jueves, 21 de noviembre de 2013

CIMIC: LA CARA AMABLE DE LA FUERZA


Reconstruyen los países, dan seguridad a la población, a sus ciudades o núcleos urbanos levantando sus campamentos o C.O.P. –Puestos de Combate Avanzados–. Donde no había más que pastos o pedregales, a pico y pala, rellenando sacos terreros se han levantado C.O.P. como las de Ludina o Sang Atesh. Donde las primeras semanas se dormía al raso se han dejado fortines inexpugnables para la insurgencia. Se han reconstruido escuelas, hospitales y carreteras, haciendo que vuelva de esta manera la vida social y económica a zonas arrasadas por la guerra, el miedo o la represión. No ha habido un botiquín que no se haya saltado la norma de ISAF de “no atender a la población civil”. Nuestros médicos y sanitarios han sacado adelante a más de un indígena, que de no ser por ellos no habría sobrevivido ni una semana, ni un día... Me decía un comandante: “No somos una ONG, pero hacemos todo lo que podemos”. La pena viene cuando las vidas se les escapan a nuestros soldados: “No llegamos a todo” (Miguel Temprano. “La Razón”, 2 de Junio de 2013).

Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Iraq, Afganistán… La presencia de fuerzas militares en misiones internacionales y la necesaria interactuación con el entorno civil en el que se desarrollaban las misiones propiciaron el nacimiento de la Cooperación Cívico-Militar (CIMIC), un concepto acuñado en la última década tras hacerse patente la importancia e influencia de los actores civiles (autoridades, líderes religiosos, población en general,...) en las misiones militares. Estas necesidades derivaron en que se contemplara la necesidad de contar con unidades específicas, con personal y medios especializados, para acometer las acciones CIMIC en apoyo de la fuerza desplegada. Y así nació en 2005 el entonces Batallón CIMIC, ahora Batallón de Asuntos Civiles. “Este tipo de cooperación -explicaba el Jefe del Batallón- se fundamenta en tres pilares: El enlace con los actores civiles de la zona que pueden influir en el desarrollo de las operaciones; el apoyo a las autoridades y organizaciones civiles en la ejecución de sus cometidos o para colaborar con el apoyo humanitario y, por último, llevar a cabo las acciones necesarias para obtener el apoyo del entorno civil a las operaciones que desarrolla la fuerza desplegada”.

 
En Septiembre de 1994, se establece la entidad, estructura y despliegue de la Fuerza del Ejército de Tierra y se aprueba el programa de transición para su implantación. Se crea el Plan Norte.

En Enero de 1997, se crea el Mando de la Fuerza de Maniobra del Ejército de Tierra, que estará constituido por el General Jefe de la FMA y su Cuartel General. Ese mismo año se modifica la Plantilla del Batallón en un módulo independiente del mismo, con motivo de la activación de la Unidad de Asuntos Civiles para 1998. Sin embargo, esta pertenencia ha de considerarse solamente a efectos administrativos, siendo la dependencia funcional de la 5ª Sección del Estado Mayor. La activación de la Unidad proporcionará a la FMA unas capacidades de ejecución en Asuntos Civiles / CIMIC para apoyo de una Unidad tipo Brigada en Operaciones de Proyección de Fuerza en principio y en una segunda fase para una Unidad tipo División, en consonancia con el proyecto CIMIC 2.000 de la OTAN, habiendo un compromiso con OTAN de tener una Unidad Operativa el 31 de Diciembre del 98.

Desde el 1 de Enero de 2005, se segrega la Unidad de Asuntos Civiles, del Batallón de Cuartel General de la FMA y se transforma –el 1 de Julio- por adopción de su Plantilla, en BATALLON CIMIC, El Batallón CIMIC I se creó el 1 de julio de 2005 como órgano de ejecución de cooperación cívico-militar de la Fuerza de Maniobra del Ejército de Tierra, y cumplir así los criterios y las capacidades CIMIC que la OTAN recomienda a sus países miembros. Y bajo la dependencia orgánica del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra y pasa a formar parte del Núcleo de Apoyo.

En Abril del 2006 se establece la organización y el despliegue de la Fuerza del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, así como de la Unidad Militar de Emergencias , el BATALLON CIMIC I pasa a formar parte de las unidades de Apoyo a la Fuerza Terrestre (FUTER) a partir del 1 de Noviembre de ese año.

En el año 2009 por adaptaciones orgánicas pasa a denominarse Batallón de Asuntos Civiles I (BAS I).

A finales del año 2011, con la Nueva Organización del Ejército el acrónimo BAS I pasa a denominarse BCIMIC I

Organización del Batallón CIMIC I:
El Batallón CIMIC se estructura en:
- Plana Mayor de Mando.
- Unidad de Generalistas[1].
- Unidad de Especialistas Funcionales[2].
- Compañía de Plana Mayor y Servicios.

El Batallón CIMIC I[3] es la única unidad militar de este tipo que existe hasta la fecha en la Fuerzas Armadas españolas. Actualmente el Batallón tiene su guarnición en el Acuartelamiento Santo Domingo, Plaza de Tetuán Nº22 en Valencia.

MISION.
Las misiones CIMIC (cívico-militar), como actividad operativa de apoyo al mando, pueden ser desarrolladas en cualquier situación y tipo de operación, encuadradas en una de las tres funciones siguientes:
Œ Enlace Cívico-Militar (CML): Actividades realizadas para establecer los mecanismos y niveles de relación necesarios entre las unidades militares y la población civil de la zona que pueden influir en el desarrollo de las operaciones. Con ellas se pretende reforzar la legitimidad de la misión y asegurar una eficaz comunicación.

 Apoyo del Entorno Civil (SCE): Actividades para apoyar a las autoridades civiles u organizaciones en la ejecución de sus cometidos o para colaborar en el apoyo humanitario que necesite la población civil.

Ž Apoyo del Entorno Civil a la Fuerza (STF): Actividades para facilitar la máxima cooperación con las autoridades civiles, organizaciones y poblaciones para el sostenimiento de la fuerza y el apoyo a la misión. Dentro de estas actividades se incluyen las que facilitan el apoyo de nación anfitriona (HNS).

En Zona de Operaciones los efectivos del Batallón se constituyen en Unidades CIMIC compuesta por seis-ocho efectivos y estructurada de manera operativa en:
 EQUIPOS DE ENLACE: Mantiene contacto estrecho con civiles y autoridades locales.
EQUIPO DE PROYECTOS: Determina las necesidades del entorno civil y gestiona la financiación de programas de infraestructuras.
ƒ EQUIPO DE MANDO: Coordina los otros dos equipos y actúa como enlace con el contingente de la Fuerza.

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Y, ahora, uno de los ejemplos más paradigmáticos sobre el terreno, contado por sus protagonistas: AFGANISTÁN.

No sólo van a una guerra a disparar... La labor de los militares españoles desplegados en operaciones en el exterior va mucho más allá de empuñar un fusil o acabar con insurgentes. Garantizar la seguridad es primordial, sí, pero también EL LOGRAR QUE LA POBLACIÓN QUE VIVE EN UN PAÍS EN CONFLICTO SEA CAPAZ DE SALIR ADELANTE. De tener un futuro, en definitiva. Una tarea ésta, al igual que otras, muy desconocida para la opinión pública. Quizás nadie les recuerde por ello, pero para los protagonistas de esta historia, el mejor pago por sus acciones es tan simple como la sonrisa de un niño. Aun así, por donde han pasado han dejado su huella y han recibido numerosas muestras de agradecimiento. Kosovo, Bosnia, Líbano... Y ahora, Afganistán. Ya no son los “invasores”; son amigos a los que saludan por la calle y a los que los niños se acercan para entregar un dibujo. El último ejemplo se produjo en Marzo de 2013, en Herat y en forma de carrera solidaria. ¿Para qué? Para recaudar fondos para un orfanato.

En los más de 10 años que nuestras tropas se desplegaron en el país afgano construyeron escuelas, hospitales, pozos, pasarelas, repararon carreteras, mejoraron la gestión agrícola... Y repartieron muchos medicamentos, alimentos, ropa o material escolar. En cifras: Cerca de 200 millones invertidos, casi 200 kilómetros de carreteras rehabilitadas, 8 clínicas rurales construidas, cuatro institutos, 6 escuelas de primaria, cerca de 450 módulos temporales de escolaridad, un sinfín de pozos reparados o inaugurados y han logrado reducir la mortalidad infantil un más de un 70%. Quizás uno de los grandes problemas sea –como en toda la región-el preciado agua: No era extraño ver a niños recorrer varios kilómetros para recogerla de un charco sucio.

Cualquier acción de cooperación partía del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT), organización cívico-militar que trabajaba para asentar la acción del Gobierno y sus instituciones y mejorar las condiciones de vida de la población. En su estructura había dos ramas: UNA CIVIL Y OTRA MILITAR. La civil estaba representada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), mientras que en la militar se distinguían tres equipos: Uno de seguridad, otro psicológico y una Unidad de Cooperación Cívico Militar. Ésta última, denominada CIMIC, era la que más cerca estaba de la población, de sus problemas y carencias. Eran los que se sentaban a hablar con los notables de cada ciudad, los que tenían que ganarse su amistad y los que habían conseguido que, después de tanto tiempo, “no nos vean como extraños -aseguraba el jefe de la Unidad CIMIC, capitán Juan Huerta Santos, en Qala-i-Naw-. Aunque las condiciones de vida no son las idóneas, sí que han mejorado bastante”. No dudaba en afirmar que le producía “gran satisfacción, porque los beneficiarios son la población, la que más sufre”. Aseguraba que los afganos sabían que “estamos para tratar de mejorar su vida y ayudarles y, por ello nos aceptan, se acercan a hablar, nos cuentan sus problemas...”. A cambio de su ayuda, recibían “grandes sonrisas de los niños” o “fuertes apretones de manos” de los ancianos.

Su discurso y los sentimientos que emanaban de sus palabras eran muy similares a los del jefe de proyectos de la Unidad, teniente Sergio Núñez Fernández, encargado de identificar las carencias y poner en marcha proyectos para paliarlas. Para él, el principal problema era EL AGUA: Habían reparado infinidad de pozos y construido varios depósitos para que “la gente pueda conseguir agua sin necesidad de desplazarse muchos kilómetros”. Cualquier ayuda “la reciben con los brazos abiertos, lo que sirve para aproximar a las fuerzas españolas y la población. Saben que hemos venido a apoyarles, no a invadirles. Les está costando despegar, pero ahora tienen un Ejército, un Gobierno bastante consolidado y han avanzado en muchos aspectos”.

Por último, en este equipo formado por una decena de militares está el jefe de la Unidad de Enlace del CIMIC, sargento Víctor de la Moya Jiménez. Era el que más cerca estaba de la gente. Su misión era la de enlazar con las distintas instituciones, con sus representantes o con el consejo de ancianos de un pueblo, los que le exponían sus necesidades: “Me hablan desde la educación y el respeto. Saben cómo trabajamos los españoles, nuestro carácter afable, y enseguida se abren, te invitan a su casa...”. Su recompensa: “Verles caminar por la pasarela o dándole a la manivela para sacar agua del pozo”.

Tras la retirada, poco a poco, el Ejército Afgano comienza a asumir las funciones de los españoles. Es en ese momento cuando, población y Fuerzas de Seguridad del país, deben y deberán demostrar que son capaces de seguir avanzando y construir su propio futuro. El camino ya está marcado…

El Domingo nos volvemos a adelantar al Sol y esta vez tengo por delante un día muy largo. Hoy es el día que hemos elegido para afrontar la Carrera 60NM Solidaria del Repliegue QiN-Herat, que como todos sabéis es una iniciativa para comprar alimentos a un orfanato de la ciudad Afgana de Herat a través del deporte.

Puntualmente allí estábamos los tres implicados montando la infraestructura necesaria para afrontar con éxito la carrera, nada del otro mundo, solo utilizamos unas mesas para colocar la lista de colaboradores con su hucha de donativos, otra mesa con el avituallamiento (agua, Coca-Cola y naranjas), un Crono-marcador grande y una pizarra “Veleda” donde apuntaríamos las vueltas total recorridas. Sin tiempo que perder y tras las fotos de rigor con el Coronel Jefe de la FSB, Alberto inicio el primer relevo muy bien acompañado por “Tabú” (otro más del grupo) Roberto, Walter y así hasta un total de 10 corredores dispuestos a acompañar a Alberto hasta donde las fuerzas les acompañasen. Las vueltas trascurrían a buen ritmo y Alberto clavaba los parciales a pesar de que con el paso de los kilómetros el cansancio era mayor. Al final Alberto termino su relevo en poco más de 3 horas y lo más increíble es que “Tabú”, quien en un inicio solo iba a correr sobre 20 o 25 kilómetros, acabaría haciendo los 37.2K al igual que Alberto. Walter y Roberto también dieron esas 7 vueltas, eso sí, a su ritmo.

(…) Hasta aquí nuestra primera parte de este Proyecto Solidario, ahora nos queda lo más importante, comprar y repartir esos alimentos a los niños de Afganistán…” (Pascual Vargas: “Carrera del Repliegue QiN en Herat”. 25 de Septiembre de 2013)

Pero casos como los narrados anteriormente los hay a montones. Éste es el artículo firmado por Mónica Bernabé para el diario “El Mundo” (22 de Agosto de 2012) titulado MISIÓN HUMANITARIA:

Un afgano raquítico con turbante blanco ponía los brazos en cruz en cuanto el subteniente español Ortega se acercaba a él, pensando que lo iba a cachear... Sin embargo, Ortega tan sólo pretende estrecharle la mano, sin más.

En el distrito de Moqur, en la provincia afgana de Badghis, la población afgana está acostumbrada a ver fuerzas extranjeras. Aquí estuvieron las tropas soviéticas en la década de los 80. Hace dos años había militares estadounidenses, y hasta este 2013 han estado los españoles. En cambio, a lo que la población afgana no parece muy habituada es que esos soldados foráneos no le creen una amenaza: “La semana que viene unos operarios vendrán a arreglar este pozo. Por favor, colabore con ellos para que puedan llevar a cabo su trabajo”, el subteniente explica con tono cordial al afgano con turbante. Ortega forma parte la Unidad de Cooperación Cívico-Militar (conocida con las siglas CIMIC) que se encarga de hacer los denominados "proyectos de impacto rápido", con los que los militares intentan ganarse el favor de la población local, entrando en un territorio un tanto pantanoso: hacer proyectos de ayuda que en teoría deberían corresponder a cooperantes y no a militares, y que sin embargo, en la provincia afgana de Badghis los militares son quienes los llevan a cabo en parte.

La falta de seguridad dificulta el movimiento del personal civil de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), que depende del Ministerio de Asuntos Exteriores español, y no del de Defensa. En cambio, los soldados pueden llegar a zonas de riesgo: “Vamos a arreglar los pozos de 24 pueblos de esta zona, afirma el subteniente Ortega con total convencimiento, mostrando una lista con el nombre de cada una de las localidades y el número de pozos fuera de uso que existen en cada una de ellas. En algunas hay hasta 22 pozos estropeados. En Badghis las familias no tienen agua corriente en casa y los pozos son cruciales para la supervivencia en las aldeas.

Esta localidad es un tanto privilegiada porque tiene una escuela y una clínica”, explica el capitán español Torres, mientras patrulla con sus hombres por el pueblo de Komuri en busca de los pozos fuera de uso. El subteniente Ortega se encarga de fotografiar cada uno de ellos y tomar nota para iniciar las obras de forma inmediata. “¿Vais al colegio?”, pregunta Torres a dos niños que trabajan en una tienda rudimentaria situada a la entrada de la escuela del pueblo. Los críos responden que no hay profesores y, por lo tanto, tampoco clase… “No es verdad. Cada día estudian aquí setecientos niños y niñas, contesta el vigilante del colegio, tras despertarse de dormir la siesta a la sombra del edificio. ¿Setecientos? Demasiados me parecen a mí, le rebate el capitán. “Bueno, tal vez en vez de setecientos, hay seiscientos alumnos”, corrige el guarda… Resulta imposible obtener información clara.

Las tropas españolas en Afganistán llevan a cabo acciones de ayuda humanitaria. Son proyectos de poca envergadura, pero no por ello de importancia. Y no sólo eso. Los militares actúan a veces como gobernantas, preocupándose por la existencia y calidad de servicios públicos mínimos como la sanidad y la enseñanza. Por lo tanto es cierto el mensaje cacareado mil veces por el Ministerio de Defensa: la misión española en Afganistán es en parte humanitaria.


Haciendo amigos: Los PRT.
Las Fuerzas Armadas Españolas y en particular el Ejército de Tierra, comenzaron a operar en Afganistán en el año 2002. Durante este tiempo el contingente español, conocido bajo el acrónimo ASPFOR (Afghanistan Spanish Forces) ha desplegado tropas respondiendo a las necesidades de la misión ISAF, hasta alcanzar el número de 1.523 efectivos, un número reducido si lo comparamos con otros contingentes de la coalición, pero ajustado a las necesidades y a la voluntad de España de volcar su presencia en Afganistán precisamente a través del modelo de PRT´s de la OTAN, los EQUIPOS DE RECONSTRUCCIÓN PROVINCIAL, un modelo que pretendía poner más énfasis en las tareas de reconstrucción. El emplazamiento del PRT español se encontraba al noroeste del país en la pequeña ciudad de Qala-i-Naw, en la provincia de Badghis.

Los manuales de doctrina de las Fuerzas Armadas describen a Equipos de Reconstrucción Provincial (PRT) como “una organización integrada de carácter cívico-militar, capaz de operar en zonas inestables e inseguras, gracias a su componente militar, y de actuar sobre dichas zonas mediante el uso de diferentes capacidades (diplomáticas, militares y de desarrollo), con la finalidad de mejorar y facilitar la seguridad, hacer efectiva la acción del gobierno, mejorar la situación de la población y facilitar las acciones de desarrollo y de reconstrucción. El estado final deseado es alcanzar un entorno estable y seguro en la zona”. No obstante, una explicación más detallada la podemos encontrar en las palabras de Enrique Silvela, entonces Comandante de uno de los equipos CIMIC (Cívico-Militar) durante una de las primeras rotaciones del despliegue español“. (Los PRT) son pequeñas unidades de múltiples capacidades para extender la presencia de la fuerza en el país detrayendo los mínimos recursos de las operaciones principales. Están constituidos por un componente militar y otro civil. El militar dispone de varios equipos que le dotan de capacidades diversas para mantener una presencia constante pero separada de la fuerza principal. Constan de un elemento de protección, de un equipo sanitario, de un equipo de mantenimiento y apoyo logístico y de telecomunicaciones, de un equipo de Cooperación Cívico-Militar (CIMIC) y de especialistas para gestionar los proyectos de reconstrucción en varios campos. Uno o varios PRT se apoyan en una Base Logística Avanzada (Forward Support Base o FSB). Junto a ellos se instalan, en diversas modalidades, actores civiles que asumen la responsabilidad principal de la reconstrucción. Éstos son tanto representantes de los donantes, para la gestión financiera y el control de los proyectos, como especialistas de otras organizaciones, gubernamentales o no, que colaboran en el asesoramiento y dirección técnica de algunos proyectos”. Además de los PRT, en materia de reconstrucción, la misión española en Afganistán también ofreció apoyo y ayuda directa, llevando a cabo Proyectos de Impacto Rápido (Quick Impact Projects –QIP.) a través de los Equipos de Cooperación Cívico-Militar (CIMIC) dentro del “Plan Badghis”, un plan para el desarrollo integral de la provincia promovido por el general Petraeus y el Mando Regional Oeste (RC-West) y coordinado por los equipos CIMIC españoles con el objetivo de unificar las acciones de todas las agencias para el desarrollo (AECID, USAID, etc.), ONGs y otros equipos CIMIC de la región (italianos, estadounidenses, etc.) evitando crear vacíos o duplicidades. Estos QIP no eran nada nuevo, pues ya se habían llevado a cabo con anterioridad en Bosnia-Herzegovina, Iraq o Kosovo. Y se estaban ejecutando simultáneamente (y continúan, una vez finalizada la Misión afgana) en El Líbano.

Los trabajos de reconstrucción del componente civil del PRT han sido llevados a cabo por la Agencia Española para la Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), principalmente a través de la empresa pública TRAGSA, bajo el paraguas de la seguridad que otorga la presencia militar en la zona. Las labores se han centrado en tareas de saneamiento y alcantarillado, pavimentación, cableado y tendido eléctrico, asfaltado de carreteras, un pequeño aeropuerto y construcción/reconstrucción de edificios de uso público como escuelas y hospitales. Al tratarse de equipos de personal y presupuesto más reducido, los CIMIC se han centrado más en actividades ligadas a una ayuda inmediata a través de Proyectos de Impacto Rápido, normalmente de una menor envergadura si los comparamos con los de la AECID. Estos proyectos, no obstante, persiguen además un objetivo que responde también a intereses militares: GANARSE LOS “CORAZONES Y MENTES” DE LA POBLACIÓN CIVIL LOCAL, un elemento clave para restar apoyos a la insurgencia a la vez que se crea confianza en el futuro del Estado afgano y sus nuevos líderes.

En el marco de la seguridad, las operaciones españolas en los últimos años estuvieron encaminadas a mantener la libertad de movimiento, tanto propia como de la población civil, en la llamada “Ring Road” o carretera de circunvalación y en la “Ruta Lithium”, un tramo peligroso y deteriorado de la “Ring Road” a su paso por las provincias de Badghis y Faryab. Para ello se realizaron operaciones SHAPE (preparación de una zona donde se va a llevar a cabo una operación a través de actividades cívico-militares y de inteligencia), CLEAR (operaciones de combate), HOLD (actividades ligadas a mantener el terreno y evitar que éste vuelva a caer en manos de la insurgencia) y BUILD (actividades de reconstrucción), aunque estas últimas en mucha menor medida debido a la fuerte actividad insurgente. Estas acciones fueron realizadas en operaciones combinadas junto con fuerzas estadounidenses y afganas desde las FOB (Forward Operation Base) o Bases Avanzadas de Operaciones de “Bernardo de Gálvez I” en la localidad de Sang Atesh, desde la norteamericana “Ricketts” en la localidad de Bala Murghab y desde la nueva “Bernardo de Gálvez II”, construida en tiempo record sobre un antiguo bastión insurgente en las proximidades de Ludina, en la frontera con Turkmenistán. Gracias a la construcción y establecimiento de estas FOB, se pudo enviar patrullas hacia la zona norte de la provincia (antes vetada a los españoles por la fuerte presencia talibán) y restaurar el tránsito de civiles y mercancías. Así mismo, las FOB permitieron dar paso a las acciones de asistencia médica y veterinaria, la distribución de ayuda humanitaria y el desarrollo de pequeños proyectos de infraestructura en las localidades que jalonaban la ruta.

Al margen de la Fuerza y las operaciones puramente de contra-insurgencia, las tropas españolas participaban en la creación e instrucción del futuro Ejército Nacional Afgano (ANA) y Policía (ANP) a través de los llamados EQUIPOS OPERATIVOS DE MENTORIZACIÓN Y ENLACE u OMLT, acrónimo del inglés Operational Mentoring and Liaison Teams, formados generalmente por personal reducido y cualificado (oficiales y suboficiales) con el objeto de consolidar una fuerza de seguridad nacional capaz de realizar, en un futuro cercano, las tareas que hoy lleva a cabo ISAF. Era el llamado “proceso de afganización” en el cual se pretende ir dejando en manos de los afganos los aspectos vitales relativos a la seguridad y gobierno. Sin embargo, en opinión de analistas como Jesús Núñez, esta situación solamente podrá darse “cuando ya haya un gobierno consolidado, con capacidad real para ejercer el poder para proveer de servicios públicos a la población de todos los rincones del territorio nacional y cuando cuente con unas fuerzas armadas y una policía más un sistema judicial que permitan garantizar la estabilidad del país”, condiciones que en este 2013, todavía no se han alcanzado con ciertas garantías de auto-sostenibilidad.

Como hemos mencionado, las tareas de reconstrucción han tenido como objeto extender el poder del gobierno local, reconstruir una zona deprimida y abandonada por el gobierno de Kabul durante años de guerras y luchas internas. De igual modo, se ha perseguido cambiar la visión y valoración de la población civil afgana sobre la presencia militar extranjera. A día de hoy, a pesar de los resultados visibles y cuantificables de la reconstrucción, cabe señalar que éstos trabajos han sido realizados en su mayoría en la capital de la provincia y sus alrededores, lo cual no ha servido para extender la presencia del gobierno regional mucho más de lo que ya tenía. Por tanto, la insurgencia se ha seguido nutriendo de la población rural alejada de los grandes núcleos urbanos en donde la presencia cívico-militar extranjera y del gobierno regional, estaba ausente. Dicho de otro modo, la reconstrucción por sí sola no ha servido para ganarle la batalla a los talibán o para encauzar la paz del conflicto. En el contexto urbano, cabría al menos esperar que todo el trabajo y dinero invertido en todos estos años hubiese servido, al menos, para despojar a la insurgencia de simpatizantes en la capital provincial. Sin embargo, sucesos como el ataque al cuartel general y el PRT de España en Qala I-naw, llevado a cabo por una turba armada el 25 de agosto de 2010, ponen de manifiesto un fracaso en lograr ganar los “corazones y mentes” de sus gentes. A este hecho habría que sumar el incremento de ataques de la insurgencia en forma de hostigamiento por fuego de fusilería, morteros y atentados con artefactos explosivos caseros o IED (Improvised Explosive Device). Una situación que cada año se fue produciendo con más frecuencia, especialmente entre las estaciones de primavera y otoño, y que terminó por cambiar los parámetros de la guerra... En este contexto, ISAF se fue dando cuenta que, ante la amenaza creciente de la insurgencia, las acciones de reconstrucción, después de 10 años de presencia, se debían apartar a un segundo plano y empezar a dar prioridad a las OPERACIONES DE COMBATE, SEGURIDAD E INSTRUCCIÓN DE CUERPOS DE POLICÍA Y EJÉRCITO: “Siempre ha habido un problema de base, problema bastante auspiciado desde las jerarquías políticas: El fomento de la imagen de Oenegército que se ha propagado, dentro y fuera del estamento castrense, y que confunde a propios y extraños. El problema radica en que llevamos un fusil y hemos de abatir al enemigo mientras otros compañeros, que también llevan fusil y visten el mismo uniforme, se dedican a repartir pasta dentífrica, rehabilitar escuelas o excavar pozos… Esto crea un dilema en la misión y una ambigüedad que choca con la población civil: Cuando les tendemos la mano no están seguros de si les vamos a ofrecer reconstruir un colegio o les vamos a detener…”, comentaba el Comandante Manuel Alcaide, jefe de un Equipo CIMIC.

Entre 2005 y 2013, la AECID ha destinado más de200 millones de euros en proyectos en sectores como salud, infraestructuras, agua y saneamiento, educación, promoción del tejido económico y empresarial, género y gobernabilidad local. En el ámbito de las infraestructuras de comunicación rural, se acondicionaron las calles de Qala i Naw y se equipó el Parque de Maquinaria de Badghis. También se rehabilitó el Hospital Provincial y se financiaron escuelas de enfermería y matronas. Asimismo, Qala i Naw se benefició de la cooperación en el ámbito de los saneamientos, en tanto que se dotó de agua potable a sus 40.000 habitantes y se financió la realización de un estudio hidrológico con el fin de mejorar los sistemas de irrigación y detección de pozos de agua potable. Con la salida del contingente militar, concluyó el Programa de Cooperación Bilateral de la AECID en la región, manteniendo proyectos multilaterales hasta el año 2015, por un total de 27 millones de euros.

En una guerra como la afgana (porque, reconozcámoslo, por mucho que se niegue y pese a quien le pese, aquello fue y es una “Guerra”, no un reparto de “Sugus” y mercromina) en la que el resultado final dependía de los esfuerzos de muchas naciones, los errores, la desmesura y la prepotencia de los ejércitos podían llegar a tener consecuencias graves que se traducían -a priori- en muertos civiles, y un tiempo después, en un aumento del rechazo hacia el invasor extranjero al que se le odia y teme, no sin razón. Esta situación, irremediablemente repercutió en países como España y otras naciones de ISAF, que volcaron sus esfuerzos en la reconstrucción. España no podía esperar obtener resultados en su propia área de responsabilidad si el trabajo de sus aliados en otros lugares del país no se correspondía con el suyo: El americano te dispara y el español te cura ¡¿?!... Un conflicto prolongado (y los horrores derivados del mismo) única y exclusivamente granjean más enemistad, odio y ganas de seguir manteniendo la lucha, y de esta manera se tira por tierra todo el trabajo y dinero empleados en alcanzar un clima de paz. Y es que como se me comentó una vez en Bagdad, allá por el 2003: “Ganamos la guerra, pero perdemos la paz”.

En todo caso, la palabra Humanitario nada tiene que ver. Eso no corresponde a los soldados, sino a las organizaciones y oenegés adecuadas. A ellas corresponde poner tiritas, repartir agua embotellada y socorrer a los parias de la tierra. Por el contrario, la misión básica de los soldados -considerando la convención de Ginebra y la conciencia de cada cual- es hacer todo el daño posible al enemigo. Matarlo mucho y bien, inspirarle temor y vencerlo, disuadiéndolo de intentarlo de nuevo. Los soldados no fueron ideados para otra paz que la impuesta por sus bayonetas, ni para inspirar afecto, sino temor. Incluso en una misión de paz se trata de pacificar a hostias, si hace falta. Llegado el caso, lo que se espera de ellos es eficacia letal; de un modo compatible, dentro de lo que cabe en su sangriento oficio, con la decencia y la piedad, cuando se pueda. Que maten más y mejor que nadie, de manera que los intereses de su patria natural o adoptiva, o de la paz ajena que defienden, sean respetados por otros. Eso significa eficacia y ausencia de complejos. Por eso, llegados a tales extremos, las palabras soldado y misión humanitaria pueden ser no sólo incompatibles, sino confusas y hasta mortales. Es lo que ocurre en España. Incapaces de conciliar de modo inteligente la necesidad de un ejército con la tendencia pacifista de la sociedad occidental actual, nuestros gobernantes -eso incluye al Pesoe como al Pepé- intentan lo imposible: unas fuerzas armadas desarmadas compuestas por soldados humanitarios, cuyo objetivo no es hacer la guerra sino la paz, y a los que se respeta más cuando se dejan matar que cuando matan. Esa imbecilidad se desmorona cuando lo real se presenta en forma de mina, emboscada o combate, y las familias largan en el telediario, con toda razón, que nadie les habló de guerra, y que su chico no fue a que le volaran los huevos, sino a repartir leche condensada. Es entonces cuando la ministra o ministro de guardia en esta charlotada bélico humanitaria del Bombero Torero, atrapados en su propia incongruencia, se adornan con media verónica ahuecando la voz y poniéndose estupendos mientras hablan de la deuda que España tiene con los difuntos y difuntas. Haciendo, además, que éstos queden como pardillos, al negarles incluso la palabra guerra; que, por políticamente incorrecta que sea, es la única que explica una muerte en combate. Cuando en un ejército profesional, voluntario, las familias protestan y se dicen engañadas si sus chicos mueren, alguien no se ha explicado bien. O no tenemos soldados, o los tenemos. Y si los tenemos, es para que palmen sin rechistar cuando les toque. No para que la ministra de Defensa -y sigo sin saber lo que defiende- venga a decirnos, con voz trémula y solemne, que acaban de matar a un cervatillo en el bosque de Bambi” (Arturo Pérez-Reverte: “La Milicia No Es Angelical”. “El Semanal”, 25 de Octubre de 2009).

En la década de los ochenta, la decisión política de incorporar a las Fuerzas Armadas en las operaciones de paz mejoró su imagen en la opinión pública. En ese momento fue la mejor opción y, sin duda, permitió justificar mejor el gasto en Defensa para responder a una nueva dinámica. Pero ahora Zapatero ha ido demasiado lejos; con su obsesión pacifista, ha acabado por desvirtuar la verdadera esencia y razón de ser de las Fuerzas Armadas. Primero, porque las campañas del Ministerio de Defensa están empeñadas en presentar a nuestros soldados como los actores humanitarios que no son. Y segundo porque se habla incluso de las Fuerzas Armadas como Militares sin Fronteras o el ONGército, sin tener nada clara la naturaleza y los objetivos de las denominadas misiones de paz” (GEES: ONGército o Militares Sin Fronteras”, 26 de Diciembre de 2007). Y que conste que el Sr. Rajoy continúa por el mismo camino, seis años después…

ÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔÍÎÎÏÐÑÒÓÔ
 

Y, para terminar, nos gustaría realizar unas cuantas preguntas dirigidas al estimado lector:


¿Cuáles creen Vds. que son los límites en la cooperación cívico-militar CIMIC en operaciones como ISAF?

¿Se trata de simple ayuda humanitaria?

¿Cuáles son los límites?

¿Se les proporciona todo lo que piden?

¿Cómo relaciono esto con el cumplimiento de mi misión (proporcionar un entorno seguro en Afganistán y apoyar a las autoridades afganas)?
¿No se contradicen las acciones CIMIC (aparentemente pacíficas) con la lucha a tiro limpio contra los insurgentes?

¿Cómo pueden coexistir pues CIMIC y lucha bajo el mismo techo?


Muchas gracias.
Bibliografía recomendada:

Frattini, Eric: “ONU, Historia de la Corrupción”. Espasa, 2005.

Ruíz Arévalo, Javier: “Militares y Oenegés”. Reflexiones Sobre una Relación a veces Tormentosa”. Universidad de Granada, 2012.

Santamarta del Pozo, Javier (Coordinador): “La Cooperación Entre lo Civil y lo Militar”. Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado-UNED. Madrid, 2008.





[1] Cometidos de la Unidad de Generalistas.
La Unidad de Generalistas materializa el enlace cívico-militar entre la fuerza militar y el entorno civil en una zona de operaciones (autoridades civiles, población civil, organizaciones internacionales, organizaciones gubernamentales y no-gubernamentales), asesorando en todas aquellas áreas de cooperación cívico-militar que sean de interés para el cumplimiento de la misión. Asimismo se encarga de asesorar al jefe del contingente en lo relativo al apoyo al entorno civil y del apoyo de éste último al contingente desplegado en la zona de operaciones.

[2] Cometidos de la Unidad de Especialistas Funcionales (UEF).
La UEF proporciona el análisis y las líneas de actuación (proyectos) en cada una de las áreas funcionales que la componen. Estas son: área de cooperación cultural, área de ingeniería de instalaciones, área de ingeniería civil y edificios y área de cooperación sanitaria. A su vez dentro de cada área funcional distintos equipos son responsables de la planificación y puesta en marcha de los proyectos que pertenezcan a su especialidad técnica, utilizando para ello recursos tanto militares como civiles, y todo ello en apoyo a la misión asignada a la fuerza militar. Previo a todo proyecto, se lleva a cabo un estudio de área con el objeto de aplicar los recursos en aquellos proyectos de mayor importancia o de necesidad más urgente.

[3] Escudo BCIMIC I:
DESCRIPCIÓN: En campo de sinople (verde), cotiza de plata. Acompañado en lo alto por doble arquería gótica, de oro , y en lo bajo por una manopla de plata enlazada a una mano desnuda en su color.

JUSTIFICACIÓN: Se ha utilizado la Cotiza para simbolizar el tahalí del caballero. En la primera partición dos arcos góticos, simbolizando la unión entre el entorno civil y el militar. Góticos para recordar a los caballeros del Temple y del Santo Sepulcro de Jerusalén, mezcla entre guerrero y monje que ayudaban en la población y a los peregrinos medievales. Los arcos son soportados por tres columnas, representando los tres pilares básicos de las actividades de Asuntos Civiles: Enlace cívico militar (CML), apoyo al entorno civil (SCE) y apoyo al entorno civil a la fuerza (STF).

La segunda partición, representada por una manopla en la parte superior sujetando a una mano desnuda en la inferior, simboliza la ayuda ofrecida por el militar al civil necesitado tirando de él hacia arriba. Aprobado por SEGENEME con sus atributos correspondientes el 3 de Agosto de 2.006.

Por mensaje de SEGENEME de 21 de Febrero de 2.012: “’Se comunica que por reunir los requisitos de la N/G 03/07(EME) sobre Concesión y Uso de Corbatas Conmemorativas por la participación en Operaciones no Bélicas, se aprueba la solicitud de corbatas y cintas para el Guión del BCIMIC I por las operaciones R/A en Afganistán, L/H Líbano y corbatas cerrada para las operaciones C/S en Bosnia-Herzegovina y S/K en Kosovo”.

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