El avance de las tropas de Abd el-Krim obligaron a los
españoles a ir abandonando las posiciones tomadas anteriormente hasta los
emplazamientos más cercanos a la costa. Mientras esto ocurría, la Armada
comenzó a desplegar su flota para socorrer a las tropas españolas
por vía marítima, ya que el apoyo y asistencia por vía terrestre era imposible,
dado el asedio y presión de las fuerzas rifeñas. Sidi Dris era una posición entre Melilla y
Alhucemas “privilegiada”: Con una vista de 360 grados que abarca al
norte la línea de costa, con el macizo de Quilates al extremo occidental, y al
sur los territorios de la antigua tribu de Tensaman, con el valle de Annual al
este, Sidi-Dris es el escenario de una terrible historia, que otorga un
estremecedor simbolismo a su color rojo de herrumbre. Sobre ella, en el verano
del 21, perdieron la vida 300 soldados españoles, empeñados en una defensa sin
otra esperanza que una evacuación por mar que fracasó, condenándolos a perecer
a manos de los rifeños de El Krim.
Algunos días antes de la toma de Abarrán, Mohamed Ukarach, uno de los jefes
Tensamani que vivía en la zona que los españoles pretendían ocupar había
informado personalmente al comandante Villar de la presencia de una gran harka
de beniurriagueles de unos 3.000 hombres a pie y a caballo, por lo que le
aconsejó el empleo de tres columnas muy bien armadas para la ocupación del
monte Abarrán. Lo lógico en este caso hubiera sido suspender la operación hasta
hacer un reconocimiento profundo de la zona antes de iniciar la ofensiva, sin
embargo el mando hizo caso omiso a los avisos y mantuvo los preparativos para
realizar una ocupación por sorpresa. Sin embargo, la táctica hispana resultó un
tremendo fracaso puesto que a las 23:00 horas las elevaciones frente a Annual
se llenaron de hogueras encendidas por los rifenos que avisaban sobre lo que los
españoles estaban maquinando.
El 1 de Junio el comandante Villar parte desde Annual, al frente de 1.461
hombres con la orden de tomar la cota de Abarrán (525 metros de altitud), lo
hace de una forma pacífica, sin disparar un solo tiro. Abd-el-Krim no da
señales de vida y finalmente, tras la ocupación, se deja una guarnición de unos
300 hombres que comienzan de inmediato a fortificar la posición. El terreno por
su configuración no ayudaba para la construcción de un parapeto que ofreciera
garantías. El caid El Hach Haddur Boaxa, que acompañaba a la columna española,
aconsejó al comandante Villar no instalarse en la posición y que regresara toda
la columna a Annual, sin embargo el consejo del caíd es desoído por el
comandante Villar. Los españoles comenzaron a levantar los parapetos sobre
Abarrán, parapetos que se demuestran como inservibles desde el primer momento
(como ejemplo señalar que la posición que se le había otorgado a los cañones
los hacía prácticamente inoperantes). Mientras esto ocurría las lomas que
rodeaban Abarrán comenzaban a llenarse de rifeños que observaban interesados la
construcción de las fortificaciones.
Cuando el comandante Villar consideró finalizados los trabajos de
defensa comenzó a repartir entre los "rifeños amigos" el material
militar prometido (Silvestre se había comprometido a distribuir armas y
munición a las tribus leales), tras el reparto comenzaron inmediatamente los
preparativos para el regreso del grueso de la columna. Al mando de la posición
de Abarrán queda el capitán Juan Salafranca Barrios. Los soldados que
regresaban hacia la posición de Annual lo hacen deprisa, casi corriendo,
temerosos y presintiendo la emboscada. Sin caminos que pudieran auxiliar la
posición en caso de ataque, con pocos víveres y municiones, sin un plan de
antemano que previera el rescate de los defensores en caso de ataque rifeño, la
nueva posición era una invitación abierta para ser atacada por los moros. La
noticia de la toma de la posición de Abarrán sin efectuar un solo disparo
complació enormemente a Silvestre, que se encontraba en ese momento en Annual,
y que calificó la operación como "un rotundo éxito". El propio
Silvestre, antes de partir hacia Melilla, se puso en comunicación con Berenguer
para trasladarle la feliz noticia, a la vez que le comunicaba sus futuros
proyectos, proyectos que pasaban por la toma de Beni-Melul, Cudia Afelún y
Tizi-Terresich. Algunos rifeños tensemanis, considerados amigos por los
españoles y que habían pedido armas a Silvestre habían conseguido por parte del
general la promesa que se les facilitaría una vez la posición de Abarrán fuera
tomada y consolidada, comprometiéndose, por su parte, en quedarse allí para
apoyar el contingente hispano. De esta manera un grupo de tensemanis acompañó a
los soldados españoles en su acción, apenas esta hubo concluido y la posición
acabó de ser fortificada, fueron entregadas las armas y el grueso del
destacamento partió de regreso hacia Annual. Cuando la columna española no
había llegado ni siquiera a su destino comenzó el sitio de la posición de
Abarrán, atacada por los hombres de Abd-el-Krim. En un primer momento las
fuerzas indígenas se mostraron fieles y acudieron prestamente a los parapetos
para defender el puesto. El heliógrafo se puso inmediatamente en contacto con
Annual: "Nos atacan por todos lados, imposible sostener la
posición", en ese momento los antiguos aliados indígenas que hasta ese
momento se habían mantenido leales se vuelven contra la guarnición española,
inmediatamente aparecieron en su apoyo fuerzas de Beni-Urriaguel a las que se
unieron en el combate la policía nativa del cuerpo de regulares del ejército
español, que se levantaron contra sus oficiales. La posición es arrasada tras
tres horas y media de combate y la mayoría de sus defensores muertos, tan solo algunos
pocos pueden llegar hasta Annual y Sidi Dris…
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Sidi Dris |
"No oímos ya nada -comunica el
telégrafo desde Annual a Melilla-, solo vemos algo de humo, deben de haber
perecido". Comenzaba a demostrarse la inoperancia del contingente
expedicionario español, y muy en particular de sus jefes, que habían sido
incapaces de poder auxiliar a la posición asediada sencillamente porque a nadie
se le había ocurrido hacer un plan al respecto ya que no consideraron que eso
fuera necesario o posible. A partir de este punto observaremos como se irán
fraguando un auténtico cúmulo de despropósitos que culminarán con los hechos de
Annual y los posteriores de Monte Arruit… Abd-el-Krim, ahora más fuerte que
nunca, aprovecha esta victoria para declarar la jihad (guerra santa) contra los
españoles: "Oh, musulmanes, nosotros hemos deseado hacer las paces con
España, pero España no quiere. Solo desea ocupar nuestras tierras para
arrebatarnos nuestras propiedades y nuestras mujeres y para hacernos abandonar
nuestra religión. No podemos esperar nada bueno de España... El Corán dice que:
"el que muere en la guerra santa va hacia la gloria" . Pese a la
emotividad que tiene esta arenga no es nada precipitado ni realizado sin
pensar. Abd-el-Krim había estado preparando a sus fuerzas con todo sigilo
(incluso había construido algunos depósitos ocultos en el desierto donde
escondía armas). Ahora, tras la espera, era el momento preciso para que sus
tropas atacaran a las españolas. Este fue el inicio formal de la ofensiva
rifeña hacia el cuerpo expedicionario español, al mando de la misma se
encontraban Mohamed Abd-el-Krim y su hermano Ahmed. La respuesta a la llamada
del líder rifeño para luchar contra el invasor fue unánime y Abd-el-Krim formó
una harka nutrida por sus propios beniurriaguelíes, así como grupos de
Temsamán, Ammart, Beni Tuzín, Gueznaya, Targuist, Ketama, etc.
A Silvestre no le afectó demasiado este contratiempo, le pareció algo
aislado y sin la menor importancia, un revés que en ningún momento podía
truncar su victoriosa campaña por las tierras del Rif destino a Alhucemas. Muy
lejos de haber estimado de manera objetiva la capacidad y las posibilidades de
las fuerzas rebeldes con las que se debería de enfrentar, se dedicó de forma
descabellada a tomar nuevas posiciones en Talilit, Mehayast, Igueriben etc,
mientras seguía proyectando el plan para continuar su decisivo avance hasta
Alhucemas. Mientras tanto, su retaguardia seguía sin estar fortificada haciendo
imposible organizar una retirada escalonada y en orden si eso fuera preciso.
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Sidi Dris |
Al conocer lo ocurrido en Abarrán, el general Berenguer se desplaza
inmediatamente a aguas de Sidi Dris, allí se reúne con Silvestre el 5 de Junio
de 1.921, después de la entrevista Berenguer telegrafía desde Tetuán al
Ministerio de la Guerra: "Estimo puede considerarse la situación casi
restablecida, y que actualmente nada ofrece que pueda ocasionar mayor alarma ni
inquietud". Sin embargo las cosas eran muy diferentes de lo que los
dos generales españoles pensaban, la línea del frente del ejército español mostraba
una absoluta fragilidad y el mantenimiento de las mismas se convertía en un
riesgo añadido, las fortificaciones, si así podían llamarse, estaban muy
alejadas entre sí y pésimamente abastecidas (especialmente de agua, lo más
importante en aquellos sofocantes días del verano marroquí). Silvestre había
conseguido una gran cantidad de nuevos territorios en su avance por el Rif sin
recibir una cantidad de refuerzos que aseguraran lo conquistado. Abarrán no le
había enseñado nada, muy al contrario no dejaba de ser para Silvestre algo
meramente anecdótico, sin embargo no todos pensaban igual las palabras del
conde de Jordana, jefe del Estado Mayor de Berenguer describen precisamente
todo lo contrario: "Aquel hecho de Abarrán, aparentemente casual, fue
la cristalización de errores de conducta y de claudicaciones de autoridad, que
no supieron corregirse tampoco a tiempo; porque después de aquel hecho fatal,
no debió seguir al frente de la Comandancia General de Melilla un día más el
general Silvestre, caballero, militar valeroso y ejemplar, a quien debe España
los primeros triunfos de Marruecos; pero que en esta etapa y en las sucesivas
-embriagado, sin duda, por sus anteriores éxitos y no midiendo bien la enorme
fortaleza del enemigo, tan distinto al que hasta entonces tuvo enfrente-
incurrió en el grave error de sobrepasar el límite de elasticidad de sus
fuerzas, y en el imperdonable de realizar su osado plan a hurtadillas de su
general en jefe, que él entendía era demasiado absorbente, achacándome a mí,
como jefe de Estado Mayor, cuanto fuese indicio de autoridad sobre él".
Por su parte, Abarrán mostró a los rifeños la
vulnerabilidad de los españoles. Abd el-Krim no dudó en exhibir los cañones y
el material tomado en Abarrán, y trató de convencer a los rifeños que unidos
podrían derrotar a los españoles y obtener botín. De esta manera, en pocos dias
los efectivos de su harka pasaron de 3.000 a 11.000 guerreros. En consecuencia,
como siguiente paso la Harka
atacó duramente la posición de Sidi Dris,
enclavada en un acantilado sobre el Mediterráneo,
por lo que únicamente ofrecía un frente para su defensa por tierra.
Participaron en el ataque miembros de las kábilas de Tensaman, Bocoya y Beni
Urriagel, y el ataque se prolongó durante 34 horas. Defendían Sidi Dris dos compañías
de infantería, un destacamento de Policía Indígena y una batería de la
comandancia.
El
ataque comenzó a las 03:00 horas de la madrugada, tiroteando con violencia la
posición y persistiendo el tiroteo durante todo el día. La posición estaba al
mando del comandante D. Julio Benítez Benítez, quien dirigió eficazmente la
defensa y quien encontraría la muerte al frente de Igueriben mes y medio más
tarde.
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Teniente José Galán |
El
combate era tan enconado que Silvestre ordena que el cañonero “Laya”, el “Gandía” y la escuadrilla de Zeluán que manda Pío Fernández Mulero,
colaboren con los hombres del Comandante Benítez para abortar la operación rifeña. Mandaba la artillería
de Sidi Dris el teniente José Galán Arrabal que resultó herido de un balazo en
el muslo, y para compensar su baja, el comandante del “Laya”, Francisco Javier de Salas, ordenó que desembarcara una sección
de 14 hombres al mando de un contramaestre y del alférez de fragata Pedro Pérez
de Guzmán. Los marineros del “Laya” consiguieron llegar a tierra e instalaron dos ametralladoras
para reforzar la defensa, mientras Pérez de Guzmán se hacía cargo de las piezas
que llegaron a disparar con la espoleta a cero. Por estos hechos fue
condecorado con la medalla militar individual el alférez Pérez de Guzmán, que
posteriormente recibiría la medalla naval por la misma acción. El marino había
nacido en Huelva en 1.901, y tras su ingreso en la escuela de la Armada, afrontaba en
Sidi Dris, su primer destino tras recibir en 1.920 el despacho de oficial. Días después, se volvió a
distinguir durante la fallida evacuación de la posición, por lo que volvió a
ser condecorado con otra medalla militar que le fue impuesta en Sevilla por
Alfonso XIII. Se retiró del ejército en 1.931, aunque volvió a ingresar en sus filas al estallar la guerra,
sirviendo en el bando de los alzados en armas, y de nuevo obtuvo otra medalla
naval por su actuación al frente del Tercio de Requetés
del Rocío (años después, Franco le ascendió
consecutivamente llegando a alcanzar el empleo de almirante
honorífico).
La
aviación, por su parte, arrojó medio centenar de bombas en apoyo a la defensa.
A
las 21:30 horas la harka enemiga, reforzada con nuevos elementos, dio un nuevo
asalto con tal violencia que llegaron hasta las alambradas y consiguieron
cortarlas en varias partes. Por tres veces intentaron el asalto, siendo
rechazados sus denodados intentos de entrar en la posición. En una ocasión
llegaron a seis metros del parapeto. Pero allí les esperaban los marineros del
Laya, que los ametrallaron a bocajarro.
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Telégrafo |
A
las 03:00 del día 3 de Junio los moros suspendieron el fuego e iniciaron la
retirada. Sus bajas superaron el centenar, veintinueve de ellas entre las
alambradas del perímetro exterior. Los españoles sufrieron dos oficiales (el
propio comandante Benítez y el ya mencionado teniente Galán) y ocho soldados
heridos…
Después de este fracaso El-Krim
retira sus tropas de la zona y reconsidera su situación en el mapa. Es el
momento en que vuelve sus ojos sobre la posición española de Igueriben,
situada en un lugar muy difícil de defender y donde sus hombres pueden
interceptar la aguada si obran con la astucia que les ha faltado a los
españoles -cosa que comienza a ser preocupantemente la norma de la campaña
hispana en Marruecos-. Krim considera que ese golpe, si es certero y bien
planificado, puede ser decisivo antes de atacar el campamento de Annual, tanto
para elevar la moral de sus tropas como para reivindicarse a nivel mundial (una
de las pretensiones secretas de Krim es la de construir una "República
Rifeña" y que esta sea reconocida por otros países). De esta forma el
día 19 de Julio los rifeños lanzaron un ataque a Igueriben (lugar donde los
españoles estaban construyendo una fortaleza). No
obstante, no se olvidarían de Sidi Dris y -a finales de Julio- la situación
volvió a empeorar frente a unos enardecidos rifeños dispuestos a pasar por la
gumía a todo español que se les pusiera por delante.
La posición de Sidi-Dris, que se defendió hasta el día 25, fue
desalojada al terminar dicho día, y gran parte de su guarnición pudo ser
recogida por los cañoneros “Laya”, “Princesa de Asturias” y “Lauria”,
enviando botes para recoger a los defensores, cañoneando después a los moros
que ocupaban entonces esta posición. Las
embarcaciones que asistieron a las tropas nacionales no lo tuvieron nada fácil.
Las tres embarcaciones desplegadas para asistir a las tropas españolas hicieron
“lo que pudieron”[1], pues realizar una labor
de rescate de esta magnitud, ya de por sí no es fácil, y menos lo es si es bajo
el asedio del enemigo. La evacuación fue un fracaso debido a la descoordinación
entre los mandos de la Armada con los que defendían la plaza en tierra. A ello
se suma que las características del terreno, muy rocoso, dificultaron la labor
defensiva de los cañoneros. Por ello, de 300 hombres a evacuar únicamente
sobrevivieron 25.
“Por ahí cayeron,
despeñados o abatidos a balazos, no pocos de los que partieron con el grupo de
cabeza, el único que, con los heridos, llegó a intentar la salida” (Lorenzo
Silva: “El Nombre de los Nuestros”).
Sin embargo, en AFRAU (otra posición sitiada y socorrida desde el
mar) sí se consiguió contener al enemigo mientras se producía el embarque, lo
que facilitó la supervivencia de muchos efectivos. La orografía del terreno en
este emplazamiento también fue un punto a favor, pues se aprovechó la playa
existente para controlar el dominio español sobre la plaza y conseguir evacuar
con éxito a los efectivos españoles. Los tras navíos anteriormente citados,
junto al cañonero “Bonifaz” cumplieron eficazmente la tarea encomendada.
CAÑONEROS CLASE “RECALDE”:
Nombre
|
Alta
|
Baja
|
Recalde
|
1.910
|
1.932
|
Laya
|
1.910
|
1.940
|
Bonifaz
|
1.911
|
1.932
|
Lauria
|
1.912
|
1.940
|
En palabras del historiador español Abraham Reolid: “Los trágicos
sucesos acontecidos en Abarrán y Sidi Driss no dejaron de ser una demostración
palpable de la incompetencia de Silvestre para comandar las fuerzas españolas
del Rif. Cualquier otro militar hubiera destinado sus máximos esfuerzos a
consolidar férreamente las posiciones conquistadas al enemigo antes de
aventurarse en pleno territorio hostil, solamente a un necio se le podía
ocurrir continuar su ofensiva sin haber afianzado debidamente su retaguardia.
Con esta acción Silvestre se lo jugaba todo a una carta, convirtiéndose en
imposible realizar un repliegue en caso necesario, entre Igueriben/Annual y
Melilla no había otra cosa más que desierto. Abd-el-Krim, con menos formación
castrense demostró ser más militar que Silvestre, (...) él sí que supo sacar el
máximo partido a sus posibilidades -aun siendo estas tanto en hombres como en
material infinitamente menores-.Conocía perfectamente a los españoles y al
enemigo que se enfrentaba y, sin dejar de valorarlos, sabía de sus puntos más
débiles. Y precisamente allí es donde fue a asestar el golpe”[2].
“El
Rif abrió sus fauces y de un golpe
diez
mil hombres perdieron la existencia.
El
alma de las madres se destroza
pero
aguardando al hijo no flaquea…
Tal
vez de los diez mil se salve uno,
y
ese ha de ser el que su amor espera.
Diez
mil hombres se fueron
diez
mil hogares claman por su vuelta”.
M.R.
Blanco Belmonte
Buenas tardes, me gustaría dar a conocer la historia del capitán Francisco Asensi, espero que despierte vuestro interés.
ResponderEliminarAdjunto enlace:
http://asensi68desastrezocotelatza.blogspot.com.es/
Un cordial saludo,
Por mi, está despertadp por anticipado. Siempre leo con emoción todas las acciones de armas durante esa horrible guerra, desgraciadamente dirigida por gente incompetente. Saludos
EliminarPor mi, está despertadp por anticipado. Siempre leo con emoción todas las acciones de armas durante esa horrible guerra, desgraciadamente dirigida por gente incompetente. Saludos
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