“Nos juraban y perjuraban que los 400 kalashnikov que
tenían de más eran para equipar su museo…”[1].
Recuerdo aquel Abril del 98, cuando con el sensacional Núcleo de Operaciones
Especiales “Águila” de la SPABRI “Aragón” VI fuimos a inspeccionar el
armamento que la Armija tenía almacenado en una antigua base aérea del JNA (Jugoslovenska
Narodna Armija, el Ejército Popular Yugoslavo), a las afueras de Mostar:
Abrías aleatoriamente una caja, contabas los kalashnikov y te cerciorabas de
que el número de fusiles de asalto no excedía el número permitido para aquella
Unidad. Luego contabas los lanzagranadas, las ametralladoras ligeras… Para
finalizar con los blindados que tenían alineados en su parque. Esto era, a
pequeña escala, lo que una Unidad –ejemplar e importante, pero bastante
desconocida- hace a gran escala.
No es una unidad de choque;
no entabla más combates que el diálogo y las negociaciones. Para muchos, será
una Unidad de tercera o cuarta línea… Pero su labor es indispensable, laboriosa
y anónima. Y precisamente evita muchos combates futuros. Nos estamos refiriendo
a la UNIDAD DE VERIFICACIÓN (UVE),
que es el órgano responsable de planear, coordinar, controlar y, en su caso,
ejecutar las actividades que corresponden a las Fuerzas Armadas, en conjunción
con las llevadas a cabo por otros órganos de la Administración, derivadas de la
asunción por parte de España de diversos compromisos internacionales
relacionados con el desarme, el control de armamentos y el establecimiento de medidas
de confianza y seguridad, así como de la verificación del cumplimiento de los
mismos por otros Estados.
Como consecuencia de la negociación sobre el Tratado de
Fuerzas Convencionales en Europa (conocido como FACE) y tras el desarrollo de
dicha negociación en Viena, a partir de Marzo de 1.989, la Dirección General de
Política de Defensa (DIGENPOL) siente la necesidad de establecer una estructura
orgánica capaz de atender las obligaciones derivadas, tanto del Tratado FACE
como del Documento de Estocolmo. Para ello, se idea una estructura de dos
niveles: uno directivo, a cargo de DIGENPOL y otro ejecutivo, a cargo del
Estado Mayor Conjunto de la Defensa (EMACON) y los Cuarteles Generales de los
Ejércitos.
En Marzo de 1.990 se constituyó, por orden del Ministro
de Defensa, un grupo de trabajo que propuso un primer diseño de organización de
un sistema de verificación, asignó cometidos a sus principales organismos
DIGENPOL, Estado Mayor de la Defensa (EMAD) y los Cuarteles Generales de los
Ejércitos y creó la Célula de Verificación en cada uno de ellos. De este grupo
también surgió la propuesta de constitución de una unidad de
inspectores/escoltas, que se considera el embrión de la UVE. Paralelamente, el
Ministro de Asuntos Exteriores, a raíz de una carta del Ministro de Defensa en
la que le comunicaba el estado de organización de la verificación en Defensa y
la necesidad de coordinar en esta materia ambos Ministerios, expresa su
intención de crear una Subdirección General para los Asuntos de Desarme.
Una vez aprobada la creación de la unidad de
inspectores/escoltas y establecido un sistema de verificación inicial mediante
la asignación de cometidos, se definieron las líneas de funcionamiento que en
algunos aspectos permanecen como rasgos característicos del modo de actuar de
la UVE. Entre ellos podemos destacar la actuación de acuerdo con unos
procedimientos reglados, acordados de antemano por los organismos participantes
y la descentralización en la ejecución por parte de cada equipo tanto de
inspección como de escolta.
La necesidad de disponer de un sistema de comunicaciones
se consideró de gran importancia y en su concepción se tiene en cuenta la
posibilidad de emplearlo para múltiples usos: Intercambio de información,
proceso de datos, envío de notificaciones, etc. También, dado el carácter
reducido de los plazos establecidos para tramitar los diferentes procesos, se
consideró la necesidad de establecer un sistema de alerta permanente, capaz de
responder en tres horas a una notificación, hecha por otro país, de la
intención de realizar una inspección en España en las siguientes 36 horas.
Para la elaboración de las normas de verificación se
establecieron, en Septiembre del 90, unas directrices en las que se asignan
tareas a la UVE, mencionándola como unidad de reciente creación, si bien este
hecho no se produce hasta un año más tarde, aun cuando el 20 de Septiembre de 1.990
(BOD 190) se había nombrado Jefe de la Unidad de Verificación al Excmo. Sr.
General D. Víctor Suanzes Pardo. En ese momento todas las competencias
relativas a elaboración y mantenimiento de la información eran competencia de
la Célula de Verificación del EMACON. Como anexo a las directrices
anteriormente mencionadas la propuesta también establecía una división de
España en distritos de inspección con dos puntos de entrada / salida, los
límites para decidir el tipo de transporte a emplear por el equipo de escolta y
el apoyo a los sobrevuelos de los lugares declarados con helicópteros del
Ejército de Tierra. Todo ello se plasmó en un primer borrador de una norma
operativa general.
Su misión viene contemplada en la Orden Ministerial
73/91, de 8 de Octubre de 1.991, por la que se crea la Unidad de Verificación
Española (UVE). En el Preámbulo de la citada OM se encuadra a sus efectivos,
por la especialización que requiere, en una Unidad de ejecución como "ÓRGANO
OPERATIVO CONJUNTO DIFERENCIADO CON CARÁCTER PERMANENTE", para
diferenciarlo del personal que presta sus servicios en el Estado Mayor
Conjunto. La Unidad participará en las tareas necesarias para hacer frente a
los compromisos adquiridos por España en materia de control de armamentos y
verificará su cumplimiento. Posteriormente en las disposiciones de esta OM en
su artículo primero se señala que "los cometidos que correspondan a las
Fuerzas Armadas en materia de Verificación, como consecuencia de la asunción
por nuestra nación de diversos compromisos internacionales, serán desempeñados
por la Unidad de Verificación Española del Estado Mayor de la Defensa".
La UVE, conforme a la Orden de Defensa 40/2.008 por la que se desarrolla la
estructura del Estado Mayor de la Defensa, se encuadra orgánicamente dentro de
la estructura del Estado Mayor de la Defensa y depende a los efectos de trámite
y despacho del General Jefe de la División de Estrategia y Planes (DIVESPLA)
del Estado Mayor Conjunto de la Defensa (EMACON).
Le corresponden, entre otros, los siguientes
COMETIDOS:
Recabar de los Ejércitos la información para
confeccionar los Intercambios de Información Militar y proponerlos para su difusión.
Confeccionar notificaciones relativas a la
aplicación de los tratados y acuerdos objeto de su atención, proponiéndolas
para su tramitación.
Participar en el seguimiento de tratados y
acuerdos de los que pudieran derivarse medidas de verificación, llevándolas a
cabo en otros Estados y escoltando a los equipos de verificación extranjeros
durante su ejecución en España.
Preparar y difundir los informes preceptivos, y
analizar y archivar los que se reciban de otras agencias o unidades de verificación,
manteniendo actualizado un banco de datos para su explotación.
Elaborar y difundir los procedimientos
operativos derivados del sistema de verificación que se establezca en el ámbito
nacional.
Mantener un sistema de alerta, en coordinación
con los organismos implicados en el sistema de verificación, que permita una
rápida reacción ante notificaciones de inspección, evaluación u otras
actividades de verificación que se reciban en España.
Formar e instruir al personal de la unidad para
llevar a cabo sus actividades.
La UVE
se articula en:
El Grupo de Mando: Responsable de
auxiliar en el planeamiento y coordinación de las actividades de verificación
que emanan de los diferentes Tratados de Control de Armamento.
El Grupo de Información: Responsable de
la confección de las notificaciones e Intercambios de Información que España
tiene obligación de proporcionar a las demás naciones firmantes. Realiza el
seguimiento y análisis del cumplimiento de los Tratados por los otros estados
parte.
El Grupo de Operaciones: Responsable de
organizar la ejecución de las actividades de verificación y velar por el
cumplimiento por parte de España de las obligaciones contraídas como estado
parte de los diferentes Tratados de Control de Armamento. También se encarga de
coordinar con las naciones aliadas los esfuerzos y actividades comunes de
verificación.
El Grupo de Cielos Abiertos: Responsable
de la ejecución, análisis y seguimiento del Tratado de Cielos Abiertos, del
cumplimiento del mismo por parte de España mediante la realización de vuelos de
observación sobre otros estados parte, así como de controlar los que éstos
efectúan sobre territorio nacional.
El Grupo de Logística: Responsable de
auxiliar al Jefe de la UVE en materias de personal y gestión económica
asociadas a las actividades de verificación.
Como resultado de esta actividad preparatoria surge la
Instrucción de Organización 90/02 que, hoy por hoy, continúa siendo el
documento básico de mayor rango, pues está firmada por el jefe del Estado Mayor
de la Defensa (JEMAD) y refrendada por el Ministro de Defensa. En ella se
regulan los cometidos de los organismos del Ministerio de Defensa en relación
con las inspecciones activas y pasivas y un aspecto muy importante, se
establece la estructura interna de la UVE bajo el mando de un general; también
se establece la responsabilidad del EMACON en el mantenimiento de una base de
datos. Poco después, en Enero de 1.991, fue firmada la Instrucción general
02/91 que regulaba los procedimientos internos de elaboración del intercambio
de información del Reino de España. Pero sin duda, el acontecimiento más
significativo durante 1.991 fue, ante el compromiso de los países del Este a
ratificar el Tratado FACE, la creación de la UVE por Orden Ministerial 73/91
de 8 de Octubre de ese año.
En el mes de Julio de 1992 se produce un acontecimiento
que definitivamente impulsará el funcionamiento de la UVE, que es la decisión
tomada por los Estados firmantes del FACE de su entrada en vigor con carácter
provisional. A pesar de todos los preparativos realizados, este hecho
sorprendió a la unidad con un número de efectivos insuficiente para hacer
frente a la carga de trabajo prevista en ese momento; por ello, en septiembre
se asigna personal en comisión de servicio y posteriormente en diciembre se
produce el destino definitivo a la unidad. A partir de este momento, la unidad
se vio inmersa en una intensa actividad, ya que en Diciembre de 1.992 se toman
también a cargo las actividades de verificación del Documento de Viena, en las
que la unidad ya tenía experiencia, pues en Octubre de 1.991 se había realizado
la primera actividad en aplicación de este documento como fue la evaluación de
la Brigada de Caballería Castillejos No 2 en Zaragoza por un equipo
de la URSS. En cuanto a FACE fue necesario, antes de proceder durante los tres
años siguientes a la reducción hasta los límites convenidos, validar los datos
de existencia de armamentos limitados por el Tratado, conocido este periodo
como “de validación de base”. Durante el periodo de FACE llamado “de
reducción” se realizó un gran esfuerzo pues se inutilizó, en la zona de
aplicación, una cantidad de armamento superior incluso a lo destruido durante
la II Guerra Mundial.
La organización interna de la unidad también se adaptó a
esta nueva situación. Los equipos de inspectores perdieron el carácter de
permanentes en su composición y evolucionaron hacia modos de actuación más
pragmáticos y -al tiempo- eficientes, desde el punto de vista funcional. La
rotación de los inspectores en tareas diferentes, de acuerdo con la misión,
permite adquirir un conocimiento completo de las múltiples implicaciones que
lleva consigo la realización de una misión de verificación.
El final del periodo de reducción, en 1.995, dio paso a
una fase de aplicación del tratado FACE de intensa actividad. En el plazo de
cuatro meses se llevaron a cabo tantas inspecciones como las realizadas durante
todo un ciclo anual. Los protagonistas del "periodo de validación de
nivel residual", como se denominó a esta fase, lo recordarán como un
estado permanente de disponibilidad para hacer y deshacer el equipaje personal.
Diversificación de actividades.
Con la integración, de nuevo, de la Célula de
Verificación en la UVE, pues desde 1.992 había vuelto al EMACON, aumentó el
compromiso de la unidad con la función de asesoramiento al mando en materia de
control de armamentos. La situación alcanzada en los Balcanes tras la firma del
acuerdo de paz de Dayton, del cual se derivó un régimen de verificación
inspirado parcialmente en el FACE y en el Documento de Viena, ofreció a la UVE
la posibilidad de participar desde entonces como asesor (Assistant), de
los equipos constituidos por las partes en conflicto.
La entrada en vigor de la Convención sobre Armas
Químicas, hecha en París en Enero de 1.993 y ratificada por España en Agosto de
1.994, dio lugar a la creación de la Autoridad Nacional para la Prohibición de
las Armas Químicas (ANPAQ), por Real Decreto de 12 de Mayo de 1.997, un órgano
colegiado presidido por el Subsecretario de Asuntos Exteriores, una Secretaria
General encuadrada en el entonces Ministerio de Industria y Energía (hoy
Ciencia y Tecnología), y un grupo de trabajo. Surge de este modo un nuevo
organismo, competente en materia de verificación y se inicia un régimen de
inspecciones, a cargo de expertos de la organización internacional para la
prohibición de este tipo de armamentos (OPAQ), participando la UVE en algunas
ocasiones como órgano de apoyo, por su experiencia sobre verificación en
general y también en este aspecto pues la unidad había realizado un ejercicio
relacionado con esta actividad en la base naval de Algameca (Cartagena).
Un hecho de gran impacto en el aspecto financiero de la
UVE, fue, a partir del 98, el empleo de líneas aéreas comerciales, en lugar de
aeronaves militares, como se había hecho hasta ese momento, para el
desplazamiento de los equipos de inspección, una práctica que ya se aplicaba
desde hacía algún tiempo por otros miembros de la comunidad FACE. Esto no
significó en modo alguno el final de una valiosa contribución del Ejército del
Aire a las actividades de verificación, pues al poco tiempo se produjo la
entrega del sistema de observación aérea para el Tratado de Cielos Abiertos,
denominado “pod de sensores”, al grupo de aliados que participaban en el
consorcio constituido en 1.994 mediante un MOU.
España había hecho una contribución importante cediendo
cuatro cámaras aéreas para el equipamiento del sistema, por el cual se
desembolsó además la cantidad de 22 millones de pesetas. Tras la realización de
unas pruebas de compatibilidad con el avión, que en ese momento había sido
sometido a un proceso de modernización de la aviónica y los sistemas de
autoprotección, se realizaron con él las primeras actividades operativas,
precedidas por vuelos de recogida de datos para determinación de la altura
mínima de utilización de los sensores.
El día 1 de Enero del 2.002 entró en vigor el Tratado de
Cielos Abiertos y desde entonces se efectúan vuelos de observación tanto
activos como pasivos.
Con fecha 1 de Enero de 1.998 y por aplicación de la
Instrucción de Organización 1/98 del JEMAD sobre “organización del Cuartel
General del EMAD”, la UVE pasa a depender del General jefe de la División
ECOMIL, estableciéndose, dentro de la Sección de Relaciones Multilaterales de
la División, una Célula de Desarme encargada del planeamiento y coordinación de
todas aquellas actividades relacionadas con el control de armamentos y el
desarme. Como consecuencia de esta reorganización del EMACON, la UVE necesitó
adaptarse a la nueva situación creada. Para ello fue redactado el libro de
organización, aprobado al año siguiente y según el cual, hoy día, la UVE es la
encargada de la ejecución de las actividades de verificación y de asesoramiento
en los cometidos que desarrolla, unidad que, dependiendo del General Jefe de
División de Estrategia y Cooperación Militar (ECOMIL), mantiene relaciones
funcionales con los siguientes organismos:
I.- La Dirección
General de Política de Defensa (DIGENPOL) del Ministerio de Defensa, concretamente
el Área de Operaciones de Paz y Control de Armamentos.
II.- La Dirección General de Política Exterior para
América del Norte, Seguridad y Desarme (ANSEGYDES), del Ministerio de Asuntos
Exteriores.
III.- La Célula de Desarme de la Sección de
Relaciones Multilaterales de la División de ECOMIL del EMACON.
IV.- Las Células de Verificación de los tres
ejércitos, a efectos de la ejecución de las inspecciones pasivas y elaboración
del intercambio de información sobre unidades y armamento existentes.
ð En varias ocasiones anteriores, la unidad había expuesto
los inconvenientes que para el cumplimiento de su misión suponían el no
disponer de unas instalaciones adecuadas funcionalmente. Ante esta situación,
se optó por el acondicionamiento de una parte del edificio de la Escuela
Militar de Sanidad, en el grupo de Escuelas de la Defensa. Las obras fueron
entregadas con fecha 12 de junio de 1.999 y desde el 21 del mismo mes, la UVE
ocupa las nuevas instalaciones.
Instrucción y Adiestramiento.
La UVE necesita un personal con una gran
preparación para poder realizar con éxito misiones que requieren un plazo de
activación muy corto y una formación especializada. Para ello se necesitan una
serie de capacidades que son las siguientes:
Comunicarse con fluidez en inglés y ruso (incluido ruso aeronáutico),
herramientas fundamentales en el ámbito de la Verificación.
Generar y analizar intercambios de información militar.
Conocer los Tratados y Acuerdos de Control de Armamentos.
Reconocer e identificar materiales y equipos militares.
Planear y ejecutar misiones fotográficas aéreas.
Conocer el mundo de las Armas Pequeñas y Ligeras y de las Municiones
Convencionales.
Liderar / integrarse en equipos multinacionales.
Poseer capacidad de negociación en el ámbito multinacional y operativo.
Otras capacidades técnicas (fotocomposición, fotografía, uso de GPS, etc.).
Tener un alto grado de alistamiento: Pasaportes, vacunas, reconocimientos
médicos, pruebas de aptitud física, etc. para la total disponibilidad de su
personal.
La formación principal del personal de la UVE se
realiza en la propia Unidad y en la Escuela de la OTAN en Oberammergau
(Alemania), donde también se colabora aportando profesores. Esta aportación de
profesores es un auténtico desafío que enorgullece a la UVE, pues requiere
dominar perfectamente el inglés técnico y ser expertos en la materia a enseñar
al tener que impartir clases a alumnos con un elevado nivel de conocimientos
previos. La Instrucción y el Adiestramiento del personal de la UVE se
complementa con otras actividades tales como ejercicios y vuelos de instrucción
bilaterales con países aliados, cooperaciones con otras Unidades de nuestras
FAS para Cursos de Primeros Auxilios, vuelos de entrenamiento en helicóptero,
visitas a Unidades para prepararlas ante las inspecciones y otras actividades
internas como clases de idiomas, cursos de reconocimiento de materiales, tiro,
marchas, etc.
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ARMAS BAJO CONTROL (José Luis Expósito. “Revista Española de Defensa” No 303 –Febrero de 2.014-)
Hace ahora algo más de 20 años, entre 1.992 y
1.995, se destruyeron en Europa cerca de 58.000 equipos militares, cifra muy
superior al material bélico que quedó inutilizado como consecuencia de los
combates durante toda la II Guerra Mundial. La Caída del Muro de Berlín en 1.989
precipitó la firma en París del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa
(FACE), suscrito a finales de 1.990 por 22 países de la Alianza Atlántica y del
Pacto de Varsovia. El objetivo era acometer el desarme y controlar el armamento
autorizado que quedaba en poder de los países a ambos lados del antiguo Telón
de Acero. La labor comenzó en el centro del Viejo Continente -en Alemania y
Polonia- y se extendió a modo de círculos concéntricos hacia sus extremos, el
Atlántico y Los Urales.
La entrada en vigor del Tratado FACE propició
el viaje a Polonia, el 24 de Julio de 1.992, de nueve militares pertenecientes
a la incipiente Unidad de Verificación Española (UVE), creada unos meses antes,
en Noviembre de 1.991: “Llegamos a las seis de la tarde y, al poco tiempo, declaramos, es decir, desvelamos ante nuestros compañeros polacos
la unidad que íbamos a inspeccionar”,
recuerda el entonces sargento primero José María Moreno García, hoy suboficial
mayor, destinado en la UVE de manera ininterrumpida durante casi 23 años. “A
las cinco de la madrugada ya estábamos trabajando, de noche, con equipos de
visión nocturna, para validar los datos de existencia de 62 carros de combate,
81 vehículos acorazados, 12 piezas de artillería y 12 morteros de 120
milímetros del Tercer Regimiento Mecanizado, ubicado en la localidad de
Ciechanov”, relata como si hubiera sido ayer, aunque con cierta nostalgia
pues, en dos meses, pasará a la reserva.
Desde entonces, la UVE ha participado en
cientos de inspecciones FACE en Europa. La última tuvo lugar el pasado 17 de
septiembre en la primera Brigada Motorizada de las Fuerzas Armadas moldavas
desplegada en la capital del país, Chisináu. El equipo de la
UVE contabilizó 42 vehículos acorazados de transporte, 43 de combate de
infantería y más de 30 de apoyo, así como 55 piezas de artillería, morteros y
lanzacohetes. Españoles y moldavos manejaban las mismas cifras, por lo que todo
estaba correcto.
La mayor parte de las actividades de la UVE se articulan
entorno a tres acuerdos: El tratado FACE ya citado, el Documento de Viena de
Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad en Europa y el Tratado de
Cielos Abiertos. Con el paso del tiempo, los horizontes de actuación se han
ampliado “a otros ámbitos emergentes”, como los define el coronel
Francisco Lanza Mollá, jefe de la unidad, al referirse al apoyo que prestan sus
miembros a las inspecciones que, en España, realiza la Organización para la
Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), a la aplicación de los acuerdos de
Dayton, para la estabilización de los Balcanes, y los trabajos del grupo
informal de carácter multinacional para el Control de las Armas Pequeñas y
Ligeras y sus municiones.
La Unidad de Verificación Española depende directamente
del jefe de Estado Mayor de la Defensa y desarrolla su actividad en el ámbito
de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) -aunque
en ocasiones también en el de la ONU- por lo que sus acciones son validadas por
el Ministerio de Asuntos Exteriores. La unidad cuenta
con 35 militares del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire
preparados para ser activados de forma inmediata. A todos ellos se les exige
una formación muy especializada. El inglés es el idioma de referencia, al que
se suma el ruso, hablado por buena parte de sus componentes e, incluso, a nivel
aeronáutico en algún caso. Su conocimiento de los tratados y acuerdos de
control de armamento debe ser excepcional, así como la identificación del
material y los equipos militares, imprescindible para generar y analizar el
intercambio de información militar entre los países. “El tratado FACE ha
dado estabilidad a Europa y, con el paso del tiempo, se ha convertido en una
herramienta de cooperación entre sus países firmantes”, destaca el coronel
Lanza. Al amparo de este acuerdo se han realizado, a día de hoy, 4.800
inspecciones y han sido destruidos o inutilizados alrededor de 70.000 equipos a
lo largo de los últimos 22 años.
“El FACE es un tratado de control de
armamento para el que se fijan unos techos -explica el teniente coronel
Íñigo Laquidáin, jefe del Grupo de Operaciones de la UVE-. Para verificar
esos límites se obliga a cada estado parte a intercambiar información sobre
determinado material una vez al año, y se crea un régimen de verificación entre
países que permita comprobar que, efectivamente, se cumplen esos topes”.
ARMAMENTO LIMITADO.
El consenso alcanzado en 1.990 establecía un
techo de armamento en Europa dividido en cinco categorías: 40.000 carros de
combate y otras tantas piezas de artillería, 60.000 vehículos acorazados, 4.000
helicópteros de ataque y 13.000 aviones de combate. “España nunca ha
alcanzado los límites que le impuso el acuerdo”, puntualiza el teniente
coronel Laquidáin. En la actualidad nuestro país dispone de 476 carros de
combate, 967 vehículos acorazados, 813 piezas de artillería, 27 helicópteros de
ataque y 159 aviones de combate, cifras bastante alejadas del tope que le
asignó el tratado: 891, 2.047, 1.370, 90 y 310, respectivamente.
“Las primeras misiones de verificación del
FACE se desarrollaron a cara de perro”, rememora el suboficial mayor Moreno
García al recordar el periodo de reducción de armamento, entre 1.992 y 1.995,
en el que se destruyeron 58.000 equipos militares. Las relaciones eran tensas
entre los inspectores que visitaban las unidades como verificadores y los
escoltas del país, que también son inspectores, y que les acompañan para
contrastar y supervisar el trabajo de aquellos.
Como le ocurre a la mayoría de los miembros
de la UVE, el suboficial mayor José María García Moreno representa la doble
cara de una misma moneda. “He sido inspector y escolta desde el principio”,
señala. Cuatrocientas misiones de verificación avalan su afirmación. “En
estas actividades hay grandes expertos en intercambio de información que,
además, conocen mejor que nadie los tratados y dan la pelea como si de una
partida de mus se tratara”, asegura.
“Ahora la misión es la misma, pero las
cifras han cambiado”, coinciden en asegurar los miembros de la UVE. El número
de actividades de verificación es menor al que había en los primeros años.
En 2.001 España mantenía cinco inspecciones activas.
La disolución del Pacto de Varsovia y la sucesiva incorporación de algunos de
sus miembros a la Alianza Atlántica provocó que “cada vez fuéramos más
países para inspeccionar menos”, señala el coronel Lanza.
Los procedimientos de actuación no han
cambiado en estos 22 años. Los tiempos de aviso para realizar una actividad de
verificación son inmediatos en el tratado FACE, apenas un día desde el anuncio
de la inspección hasta su ejecución. “El factor sorpresa es esencial”, dice
el teniente coronel Luis Manuel Jiménez Melero, recién incorporado a la UVE
tras su regreso a la unidad después de más de 6 años de ausencia, integrado, ahora,
en el Grupo de Mando y Logística. La estructura de la unidad está compuesta, además,
por otros tres grupos: De Información, Operaciones y Cielos Abiertos. “Se
trata de evitar en lo posible –continúa- que el país inspeccionado lleve
a cabo un gran movimiento de material fuera de juego hacia el lugar donde debería estar según los informes
oficiales”. Las visitas no están programadas, por
lo que cada unidad de verificación dispone de un servicio de alerta operativo
las 24 horas del día “y en el que uno de sus miembros habla ruso”,
indica el teniente coronel Laquidáin. Así, la unidad está preparada para actuar
de inmediato en el caso de que Rusia o Ucrania comuniquen su intención de
realizar una inspección. “El régimen de verificación se mantiene”,
señala el suboficial Mayor Moreno García, “pero falta Rusia, el que más
cuota de inspección tenía”. Moscú suspendió unilateralmente en 2.007 su
participación en el tratado. Su principal alegación es que el denominado FACE
adaptado, firmado en la cumbre de Estambul de 1.999 como consecuencia de la
desaparición definitiva de la política de bloques, nunca ha sido ratificado.
Según esta nueva versión, cada país tiene asignado un techo nacional en base a
sus Fuerzas Armadas y otro territorial, en cuanto a las tropas extranjeras
asentadas en su geografía, por ejemplo, las de Estados Unidos desplegadas en
Alemania y que también deben ser inspeccionadas. Por el contrario, a Rusia se
le exigió que retirara sus fuerzas estacionadas en Georgia o Moldavia, algo que
nunca ha hecho porque entiende que son conflictos internos. Además, tampoco
podía mover libremente sus unidades militares a Chechenia.
CONFIANZA Y TRANSPARENCIA.
Tras suspender su participación en el FACE, Rusia
incrementó su participación en el Documento de Viena firmado en 1.999. Este
acuerdo transciende las fronteras de la Guerra Fría
más allá de los Urales hasta alcanzar las ex repúblicas soviéticas de
Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán en Asia
Central. Sus países signatarios son los 57 miembros de OSCE, incluido Mongolia,
recientemente incorporado.
“No es un tratado, sino un documento, y no
es de control de armamento, sino de fomento de medidas de confianza y seguridad”,
explica el teniente coronel Jiménez Melero. La transparencia es su esencia. “El
país muestra lo que tiene y ofrece la información con la que considera responde
a sus obligaciones contraídas”. En este marco, los Estados parte aceptan la
realización de una evaluación de unidades, “normalmente tipo brigada o regimiento”,
apunta el teniente coronel Laquidáin, en las que se comprueban sus instalaciones,
el número de efectivos humanos y materiales, sus capacidades operativas, cómo
se ejercitan y dónde lo hacen. También están obligados a recibir tres
inspecciones de área al año para comprobar que en una determinada zona no se estén
desarrollando actividades militares que deberían haberse comunicado o que éstas
no sobrepasan los límites de personal y armamento establecidos.
El Documento de Viena obliga además a
organizar cada cinco años lo que se denomina un evento que incluye una visita a una base aérea y a una
instalación militar y una demostración de los nuevos equipos que entren en
servicio en las Fuerzas Armadas del país. “La aplicación del Tratado Fuerzas
Convencionales en Europa y del Documento de Viena se fundamenta en el
intercambio de información”, destaca el comandante Luis Jaraices, jefe del
Grupo de Cielos Abiertos. Piloto, procedente del Centro Cartográfico y
Fotográfico del Ejército del Aire, señala que, esa colaboración, “es la base
de todo, porque así sabemos, supuestamente, lo que tiene un potencial enemigo
y, además, podemos verificarlo de forma real”.
Al igual que el Documento de Viena, el
Tratado de Cielos Abiertos es un instrumento para el fomento de las medidas de
confianza y de seguridad a través de vuelos de observación no solo en Europa, también
sobre Estados Unidos y Canadá. De Vancouver a Vladivostok, reza su
eslogan. “Viene a decir: éste es mi país, fotografía lo que quieras”, apunta
el Tcol. Laquidáin, algo impensable hace dos décadas. “Aunque fue firmado en
1.992 tardó diez años en entrar en vigor, el 1 de Enero de 2.002”, explica el
comandante Jaraices. Fue suscrito por más de veinte países, pero ni Rusia,
Ucrania y Bielorrusia estamparon su rúbrica entonces. “Por esa razón se
consideró que el tratado nacía muerto”, añade… Hoy, sin embargo, cuenta con
más de 34 Estados adscritos, incluidos los tres anteriormente mencionados. Para
la UVE, el mayor grado de actividad en este ámbito se registró durante los años
2.005 y 2.006. “Hicimos cuatro vuelos activos, es decir, liderados por
España, tres de ellos con nuestro Hércules C-130 del Ala 31 de
Zaragoza y eligiendo los objetivos”,
recuerda el coronel Lanza.
El futuro del tratado de Cielos Abiertos “se
encuentra un poco en el aire”, expresa gráficamente el jefe de la unidad. Al
menos para Bélgica, España, Grecia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal, que
hasta el 31 de Diciembre de 2013 formaban parte del grupo de países que compartían
un POD multinacional en el que también se encontraban Francia, Italia y Canadá.
El POD es un depósito externo de combustible reconvertido en una plataforma
para albergar diferentes cámaras fotográficas analógicas. La actual escasez de
película, el precio de los modernos sensores digitales y el elevado coste de
los vuelos de observación han dejado temporalmente sin cuotas activas a la UVE
en el Tratado Cielos Abiertos. Para seguir participando como país líder sería
preciso alquilar un avión, o hacerlo como invitado en los vuelos de Francia, Canadá
e Italia que sí siguen operativos.
Aunque la unidad se dedica fundamentalmente a
los Tratados FACE y de Cielos Abiertos y al Documento de Viena, sus componentes
también participan en el Grupo de Armas Pequeñas y Ligeras: “El proyecto de
Bielorrusia fue su origen”, explica el teniente coronel Jiménez Melero. En 2.004,
miembros de la UVE, entre ellos este oficial -entonces con el empleo de
comandante- se desplazaron, junto a otros militares del Reino Unido y de Suiza,
hasta la ex república soviética para estudiar las condiciones de seguridad de
18 depósitos de armamento y los polvorines de municiones obsoletos. “Principalmente
se les entregó dinero para que solucionaran estos problemas -apunta el teniente
coronel Jiménez Melero-, pero también se destruyeron diez mampas, misiles
portátiles antiaéreos”.
A lo largo de sus
más de 20 años de existencia, la unidad de verificación ha realizado 105
inspecciones activas del tratado FACE, a las que se suman otras 233 multinacionales,
así como 115 pasivas y 109 de reducción de armamento. En el marco del Documento
de Viena se han llevado a cabo 72 inspecciones y evaluaciones activas y 38
pasivas. En este mismo ámbito se ha participado en 153 eventos, de ellos, 10
tuvieron lugar en España. Por lo que respecta al Tratado de Cielos Abiertos, se
han efectuado 27 vuelos de observación activos y 26 pasivos. La labor de la UVE
se completa con 33 misiones de apoyo al desarrollo de los Acuerdos de Dayton y
54 escoltas a las visitas realizadas a España por la OPAQ.
El futuro del control de armamento está en
proceso de revisión. “Algunos países como España son partidarios de utilizar
la herramienta del FACE y adaptarla a la nueva arquitectura de seguridad
europea”, dice el coronel Lanza. En ese tratado deben contemplarse nuevas
categorías de armamento, por ejemplo, los buques de guerra o los vehículos
aéreos no tripulados; nuevos conceptos de Fuerzas desplegables, como las de
Reacción Rápida; y aspectos operativos impensables hace 24 años como el
transporte táctico y estratégico.
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En conclusión, el horizonte de la Unidad -no cabe duda-,
que vendrá marcado fundamentalmente por la entrada en vigor del Tratado FACE
adaptado pendiente de ratificar por algunos Estados parte firmantes. El FACE
adaptado, establece unas nuevas reglas de juego en un escenario diferente, tras
más de diez años de control de armamento convencional. Este Tratado, sin duda,
obligará a reconsiderar algunos procedimientos de trabajo tanto operativos, con
la aparición de nuevas modalidades de inspección, como administrativos, con un
incremento sustancial tanto de información como del número de notificaciones
que es necesario elaborar.
[2] Fiat lux es una locución latina que literalmente significa “Qué se haga la luz”
o “Sea la luz”, y que tiene sus orígenes en la frase hebrea יְהִי אוֹר (yehiy 'or). La expresión
proviene del tercer versículo bíblico del libro del Génesis:
1:1 En el principio creó Dios los
cielos y la tierra.
1:2 Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el
Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y
fue la luz.
1:4 Y vio Dios que la luz era
buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
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