Al (entonces) Comandante de la BRILAT. Manuel Badás y a los Boinas Verdes de
la UOE. Sierra, Gundín, Cerviño y Cortés, con gratitud de quien orgullosamente compartió con ellos
algunas de las más hermosas (el estrellado cielo nocturno de Iraq es
incomparable) y peligrosas noches en Um Qsar.
Ya lo hemos olvidado, pero en Abril de 2003
un buque de nuestra Armada atracaba en el puerto de Um Qsar, comenzando de este modo nuestro despliegue en Iraq, mucho
antes de asignarse como zona de operaciones hispana la célebre localidad de Diwaniyah.
Ésta es la historia de una breve pero
notable estancia en aquel puerto…
La guerra de Iraq, entre el 20 de Marzo y el 1 de Mayo
de 2003, fue llevada a cabo por una coalición de países encabezada por los
Estados Unidos. Otros países estuvieron involucrados en la fase de ocupación
posterior. Según el Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, las
razones para la invasión eran “desarmar a Irak de armas de destrucción
masiva (ADM) -las cuales, nunca llegaron a encontrarse ni su existencia se
llegó a demostrar-, poner fin al (supuesto) apoyo brindado por Saddam
Hussein al terrorismo, y lograr la "libertad" del pueblo iraquí”.
La invasión de Iraq provocó una fractura política
entre las grandes potencias, que se dividieron entre aquellas que se opusieron
activamente a la invasión, como lo fueron Francia, Bélgica, Alemania, Rusia,
China (además de otros países que mostraron una oposición pasiva), y aquellos
que sí apoyaron públicamente a los Estados Unidos, como fue el caso de Gran
Bretaña, ESPAÑA, Polonia, Portugal y demás naciones que integraron la coalición
(Australia, Polonia y Dinamarca).
De este modo, el Buque Anfibio de la Armada Española L-51 “Galicia” zarpaba ese
mismo 20 de Marzo desde la base de Rota (Cádiz) y llegaba al puerto iraquí de Um
Qasr –dentro de la operación “Sierra-Juliet”-
el 9 de Abril, transportando a la UMIX (Unidad Mixta de la Armada y el Ejército
de Tierra). La saturación de tráfico en ese puerto, el único de aguas profundas
con que contaba Iraq, impidió que también pudieran atracar allí los demás
buques de la flotilla española: La fragata
“Reina Sofía” y el
petrolero “Marqués de la Ensenada”, que tuvieron que dirigirse a
otros puertos del Golfo.
Aunque el puerto había caído en manos
aliadas el 24 de Marzo (siendo declarado “abierto y seguro”), para
llegar a su destino, el Galicia tuvo que contar con
el apoyo de un dragaminas, siguiendo un pasillo marítimo declarado seguro por
la coalición anglo-estadounidense (un portavoz de la US Navy había asegurado
que el barco iraquí Al Choruk,
sospechoso de esparcir minas, había sido neutralizado cerca de Um Qasr, pero
–para cuando el L-51 se disponía a fondear-aún seguía la búsqueda del
remolcador Al Fath Al Mobin,
que se sospechaba arrastraba alguna barcaza cargada de minas…
El “Galicia” y la “Reina
Sofía” hicieron primeramente escala en Djibouti, un enclave
estratégico entre el mar Rojo y el golfo de Adén, donde se les sumaron por vía
aérea los 168 militares que completaban el contingente español, con un total de
899 efectivos. También recibieron, en dos aviones de transporte Ilyhusin
fletados por Defensa, unas 20 toneladas de ayuda humanitaria y equipos y
material necesario para cumplir su misión. Por su parte, el “Marqués
de la Ensenada” no hizo escala en Djibouti, sino en Muscat
(Omán), donde reparó uno de sus motores auxiliares antes de unirse a los otros
dos barcos para internarse con ellos en el golfo Pérsico.
Dada la premura con que se organizó la
flotilla, en sólo 48 horas, también tuvieron que trasladarse a Djibouti ocho
ingenieros y técnicos de tres empresas privadas españolas que instalaron a
bordo del Galicia un
sistema de telemedicina, que permitió dirigir desde Madrid el tratamiento de
los pacientes ingresados en el buque hospital; un equipo de comunicaciones vía
satélite y otro de aproximación de helicópteros en vuelos a baja cota.
El “Galicia”
contaba una dotación de 129 hombres y 23 mujeres. Además, en él viajaba un
Estado Mayor integrado por 15 hombres, una Unidad Aérea, con 51 integrantes
(entre ellos una mujer) y el Grupo Naval de Playa -del que forman parte 16
efectivos (1 mujer entre ellos)-. En su escala en Djibouti embarcaron otros 22
hombres y 3 mujeres, que formaban parte de la dotación. Del Tercio de Armada,
se encontraban embarcados 135 hombres y 4 mujeres, formando parte de la Unidad
Sanitaria del buque, otros 12 efectivos. La Unidad Mixta a bordo estaba
integrada por 202 hombres y 9 mujeres, repartidos de la siguiente forma: 15
integrantes de Plana Mayor, 5 más en el Equipo de Apoyo al Mando; 26
integrantes de la Unidad de Transmisiones; 48 en la Unidad de Ingenieros (donde
figuraba un Equipo de Desactivación de Explosivos) y 65 miembros de la Unidad
Contra Amenazas NBQ. Además se integraba en esta Unidad Mixta el Escalón Médico
Avanzado (EMAT): 23 oficiales médicos (un especialista en medicina general
y cuatro en estabilización; un intensivista, un anestesista, un traumatólogo,
un cirujano, un psicólogo, un odontólogo, un veterinario, un farmacéutico y
diez ATS., aparte de suboficiales y soldados conductores de ambulancia y
camilleros). Este Escalón Médico disponía de un quirófano, un módulo
hospitalario con 40 camas, un equipo de cirugía, otro de odontología, uno de
traumatología, uno de psicología, punto de estabilización, uno de veterinaria y
un módulo de farmacia.
“Hay muy pocos vestigios de lucha en la franja
fronteriza que separa Abdaly de Um Qasr, la primera que cayó en manos aliadas
tras el estallido de la guerra. El deterioro urbano y medioambiental es el
resultado de muchos años de escasez e indolencia, no de los obuses británicos.
Casas de adobe semiderruidas, camellos famélicos, perros vagabundos, un
panorama de vertedero que emerge, multicolor, de la arena y se enreda con los
matojos. Y sobre todo niños. Muchos niños. Llegan corriendo del campo cuando
observan el paso de cualquier vehículo militar para saludar, entusiasmados,
haciendo con una mano la «v» de la victoria, y pidiendo con la otra algo de
comida o bebida. Todos tienen los ojos grandes y limpios, a diferencia de los
adultos, que miran de lejos a los extranjeros con mirada hosca o de curiosidad
roma. Pero ellos no. Todos saltan y sonríen. Ellas lucen túnicas floridas, y
tienen el pelo largo y un aire montaraz que las hace más hermosas. Se acercan y
quieren tocar el vehículo o frenarlo con sus cuerpos. Los conductores militares
deben esmerar su pericia cuando atraviesan las poblaciones para no atropellar a
ningún chiquillo... Pero no todo es candidez. De vez en cuando, surgen entre la
bandada manos que arrojan piedras contra los transportes militares. Nos
cruzamos, en la carretera, a dos todoterreno de televisión japonesa con los
cristales rotos a pedradas. Al entrar en Um Qsar por la avenida principal, el
infante de Marina que vigila por el techo descapotable esquiva una china y
recibe la orden de protegerse dentro del humvee”[1].
En total, aquellos casi 700 efectivos se enfrentaban a las necesidades,
prioridades y problemas de una población de 40.000 almas… Los militares
españoles pusieron pie en tierra en el puerto de Um Qsar el mismo día que caía
Bagdad. Y lo hicieron en virtud de la Resolución
1.472 aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el día 28 de
Marzo y en la que se instaba a la comunidad internacional a que prestase
asistencia humanitaria inmediata al pueblo iraquí. Y eso fue lo que hicieron
los militares españoles: PRESTAR AYUDA HUMANITARIA, no sólo repartiendo
alimentos y medicinas entre la población civil; también prestaron asistencia
sanitaria en el hospital de campaña que se instaló:
“Varios médicos del “Galicia” trabajan a diario
en el hospital local de Um Qasr, donde atienden enfermos crónicos y cada vez
más heridos de guerra. Cuando el caso requiere una atención especial, se
traslada al hospital del buque, que cuenta con dos quirófanos operativos
durante todo el día: “No podemos quejarnos de los medios -afirma el doctor Luis
Rodríguez Montero, jefe del equipo médico-, pero necesitaríamos además
especialistas en tratamiento de heridas de fuego, quemaduras, dermatólogos y
pediatras, porque la mayor parte de nuestros casos son niños”. Mientras
hablamos, sus colaboradores ultiman con celeridad la evacuación por helicóptero
de un niño iraquí a un hospital de Kuwait. Alí Zabián, 13 años, sufre una
eventración grave, una ruptura del abdomen por metralla, y su caso requiere cirugía
en un centro especializado. Otros dos pequeños iraquíes contemplan desde sus
camas la operación. Son Alí y Ahmed, de 12 y 13 años respectivamente. No se
sabe cómo fueron encontrados en Um Qasr, pero proceden de Basora y tienen la
cara y las piernas quemadas por efecto del bombardeo y el incendio de sus
hogares” [2]… El futuro inmediato de la
asistencia sanitaria era abrumador: Al creciente número de servicios en el
hospital de la ciudad y en el buque se sumaba la atención del hospital de
campaña instalado en el campo de prisioneros levantado en esta población por
los norteamericanos (el mayor de Iraq). En su primera semana, el hospital de
campaña del Ejército de Tierra, quedaba instalado junto a un campo de
prisioneros situado a unos ocho kilómetros de la citada localidad comenzando el
16 de Abril a prestar atención sanitaria a los más de 7.000 iraquíes allí
recluidos (no sólo prisioneros de guerra, sino también refugiados), que se encontraban
bajo custodia de la Policía Militar estadounidense. El capitán de navío Enrique
San José, comandante del “Galicia”, explicaba que la cincuentena que
militares que trabajaban en ese hospital estaban protegidos por las tropas del
US Army y no por los Infantes de Marina destinados a la protección del resto
del contingente español.
Mientras tanto, la actuación de los militares
españoles en el puerto y la población de Um Qasr era cada vez más organizada y
se alejaba del caos de los primeros días, gracias sobre todo a la intervención
coordinada con los líderes sociales y religiosos de la ciudad, especialmente el
imán.
La atención hospitalaria no se llevaba a cabo
directamente en el buque español, sino que una veintena de médicos acudían al
hospital civil de la localidad, donde prácticamente no había facultativos
porque habían huido. Allí atendían a los enfermos, principalmente niños, y sólo
los que requerían de una intervención quirúrgica eran trasladados al barco y
operados a bordo.
El mando británico[3] había pedido además a los
españoles ayuda para reconstruir las escuelas -que ascendían a 30 colegios para
una población pequeña pero formada, en un 40%, por niños en edad escolar-. El
Equipo de Cooperación Cívico-Militar (CIMIC), que coordinaba el comandante Manuel Badas, se ocupaba del proyecto
de rehabilitación de tres de ellas. Um Qasr no tenía material de construcción
autóctono por lo que fue preciso importarlo de Kuwait… Pero antes hubo que
conseguir los fondos y el equipamiento: Badas mantuvo un primer encuentro con
dirigentes locales y representantes de UNICEF, agencia que se mostraba
sumamente reticente a operar en Iraq mientras no mejorasen las condiciones de
seguridad. “En una pequeña toma a tierra frente al hospital guardado por los
británicos, la sorpresa: la curiosidad de las primeras bandadas de niños que se
acercan a los dos vehículos españoles se torna en pelea por alzarse con algún
pequeño botín: “No podemos bajar la guardia -comenta el conductor del humvee,
un infante de Marina-. Al principio deseábamos dárselo todo a los niños, pero
pronto advertimos que les hacíamos más daño porque eso sólo produce luego
peleas entre ellos”. Fuera, persiste el decorado de manitas que nos saludan
infatigables, algunas con el pulgar levantado, una seña que, cuentan,
aprendieron de un oficial británico y que repiten ya con fruición”[4]…
En cuanto al reparto de ayuda humanitaria, ya no se
reprodujeron los incidentes del primer día (donde el reparto devino en un
auténtico caos que hizo peligrar incluso la integridad física de los militares
hispanos[5]), llegando incluso los
Infantes de Marina -en colaboración con el imán de la localidad- a repartir
casa por casa alimentos a las familias más necesitadas. Sin embargo, el
comandante del “Galicia” subrayaba que la ayuda humanitaria no era la
principal necesidad de los habitantes de Um Qasr, sino que lo primero que requerían
era “orden y ayuda sanitaria” y, a medio plazo, la reconstrucción de las
escuelas, ya que de 35.000 habitantes, cerca de 10.000 son niños que ahora
mismo están en la calle, sin nada que hacer. Con respecto al orden, los
militares británicos controlaban la ciudad y el puerto nuevo y los españoles el
puerto viejo, donde el “Galicia” era el único barco atracado.
Al mismo tiempo, se resaltaba la necesidad de que fuese
la propia sociedad civil de Um Qasr la que se organizase cuanto antes y colaborara.
También durante esta primera semana de despliegue tuvieron tarea los equipos NBQ
y los desactivadores de minas, que siempre inspeccionaban previamente el
terreno en el que iba a trabajar el contingente.
Al estar atracado en Um Qasr, el “Galicia”
ya había resuelto todas sus necesidades de protección y abastecimiento, por lo que
ya no era necesaria la presencia de la “Reina Sofía” y del “Marqués
de la Ensenada” (que no llegaron a atracar en Iraq, quedando en aguas del
Golfo Pérsico).
Y así, entre intervenciones
médicas, reparto de ayuda humanitaria, labores de reconstrucción y patrullas
transcurrió el tiempo, llegando al “The End”: El “Galicia”
zarpaba el 21 de Junio, finalizando así su misión. El repliegue había comenzado
previamente con el regreso de personal del EMAT, que partió hacia España desde
Basora en un Boeing 707 de la Fuerza Aérea Española. No obstante, en la Zona de
Operaciones se quedaron miembros del CIMIC, a la espera del regreso, 3 de
Julio, del segundo grupo de niños iraquíes que han permanecido unas semanas en
Granada. Además, una pequeña delegación militar integrada en las fuerzas
británicas -que tenían asignada la zona sur de Iraq- se mantuvo en la zona,
encargada del mantenimiento del material, hasta que se produjese la llegada del
nuevo contingente español, que se pensaba desplegar en la provincia de Al
Qadisiyah (centro-sur del país).
Durante su estancia
en Irak, los médicos militares atendieron a más de 4.500 pacientes y realizaron
1.014 intervenciones quirúrgicas. El equipo de Cooperación Cívico-Militar
repartió más de 52.200 litros de agua potable, 65.210 kilogramos de leche en
polvo y maternizada, más de 24.000 de azúcar y 27.902 raciones de comidas y la
UED desactivó más de 5.500 minas y granadas así como 7.500 proyectiles de
diversos calibres.
Así finalizaba la singladura del BAA
L-51 “Galicia”, que había llevado al buque hasta aquellas tierras mesopotámicas
del Tigris y el Éufrates… Fueron 72 inolvidables días. Tras ellos, la alegría
de una población que conoció por primera vez una entrega y generosidad sin
límites. Pero, también, la tristeza y la amargura de ver cómo se retiraban
aquéllos soldados que tanto les habían dado por tan poco (y, lo más importante,
que tanto se habían aproximado a ellos, en comparación con sus fríos colegas
británicos). Eso era –es siempre- parte de la idiosincrasia ibérica y es algo
irremediable… Irremediable y muy de agradecer.
Y, para terminar, hablemos un poco del buque protagonista:
El GALICIA (L-51),
es un buque de asalto anfibio tipo LPD (Landing Plataform Docks), cabeza
de su clase (su “hermano” es el L-52 “Castilla”) perteneciente a la
Armada Española, en la que sustituyó al transporte de ataque “Castilla” (L-21), y es el
séptimo buque de la armada en portar dicho nombre[6].
Los buques de la clase Galicia
son un proyecto conjunto entre los astilleros españoles Izar, actualmente Navantia,
y de los Países Bajos para equipar a ambas marinas de los respectivos (L800) Rotterdam
y Galicia en 1.997 y 1.998. Aunque diseñados de forma conjunta estos
buques tienen grandes diferencias entre ellos, principalmente en el armamento,
electrónica y sistema de propulsión, montando el buque español 2 plantas
propulsoras, cada una con 2 motores diésel Caterpillar-BAZAN Bravo con un total
de 22.000 CV acoplados a un engranaje reductor que mueve una línea de ejes con
2 hélices de paso variable de 5 palas y 4 metros de diámetro.
Fueron diseñados para transportar
un batallón de infantería de 400 soldados con todos sus pertrechos. Además
cuentan con botiquín, quirófano y laboratorio, así como arsenal para munición
naval de todo tipo, incluido espacio para 30 torpedos. Asimismo pueden
transportar 33 carros de combate o 170 vehículos blindados para personal o seis
lanchas de desembarco ligeras o cuatro pesadas de tipo LCM-1E.
El Galicia (L-51) ha
realizado misiones humanitarias en Centroamérica tras las inundaciones causadas
por el huracán Mitch entre Noviembre de 1998 y Enero de 1999, Albania,
la citada Iraq entre Marzo y Julio de 2003 e Indonesia tras el tsunami de
2005. En el transcurso de esta misión, falleció el sargento primero buceador
Justo Jesús Picallo mientras limpiaba el casco del buque. Entre Diciembre de
2002 y Enero de 2003, participó en las tareas de limpieza de la contaminación
causada por el hundimiento del “Prestige”. También participó en labores
de transporte de personal y material en la KFOR en Kosovo y entre Septiembre y
noviembre de 2006, participó en la operación “Libre Hidalgo” de apoyo a
la misión de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en El Líbano.
El 18 de Agosto de 2010, zarpó
de su base con rumbo a aguas de Somalia, para incorporarse a la Operación “Atalanta”
de la Unión Europea de lucha contra la piratería, en el transcurso de la cual,
el 22 de Septiembre de 2010, apresó un buque nodriza tipo ballenero y dos
esquifes, que habían partido de Hobyo, uno de los principales focos de la piratería somalí. El
5 de Diciembre de 2010 retornó a su base, tras un periplo de más de 24.000
millas náuticas.
El 19 de Agosto de 2011 zarpó
desde su base de Rota con rumbo a Somalia para participar de nuevo en la
operación Atalanta. El 10 de Septiembre de 2011, logró apresar un esquife con
7 piratas a bordo, que retenían como rehén la súbdita francesa Evelyne Colombo,
secuestrada el 8 de Septiembre a bordo del catamarán “Tribal Kat”. La
rehén, tras ser liberada, fue recogida por un helicóptero de la fragata francesa
“Sourcouf” (F-711), de la clase La Fayette. El “Galicia”,
regresó a su base en Rota tras 125 días de travesía el 21 de Diciembre de 2011.
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CARACTERÍSTICAS:
Astillero: Bazán (Ferrol).
Clase: Galicia.
Tipo: LPD (Landing Plataform Docks).
Autorizado: 1991 Iniciado: Mayo de 1996 Botado: 21
de Julio de 1997 Asignado:
29 de Abril de 1998.
Desplazamiento: 13.815 T.
Eslora: 160 m.
Manga: 25 m.
Puntal: 16,8
m (a cubierta principal).
Calado: 5,9 m.
Sensores:
IFF AN/TPX-54 (V) Mk-XII.
Sistema ESM ALDEBARAN básico Mk-3.300.
Sistema TACAN AN/SRN-15ª.
Radar:
Aire/Superficie: TRS 3D/16.
Navegación: 2 radares de superficie y navegación
Kelvin Hughes Type 1.007 (banda I) + Radar de
control de helicópteros (banda F) KH 1.007.
Armamento: 2
Ametralladoras Oerlikon de 20 mm (posibilidad de 4).
Guerra Electrónica (Contramedidas):
Señuelos: 4 FMC SRBOC Mk 36; bengalas infrarrojas y
lanzadores de chaff SRBOC MK-36.
ECM/ESM (electronic countermeasures/electronic surveillance
measures): Indra SLQ-380
Aldebarán interceptador / perturbador e Interceptador de comunicaciones Indra
Regulus Mk 9000.
Propulsión: 4
motores (2 plantas) diésel Bazán Bravo-Caterpillar
3.612 y un motor eléctrico (1.500 CV), todos ellos acoplados a un engranaje
reductor que mueve una línea de ejes + 2 hélices de
paso variable de 5 palas y 4 metros de diámetro. 1 hélice empujadora de proa de
unos 1.800 CV aprox. (empuje transversal).
Potencia: 2 x 23.500 HP (turbinas) + 2 x 6.000 HP (diésel).
Planta eléctrica: Planta eléctrica de 7 MW, con 4
generadores diésel de 1.520 Kw y uno de emergencia de 715 Kw.
Velocidad:
20 nudos.
Autonomía:
6.000 millas náuticas a 12 nudos.
Dotación:
185 tripulantes.
Tropas:
12 contingente aéreo + 600 soldados.
Capacidad:
1.010 m2 de garaje. 33 carros de combate M60A3 o 170 vehículos
blindados. 6 lanchas de desembarco ligeras o 4 lanchas de desembarco pesadas
LCM-1E.
Aeronaves: 4
helicópteros pesados Sikorsky SH-3 “Sea King” o 6 helicópteros medios
NH-90 o AB-212.
Equipamiento aeronaves: 2 puntos de apontaje a popa.
Otros:
4 ascensores de carga + 3 rampas de acceso material + 2 grúas de carga (25
y 2,5 Tm.). En total más de 3500 m2 de superficie de carga
incluyendo pañoles, cubierta de vuelo y hangar.
Parafraseando al periodista e historiador italiano Indro
Montanelli: “LO QUE HACE GRANDE LA HISTORIA DE ESPAÑA NO ES QUE HAYA SIDO
HECHA POR HOMBRES DIFERENTES A NOSOTROS, SINO QUE HAYA SIDO HECHA POR HOMBRES
COMO NOSOTROS”… Y si España fue una vez grande fue, entre otras cosas (o
precisamente) por SU ARMADA.
[1] Francisco de
Andrés: “Los Niños de Um Qsar”. “ABC”, 20 de Abril de 2003.
[2] Francisco de
Andrés: “Los Niños de Um Qsar”. “ABC”, 20 de Abril de 2003.
[3] El puerto
había quedado en manos del Decimoséptimo Regimiento Marítimo y Portuario
británico.
[4] Francisco de
Andrés: “Los Niños de Um Qsar”. “ABC”, 20 de Abril de 2003.
[5] El 11 se comenzaba a repartir la
ayuda humanitaria, pero se tuvo que suspender la operación al producirse
aglomeraciones y tumultos. Las previsiones eran repartir 3.000 raciones de
comida de la ayuda que llevó el buque y 5.000 litros de agua. Para ello, dos
camiones del Ejército de Tierra se desplegaron en la zona acompañados por Infantes
de Marina. Los iraquíes se arremolinaron en torno a los vehículos, ansiosos por
hacerse con raciones de comida. El contralmirante explicó que esa primera
entrega se hizo directamente a la población, pero que las siguientes se pensaban
canalizar a través de la autoridad local que estaba intentando constituir el
Ejército británico. La ayuda fue recibida por algunas personas al grito de “¡Bush
sí, Sadam no!”. Sin embargo la aglomeración fue creciendo y, ante el
incontrolable tumulto que se produjo en torno a los camiones, donde la gente
forcejeaba por conseguir comida y agua, los militares españoles se vieron
obligados a interrumpir el reparto y regresar al puerto sin poder completar su
misión: “He decidido retirar a mis hombres ante el cariz que tomaban los
acontecimientos y para evitar males mayores. Continuaremos con el reparto a
través de la autoridad local”, indicó el contralmirante Moreno Susanna,
jefe de la expedición española.
Así es cómo narraba lo sucedido
la corresponsal del diario “El País”: “Los
soldados españoles se dejaron la piel. Contenían como una muralla humana a los
cientos de iraquíes que trataban de alcanzar una botella de agua y un paquete
de comida. Los retenían durante un rato. Pero de nuevo empujaban los iraquíes.
Ganaban éstos terreno a los soldados. Hombres y mujeres. Ancianos y niños. Una
muchedumbre que trataba de obtener agua y comida. Manos alzadas hacia el agua.
Hacia los soldados. Forcejeos. Un gran tumulto. Hubo buena voluntad. Pero se
hizo mal. Como los anteriores repartos: caos. Aunque en esta ocasión el pillaje
pudo evitarse. Sólo 20 horas después de que el buque anfibio Galicia
atracara en el puerto iraquí de Um Qasr, el Ejército español comenzó ayer el
reparto de ayuda traída de España. Pero se quedó a medias. Tuvo que abandonar.
Durante algo menos de 60 minutos los infantes de Marina del Primer Batallón de
la Armada con base en San Fernando (Cádiz) lucharon para tratar de que la
entrega de las raciones especiales de comida para musulmanes traídas desde
España fuera digna. Pero no lo lograron. Aunque ellos aseguraban que hubieran
resistido. Pero recibieron órdenes de retirarse ante el color que estaban
adquiriendo los acontecimientos. "¡Dile al capitán Picallo que aquí hay
dos tipos dando mucha murga!", gritaba un sargento a otro pidiendo
refuerzos. El de la murga era un listo. Como muchos de los espabilados iraquíes
que ayer pasaron hasta cinco veces por el camión en el que se daba ayuda a cada
iraquí. El problema es que no había fila. No había listas. Sólo había gente,
una muchedumbre queriendo obtener algo. Lo que fuera, y que fuera reconocible
para ellos. Por eso tiraban, nada más abrir el paquete, las tabletas
potabilizadoras de agua y las pastillas para encender fuego. Desde dos camiones
del Ejército, cuatro soldados entregaban la botella de agua y la ración de
campaña a quienes poco a poco iban dejando pasar sus compañeros de filas. Se
elegía a la gente al azar. No había otra manera. Los infantes de Marina habían
creado un círculo humano con el que protegían los vehículos cargados con el
reparto. Pasión Portillo, 21 años, natural de Villamartín (Cádiz), rescataba a
niños de los brazos de sus familiares, que los ofrecían a la soldado para
acercarlos hasta la ayuda. Con el fusil de asalto cruzado sobre el pecho, manejaba
niños a toda velocidad. "¡Aquí, Pasión!", le gritaba otro soldado
para que Portillo fuera a hacerse cargo de otro pequeño, esmirriado. "¡Se
nos van a echar por tres frentes!", advertía un teniente. "¿Cómo
organizas esto? Dime tú cómo organizas esto", preguntaba un oficial a
otro. Con cara de circunstancias, un oficial de Marina se excusaba:
"Llegamos ayer"”… (Yolanda Monge: “Caótico Reparto de Ayuda en
el Puerto de Um Qsar”. “El País”, 11 de Abril de 2003).
A consecuencia del tumulto cinco
militares tuvieron que ser atendidos por los médicos. Nada grave: Algunos por
arañazos en los brazos, incluso uno con un cristal que portaba una persona
mientras el militar trataba de mantener la fila ordenada. Otra persona roció
con un producto a otro soldado. Nada nocivo. Se trataba simplemente de un
producto convencional de higiene personal.
Además, los médicos de la
dotación del buque empezaron a atender a la población. Pero si el reparto de
ayuda estuvo marcado por tumultos y aglomeraciones, la atención sanitaria quedó
vinculada a la historia de Hani, una pequeña: Pasadas las doce del
mediodía un hombre -posiblemente un tío- se presentó en el buque con una niña “muy
pequeña, preciosa, de algo más de dos años que traía la cabeza vendada”,
narraba el comandante cirujano del buque Adolfo Carabot. Era la primera víctima
civil que atendía el contingente español. Las dificultades de entenderse por el
idioma hizo que algunos detalles en torno a la pequeña no quedasen muy claros
para los médicos, pero lo primero era su salud y a ello se dedicaron. La
pequeña sufría “heridas producidas aproximadamente hace diez o quince días”,
evaluaba el facultativo. Al parecer, esas heridas se las produjo al
derrumbarse, por efecto de un misil, su casa, les explicó el adulto que la
trasladó. “La madre no apareció -relataba el comandante- y la niña lloraba y
repetía el lenguaje universal de “mamá”, “mamá” y la persona que le acompañaba
señalaba hacia el cielo. Cuando le quitamos el vendaje vimos unos terribles
cortes, enormes, muy profundos en la parte superior de la cabeza, que la traía
afeitada”. Estas heridas habían sido previamente tratadas, e incluso
suturadas. Tenía cinco o seis, tres en el centro de la cabeza muy profundas. El
problema mayor la representaban dos cuya cicatrización no era buena, por lo que
procedieron a su curación. Tras vendarle la cabeza dieron al acompañante una
medicación para la pequeña y el material de cura (un paquete de gasas y un bote
de betadine) para los próximos tres días: “Hemos quedado con ellos -explicaba
el comandante-. Esperamos verlos más adelante y a la pequeña con las heridas
perfectamente cicatrizadas”. El hombre se fue con la niña expresando su
agradecimiento y ésta, cuenta emocionado el médico, “no sabe usted cómo se
agarraba a los caramelos que la dimos”…. La niña se recuperó
satisfactoriamente.
[6] El primer Galicia fue un navío de
línea artillado con 70 cañones, botado en 1730. Fue capturado por la flota del
almirante Vernon en Cartagena de Indias el 5 Abril de 1741 y hundido por estos
mismos 5 días más tarde, tras el ataque de Vernon a Cartagena de Indias.
El segundo Galicia fue un navío de
línea artillado con 70 cañones, botado en 1750 y desguazado en Cádiz en .797.
El tercer Galicia fue un cañonero
torpedero que prestó servicio desde 1891 y pertenecía a una serie de 6 buques
similares aprobados en el programa naval de Rodríguez Arias. Participó en la
Guerra Hispano-Americana, prestando servicio en La Habana. Tras la contienda,
fue vendido a Venezuela, donde prestó servicio con el nombre de ARV Bolívar.
El cuarto Galicia fue un remolcador,
construido en N.V. van der Kuy & van der Ree´s Scheepsweft en Rotterdam con
el nombre de Z.A.R.1. Ex Saint Clement inglés, fue adquirido el 18 de
Febrero de 1.922 por 9.000 libras esterlinas y recibió el nombre provisional de
R-5, hasta que fue renombrado Galicia. Estaba propulsado por
máquina alternativa de triple expansión y caldera de carbón. Fue artillado
durante la Guerra Civil española, en la que participó en el bando sublevado, y
en el curso de la cual tomó parte en el hundimiento del submarino B-6, acción
por la que su comandante, Federico Sánchez-Barcáiztegui, recibió la Cruz
Laureada de San Fernando. Posteriormente, cambió su nombre por el numeral RR-11,
y fue destinado en Ferrol al tren naval. Fue dado de baja en 1967.
El quinto Galicia fue un crucero
ligero de la clase Cervera, nombrado originalmente “Príncipe Alfonso”.
Tras proclamarse la Segunda República Española en abril de 1931, fue renombrado
“Libertad”, y con este nombre participó en la Guerra Civil en el bando
gubernamental. Tras finalizar la contienda, fue renombrado “Galicia”.
El sexto Galicia fue un buque de
asalto anfibio tipo LSD, ex USS San Marco, botado y asignado en 1.945 y cedido
por la Armada de los Estados Unidos a la Armada Española en 1971. Fue dado de
baja en 1987 y desguazado en 1989.
El séptimo Galicia es el buque de asalto anfibio tipo LPD
L-51 al que hemos dedicado este artículo.
No quisiera que mis comentarios fueran tomados de forma desconsiderada. pero en un Foro de CULTURA, de la Defensa, se debería extremar la bondad dialéctica de algunas declaraciones. Hablar de ATS, cuando esa profesión hace mas de veinte años que se denomina ENFERMERÍA demuestra una básica cultura general de las profesiones sanitarias. Decir que un número determinado de médicos visitaban a los enfermos en el hospital de UM QSAR, obviando a todo un equipo multidisplinar, formado por médicos, enfermeros, sanitarios, etc... es simplificar y resaltar el magnífico trabajo realizado por todo un colectivo en general. Finalizar que los "médicos militares" atendieron a un número determinado de pacientes, sigue siendo una falta, cuando menos, de delicadeza. No quiero alargarme en las "críticas", por supuesto realizadas desde el mas elevado respeto hacia el autor del artículo y con espíritu constructivo, pero creo que era necesario, sabiendo que además este Foro, intenta imagino, dar a conocer la Cultura de la Defensa y flaco favor haríamos si estas cosas las pasáramos por alto.
ResponderEliminarLe quedo agradecido y pido disculpas si alguien se pudiera sentir ofendido.
Manuel Cano Leal, enfermero militar participante de dicha misión.
Gracias por al información.
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