"Lázaro Codesal murió en Marruecos, en la
posición de Tizzi-Azza; lo mató un moro de la cabila de Tafersit, según lo más
probable" (Camilo José Cela: “Mazurca para Dos Muertos”, página
1).
Si a un lugar le
corresponde con justicia la denominación “Cuna de Héroes”, éste es-sin duda
alguna- TIZZI-AZZA.
El Ejército
español ocupaba Tizzi Azza (una posición enclavada en los
altos del Rif en la ruta que pasaba por Tafersit y llevaba por Uguemiren-Benitez-Viernes
a esa posición) y posiciones anexas el 28 de Octubre
de 1.922, entre ellas Ti (paso desfiladero), de gran valor político y militar,
ya que cerraba el envolvimiento de Annual e Igueriben, así como las cábilas de
Beni-Ulix y parte de la Tensama. Desde el primer momento, el enemigo no cesa en
atacar las posiciones[1],
con gran número de bajas; el terreno es pedregoso y plagado de cuevas surgidas
del trabajo de preparación de grandes rocas[2].
Los Regulares colocaron un cinturón de minas pero -dada la constitución del
terrero- no puede llevarse un orden lógico de colocación (y es por esto que
pasados unos meses, pocas han explotado casual o intencionadamente y muchas
están descubiertas dejando “caminos naturales” de aproximación).
En Mayo de
1.923 iba a ser entregada en Madrid la bandera del Tercio, recién bordada por
la Reina. Tizzi Azza obligó a cambiar los planes: La entrega se demoraría
cuatro años…
Tizzi Azza era la
llave de las posiciones españolas en la Comandancia de Melilla, si los rifeños lograban
hacer ceder aquel punto bien podrían conseguir otro Annual para el ejército
español. La posición comenzó a sufrir una serie de duros ataque por las fuerzas
de Krim, ataques que fueron repelidos "los soldados españoles describieron más tarde el campo de
batalla como un infierno de fuego y acero".
Primera Bandera |
Permanentemente
acosada por las harcas hostiles de rifeños, el abastecimiento de la posición era
muy peligroso, no pudiéndose hacerlo incluso en ocasiones, costando muchas
vidas. Para aliviar esta situación el 5 de Julio de 1.923, las I, II y IV
Banderas acompañadas de otras fuerzas atacan al enemigo. Las manda su propio
jefe el Teniente Coronel Valenzuela.
“…CABALLEROS
LEGIONARIOS, MAÑANA SALVAREMOS A NUESTROS COMPAÑEROS DE TIZZI-AZZA; MAÑANA
ENTRARÁ EL CONVOY O YO PERECERÉ. MAÑANA EJECUTAREMOS ESTA HAZAÑA, PORQUE
NUESTRA RAZA NO HA MUERTO AÚN…” (D. Rafael de Valenzuela Urzaiz a sus
legionarios, en Tafersit, el 4 de Junio de 1.923).
Según publicaba “La Vanguardia” de
Barcelona, el 7 de Junio de 1.923 (bajo el título “De Marruecos. La
operación de Tizzi Azza: Detalles”), el desarrollo de los acontecimientos
referidos a Tizzi-Azza, fueron, más o menos, así: Con objeto de aprovisionar
las posiciones del sector de Tizzi-Azza, dispuso acertadamente el mando que se
efectuara una operación para batir a los rebeldes que suelen concentrarse en
aquellas barrancadas, hostilizando frecuentemente. A dicho efecto se organizaron
diversas columnas comandadas por el coronel Fernández Pérez, conformando el
grueso de la fuerza la columna mandada por el coronel don Alberto Coronel, otra
columna mandada por el coronel Gómez Morato, otra liderada por el coronel
Morales, otra de reserva (al mando del coronel Ruíz Portal) y otra de observación.
Mediada la tarde del Lunes el coronel Fernández
Pérez, dirige una vibrante arenga a los soldados antes de partir: “HOY ME
HAGO CARGO DE LAS COLUMNAS QUE MAÑANA OPERARÁN. ANTE TODO, HE DE COMUNICAROS
QUE MAÑANA IREMOS A TIZZI ASA. TENGO LA SEGURIDAD DE QUE IREMOS POR EL ESPÍRITU
QUE REINA ENTRE VOSOTROS. MAÑANA SERÁ UN DÍA GRANDE PARA EL EJÉRCITO Y PARA
ESPAÑA”. Las tropas respondieron vitoreando a España. A media noche se
pusieron en movimiento las fuerzas, llegando al amanecer a la antigua posición
de Hamuda y ocupando cada columna la posición que se le había designado: La
mandada por el coronel Gómez Morato era la que debía llevar el convoy a Tizzi-Azza,
marchando también para evitar que los rebeldes ocuparan las barrancadas la
columna del coronel Morales.
Primeramente, la columna mandada por el coronel
don Alfredo Coronel, llevando las harkas amigas, un tabor de regulares y
fuerzas del gum, subió sin seria resistencia a la loma situada al este de Peña
Taurda (Peña Tahuarda), constituyendo así el flanco derecho de la extensa línea
de combate.
Por su parte, la columna del coronel Gómez
Morato, que llevaba a la vanguardia dos banderas del tercio al mando del Tcol.
Valenzuela, dejó a la izquierda el campamento de Buhafora, atravesando los
barrancos y llegando hasta Peña Taurda (Peña Tahuarda) sin novedad.
Finalmente, la columna del coronel Ruíz Porta siguió
el camino antiguo del poblado de Buhafora, entablando contacto con el enemigo.
Esta columna llevaba carros de asalto, artillería e infantería. La columna del
coronel Morales se subdividió en dos partes: Una subió a Sidi Talhha y otra a Sidi
Haya, avanzando media columna por el llano entre el barranco de Fersit y el
barranco de Buhafora.
El convoy entraba en la posición de Benítez a
las once y media. Al comienzo, el enemigo no hostilizó demasiadoa las tropas,
arreciando el fuego después y observándose que los rifeños se precipitaban a
ocupar las alturas que iban dejando nuestras fuerzas en su avance. Ante el
empuje de los hombres de El Krim, las fuerzas regulares atacaron a la bayoneta.
En algunos momentos caían infinidad de proyectiles en todas direcciones sobre
nuestras fuerzas. Entonces el comandante Frías, perteneciente a los Regulares
de Melilla -al hallarse heridos todos su oficiales-, tuvo que cargar con la
bayoneta al mando de catorce soldados, batiéndose con fiereza…
Cuando el convoy se hallaba cerca de Benítez,
intervinieron las fuerzas del tercio, ayudando a los regulares y haciendo más
fácil el acceso al convoy. Un numeroso grupo de rebeldes, situado en el
barranco cerca de la posición de Benítez, hizo retroceder a nuestras fuerzas. Los
batallones de San Marcial y de La Princesa se comportaron excelentemente,
demostrando gran espíritu. En algunos momentos, el enemigo, falto de armas, se
batió con piedras.
El comandante Frías retiró un soldado herido
cuando intentaba retirar la cartuchera a otro soldado que acababa de expirar.
El comandante Frías recibió dos balazos, hiriéndole menos grave.
Valenzuela Urzaiz |
El
enfrentamiento es muy duro y con nutrido fuego rifeño, el cual produce
bastantes bajas. Las ametralladoras de la Legión están ardiendo de tanto
disparar… Por su parte, el Teniente Coronel RAFAEL VALENZUELA URZAIZ -sabedor de la
situación de sus fuerzas, estancadas por el fuego enemigo desde los pozos de
tirador perfectamente cubiertos a la observación y viendo que la situación se
prolonga con grave daño de su fuerzas que son batidas por un enemigo invisible
en una contrapendiente bien elegida- le lleva a ponerse en primera línea y en
la vanguardia de la II Bandera a ordenar a su corneta de órdenes tocar “paso
de ataque”: Los
legionarios avanzan a la bayoneta calada en busca del cuerpo a cuerpo. Él mismo
pistola en mano, se lanza sobre las escondidas posiciones enemigas. Tras él,
las fuerzas de la II Bandera. Más allá, los de la I Bandera sobre el barranco
de Iguemiren. Al otro lado, fuerzas de la IV Bandera se lanzan también sobre el
mismo objetivo. El ímpetu legionario se embota poco a poco en la bien estudiada
posición. Caen los hombres, la IV Bandera consigue salvar el arroyo y subir a
la llamada Loma de Las Piedras, pero la superioridad del enemigo es aplastante.
El combate se dispersa en multitud de luchas individuales. En un momento del combate la Plana
Mayor de Mando queda envuelta y Valenzuela decide atacar, en vez de defenderse,
muriendo en el
ataque a la bayoneta frente a sus legionarios, al quinto asalto (en dichos
momentos, tenía su gorro en la mano, empuñando en la otra su pistola)… Se intenta enviar camilleros a
recogerle que caen también. Momentos más tarde, es abatido el Alférez D. Pablo
Sendra Font, que con su intervención al frente de su sección -formada por
veinte legionarios-, evitó que los rifeños se llevaran el cadáver del Teniente
Coronel Valenzuela (los jefes y oficiales, aunque muertos, valían dinero),
resultando dicho oficial muy gravemente herido en dicha lucha, muriendo a la mañana
siguiente (día 6 de Junio) en la enfermería de Dar-Drius…
Este mismo día fue encontrado el cadáver del Teniente Coronel Valenzuela
junto con el del Alférez Sanz Perea, otros 51 legionarios y numerosos cuerpos
de enemigos muertos. Cumplieron: “MORIR EN EL COMBATE ES EL MAYOR HONOR”.
En Madrid,
al conocerse la noticia del fallecimiento del Tcol. Valenzuela, se suspende el
acto de la entrega de la Bandera a la Legión por parte de sus Majestades los
Reyes de España.
Nuestras bajas: 187 muertos y 309 heridos. Las del enemigo se desconocen
(se calculan alrededor de 600 muertos). Abd el Krim hace proposiciones de paz y
al día siguiente pasa el convoy que abastece a nuestras posiciones que estaban
cercadas…
Otros oficiales heridos en
los combates del 5 de Junio de 1.923 y por aquellas fechas (Relación publicada
en “La Vanguardia”, Barcelona, 7 de junio de 1923):
Teniente Coronel Jefe de
Aviación, D. Alfredo Kindelán y Duany. Herido en el cuello a media mañana del 7
de junio mientras volaba como observador, en un avión pilotado por el Capitán
Llorente.
Capitán Carrillo, en un
violento aterrizaje, herido leve en un pie.
Capitán de Navarra, D.
Mariano Pinilla, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Alférez del Tercio, D.
Santiago Tenorio, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Practicante Militar, D.
Pedro Rodríguez, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Comandante Frías, ingresado
en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de
Melilla, D. Sampedro, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de
Melilla, Giménez, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de
Melilla, Canillo, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de
Melilla, Larrea, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Santos, ingresado
en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Segalerva,
ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Roa, ingresado en
el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Perea, ingresado
en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Carbonell,
ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Rivas, ingresado
en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Subiran, ingresado
en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla. En estado muy grave.
Teniente Royo, ingresado en
el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Torres, ingresado
en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Caídes de Nador, heridos
graves.
Caídes de Lahanen, heridos
graves.
Teniente Cea, de la policía
indígena, herido grave.
Capitán de Regulares de
Alhucemas, Chacón, herido grave.
Capitán de Regulares de
Alhucemas, Fernández Cordón, herido grave.
Teniente de Regulares de
Alhucemas, Vara del Rey, herido grave.
Alférez de Regulares de
Alhucemas, Velarde, herido grave.
Alférez de Regulares de
Alhucemas, Toll, herido grave.
Comandante de Regulares de
Alhucemas, Velasco, muerto.
FEDERICO de la CRUZ LACACI.
Laureada concedida por O.C. de 10 de Agosto de 1.926 (D.O. Nº 177 de 11 de
Agosto de 1.926).
Acción de guerra: Protección del convoy a Tizzi Azza (5 de Junio de 1.923).
Formando parte de las fuerzas de protección de un convoy de abastecimiento
a las posiciones de Tizzi Azza, Benítez y otras, el mismo en que encontró
gloriosa muerte el Teniente Coronel Valenzuela, el Teniente de la Cruz Lacaci,
con una sola sección de su compañía y otro oficial, fue el primero que asaltó
las posiciones enemigas, venciéndoles tras reñidísimo combate con gran número
de bajas por ambas parte. Posteriormente se mantuvo en su posición y situación
hasta ver regresar el convoy después de haber suministrado; no dando la orden
de retirada, a pesar de lo crítico de su situación por el aumento de enemigos,
hasta haber recogido los heridos, armamento y escasa munición, dando cara a los
harqueños a pesar de haber quedado con sólo tres legionarios ilesos.
Cruz Lacaci |
Posteriormente, Lacaci morirá
en cautiverio, sin llegar a conocer la concesión de la Laureada…
PABLO SENDRA FONT.
Este Alférez arribaba a Melilla el 30 de Abril
de 1.922, incorporándose al Tercio de Extranjeros en Dar-Drius y una vez en
este, fue destinado a la 2ª Compañía. Su primera misión, llegó el día 8 de Mayo,
fecha en la que salió la Bandera, al frente de la cual, iba su comandante (D.
Francisco Franco Bahamonde), a efectuar un paseo militar a Chaif, regresando
sin novedad. Otra marcha de iguales características, tenía lugar a la mañana
siguiente, día 9. Esta vez, a la Meseta de Arkab de la cual se regresó a Dar
Drius, sin novedad. Su tercera misión, tardaría unos días más, concretamente no
se llevó a cabo hasta el día 18, fecha en la que encuadrado en la columna del
general D. Dámaso Berenguer, marchó a Chaif a los efectos de implantar una
posición, cosa que se llevó a cabo sin incidente alguno y regresando de nuevo a
su base, quedando en el citado campamento desempeñando servicio de seguridad y
de campaña hasta el 17 de Julio hasta que fueron relevados por la 2ª Bandera. Ese
día, marchó en tren militar a Melilla hasta el día 7 del mes siguiente, agosto.
Mientras estuvo en Melilla de descanso, prestó servicios correspondientes a su
empleo. El 8 de Agosto, ya de regreso en Dar Drius, volvió a llevar a cabo los
servicios que en este campamento tenía encomendados, de seguridad y de campaña
hasta que, formando parte de la columna del General D. Alberto Castro Girona,
tomó parte en la ocupación y fortificación de Acib de Midar, siendo esta vez a
pesar de la escasa resistencia encontrada, su bautismo de fuego.
Posteriormente, regreso a Dar Drius hasta el 29 en que volviendo a formar parte
de dicha columna y bajo el mismo mando, salió a dar protección a un convoy a
las posiciones de Acib de Midar, sosteniendo esta vez también, ligero tiroteo
con los rifeños. Regresó de nuevo a Dar Drius. El 22 de Septiembre, su bandera
y D. Pablo Sendra en la 2ª Compañía junto a la misma, salía con su comandante (Franco)
en dirección a Tistutín y de esta, por ferrocarril, a Melilla. Regresó a Dar
Drius, el 23 de octubre. Tres días más tarde, el 26, salía de nuevo en acción
de guerra integrado en la Columna del General Ruíz Trillo, esta vez para tomar
y ocupar Tafersit y Buhafora. Apenas finalizó la misma que dos días después, el
28 de octubre, asiste a la ocupación y fortificación de varias posiciones en el
collado de Tizzi-Azza, donde quedaría destacado en la posición principal, hasta
que el primero de noviembre se relevó a su Bandera por parte del Regimiento de
Infantería “Inmemorial del Rey”, núm.1, marchando acto seguido al campamento de
Bufahora.
El día 7 de Noviembre, Sendra sale a proteger a
un convoy a Tizzi-Azza y Benítez, regresando a Buhafora sin novedad. El 25 de
ese mes, sufre un intenso ataque el campamento español de Buhafora, por parte
de los rifeños, siendo el mismo rechazado. El 1 de Diciembre vuelve a salir su
Bandera en apoyo de la Harka amiga en la protección de un convoy a Tizzi-Azza.
Otro convoy con el mismo destino es protegido por la Bandera con Franco al
frente, sosteniendo fuego con el enemigo el día 18 y de nuevo otro convoy cuatro
días después, en fecha 22 de Diciembre.
Se produce un “impass” entre los días 11 y 14 de
Enero de 1.923 en que la Bandera se traslada al campamento de Dar Drius para
asistir a la imposición de la Medalla Militar el día 12, al que había sido
hasta entonces comandante del Tercio, D. Francisco Franco Bahamonde. Tras este
acto, la Bandera, regresa de nuevo a Buhafora, donde se dedica a la protección
de convoyes, de construcciones de caminos, relevos de fuerzas en las posiciones
avanzadas, así hasta el día 3 Mayo en que el Alférez Sendra debe partir a
Melilla, donde quedará ingresado por enfermedad en el Hospital Militar hasta el
15 de Abril, cuando se incorporará de nuevo a su bandera en Buhafora. No
obstante, regresó en compañía de su Bandera a Melilla el 25 de ese mes,
quedando acampado en Sidi Guariach hasta el 15 de Mayo en que marcharon esta
vez a Tafersit. Una vez en Tafersit, tomó parte -bajo las órdenes del Coronel
D. Agustín Gómez Morato- en las operaciones habidas los días 28, 29 y 31 del citado
Mayo y que tuvieron lugar en las inmediaciones de Tizzi-Azza para vencer la
tenaz resistencia que ofrecían los rifeños al paso de convoyes en los puestos
avanzados del sector, acciones en las que de nuevo resultará mortalmente herido,
falleciendo a consecuencia de las heridas recibidas el día 6 de ese mismo mes.
Iba a cumplir 22 años…
Bajo el título “OTRO EPISODIO GLORIOSO”,
el diario “El Telegrama del Rif” del día 9 de Junio de 1.923, daba a
conocer como murió el Alférez legionario D. Pablo Sendra Font, al frente de una
sección, de forma valiente, al defender el cuerpo sin vida, inerte, del bravo
Teniente Coronel Valenzuela, en evitación de que los rifeños se lo llevaran.
Según narró un legionario herido en aquel combate, los hechos, tuvieron lugar
de la siguiente forma (textual): “Uno de los heridos del Tercio, en el
combate del día 5, nos ha referido un nuevo episodio, en el que se cubrieron de
gloria el bravo alférez del Tercio Sendra y veinte legionarios a sus órdenes. Acaeció
el hecho al que hacemos referencia, en los momentos mimbrados por el supremo
resplandor de la gloria, en que el heroico teniente coronel del Tercio,
Valenzuela, caía mortalmente herido, haciendo la generosa ofrenda de su vida en
el altar de la Patria. Muertos el bravo jefe y los cuatro camilleros, también
del Tercio, que habían acudido a recoger el cadáver del glorioso Valenzuela,
los rifeños, ensoberbecidos, trataron de apoderarse de los sagrados restos del
heroico militar español, y entonces, un alférez del Tercio, el alférez Sendra,
al mando de una sección de veinte legionarios, como él, valientes, como él,
audaces, no vacilaron en avanzar, con sublime arrojo, hasta luchar cuerpo a
cuerpo con los rebeldes que no veían conseguido su propósito de apoderarse del
cadáver del heroico jefe del Tercio. Los rebeldes, superiores en número,
hubieron de abandonar aquel lugar, al ver que otros legionarios acudían al que
era sagrado lugar, porque allí estaban los restos de Valenzuela. Junto a este
cadáver quedaron también, los del alférez Sendra y unos veinte legionarios,
nuevos mártires de la Patria”.
Se publicó también en el rotativo melillense
citado, firmado por F. de las Cuevas, un recuerdo en homenaje a la sección del
Alférez Sendra, caída en defensa del cuerpo del Tcol. Valenzuela, que bajo el
título “…LA LEYENDA REVIVE, LA GUARDIA DE HONOR DE VALENZUELA. A LA SECCIÓN
DEL ALFÉREZ SENDRA, HOMENAJE PÓSTUMO DE ADMIRACIÓN” (textual): “La
leyenda revive como en los tiempos heroicos. En los campos anegados de luz por
el sol africano, como en bruñido cuartel de oro, el Tercio graba con la sangre
de sus soldados, emblemas de gloria para la Patria.
En la lucha cruenta e implacable llega el
momento culminante, sublime, en que se precisa el esfuerzo sobrehumano que
impulsa los espíritus y los cuerpos a dar vida a la leyenda. Una barrera
formidable se opone a la comunicación de hermano con hermano; más allá de ella
en las alturas, unos puñados de españoles, vanguardia de nuestro honor y de
nuestro derecho, esperan anhelantes el auxilio de los que, desde el llano, han
de proveerles de los elementos que son imprescindibles para conservar sus
vidas, y con ellas el honor de la Nación y de la raza. Estos, avanzan por lomas
y barrancos dando pecho al enemigo que, protegido por los accidentes del
terreno, siembra la muerte en nuestras filas, con la esperanza de coronar la
muralla, que él considera inexpugnable, con los despojos sangrientos de
nuestros heroicos soldados. Sobre el oro de la tierra, flameante de luz, el
rojo de la sangre, brinda a la admiración de los cielos la bandera de España,
que en pliegues caprichosos cubre el campo de batalla, como una alfombra de
doradas mieses salpicadas de amapolas.
La resistencia es formidable; una lluvia de
plomo dobla a los combatientes, como el granizo a los tallos de las plantas. Donde
el metálico sonido de las cornetas no alcanza al oído de las legiones de
Iberia, se hace escuchar por todos, la voz vibrante del Jefe del Tercio que
destacando su figura recia y arrogante, entre el asombro de propios y extraños,
lanza como un rugido de la Legión los vivas de reglamento, y ofrece el pecho
henchido de valor y la frente augusta y soberana llena de ideales y nobles
pensamientos, a la Implacable que siega sus vidas, ignorante del valor de cada
una de ellas. Sus soldados, como miembros del mismo cuerpo y partes de su
propio espíritu, con el arma blanca y acerada, que es, en las manos crispadas,
ariete formidable de destrucción para la guerra, útil fecundo de trabajo en la
paz, arrollan, destrozan y derrumban la muralla que el odio y la ignorancia
quiso oponer a nuestro paso civilizador, con el tenebroso designio de hundir en
la ignominia nuestro prestigio, como pueblo y como raza.
El cuerpo en tierra, de Valenzuela, crece ante
las pupilas dilatadas de sus huestes, como túmulo gigante erigido en aquel
momento, en la tierra inhóspita, a la grandeza y dolor de España. Él, es el amparo
de los que en las alturas esperan anhelantes los elementos que les precisan
para conservar inmaculado nuestro prestigio. El combate decae; el convoy llega
a su destino, los objetivos se cumplen: los pechos se dilatan a la hora del
triunfo. El enemigo rueda maltrecho por barrancos y cañadas en busca del amparo
que les da la distancia. Todos los soldados que lucharon bajo las banderas de
España, saldaron con entusiasmo su deuda de buenos hijos. A todos les alcanza
la satisfacción del deber cumplido y de la gloria; pero aquellos que
constituyeron el cuerpo de esa alma que se llamó en la tierra Valenzuela, no
quieren que entre sin honores en las regiones de la inmortalidad. De las
fuerzas desechas del Tercio surge la sección del Alférez Sendra, que en último
homenaje de admiración y de adhesión a su jefe, se inmola íntegra, completa,
ante su cadáver, y en correcta formación militar, de cuatro en cuatro, van
desprendiéndose los espíritus de los cuerpos, dando guardia de honor en su
triunfal carrera por los indefinidos espacios del más allá de la vida, para
gritar hasta en los umbrales de la Gloria: ¡Paso a nuestro Teniente coronel!,
¡Paso al jefe del Tercio de la Muerte!, ¡Paso y acatamiento a España, a su
Ejército y a la Legión!...”
Inicialmente, Font, recibió cristiana sepultura
en Melilla el 8 de Junio de 1.923 junto a otro oficial legionario caído heroicamente
en combate el 5 de Junio, el Alférez SAÉNZ PEREA, siendo presidido por el
Coronel del Regimiento de Melilla, Gómez Morato y el Comandante del Tercio D.
Lucas Mercader. La prensa hizo eco del entierro y se dio a conocer el ya
mentado anteriormente, “Telegrama del Rif”, en la forma siguiente
(textual): “Ayer mañana a las diez, se verificó en el cementerio de la
Purísima Concepción el sepelio de los alféreces del Tercio señores Saénz Perea
y Sendra, que murieron heroicamente en el brillante combate del pasado día 5. El
fúnebre acto fue presidido por el coronel del Regimiento de Melilla, jefe de la
columna de choque, que tan valerosamente se ha comportado en los pasados
combates, señor Gómez Morato, y el comandante del Tercio señor Lucas Mercader,
que llegó procedente de la posición de Benítez. Los féretros que guardaban los
restos de los citados oficiales fueron envueltos en la bandera nacional. La Legión
les ofrendó coronas, con sentidísimas dedicatorias. En el momento de dar
sepultura a los cadáveres, el coronel Gómez Morato, pronunció las siguientes
vibrantes palabras: “Yo os despido en nombre de la legión y de todo el
Ejército. Os doy un adiós en su nombre. Vuestro recuerdo perdurará siempre en
nuestra memoria. Habéis muerto gloriosamente, excediéndoos en el cumplimiento
de vuestro deber, escribiendo una de las más bellas páginas de gloria en el
historial del Ejército español. Que Dios os acoja y entréis en la Gloria que
bien la merecéis por vuestro comportamiento. ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!,
¡Viva la Legión!”. Después el coronel Gómez Morato se trasladó al lugar donde
recibió tierra el cadáver del legionario Francisco Vázquez expresándose en los
siguientes o parecidos términos: “Enterramos a un compañero vuestro y sabéis
que lo hacemos con el mismo cariño y sentimiento que acabamos de hacerlo con
vuestros oficiales. Gritad conmigo: ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva la
Legión!”. Fue un acto en extremo emocionante…”. Sus restos, fueron embarcados
para Barcelona el 24 de Septiembre de 1.929 en Melilla, para recibir definitiva
sepultura en Vilanova i la Geltrú, en la provincia de Barcelona[3].
Font fue recompensado con la Medalla de
Sufrimientos por la Patria a resultas de las heridas que le causaron la muerte,
al día siguiente después de haber participado en el combate de Tizzi-Azza. Sin
embrago, dicha concesión topó con algún impedimento que otro ya que -equiparando
el caso con el de otro oficial fallecido a resultas de las heridas recibidas,
horas después- al parecer, se trataba de averiguar (para ser dicha
condecoración concedida) si se sobrevivió o no a las 24 horas inmediatas, cosa
que quedó demostrada y siendo otorgada finalmente. Dicho expediente citaba:
27 de Agosto de 1.924.
“El General en Jefe del ejército de España en
África, con escrito de 6 de Agosto de 1.924, cursa documentada propuesta de
Medalla de Sufrimientos por la Patria, pensionada a favor del alférez de
Infantería fallecido D. Pablo Sendras Font. Examinada dicha propuesta resulta
que, perteneciendo el expresado oficial al Tercio de Extranjeros, fue herido
por el enemigo en el combate de Tizzi Aza (Melilla) el día 5 de Junio de 1.923,
y que falleció al día siguiente. Habiendo sido calificadas sus lesiones de
graves. Se trata de un caso análogo al del capitán de Infantería D. Isidoro
Quiroga Jordá que, con R.O. de 17 de Julio pasado se ha remitido a informe del
Consejo Supremo de Guerra y Marina, por no estar aclarado si dicho capitán
falleció antes o después de las 24 horas de ser herido; pues en el primer caso
no podría otorgársele la Medalla para que fue propuesto. Por haber informado en
tal sentido el referido Alto Cuerpo en el expediente de D. Julio Argüello Brage
también fallecido[4]. En
su vista puede dejarse en suspenso este expediente hasta que se reciba informe
pedido en el del capitán Quiroga”.
7 de Marzo de 1.925.
“…presente expediente, según nota de 27 de Agosto
de 1.924, quedó subordinado al informe que, en el caso análogo del capitán de
Infantería D. Isidoro Quiroga, emitiese el Consejo Supremo de Guerra y Marina,
y como este Alto Cuerpo, en vista de antecedentes que, sin duda, existirán en
el mismo, ha informado dicho caso en el sentido de que procede a otorgar la
Medalla de Sufrimientos por la Patria pensionada por constar que el capitán
Quiroga fue herido a las 10 de la mañana de un día, falleciendo a las 16 del
día siguiente, el Negociado entiende que en el presente expediente conviene
averiguar si el alférez Sendras sobrevivió 24 horas a su herida, y a tal
efecto, procede a pedir antecedentes al General en Jefe del Ejército de España
en África…”
21 de Mayo de 1.925.
“…El General en Jefe del Ejército de España en
África, con escrito de 21 de Mayo de 1.925. Contesta la R.O. de 12 de Marzo
último manifestando que el alférez de Infantería D. Pablo Sendras Font, a quien
se refiere este expediente, fue herido el día 5 de Junio de 1.923, entre las 8
y 9 de la mañana, falleciendo en la enfermería de Dar Drius a las 15 horas del
día siguiente...”
14 de Junio de 1.925.
“…Habiendo aquel oficial sobrevivido más de
24 horas a su herida, el Negociado, dando aquí por reproducido, cuanto expuso
en sus notas de 27 de Agosto y 7 de Marzo últimos, entiende que puede concedérsele
la Medalla para que fue propuesto, con la pensión de 30 pesetas
correspondientes a los dos días antes aludidos, y la indemnización de 875
pesetas (25% del sueldo que disfrutaba), en total 905 pesetas, como comprendido
en el caso c) del artículo 5º de la ley de 7 de Julio de 1.921 (D.O. Nº 151),
no proponiendo pase este expediente al Directorio Militar, en virtud de lo
acordado en 25 de Junio de 1.924 en el del comandante de Infantería D. Felipe
Figuera y otros heridos por el enemigo propuestos para aquella Medalla…” (Hoja
de Servicios del Arma de Infantería, correspondiente al Alférez de Infantería
del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font. Archivo General Militar de
Segovia).
“Todas
las unidades, de la Legión como de Regulares, se batieron con valentía y hasta
con heroísmo suicida”, escribiría DOMINGO PIRIS BERROCAL, el único
legionario que se alistó y llegó hasta Teniente Coronel. Él estuvo en ese
combate… La unión en combate de Regulares y Legionarios produce paradojas del
destino, como que –un año antes- en un ataque legionario cayese el jefe de los
regulares… Y ahora, en un ataque de los Regulares de Melilla al mando del
coronel Gómez Morato, caía el jefe de las dos Banderas legionarias de apoyo…
Hay que
señalar también que un gran jefe de Regulares también estuvo presente en tan
sangrientos combates: SEBASTIÁN POZAS PEREA.
Pozas Perea |
Con el grado de capitán del regimiento de Alcántara participa en la
toma de Hassi Berkan en Junio de 1.915. Por esta acción recibe la Cruz de 1º
clase al Mérito Militar con distintivo rojo. En esta operación de guerra,
también fue condecorado el -por aquel entonces- comandante Leopoldo García
Boloix, del regimiento de Alcántara, que sucedería a Pozas como Comandante
General de Melilla. Al crearse en Septiembre de 1.915 el Grupo de Fuerzas
Regulares Nº 2 de Melilla, tanto García Boloix como Pozas son destinados al
escuadrón de caballería de dicha unidad.
En Abril del 23 asume el mando de los Regulares de Melilla, que
toman parte destacada en los sangrientos combates de Tizzi Azza en Mayo y Junio
de ese año y en la liberación de la posición de Tifaruin en Agosto. La
actuación de los regulares les vale la concesión de la Medalla Militar colectiva
según Real Orden de 23 de Agosto de 1.923. Pozas es recompensado con el ascenso
a coronel por méritos de guerra contraídos en esos durísimos días de la
primavera y el verano del 23. En el decreto que le otorga el ascenso podemos
leer: “El comandante Canaluche, refiriéndose a las operaciones del día 18 y
22 de Agosto manifiesta que hubo un momento decisivo en el cual se vio
claramente que, debido al valor frío y sereno del teniente coronel Pozas, se
evitó un momento peligroso y fue cuando muertos varios oficiales, heridos los
comandantes de los tabores y arreciando el enemigo en su acometividad, empezó a
flaquear la tropa; el teniente coronel Pozas intervino, pistola en mano, avanzó
hasta el lugar en donde el combate era más encarnizado y con su ejemplo hizo
que reaccionase la tropa”. Igualmente, el decreto recogía la estimación del
General en Jefe del Ejército de África en el sentido de que la actuación de
Pozas el día 22 de Agosto de 1.923 (liberación de Tifaruin) fue tan eficazmente
valerosa que cambió la faz del combate en su frente, alcanzando el honor de ser
condecorado con la Medalla Militar. El general Fernández Pérez declaró que
desde las operaciones de Tizzi Azza se reveló Pozas como un jefe competente,
audaz y arrojado, conocedor de esta guerra y del modo de combatir de sus
soldados indígenas y que a él se debió el éxito de la operación del 5 de Junio
de 1.923, lo que le valió la Medalla Militar colectiva a los Regulares.
Otro de los héroes de Tizzi sería el Teniente de Caballería Don ANTONIO
ALÁEZ BAYONA: El 29 de Mayo de 1.923, el Teniente Aláez pasaba agregado a la
Mehala Jalifiana, sale de Tafersit y el día 31 caía en el ataque a la Caseta de
Beni-Used. Por R.O. de 15 de Febrero 1.928 (D.O. Nº 28) se le concede la Cruz
Laureada de San Fernando, exponiéndose lo siguiente: “El Teniente de
Caballería Aláez Bayona mandada la vanguardia de la protección del convoy a
Tizzi Assa el día 31 de Mayo de 1.923. El enemigo parapetado en las casas de
Beni-Uset impedía el avance del convoy El Teniente Aláez por propia iniciativa
decidió apoderarse de dichas casas atacándolas. Fue rechazado en su intento y
sufrió bajas entre su tropa. Reorganizada nuevamente realizó un segundo ataque,
siendo entonces gravemente herido negándose a ser evacuado. Continuó
enardeciendo a sus soldados hasta que agotado por el esfuerzo físico falleció
en el lugar de la Acción. Su arrojo y decisión hicieron posible la llegada del
convoy". El Teniente Aláez mandaba dos Mias de la Mehala de Tafersit y
en el segundo ataque le acompañaron únicamente 15 jinetes -que le quedaban de
las dos Mias en condiciones de combatir-. La herida fue en el vientre, muriendo
desangrado. Fue enterrado en el Cementerio Militar de Melilla, y trasladado al
de Málaga en Junio de 1928.
¡Mirad cómo se
ilumina
el cielo de
truenos y rayos,
retumbando en
la salina
un galopar de
caballos!
¿Quiénes sois
que dais pavor,
bravura y
altanería,
bizarros en un
clamor
de coraje y
gallardía?
Soy Centauro y
Caballero,
con la audacia
por oficio
de la
vanguardia el primero
y por gala el
sacrificio.
Soy jinete y
que me entierren
Con barboquejo
en la barba,
Que nunca fue
bien nacido
Quien renegó de
su casta.
(Col.
Ramírez-Cruzado).
Carbonell Muñoz |
De
hecho, también se concedió durante estos combates otra Laureada, esta vez al Laureada[5] del Teniente el
teniente de Infantería don RAFAEL CARBONELL MUÑOZ,
del grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, Nº 2, en el combate
librado ese día en Tizzi Assa, fue herido gravemente en la cabeza y, no
obstante ello, continuó al mando de la tropa a sus órdenes, ejerciéndolo con el
mejor entusiasmo y brillantez, hasta que en segunda herida, también grave, le
impidió seguir en su puesto, lo que pretendió y hubiera realizado de no
privarle el sentido la gran hemorragia producida por ambas heridas, a consecuencia
de las cuales falleció el día 9 del mismo mes y año. Su cadáver fue trasladado
a Córdoba, donde recibió sepultura.
Aparte
de la merecida Laureada, Carbonell recibió otra recompensa: El Ayuntamiento de
Córdoba le dedicó una calle. Pero en los 80, el Alcalde socialista Herminio
Trigo, en su afán por borrar todo lo que oliera a “Franquismo”, por muy remoto
que fuera, decidió retirar la placa, llevándose por delante al Teniente
Carbonell (aunque no tuviera que ver demasiado con esa época y su vinculación a
Franco únicamente se limitaba al campo de batalla). Debió bastarles que fuese
militar y laureado para que su nombre mereciese un olvido del que hoy le
rescatamos.
Tras la pertinaz defensa de Tizzi Azza, Abd-el-Krim
envió a algunos emisarios a Melilla proponiendo establecer conversaciones de
paz, esperaba que los españoles -cansados de combates- estuvieran de acuerdo
con una salida negociada de Marruecos. En Junio, representantes españoles y
rifeños se reunieron en un buque español frente a la costa de Alhucemas para
tratar de negociar el asunto del Rif. España informó a los representantes de
Krim que en ningún caso estaba de acuerdo con la independencia de la zona, no
la aceptaba ni la aceptaría, pero a cambio ofrecía cierto grado de autonomía
económica y administrativa. La respuesta de Abd-el-Krim tampoco dejó dudas: "Nunca hemos reconocido este Protectorado, y jamás lo
reconoceremos. Nos negamos a ello de una vez y por todas, Deseamos ser nuestros
propios gobernantes y mantener y preservar nuestros derechos legales e
indiscutibles. Defenderemos nuestra independencia con todos los medios a
nuestro alcance y elevamos nuestra protesta ante la nación española y ante su
inteligente pueblo, quien, creemos, no discute la legalidad de nuestras
demandas..." Poco después a estas palabras por parte del
rebelde rifeño las conversaciones de paz se daban por concluidas y las tropas
españolas reanudaban sus operaciones militares por el Rif.
MURIÓ
EN EL CAMPO, AL PIE DE SU BANDERA
NO
LLORES MUJER, NO, MUJER, POR SU MEMORIA;
SI LA
VIDA PERDIÓ EN SU PRIMAVERA,
SE
FUE MORAR AL TEMPLO DE LA VICTORIA.
[1] Los combates de Tizzi-Azza -sin exagerar- fueron durísimos y reunieron una
serie de circunstancias especiales: El enemigo cercó las posiciones con cuevas
incluso quiso volar la posición mediante una galería subterránea, voladura
impedida por un núcleo de zapadores al mando del Teniente don FLORENCIO
BECERRIL PEGNUM D´EGMON, que desarrollaba misiones del Cuerpo y -con ayuda de
un geólogo, sangre fría y excelso valor-, realizó una contramina, que no sólo
consiguió destruir a los “mineros rifeños”, sino al enemigo que le rodeaban y que
confundidos por la explosión entraron al asalto, siendo baja por los
defensores.
[2] Se realizó el
lanzamiento aéreo de 6 proyectiles de artillería con gas, con más perjuicio que
beneficio, dado que el mismo (debido a que la zona era húmeda y poblada de cuevas)
se extendía hacia las posiciones propias…
[3] En la Hoja de Servicios del
Alférez D. Pablo Sendra Font aparece anotado su apellido como Sendras y en el
cementerio de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), la lápida que cubre el panteón
donde reposa, aparece el apellido Sendres. En la prensa de la época, figura
como Sendra.
[4] Caído el 27 de
Octubre de 1.921 en Monte Magán (Tetuán), junto con el Alférez, D. Carlos
García Fernández.
Conmovedor recuerdo de los españoles corajudos y gallardos hasta para morir ¡ Viva España! Podrán retirar los monumentos, podrán cambiarle el nombre a las calles, pero jamás podrán borrar la memoria de estos héroes, ni la ignominia de su derrota !!!
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