“Reconstruyen los países, dan seguridad a la población, a sus ciudades o
núcleos urbanos levantando sus campamentos o C.O.P. –Puestos de Combate
Avanzados–. Donde no había más que pastos o pedregales, a pico y pala, rellenando
sacos terreros se han levantado C.O.P. como las de Ludina o Sang Atesh. Donde
las primeras semanas se dormía al raso se han dejado fortines inexpugnables
para la insurgencia. Se han reconstruido escuelas, hospitales y carreteras,
haciendo que vuelva de esta manera la vida social y económica a zonas arrasadas
por la guerra, el miedo o la represión. No ha habido un botiquín que no se haya
saltado la norma de ISAF de “no atender a la población civil”. Nuestros médicos
y sanitarios han sacado adelante a más de un indígena, que de no ser por ellos
no habría sobrevivido ni una semana, ni un día... Me decía un comandante: “No
somos una ONG, pero hacemos todo lo que podemos”. La pena viene cuando las
vidas se les escapan a nuestros soldados: “No llegamos a todo” (Miguel
Temprano. “La Razón”, 2 de Junio de 2013).
Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Iraq, Afganistán… La presencia de fuerzas
militares en misiones internacionales y la necesaria interactuación con el
entorno civil en el que se desarrollaban las misiones propiciaron el nacimiento
de la Cooperación Cívico-Militar (CIMIC), un concepto acuñado en la
última década tras hacerse patente la importancia e influencia de los actores
civiles (autoridades, líderes religiosos, población en general,...) en las
misiones militares. Estas necesidades derivaron en que se contemplara la
necesidad de contar con unidades específicas, con personal y medios
especializados, para acometer las acciones CIMIC en apoyo de la fuerza
desplegada. Y así nació en 2005 el entonces Batallón CIMIC, ahora Batallón
de Asuntos Civiles. “Este tipo de cooperación -explicaba el Jefe del
Batallón- se fundamenta en tres pilares: El enlace con los actores civiles
de la zona que pueden influir en el desarrollo de las operaciones; el apoyo a
las autoridades y organizaciones civiles en la ejecución de sus cometidos o
para colaborar con el apoyo humanitario y, por último, llevar a cabo las
acciones necesarias para obtener el apoyo del entorno civil a las operaciones
que desarrolla la fuerza desplegada”.
En Septiembre de 1994, se establece la entidad,
estructura y despliegue de la Fuerza del Ejército de Tierra y se aprueba el
programa de transición para su implantación. Se crea el Plan Norte.
En Enero de 1997, se crea el Mando de la Fuerza de
Maniobra del Ejército de Tierra, que estará constituido por el General Jefe de
la FMA y su Cuartel General. Ese mismo año se modifica la Plantilla del
Batallón en un módulo independiente del mismo, con motivo de la activación de
la Unidad de Asuntos Civiles para 1998. Sin embargo, esta pertenencia ha de
considerarse solamente a efectos administrativos, siendo la dependencia
funcional de la 5ª Sección del Estado Mayor. La activación de la Unidad
proporcionará a la FMA unas capacidades de ejecución en Asuntos Civiles / CIMIC
para apoyo de una Unidad tipo Brigada en Operaciones de Proyección de Fuerza en
principio y en una segunda fase para una Unidad tipo División, en consonancia
con el proyecto CIMIC 2.000 de la OTAN, habiendo un compromiso con OTAN de
tener una Unidad Operativa el 31 de Diciembre del 98.
Desde el 1 de Enero de 2005, se segrega la Unidad de
Asuntos Civiles, del Batallón de Cuartel General de la FMA y se transforma –el
1 de Julio- por adopción de su Plantilla, en BATALLON CIMIC, El Batallón CIMIC
I se creó el 1 de julio de 2005 como órgano de ejecución de cooperación
cívico-militar de la Fuerza de Maniobra del Ejército de Tierra, y cumplir así
los criterios y las capacidades CIMIC que la OTAN recomienda a sus países
miembros. Y bajo la dependencia orgánica del Cuartel General de la Fuerza de
Maniobra y pasa a formar parte del Núcleo de Apoyo.
En Abril del 2006 se establece la organización y el
despliegue de la Fuerza del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del
Aire, así como de la Unidad Militar de Emergencias , el BATALLON CIMIC I pasa a
formar parte de las unidades de Apoyo a la Fuerza Terrestre (FUTER) a partir
del 1 de Noviembre de ese año.
En el año 2009 por adaptaciones orgánicas pasa a
denominarse Batallón de Asuntos Civiles I (BAS I).
A finales del año 2011, con la Nueva Organización del
Ejército el acrónimo BAS I pasa a denominarse BCIMIC I
Organización del Batallón CIMIC I:
El Batallón CIMIC se estructura en:
- Plana Mayor de Mando.
- Unidad de Generalistas[1].
- Unidad de Especialistas Funcionales[2].
- Compañía de Plana Mayor y Servicios.
El Batallón CIMIC I[3] es la única unidad militar
de este tipo que existe hasta la fecha en la Fuerzas Armadas españolas.
Actualmente el Batallón tiene su guarnición en el Acuartelamiento Santo
Domingo, Plaza de Tetuán Nº22 en Valencia.
MISION.
Las misiones CIMIC (cívico-militar), como actividad
operativa de apoyo al mando, pueden ser desarrolladas en cualquier situación y
tipo de operación, encuadradas en una de las tres funciones siguientes:
Enlace Cívico-Militar
(CML): Actividades realizadas para establecer los mecanismos y niveles de
relación necesarios entre las unidades militares y la población civil de la
zona que pueden influir en el desarrollo de las operaciones. Con ellas se
pretende reforzar la legitimidad de la misión y asegurar una eficaz
comunicación.
Apoyo del
Entorno Civil (SCE): Actividades para apoyar a las autoridades civiles u
organizaciones en la ejecución de sus cometidos o para colaborar en el apoyo
humanitario que necesite la población civil.
Apoyo del
Entorno Civil a la Fuerza (STF): Actividades para facilitar la máxima
cooperación con las autoridades civiles, organizaciones y poblaciones para el
sostenimiento de la fuerza y el apoyo a la misión. Dentro de estas actividades se
incluyen las que facilitan el apoyo de nación anfitriona (HNS).
En Zona de Operaciones los efectivos
del Batallón se constituyen en Unidades CIMIC compuesta por seis-ocho efectivos
y estructurada de manera operativa en:
EQUIPOS DE ENLACE: Mantiene contacto estrecho con civiles y autoridades
locales.
EQUIPO DE PROYECTOS: Determina las necesidades del entorno civil y gestiona la
financiación de programas de infraestructuras.
EQUIPO DE MANDO: Coordina los otros dos equipos y actúa como enlace con el contingente
de la Fuerza.
¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯
Y, ahora, uno de los ejemplos más paradigmáticos sobre el terreno, contado
por sus protagonistas: AFGANISTÁN.
No sólo van a una guerra a
disparar... La labor de los militares españoles desplegados en operaciones en
el exterior va mucho más allá de empuñar un fusil o acabar con insurgentes.
Garantizar la seguridad es primordial, sí, pero también EL LOGRAR QUE LA
POBLACIÓN QUE VIVE EN UN PAÍS EN CONFLICTO SEA CAPAZ DE SALIR ADELANTE. De
tener un futuro, en definitiva. Una tarea ésta, al igual que otras, muy
desconocida para la opinión pública. Quizás nadie les recuerde por ello, pero
para los protagonistas de esta historia, el mejor pago por sus acciones es tan
simple como la sonrisa de un niño. Aun así, por donde han pasado han dejado su
huella y han recibido numerosas muestras de agradecimiento. Kosovo, Bosnia,
Líbano... Y ahora, Afganistán. Ya no son los “invasores”; son amigos a
los que saludan por la calle y a los que los niños se acercan para entregar un
dibujo. El último ejemplo se produjo en Marzo de 2013, en Herat y en forma de
carrera solidaria. ¿Para qué? Para recaudar fondos para un orfanato.
En los más de 10 años que nuestras
tropas se desplegaron en el país afgano construyeron escuelas, hospitales,
pozos, pasarelas, repararon carreteras, mejoraron la gestión agrícola... Y repartieron
muchos medicamentos, alimentos, ropa o material escolar. En cifras: Cerca de
200 millones invertidos, casi 200 kilómetros de carreteras rehabilitadas, 8
clínicas rurales construidas, cuatro institutos, 6 escuelas de primaria, cerca
de 450 módulos temporales de escolaridad, un sinfín de pozos reparados o
inaugurados y han logrado reducir la mortalidad infantil un más de un 70%.
Quizás uno de los grandes problemas sea –como en toda la región-el preciado agua:
No era extraño ver a niños recorrer varios kilómetros para recogerla de un
charco sucio.
Cualquier acción de
cooperación partía del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT), organización
cívico-militar que trabajaba para asentar la acción del Gobierno y sus
instituciones y mejorar las condiciones de vida de la población. En su
estructura había dos ramas: UNA CIVIL Y OTRA MILITAR. La civil estaba
representada por la Agencia Española de Cooperación
Internacional para el Desarrollo (AECID), mientras que en la militar
se distinguían tres equipos: Uno de seguridad, otro psicológico y una Unidad de
Cooperación Cívico Militar. Ésta última, denominada CIMIC, era la que
más cerca estaba de la población, de sus problemas y carencias. Eran los que se
sentaban a hablar con los notables de cada ciudad, los que tenían que ganarse
su amistad y los que habían conseguido que, después de tanto tiempo, “no nos
vean como extraños -aseguraba el jefe de la Unidad CIMIC, capitán Juan
Huerta Santos, en Qala-i-Naw-. Aunque las condiciones de vida no son las
idóneas, sí que han mejorado bastante”. No dudaba en afirmar que le
producía “gran satisfacción, porque los beneficiarios son la población, la
que más sufre”. Aseguraba que los afganos sabían que “estamos para
tratar de mejorar su vida y ayudarles y, por ello nos aceptan, se acercan a
hablar, nos cuentan sus problemas...”. A cambio de su ayuda, recibían “grandes
sonrisas de los niños” o “fuertes apretones de manos” de los ancianos.
Su discurso y los
sentimientos que emanaban de sus palabras eran muy similares a los del jefe de
proyectos de la Unidad, teniente Sergio Núñez Fernández, encargado de
identificar las carencias y poner en marcha proyectos para paliarlas. Para él,
el principal problema era EL AGUA: Habían reparado infinidad de pozos y construido
varios depósitos para que “la gente pueda conseguir agua sin necesidad de
desplazarse muchos kilómetros”. Cualquier ayuda “la reciben con los
brazos abiertos, lo que sirve para aproximar a las fuerzas españolas y la
población. Saben que hemos venido a apoyarles, no a invadirles. Les está
costando despegar, pero ahora tienen un Ejército, un Gobierno bastante
consolidado y han avanzado en muchos aspectos”.
Por último, en este equipo
formado por una decena de militares está el jefe de la Unidad de Enlace del
CIMIC, sargento Víctor de la Moya Jiménez. Era el que más cerca estaba
de la gente. Su misión era la de enlazar con las distintas instituciones, con
sus representantes o con el consejo de ancianos de un pueblo, los que le
exponían sus necesidades: “Me hablan desde la educación y el respeto. Saben
cómo trabajamos los españoles, nuestro carácter afable, y enseguida se abren,
te invitan a su casa...”. Su recompensa: “Verles caminar por la pasarela
o dándole a la manivela para sacar agua del pozo”.
Tras la
retirada, poco a poco, el Ejército Afgano comienza a asumir las funciones de
los españoles. Es en ese momento cuando, población y Fuerzas de Seguridad del
país, deben y deberán demostrar que son capaces de seguir avanzando y construir
su propio futuro. El camino ya está marcado…
“El Domingo nos volvemos a adelantar al Sol y esta
vez tengo por delante un día muy largo. Hoy es el día que hemos elegido para
afrontar la Carrera 60NM Solidaria del Repliegue QiN-Herat, que como todos
sabéis es una iniciativa para comprar alimentos a un orfanato de la ciudad
Afgana de Herat a través del deporte.
Puntualmente allí estábamos los
tres implicados montando la infraestructura necesaria para afrontar con éxito
la carrera, nada del otro mundo, solo utilizamos unas mesas para colocar la
lista de colaboradores con su hucha de donativos, otra mesa con el
avituallamiento (agua, Coca-Cola y naranjas), un Crono-marcador grande y una
pizarra “Veleda” donde apuntaríamos las vueltas total recorridas. Sin tiempo
que perder y tras las fotos de rigor con el Coronel Jefe de la FSB, Alberto
inicio el primer relevo muy bien acompañado por “Tabú” (otro más del grupo)
Roberto, Walter y así hasta un total de 10 corredores dispuestos a acompañar a
Alberto hasta donde las fuerzas les acompañasen. Las vueltas trascurrían a buen
ritmo y Alberto clavaba los parciales a pesar de que con el paso de los
kilómetros el cansancio era mayor. Al final Alberto termino su relevo en poco
más de 3 horas y lo más increíble es que “Tabú”, quien en un inicio solo iba a
correr sobre 20 o 25 kilómetros, acabaría haciendo los 37.2K al igual que
Alberto. Walter y Roberto también dieron esas 7 vueltas, eso sí, a su ritmo.
(…) Hasta aquí nuestra primera
parte de este Proyecto Solidario, ahora nos queda lo más importante, comprar y
repartir esos alimentos a los niños de Afganistán…” (Pascual Vargas: “Carrera
del Repliegue QiN en Herat”. 25 de Septiembre de 2013)
Pero casos como los
narrados anteriormente los hay a montones. Éste es el artículo firmado por Mónica Bernabé para el diario “El
Mundo” (22 de Agosto de 2012) titulado “MISIÓN
HUMANITARIA”:
Un afgano raquítico
con turbante blanco ponía los brazos en cruz en cuanto el subteniente español
Ortega se acercaba a él, pensando que lo iba a cachear... Sin embargo, Ortega tan sólo pretende
estrecharle la mano, sin más.
En el distrito de
Moqur, en la provincia afgana de Badghis, la población afgana está acostumbrada a ver
fuerzas extranjeras. Aquí estuvieron las tropas soviéticas en
la década de los 80. Hace dos años había militares estadounidenses, y hasta
este 2013 han estado los españoles. En cambio, a lo que la población afgana no
parece muy habituada es que esos soldados foráneos no le creen una amenaza:
“La semana que viene unos operarios vendrán a arreglar este pozo. Por favor,
colabore con ellos para que puedan llevar a cabo su trabajo”, el
subteniente explica con tono cordial al afgano con turbante. Ortega forma parte
la Unidad de Cooperación Cívico-Militar (conocida con las siglas CIMIC) que se
encarga de hacer los denominados "proyectos de impacto rápido",
con los que los militares intentan ganarse el favor de la población local,
entrando en un territorio un tanto pantanoso: hacer proyectos de ayuda que en
teoría deberían corresponder a cooperantes y no a militares, y que sin embargo,
en la provincia afgana de Badghis los militares son quienes los llevan a cabo
en parte.
La falta de seguridad
dificulta el movimiento del personal civil de la Agencia
Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), que depende del
Ministerio de Asuntos Exteriores español, y no del de Defensa. En cambio, los
soldados pueden llegar a zonas de riesgo: “Vamos a arreglar los pozos de 24 pueblos de
esta zona”, afirma el subteniente Ortega con total
convencimiento, mostrando una lista con el nombre de cada una de las
localidades y el
número de pozos fuera de uso que existen en cada una de ellas.
En algunas hay hasta 22 pozos estropeados. En Badghis las familias no tienen
agua corriente en casa y los pozos son cruciales para la supervivencia en las
aldeas.
“Esta localidad
es un tanto privilegiada porque tiene una escuela y una clínica”, explica
el capitán español Torres, mientras patrulla con sus hombres por el pueblo de
Komuri en busca de los pozos fuera de uso. El subteniente Ortega se encarga de
fotografiar cada uno de ellos y tomar nota para iniciar las obras de forma
inmediata. “¿Vais
al colegio?”, pregunta Torres a dos niños que trabajan en una tienda rudimentaria
situada a la entrada de la escuela del pueblo. Los críos responden que no hay
profesores y, por lo tanto, tampoco clase… “No es verdad. Cada día estudian aquí
setecientos niños y niñas”, contesta el vigilante del
colegio, tras despertarse de dormir la siesta a la sombra del edificio. “¿Setecientos?
Demasiados me parecen a mí”, le rebate el capitán. “Bueno,
tal vez en vez de setecientos, hay seiscientos alumnos”, corrige el guarda…
Resulta imposible obtener información clara.
Las tropas
españolas en Afganistán llevan a cabo acciones de ayuda humanitaria.
Son proyectos de poca envergadura, pero no por ello de importancia. Y no sólo
eso. Los militares actúan a veces como gobernantas, preocupándose por la
existencia y calidad de servicios públicos mínimos como la sanidad y la
enseñanza. Por lo tanto es cierto el mensaje cacareado mil veces por el
Ministerio de Defensa: la misión española en Afganistán es en parte
humanitaria.
Haciendo amigos: Los PRT.
Las Fuerzas Armadas Españolas y
en particular el Ejército de Tierra, comenzaron a operar en Afganistán en el
año 2002. Durante este tiempo el contingente español, conocido bajo el acrónimo
ASPFOR (Afghanistan Spanish
Forces) ha desplegado tropas respondiendo a las necesidades de la misión
ISAF, hasta alcanzar el número de 1.523 efectivos, un número reducido si lo
comparamos con otros contingentes de la coalición, pero ajustado a las
necesidades y a la voluntad de España de volcar su presencia en Afganistán
precisamente a través del modelo de PRT´s de la OTAN, los EQUIPOS DE
RECONSTRUCCIÓN PROVINCIAL, un modelo que pretendía poner más énfasis en
las tareas de reconstrucción. El emplazamiento del PRT español se encontraba al
noroeste del país en la pequeña ciudad de Qala-i-Naw, en la provincia de
Badghis.
Los manuales de doctrina de las
Fuerzas Armadas describen a Equipos de Reconstrucción Provincial (PRT) como “una
organización integrada de carácter cívico-militar, capaz de operar en zonas
inestables e inseguras, gracias a su componente militar, y de actuar sobre
dichas zonas mediante el uso de diferentes capacidades (diplomáticas, militares
y de desarrollo), con la finalidad de mejorar y facilitar la seguridad, hacer
efectiva la acción del gobierno, mejorar la situación de la población y
facilitar las acciones de desarrollo y de reconstrucción. El estado final
deseado es alcanzar un entorno estable y seguro en la zona”. No obstante, una
explicación más detallada la podemos encontrar en las palabras de Enrique
Silvela, entonces Comandante de uno de los equipos CIMIC (Cívico-Militar)
durante una de las primeras rotaciones del despliegue español“. (Los
PRT) son pequeñas unidades de múltiples capacidades para extender la
presencia de la fuerza en el país detrayendo los mínimos recursos de las
operaciones principales. Están constituidos por un componente militar y otro
civil. El militar dispone de varios equipos que le dotan de capacidades
diversas para mantener una presencia constante pero separada de la fuerza
principal. Constan de un elemento de protección, de un equipo sanitario, de un
equipo de mantenimiento y apoyo logístico y de telecomunicaciones, de un equipo
de Cooperación Cívico-Militar (CIMIC) y de especialistas para gestionar los
proyectos de reconstrucción en varios campos. Uno o varios PRT se apoyan en una
Base Logística Avanzada (Forward Support Base o FSB). Junto a ellos se
instalan, en diversas modalidades, actores civiles que asumen la
responsabilidad principal de la reconstrucción. Éstos son tanto representantes
de los donantes, para la gestión financiera y el control de los proyectos, como
especialistas de otras organizaciones, gubernamentales o no, que colaboran en
el asesoramiento y dirección técnica de algunos proyectos”. Además de los
PRT, en materia de reconstrucción, la misión española en Afganistán también
ofreció apoyo y ayuda directa, llevando a cabo Proyectos de Impacto Rápido (Quick
Impact Projects –QIP.) a través de los Equipos de Cooperación Cívico-Militar
(CIMIC) dentro del “Plan Badghis”, un plan para el desarrollo integral
de la provincia promovido por el general Petraeus y el Mando Regional Oeste
(RC-West) y coordinado por los equipos CIMIC españoles con el objetivo de
unificar las acciones de todas las agencias para el desarrollo (AECID, USAID,
etc.), ONGs y otros equipos CIMIC de la región (italianos, estadounidenses,
etc.) evitando crear vacíos o duplicidades. Estos QIP no eran nada nuevo, pues
ya se habían llevado a cabo con anterioridad en Bosnia-Herzegovina, Iraq o
Kosovo. Y se estaban ejecutando simultáneamente (y continúan, una vez
finalizada la Misión afgana) en El Líbano.
Los trabajos de reconstrucción
del componente civil del PRT han sido llevados a cabo por la Agencia Española
para la Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), principalmente a través
de la empresa pública TRAGSA, bajo el paraguas de la seguridad que otorga la
presencia militar en la zona. Las labores se han centrado en tareas de saneamiento y
alcantarillado, pavimentación, cableado y tendido eléctrico, asfaltado de
carreteras, un pequeño aeropuerto y construcción/reconstrucción de edificios de
uso público como escuelas y hospitales. Al tratarse de equipos de
personal y presupuesto más reducido, los CIMIC se han centrado más en
actividades ligadas a una ayuda inmediata a través de Proyectos de Impacto Rápido,
normalmente de una menor envergadura si los comparamos con los de la AECID.
Estos proyectos, no obstante, persiguen además un objetivo que responde también
a intereses militares: GANARSE LOS “CORAZONES Y MENTES” DE LA POBLACIÓN
CIVIL LOCAL, un elemento clave para restar apoyos a la insurgencia a la vez
que se crea confianza en el futuro del Estado afgano y sus nuevos líderes.
En el marco de la seguridad, las
operaciones españolas en los últimos años estuvieron encaminadas a mantener la
libertad de movimiento, tanto propia como de la población civil, en la llamada
“Ring Road” o carretera de circunvalación y en la “Ruta Lithium”,
un tramo peligroso y deteriorado de la “Ring Road” a su paso por las
provincias de Badghis y Faryab. Para ello se realizaron operaciones SHAPE
(preparación de una zona donde se va a llevar a cabo una operación a través de
actividades cívico-militares y de inteligencia), CLEAR (operaciones de
combate), HOLD (actividades ligadas a mantener el terreno y evitar que
éste vuelva a caer en manos de la insurgencia) y BUILD (actividades de
reconstrucción), aunque estas últimas en mucha menor medida debido a la fuerte
actividad insurgente. Estas acciones fueron realizadas en operaciones
combinadas junto con fuerzas estadounidenses y afganas desde las FOB (Forward
Operation Base) o Bases Avanzadas de Operaciones de “Bernardo de Gálvez
I” en la localidad de Sang Atesh, desde la norteamericana “Ricketts”
en la localidad de Bala Murghab y desde la nueva “Bernardo de Gálvez II”,
construida en tiempo record sobre un antiguo bastión insurgente en las
proximidades de Ludina, en la frontera con Turkmenistán. Gracias a la
construcción y establecimiento de estas FOB, se pudo enviar patrullas hacia la
zona norte de la provincia (antes vetada a los españoles por la fuerte
presencia talibán) y restaurar el tránsito de civiles y mercancías. Así mismo,
las FOB permitieron dar paso a las acciones de asistencia médica y veterinaria,
la distribución de ayuda humanitaria y el desarrollo de pequeños proyectos de
infraestructura en las localidades que jalonaban la ruta.
Al margen de la Fuerza y las
operaciones puramente de contra-insurgencia, las tropas españolas participaban
en la creación e instrucción del futuro Ejército Nacional Afgano (ANA) y
Policía (ANP) a través de los llamados EQUIPOS OPERATIVOS DE
MENTORIZACIÓN Y ENLACE u OMLT, acrónimo del inglés Operational
Mentoring and Liaison Teams, formados generalmente por personal reducido y
cualificado (oficiales y suboficiales) con el objeto de consolidar una fuerza
de seguridad nacional capaz de realizar, en un futuro cercano, las tareas que
hoy lleva a cabo ISAF. Era el llamado “proceso de afganización” en el
cual se pretende ir dejando en manos de los afganos los aspectos vitales
relativos a la seguridad y gobierno. Sin embargo, en opinión de analistas como
Jesús Núñez, esta situación solamente podrá darse “cuando ya haya un
gobierno consolidado, con capacidad real para ejercer el poder para proveer de
servicios públicos a la población de todos los rincones del territorio nacional
y cuando cuente con unas fuerzas armadas y una policía más un sistema judicial
que permitan garantizar la estabilidad del país”, condiciones que en este 2013,
todavía no se han alcanzado con ciertas garantías de auto-sostenibilidad.
Como hemos mencionado, las tareas
de reconstrucción han tenido como objeto extender el poder del gobierno local,
reconstruir una zona deprimida y abandonada por el gobierno de Kabul durante
años de guerras y luchas internas. De igual modo, se ha perseguido cambiar la
visión y valoración de la población civil afgana sobre la presencia militar
extranjera. A día de hoy, a pesar de los resultados visibles y cuantificables
de la reconstrucción, cabe señalar que éstos trabajos han sido realizados en su
mayoría en la capital de la provincia y sus alrededores, lo cual no ha servido
para extender la presencia del gobierno regional mucho más de lo que ya tenía.
Por tanto, la insurgencia se ha seguido nutriendo de la población rural alejada
de los grandes núcleos urbanos en donde la presencia cívico-militar extranjera
y del gobierno regional, estaba ausente. Dicho de otro modo, la reconstrucción
por sí sola no ha servido para ganarle la batalla a los talibán o para encauzar
la paz del conflicto. En el contexto urbano, cabría al menos esperar que todo
el trabajo y dinero invertido en todos estos años hubiese servido, al menos,
para despojar a la insurgencia de simpatizantes en la capital provincial. Sin
embargo, sucesos como el ataque al cuartel general y el PRT de España en Qala
I-naw, llevado a cabo por una turba armada el 25 de agosto de 2010, ponen de
manifiesto un fracaso en lograr ganar los “corazones y mentes” de sus gentes. A
este hecho habría que sumar el incremento de ataques de la insurgencia en forma
de hostigamiento por fuego de fusilería, morteros y atentados con artefactos
explosivos caseros o IED (Improvised Explosive Device). Una situación
que cada año se fue produciendo con más frecuencia, especialmente entre las
estaciones de primavera y otoño, y que terminó por cambiar los parámetros de la
guerra... En este contexto, ISAF se fue dando cuenta que, ante la amenaza
creciente de la insurgencia, las acciones de reconstrucción, después de 10 años
de presencia, se debían apartar a un segundo plano y empezar a dar prioridad a
las OPERACIONES DE COMBATE, SEGURIDAD E INSTRUCCIÓN DE CUERPOS DE POLICÍA Y
EJÉRCITO: “Siempre ha habido un problema de base, problema bastante
auspiciado desde las jerarquías políticas: El fomento de la imagen de
Oenegército que se ha propagado, dentro y fuera del estamento castrense, y que
confunde a propios y extraños. El problema radica en que llevamos un fusil y
hemos de abatir al enemigo mientras otros compañeros, que también llevan fusil
y visten el mismo uniforme, se dedican a repartir pasta dentífrica, rehabilitar
escuelas o excavar pozos… Esto crea un dilema en la misión y una ambigüedad que
choca con la población civil: Cuando les tendemos la mano no están seguros de
si les vamos a ofrecer reconstruir un colegio o les vamos a detener…”,
comentaba el Comandante Manuel Alcaide, jefe de un Equipo CIMIC.
Entre 2005 y 2013, la AECID ha destinado
más de200 millones de euros en proyectos en sectores como salud,
infraestructuras, agua y saneamiento, educación, promoción del tejido económico
y empresarial, género y gobernabilidad local. En el ámbito de las
infraestructuras de comunicación rural, se acondicionaron las calles de Qala i
Naw y se equipó el Parque de Maquinaria de Badghis. También se rehabilitó el
Hospital Provincial y se financiaron escuelas de enfermería y matronas.
Asimismo, Qala i Naw se benefició de la cooperación en el ámbito de los
saneamientos, en tanto que se dotó de agua potable a sus 40.000 habitantes y se
financió la realización de un estudio hidrológico con el fin de mejorar los
sistemas de irrigación y detección de pozos de agua potable. Con la salida del
contingente militar, concluyó el Programa de Cooperación Bilateral de la AECID
en la región, manteniendo proyectos multilaterales hasta el año 2015, por un
total de 27 millones de euros.
En una guerra como la afgana
(porque, reconozcámoslo, por mucho que se niegue y pese a quien le pese,
aquello fue y es una “Guerra”, no un reparto de “Sugus” y mercromina) en
la que el resultado final dependía de los esfuerzos de muchas naciones, los
errores, la desmesura y la prepotencia de los ejércitos podían llegar a tener
consecuencias graves que se traducían -a priori- en muertos civiles, y un
tiempo después, en un aumento del rechazo hacia el invasor extranjero al que se
le odia y teme, no sin razón. Esta situación, irremediablemente repercutió en
países como España y otras naciones de ISAF, que volcaron sus esfuerzos en la
reconstrucción. España no podía esperar obtener resultados en su propia área de
responsabilidad si el trabajo de sus aliados en otros lugares del país no se
correspondía con el suyo: El americano te dispara y el español te cura ¡¿?!...
Un conflicto prolongado (y los horrores derivados del mismo) única y
exclusivamente granjean más enemistad, odio y ganas de seguir manteniendo la
lucha, y de esta manera se tira por tierra todo el trabajo y dinero empleados
en alcanzar un clima de paz. Y es que como se me comentó una vez en Bagdad,
allá por el 2003: “Ganamos la guerra, pero perdemos la paz”.
“En todo caso, la palabra Humanitario nada tiene que ver. Eso no corresponde a
los soldados, sino a las organizaciones y oenegés adecuadas. A ellas
corresponde poner tiritas, repartir agua embotellada y socorrer a los parias de
la tierra. Por el contrario, la misión básica de los soldados -considerando la
convención de Ginebra y la conciencia de cada cual- es hacer todo el daño
posible al enemigo. Matarlo mucho y bien, inspirarle temor y vencerlo,
disuadiéndolo de intentarlo de nuevo. Los soldados no fueron ideados para otra
paz que la impuesta por sus bayonetas, ni para inspirar afecto, sino temor.
Incluso en una misión de
paz se trata de pacificar a hostias, si hace falta. Llegado el caso, lo que se
espera de ellos es eficacia letal; de un modo compatible, dentro de lo que cabe
en su sangriento oficio, con la decencia y la piedad, cuando se pueda. Que
maten más y mejor que nadie, de manera que los intereses de su patria natural o
adoptiva, o de la paz ajena que defienden, sean respetados por otros. Eso
significa eficacia y ausencia de complejos. Por eso, llegados a tales extremos,
las palabras soldado y misión humanitaria pueden ser no
sólo incompatibles, sino confusas y hasta mortales. Es
lo que ocurre en España. Incapaces de conciliar de modo
inteligente la necesidad de un ejército con la tendencia pacifista de la
sociedad occidental actual, nuestros gobernantes -eso incluye al Pesoe como al
Pepé- intentan lo imposible: unas fuerzas armadas desarmadas compuestas por
soldados humanitarios, cuyo objetivo no es hacer la guerra sino la paz, y a los
que se respeta más cuando se dejan matar que cuando matan. Esa imbecilidad se
desmorona cuando lo real se presenta en forma de mina, emboscada o combate, y
las familias largan en el telediario, con toda razón, que nadie les habló de guerra,
y que su chico no fue a que le volaran los huevos, sino a repartir leche
condensada. Es entonces cuando la ministra o ministro de guardia en esta
charlotada bélico humanitaria del Bombero Torero, atrapados en su propia
incongruencia, se adornan con media verónica ahuecando la voz y poniéndose
estupendos mientras hablan de la deuda que España tiene con los difuntos y
difuntas. Haciendo, además, que éstos queden como pardillos, al negarles
incluso la palabra guerra; que, por
políticamente incorrecta que sea, es la única que explica una muerte en
combate. Cuando en un ejército profesional, voluntario, las familias protestan
y se dicen engañadas si sus chicos mueren, alguien no se ha explicado bien. O
no tenemos soldados, o los tenemos. Y si los tenemos, es para que palmen sin
rechistar cuando les toque. No para que la ministra de Defensa -y sigo sin
saber lo que defiende- venga a decirnos, con voz trémula y solemne, que acaban
de matar a un cervatillo en el bosque de Bambi” (Arturo Pérez-Reverte: “La Milicia No Es Angelical”. “El
Semanal”, 25 de Octubre de 2009).
“En la década de los ochenta, la decisión política de incorporar a las
Fuerzas Armadas en las operaciones de paz mejoró su imagen en la opinión
pública. En ese momento fue la mejor opción y, sin duda, permitió justificar
mejor el gasto en Defensa para responder a una nueva dinámica. Pero ahora
Zapatero ha ido demasiado lejos; con su obsesión pacifista, ha acabado por
desvirtuar la verdadera esencia y razón de ser de las Fuerzas Armadas. Primero,
porque las campañas del Ministerio de Defensa están empeñadas en presentar a
nuestros soldados como los actores humanitarios que no son. Y segundo porque se
habla incluso de las Fuerzas Armadas como Militares sin Fronteras o el
ONGército, sin tener nada clara la naturaleza y los objetivos de las
denominadas misiones de paz” (GEES: ONGército o Militares Sin Fronteras”,
26 de Diciembre de 2007). Y que conste que el Sr. Rajoy continúa por el mismo
camino, seis años después…
ÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔ
Y, para terminar, nos gustaría realizar unas cuantas preguntas dirigidas
al estimado lector:
¿Cuáles creen Vds. que son los
límites en la cooperación cívico-militar CIMIC en operaciones como ISAF?
¿Se trata de simple ayuda humanitaria?
¿Cuáles son los límites?
¿Se les proporciona todo lo que piden?
¿Cómo relaciono esto con el cumplimiento de mi misión
(proporcionar un entorno seguro en Afganistán y apoyar a las autoridades
afganas)?
¿No se contradicen las acciones CIMIC (aparentemente
pacíficas) con la lucha a tiro limpio contra los insurgentes?
¿Cómo pueden coexistir pues CIMIC y lucha bajo el
mismo techo?
Muchas gracias.
Bibliografía recomendada:
Frattini,
Eric: “ONU, Historia de la Corrupción”. Espasa, 2005.
Ruíz
Arévalo, Javier: “Militares y Oenegés”.
Reflexiones Sobre una Relación a veces Tormentosa”. Universidad
de Granada, 2012.
Santamarta del
Pozo, Javier (Coordinador): “La Cooperación Entre lo
Civil y lo Militar”. Instituto Universitario General Gutiérrez
Mellado-UNED. Madrid, 2008.
La Unidad de Generalistas
materializa el enlace cívico-militar entre la fuerza militar y el entorno civil
en una zona de operaciones (autoridades civiles, población civil,
organizaciones internacionales, organizaciones gubernamentales y
no-gubernamentales), asesorando en todas aquellas áreas de cooperación
cívico-militar que sean de interés para el cumplimiento de la misión. Asimismo
se encarga de asesorar al jefe del contingente en lo relativo al apoyo al
entorno civil y del apoyo de éste último al contingente desplegado en la zona
de operaciones.
La UEF proporciona el análisis y
las líneas de actuación (proyectos) en cada una de las áreas funcionales que la
componen. Estas son: área de cooperación cultural, área de ingeniería de
instalaciones, área de ingeniería civil y edificios y área de cooperación
sanitaria. A su vez dentro de cada área funcional distintos equipos son
responsables de la planificación y puesta en marcha de los proyectos que
pertenezcan a su especialidad técnica, utilizando para ello recursos tanto
militares como civiles, y todo ello en apoyo a la misión asignada a la fuerza
militar. Previo a todo proyecto, se lleva a cabo un estudio de área con el
objeto de aplicar los recursos en aquellos proyectos de mayor importancia o de
necesidad más urgente.
DESCRIPCIÓN: En campo de sinople
(verde), cotiza de plata. Acompañado en lo alto por doble arquería gótica, de
oro , y en lo bajo por una manopla de plata enlazada a una mano desnuda en su
color.
JUSTIFICACIÓN: Se ha utilizado la
Cotiza para simbolizar el tahalí del caballero. En la primera partición dos
arcos góticos, simbolizando la unión entre el entorno civil y el militar.
Góticos para recordar a los caballeros del Temple y del Santo Sepulcro de
Jerusalén, mezcla entre guerrero y monje que ayudaban en la población y a los
peregrinos medievales. Los arcos son soportados por tres columnas,
representando los tres pilares básicos de las actividades de Asuntos Civiles:
Enlace cívico militar (CML), apoyo al entorno civil (SCE) y apoyo al entorno
civil a la fuerza (STF).
La segunda partición,
representada por una manopla en la parte superior sujetando a una mano desnuda
en la inferior, simboliza la ayuda ofrecida por el militar al civil necesitado
tirando de él hacia arriba. Aprobado por SEGENEME con sus atributos
correspondientes el 3 de Agosto de 2.006.
Por mensaje de SEGENEME de 21 de
Febrero de 2.012: “’Se comunica que por reunir los requisitos de la N/G
03/07(EME) sobre Concesión y Uso de Corbatas Conmemorativas por la
participación en Operaciones no Bélicas, se aprueba la solicitud de corbatas y
cintas para el Guión del BCIMIC I por las operaciones R/A en Afganistán, L/H
Líbano y corbatas cerrada para las operaciones C/S en Bosnia-Herzegovina y S/K
en Kosovo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario