lunes, 23 de septiembre de 2013

(CB 12) BOTÓN DE ANCLA


Sinopsis: Carlos, José Luis y Enrique, tres amigos que son alumnos del último curso de la Escuela Naval de Marín, se enfrentan entre sí por cuestiones amorosas. Cuando Carlos conoce a María Rosa, la hija de un armador de pesca, se enamora de ella y olvida a Dorita Beltrán, una artista con la que mantenía relaciones. Poco después, Dorita llega a Vigo para actuar, conoce a los amigos de Carlos y decide seducir a José Luis para vengarse de su antiguo amante. Carlos, decidido a desengañar por completo a la artista, acude a su camerino, pero José Luis los sorprende y se rompe la amistad entre ellos. En 1960 se hizo una nueva adaptación de la novela de José Luis de Azcárraga protagonizada por El Dúo Dinámico, que cambiaban su chaleco rojo y su camisa blanca por el uniforme de la Armada, y que más abajo comentamos.

La “serie” de Botón de Ancla” (1947) y sus secuelas: Basado en un argumento del capitán de corbeta José Luis de Azcárraga, que llegó a publicar como relato corto y que al parecer fue escrito en colaboración con Torrado, amigo personal del autor, “Botón de Ancla” iba a suponer el primer gran triunfo de Ramón Torrado, obteniendo el segundo premio del Sindicato del Espectáculo y la categoría de Interés Nacional. Intuyendo que las peripecias de tres cadetes en la Academia Naval de Marín, en un tono cercano a la comedia militar norteamericana con ciertas dosis inevitables de exaltación del ejército, podría suponer un revulsivo a las encorsetadas producciones militares del primer cine franquista, Cesáreo y Torrado intentaron apuntalar el previsible éxito de taquilla con un reparto en el que destacaban Antonio Casal y Jorge Mistral, junto al joven valor Fernando Fernán Gómez, que comenzaba entonces a despuntar.

Sin embargo, existía un cierto recelo sobre las posibles reacciones del régimen ante un film que -por primera vez- intentaba humanizar un poco la vida militar. Esa inseguridad provocó una autocensura de sus autores, quienes eliminaron del guión cualquier detalle humorístico que pudiese ser visto como excesivo. Así las cosas, la respuesta oficial fue de total apoyo: Botón de ancla se estrenó en sesión de gran gala, patrocinada por el Ministerio de Marina, el 13 de Enero de 1948 en el Cine Avenida de Madrid, y fue muy del agrado de Franco, que llegó a invitar al productor y a Ramón Torrado al Palacio de El Pardo. También la reacción de crítica y público fue arrolladora. El hecho de que el film se mantuviese en cartel en el local de estreno durante casi un mes, en unos años en que la gran mayoría de las producciones españolas no solían aguantar siquiera una semana, es suficientemente elocuente, y no menos lo son los unánimemente laudatorios comentarios de las revistas cinematográficas de la época, que destacaban sin excepción la sencillez y el ágil ritmo de la narración, debidas al “concepto exacto del cine de Ramón Torrado”, la hábil mezcla de comedia, drama y documental, así como la españolidad del tema.


No obstante, aparte de la inyección de dinero que supuso para las necesitadas arcas de Suevia Films y de una efímera elevación del estatus crítico de Torrado, el éxito de “Botón de Ancla” iba a ser utilizado por el realizador de la manera más sencilla pero menos imaginativa, limitándose a hacer del argumento de Azcárraga la base para un conjunto de títulos -“La Trinca del Aire” (1951), “Héroes del Aire” 1957), Un Paso Al Frente (1960) y “Los Caballeros del Botón de Ancla (1.974)- que, variando ligeramente las situaciones y cambiando los Cuerpos del Ejército, intentarían una y otra vez asegurarse un éxito que, sin embargo, nunca volvió a ser -si lo hubo- de la misma magnitud. Curiosamente, el único remake que conservó el título original fue dirigido en 1960 por Miguel Lluch, a partir de un guión de Valdés y Torrado, quien no pudo hacerse cargo de la dirección por encontrarse enfermo. El filón del ancla fue utilizado también por otros directores, intentando aprovechar el éxito del primer film de Torrado -sirva de ejemplo “Los Guardiamarinas” (1967), de Pedro Lazaga-.

 

HIMNO DE LA ESCUELA NAVAL MILITAR DE MARÍN.

Sople serena la brisa.

Rujan amenazas la ola.

Mi gallardía española

se corona de sonrisas.

Por ti, Patria,

por ti sola,

mi vida a los mares di.

Por ti al peligro ofrecí

mis obras y pensamientos.

¡En la rosa de los vientos

me crucifico por ti!


Por tu sagrada presencia,

que nada turba ni empaña,

tiene sus horas la hazaña

y sus horas la obediencia.

El Imperio a España vendrá

por los caminos del mar.

Hay que morir o triunfar,

que nos enseña la Historia,

en Lepanto, la victoria,

y la muerte en Trafalgar.


Soñando victorias, diciendo cantares,

marinos de España, crucemos los mares.

Delante la gloria, la leyenda en pos,

debajo las voces de nuestros caídos

y arriba el mandato de España y de Dios.

De España y de Dios.

¡De España y de Dios!


LO MEJOR:
Jovial, temerario, simpático y caradura… “Enrique” Fernán Gómez está insuperable (sobre todo cuando se desliza por los pasillos en primera posición de saludo –escena que calcó sin la misma fortuna Pepe Ruíz en “Los Caballeros del Botón de Ancla”). Esos actorazos que solían llenar la pantalla con su sola presencia son los que hacían perdonables infantiles maquetas y diálogos ñoños (y hasta el ridículo bigote que luce Xan Das Bolas)… Fernán Gómez o Antonio Casal. Y/o José Bódalo, Daniel Dicenta, José María Rodero, Luis Prendes, Ismael Merlo, Fernando Delgado, etc., No como los de ahora, de los que –comparativamente- se salvan poquitos.

Alférez de Navío D. Enrique Tejada y Sandoval.

FICHA TÉCNICA
Dirección: Ramón Torrado.
País: España.
Año: 1948.
Duración: 106 minutos.
GuiónJosé Luis de Azcárraga (Novela: José Luis de Azcárraga).
MúsicaJesús García Leoz.
FotografíaManuel Berenguer y Andrés Pérez Cubero (B&W).
Protagonistas: Jorge Mistral (Carlos Corbián), Fernando Fernán Gómez (Enrique Tejada y Sandoval), Antonio Casal (José Luis Bahamonde), Isabel de Pomés (María Rosa), Mary Santpere (Señorita 1), María Isbert (Señorita 2), Xan das Bolas, Fernando Fernández de Córdoba, Encarna Paso, Alicia Romay y Félix Fernández.



"El segundo" BOTÓN DE ANCLA.

Sinopsis: Tres guardiamarinas, estudiantes de la Escuela Naval Militar, fundan la Trinca del botón de ancla, por la que adquieren el compromiso de ayudarse mutuamente siempre que cualquiera de ellos lo necesite. Sin embargo, pondrán en peligro su estrecha amistad por causa de un malentendido...

Remake de la obra homónima de Ramón Torrado (quien aquí se encarga del guión), realizada una docena de años atrás, y cuyo valor más importante reside en la presencia de Fernando Fernán Gómez. En este caso la dirige Miguel Lluch (aunque la empezara Ignacio F. Iquino, ínclito personaje del cine patrio con una carrera de lo más llamativo, que, tras un buen montón de pelis complacientes, por decirlo de manera amable, con el régimen franquista, y un fugaz paso por el western almeriense, acabaría por dedicarse al infragénero del destape, con incursiones en el "S" puro y duro).

En un intento hispano por recrear “Un Día en Nueva York” (Stanley Donen, 1949), pero sin abandonar la más ibera tradición marinera (y es que, además, Manolo y Ramón no son Gene Kelly y Frank Sinatra, para qué vamos a engañarnos), este film sólo es recomendable para quien ose profundizar en las más oscuras negruras a las que se vio abocado un gran sector del cine español; no deja de ser más que un homenaje propagandístico de las virtudes de estar al servicio de la Marina española, utilizando para ello la excusa de una pequeñísima trama que no va más allá de mostrar las vicisitudes sentimentales de los marineros, de una manera blanca, blanquísima, de acuerdo con el estricto orden moral militar pre-democrático, y ensalzar los valores que debe tener todo buen marinero (compañerismo, sentido del deber, espíritu de sacrificio…).

En definitiva, una comedia musical ambientada en la vida militar, pero sin atractivo interpretativo o argumental (y no digamos nada de la Banda Sonora… Y correremos un tupido velo sobre las coreografías). Un film olvidable salvo para los fans de “El Dúo Dinámico” (a fin de cuentas, película realizada a su mayor gloria).

LO MEJOR:
Lo único decente de todo esto resulta ver por ahí pulular al grandísimo Miguel Gila, cuyas perlas de humor un tanto surrealista desperdigadas a lo largo del metraje hacen que el visionado no resulte una experiencia desoladora. Ah, y también salen paisajes gallegos bonitos, de Marín y Ferrol.

LO PEOR:
Puede ser interesante, casi desde un punto de vista masoquista, escuchar al Dúo Dinámico cantar tres o cuatro de esas canciones inclasificables que se gastaban fuera de lo que es su espectro de temas inolvidables, mientras los Guardiamarinas bailan twist al son de sus playbacks… O sea, un Guardiamarina siempre con la guitarra en bandolera, su comparsa y sus camaradas ye-yés de Marín. Fortísimo cocktail salvo para una tarde otoñal de Sábado sin nada mejor que hacer (y completamente desconectados).

Marineros y Guardiamarinas haciendo el payaso ante el Palo de Señales (el de “Ahí en el Cielo” es un videoclip –o precursor de los mismos- casposo y bizarro donde los haya): Parece una canción de los Looney Tunes coreografiada por el ballet de Giorgio Aresu disfrazado de “Popeyes”… Incluso es mejor ver a Alfredo Landa allí que colgado que a estos silbando y bailando a ritmo de twist. Pero si no los fusilaron al amanecer tras el deplorable y vergonzoso guateque (donde interpretan “Oh Blancaflor”) es que todo era permisible…

Y el discurso a los recién llegados por parte del Guardiamarina que parece un niño de Primera Comunión es de carcajada.

FICHA TÉCNICA:
Dirección: Miguel Lluch.
País: España.
Año: 1960.
Duración: 93 minutos.
GuiónRamón Torrado, Heriberto Valdés (Novela: José Luis de Azcárraga)
MúsicaEnrique Escobar (Canciones: El Dúo Dinámico).
FotografíaRicardo Albiñana.
ProtagonistasManuel Gil (Guardiamarina Carlos Corbián), El Dúo Dinámico -Ramón Arcusa (Guardiamarina José Luis Salgado) y Manuel de la Calva (Guardiamarina XXX)-, María Del Sol Arce (María Rosa), Vicente Haro (Enrique), Armonía Montez, Miguel Gila (“Trinquete”), José María Caffarel (Segundo Comandante), Manuel Melero, Luis Induni (Padre de María), Mari Ely, Juanita Espin (Visitante Escuela Naval), Josep Peñalver García, Berta Carbonell (Visitante Escuela Naval), Isabel Ruiz y Manuel Gas (Oficial).


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EL ORÍGEN DEL BOTÓN DE ANCLA.
El 9 de julio se cumplirán 211 años del uso por los marinos de la Armada española del botón de ancla en sus uniformes. Una Real Orden de esa misma fecha establecía el uso de ese botón dorado con el ancla en su faz, algo que todos los marinos españoles han adoptado como propio para evidenciar su condición de hombres y mujeres de mar.

El Botón de Ancla nos permitió conocer las vicisitudes de tres marinos en la Escuela Naval de Marín -nuestro Antonio Casal, el inolvidable Fernando Fernán Gómez y aquel gran actor que fue Jorge Mistral- en una visión muy peculiar del director de la cinta, estrenada en 1.948, Ramón Torrado. Un remake de esta película fue dirigido por Miguel Lluch en 1.960 y permitió el lucimiento en el cine de Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, el Dúo Dinámico que, entre otros temas musicales, interpretaban en esa nueva versión de “Botón de Ancla” la canción “Guardiamarina Soy”.

Dos largos siglos después de su utilización en la Armada, el botón de ancla está tan considerado marino como el tristemente desaparecido Galatea o el todavía airoso Juan Sebastián de Elcano; pero el aniversario de su entrada en servicio ha pasado desapercibido para la mayoría de los españoles a pesar de que ese adminículo dorado es la esencia misma del marino en cualquiera de sus facetas.

Son 211 años de mar. Tantos que da escalofríos pensar en cuántos acontecimientos nacionales e internacionales han visto pasar desde la cubierta, la sala de derrota o la camareta del piloto de turno. Acontecimientos que hicieron cambiar la historia en multitud de ocasiones, para bien y para mal. Pero el botón de ancla se mantuvo ahí, en el pecho, la bocamanga, las hombreras y a ambos lados de la visera de la gorra de plato de nuestros marinos como testigo permanente de que no hay nada inmutable más allá del sentimiento de ser marino o marinero, de ser profesional de la mar o amante de esta desde los eventos deportivos o de recreo.

¡Cuántas veces esos botones de ancla han mirado al cielo acompañando el desplazamiento del sextante, o el ir y venir de aquellos que tejían y destejían velas en las vergas que festoneaban como perchas la verticalidad de los mástiles! Aquellos que huían de los gualdrapazos que intuían para refugiarse en el convés, casi siempre más seguro…

BOTÓN DE ANCLA: compromiso con y en la mar, desde proa a popa, de babor a estribor; palabra de honor del marino que lo luce sobre fondo azul de mar y sueños incluso en un tiempo tan inestable como el que nos toca vivir, pendientes siempre de la mar y los tsunamis económicos que éste nos trae para que aprendamos a aguantar.

Más de dos siglos de vigencia y nosotros sin conocerlos de cerca. Como tampoco conocemos a fondo a aquellos que los usan o los llevan.


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