la fábrica hay cristales rotos y
ciertas partes muy deterioradas, por lo que es el lugar ideal para esconder
restos de ropa y que los perros puedan localizarlos”.
La preparación
de estos canes es muy completa, pero los adiestradores también se encuentran
con algunos problemas: “Lo más complicado para un perro de búsqueda y
rescate es la movilidad en el escombro. Tienen que ser perros muy ágiles,
porque en muchas ocasiones tienen que hacer saltos, subir escaleras… y tampoco
pueden tener mucho vértigo ni verse influidos por el escenario”, afirmaba
Ballespín.
4 de Marzo de 2010:
La Unidad Canina de la UME llegaba a
mostrar TRES POSIBLES RASTROS de Oscar Pollán Tabuyo, el montañero desaparecido
en los Montes Aquilianos. Los tres perros –“Bert”, “Ermo” y “Marky”-,
en Cabeza de Yegua, detectaron el posible rastro que Pollán pudo tomar el día
que se desorientó, por inclemencias del temporal, mientras intentaba bajar
desde Cabeza de Yegua a Peñalba de Santiago. El rastro mostrado por los perros
parecía indicar que Oscar intentaba llegar a la carretera que lleva a la
estación de esquí del Morredero, pero la escasa visibilidad y lo abrupto del
terreno, casi con toda seguridad impidieron que tomase el camino correcto... El
rastro que siguieron los perros de la Unidad Canina de la UME, finalizaba en un
desfiladero (el punto exacto en el que los perros perdían el rastro “es
imposible bajar”, según los especialistas de rescate de alta montaña de la
Guardia Civil .GREIM-). Este equipo inició la operativa de búsqueda,
descendiendo del punto más alto de los Montes Aquilianos, Cabeza de Yegua, a
una altura de 2.135 metros… Un simple y clarificador ejemplo del trabajo de
esta Unidad.
Aludes, deslizamientos de terreno, riadas y
terremotos son las principales emergencias en las que los equipos cinológicos
de la UME llevan a cabo su labor para localizar a personas desaparecidas.
En situaciones de ALUDES Y AVALANCHAS,
tanto el guía como el perro ponen a prueba su entrenamiento para trabajar en un
terreno fatigoso, con nieve y bajas temperaturas. Su excepcional sentido del
olfato, junto con la agilidad y rapidez, hace que los perros encabecen los
equipos de búsqueda, ya que cuanto más rápido se realice, mayor será la
probabilidad de encontrar a la víctima con vida (de hecho, lo que el perro es
capaz de detectar en escaso tiempo, sería necesario desplegar un dispositivo de
varias personas que tardaría varias horas en localizar a la víctima). En estas
condiciones, normalmente, los equipos cinológicos suelen formar parte de un
dispositivo de búsqueda t rescate, con capacidades adicionales del batallón al
que pertenecen.
La secuencia y prioridad de la búsqueda
vendrán determinadas por la rapidez y flexibilidad en las acciones, si bien se
procura trabajar de forma simultánea. Así, en primer lugar, el guía dará la
iniciativa al perro para que realice una primera búsqueda libre, de cara a
trabajar posteriormente en zonas no batidas o en las que existan indicios sobre
una posible localización de la víctima. A continuación, junto a los equipos
cinológicos, trabajarían en la zona otros equipos con detectores electrónicos
y, finalmente, otros que lo harían mediante la técnica de sondeo.
En caso de DESLIZAMIENTOS DE TIERRA, los equipos cinológicos buscan
en estructuras semienterradas, donde pueda haber quedado algún hueco de vida
para la víctima. Asimismo, se efectúan perforaciones en el terreno que
facilitan la emanación de olor o el acceso del perro al interior para su
registro.
Cuando se trata de LOCALIZAR A VÍCTIMAS DE
RIADAS[7] estos equipos se
distribuyen a ambos lados del cauce del río, evitando que el viento lleve el
olor de una orilla a la otra y provoque confusión en los perros. Los equipos
prestan especial atención en aquellas zonas en las que se estrecha el cauce del
río, donde hay vegetación abundante y en remansos donde se acumulan gran parte
de los materiales procedentes del arrastre del agua.
Para trabajar en ESTRUCTURAS COLAPSADAS CAUSADAS POR TERREMOTOS, la UME dispone de
los equipos USAR. Cada uno de ellos cuenta con perros de rescate en su
plantilla, capaces de detectar a personas sepultadas. Son un elemento
fundamental para estos menesteres, dada la inestabilidad de los escombros sobre
los que trabajan los equipos de búsqueda y rescate.
Al llegar a la zona de trabajo, en función del
número de equipos cinológicos existentes, se asignarán zonas de trabajo por
cuadrículas o sectores –entre 500 o 3.000 m2- y, dependiendo de su
extensión se dividirán en subsectores, según la superficie y el nivel de
dificultad. El jefe de pelotón -de acuerdo con la información de que disponga-
priorizará las zonas de búsqueda, determinará la estrategia a seguir y el
número de equipos necesarios, solicitando los materiales especiales que le
hagan falta.
Al igual que en las avalanchas, el perro
realizará una primera búsqueda libre. Posteriormente, el guía hará especial
hincapié en aquellas zonas donde sea más probable la ubicación de víctimas y
donde el perro no haya pasado con anterioridad. No obstante, en estas
circunstancias, el perro trabajará de forma autónoma, evitando todo tipo de
dependencia del guía, quien únicamente dará las voces necesarias para poder
dirigir al perro a las zonas aún no reconocidas.
Cuando se trata de ENCONTRAR A PERSONAS PERDIDAS EN ZONAS CON VEGETACIÓN ABUNDANTE O
SUPERFICIES MUY AMPLIAS[8] los canes van provistos de
un arnés (a diferencia de los perros que trabajan en estructuras colapsadas) que
identifica su condición de perro de rescate y facilita su localización en la
distancia. En función del número de equipos disponibles y del tipo de terreno,
la UME puede combinar cuatro modalidades diferentes de búsqueda:
I.- A lo largo de un camino.
II.- En corredor.
III.- Por sectores.
IV.- Por rumbo invertido.
Dado que las búsquedas en estas situaciones
serán de larga duración, la UME establece relevos de los equipos para evitar el
agotamiento de los perros (lo que les inhabilitaría para la búsqueda). El
tiempo de búsqueda dependerá de la topografía del terreno y de las condiciones
climatológicas.
Al igual que en los casos anteriores, el perro
del Equipo Cinológico realiza una primera búsqueda libre. Posteriormente, el
guía hace especial hincapié en aquellas zonas donde considera que es más
probable la localización de víctimas. No obstante, el animal está controlado en
todo momento por su guía, marcándole la dirección por la que quiere que realice
la búsqueda.
En 1990, un perro del Servicio Conológico de la Benemérita
destinado en Navarra llamado “Irrintzi”,
detectó la existencia de un explosivo en el interior de un vehículo. Una trampa
explosiva hizo “Irrintzi” perdiera la vida, pero gracias a su heroica
acción, las personas que participaban en el servicio no resultaron afectadas
por el estallido. En no pocas ocasiones, estos
nobles animales nos han dado –y nos siguen dando- sobradas lecciones de su
destreza y lealtad. Y es que, como bien dijo Lord Byron: “Cuanto más conozco a
los hombres más quiero a mi perro”.
[1] Los romanos
utilizaban un tipo de perro de presa, denominado “Presa de arena” (su
nombre viene por su utilización en el circo) o “Moloso”, que acompañaba
a sus unidades por todo el mundo, utilizándose para todo tipo de cometidos.
[2] El Ejército
Soviético entrenó alrededor de 50.000 perros antes de y durante los inicios de
la II Guerra Mundial. Los perros demostraron ser especialmente valiosos durante
los severos inviernos rusos, cuando ellos localizaban y llevaban también a los
soldados de combate con trineos.
[3] 25 de sus perros
murieron durante la batalla de Guam, en 1944. Habían sido entrenados para
olfatear el enemigo y encontrar trampas, así como para llevar mensajes,
medicina y munición.
[4] La Benemérita tiene su
propio Servicio Cinológico y Remonta (SECYR), la ESCUELA DE ADIESTRAMIENTO CANINO de El Pardo (Madrid), Centro en el que se imparte las enseñanzas de formación al personal de
la Guardia Civil en adiestramiento de perros para seguridad y rescate,
detectores de explosivos y detectores de drogas.
La primera vez que la Guardia
Civil es autorizada para la utilización del perro policía es en el año 1948,
aunque el empleo del perro se utilizaba con anterioridad a este año para ayudar
a los hombres en sus misiones policiales y de vigilancia. Por una disposición
de fecha 31 de Marzo del 1949, se crean puestos y destacamentos con perros para
perseguir de forma más organizada a bandoleros y malhechores, y tener mejor
control en zonas de fronteras y costas.
La Orden Ministerial de 19 de
Abril de 1951, crea la ESCUELA DE
ADIESTRAMIENTO DE PERROS POLICÍA DE LA GUARDIA CIVIL, y queda ubicada desde
esa fecha en El Pardo (Madrid). Siendo el primer centro de adiestramiento de
perros policías que dispuso España, derivándose de él el resto de Escuelas
policiales y del Ejército.
En
el año 1982, la Guardia Civil crea el SERVICIO
CINOLÓGICO con el fin de apoyar a las Unidades Operativas del Cuerpo
aportando aspectos técnicos y propios del Servicio; como búsquedas de personas
desaparecidas, intervención en catástrofes, localización de drogas y
explosivos, rescates en montaña y cualquier otra actividad en que las
características propias de la misión y la especial preparación de los animales
se obtengan los adecuados resultados para su cumplimiento, buscando el objetivo
principal de proteger el libre ejercicio de los Derechos y Libertades y,
garantizar la Seguridad Ciudadana.
I.- Misión General:
El Servicio Cinológico es el
órgano encargado de:
Dirección
técnica e inspección de las Unidades dotadas de perros.
Gestión, administración
y apoyo al ganado y animales de utilidad para el servicio.
II.- Cometidos Fundamentales:
La formación de los guardias
civiles que desempeñarán las funciones de guía de perros y el adiestramiento de
los canes del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, con la especialidad de:
Seguridad y
Rescate (SYR).
Detectores de
Explosivos.
Detectores de
Drogas.
Las tres especialidades tienen
sus actividades concretas:
I.- Los perros de Seguridad y
Rescate tienen como misión la búsqueda y salvamento de personas desaparecidas
en grandes áreas o espacios abiertos, avalanchas de nieve, catástrofes de
cualquier naturaleza, etc. Además, también tienen encomendada la protección de
personas, edificios públicos y control de masas.
II.- Por su parte, la especialidad
en Drogas, tiene como meta la búsqueda y localización de sustancias prohibidas
estupefacientes. Existen muchas curiosidades sobre los perros que han servido
en esta Unidad. En la especialidad de Drogas, destacaron sobre todo dos perros
detectores destinados en Mallorca en1.994: Durante el registro de un yate
inglés, detectaron el olor a droga en el interior de un camarote, al momento de
la detección se observó que no existía ninguna sustancia estupefaciente, pero
sí se encontró gran cantidad de armas y munición ilícita como por ejemplo
pistolas, silenciadores de pistola, fusiles ametralladores, escopetas
repetidoras, cañones de pistola, cargadores de munición para distintas armas,
etc. Más tarde se supe que el camarote había servido otras veces para esconder
droga; por eso los perros detectaron el olor.
III.- Por último, la especialidad
de Explosivos, tiene como misión la búsqueda y localización de sustancias y
artefactos explosivos en servicios preventivos, amenazas de bomba y
reconocimiento de zonas.
El 24% de los perros se
halla destinados a la Seguridad y el Rescate, un 37% del total en la Sección
dedicada a las Drogas y el 39% restante, en la especialidad de Explosivos.
Respecto a las razas, hay un claro predominio del pastor alemán (65%), seguido del
cocker y del pastor belga.
[5] PDSA: People´s
Dispensary for Sick Animals, organización benéfica veterinaria líder en el
Reino Unido.
[6] “Ajax” estaba destinado en el Grupo de Explosivos del
Servicio de Seguridad de S.M. el Rey el 29 de Julio de 2009 en Palma de
Mallorca junto a su guía y dueño, con ocasión de una visita de Don Juan Carlos
y Doña Sofía a la isla. Al día siguiente, en la localidad de Palmanova (Palma
de Mallorca) en las inmediaciones del Cuartel de la Guardia Civil se produjo un
atentado perpetrado por ETA., en el cual fallecieron dos jóvenes agentes. “Ajax”
y su dueño, junto con varios compañeros más, se ofrecieron de forma
voluntaria a ayudar en el dispositivo de búsqueda de un posible segundo
artefacto. Finalmente, “Ajax” consiguió encontrar una bomba lapa adosada
a los bajos de un coche, y lo indicó tan solo sentándose a su lado. Y salvando
así muchas vidas.
[7] Por ejemplo, el 12 de Agosto de 2013, La UME
recuperaba el cuerpo sin vida del vecino de Oliete, Carlos Trallero, que había
desaparecido el 9 días antes, en la crecida del río Martín. Era el equipo de
búsqueda cinológica del tercer Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM
III) de Valencia –compuesto por el brigada Miguel Javier Baselga Escámez y el
perro “Yogui”– el que marcaba la posición donde yacía sepultado el
cadáver. Posteriormente, la máquina retroexcavadora ha retirado la tierra bajo
la que se encontraba el cuerpo del fallecido…
[8] Los miembros del pelotón
cinológico BIEM IV de la UME, con base en Zaragoza, y de la Unidad Canina de
Bomberos (UCAB) de la Comarca de la Ribagorza suelen también realizar prácticas
conjuntas para trabajar, en concreto, en la especialidad de búsqueda de
personas desaparecidas en grandes áreas. Para ello, se utiliza tecnología GPS y cartografía en soporte
informático, lo que era
posible desarrollar
porque tanto el perro como el guía canino disponían de recursos GPS.: El perro llevaba un collar emisor y el guía un
aparato receptor, permitiendo saber a tiempo real el trabajo que está
realizando el perro. Una vez finalizada la búsqueda, se volcaba la información almacenada sobre
soporte informático, para poder valorar la misma y planificar sucesivas
búsquedas, permitiendo descartar duplicidades o dejar zonas sin rastrear. Gracias a estas prácticas, guías
y perros se preparaban para las situaciones reales en
las que diferentes unidades caninas pueden confluir. De esta forma, todas las partes
conocían las técnicas
de trabajo y los
medios de los que hacía uso cada binomio con la intención de que la resolución sea más efectiva.
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