“Nuestra misión no es comenzar
guerras sino acabarlas.” (Tony Scott: “Crimson Tide”, 1995).
Los libios estallaban de júbilo aquel 23 de Octubre de 2011: Era una
jornada histórica que ponía fin a ocho meses de guerra y a un régimen que había
oprimido al país durante 42 años. En una ceremonia multitudinaria en Bengasi,
el Consejo Nacional de Transición proclamaba ese día la “liberación total de
la tierra de Libia” tras la muerte del dictador Muamar el Gadafi en Sirte. La amenaza que pesaba sobre la población
civil había desaparecido y las nuevas autoridades del país controlaban ya la
totalidad de su territorio. Cumplidos estos objetivos, el Consejo de Seguridad
de la ONU dio por finalizada la misión de la OTAN, que anunciaba el repliegue
de todos sus efectivos antes del 31 de Octubre.
Ahora, tras dos años de “paz”, desde este Foro creemos que es
momento oportuno de mirar atrás y narrar la historia de la intervención
española en este conflicto.
Los acontecimientos se
desataron a partir del 15 de Febrero de 2011, con una manifestación de
protesta en Bengasi que fue fuertemente reprimida por las autoridades. La
situación se agravó ocasionando miles de desplazados a Túnez y Egipto. El
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitió el 26 de Febrero la Resolución 1970
por la que se exigía el fin inmediato de la violencia y se decidía, entre otras
medidas, el establecimiento de un embargo de armas a Libia. La Unión Europea
preparó planes de intervención para reforzar la evacuación de civiles a
terceros países y transportar ayuda humanitaria. La OTAN, por su parte,
acordaba el envío de unidades navales hacia aguas libias para hacer cumplir el
embargo de armas decretado por la ONU. Posteriormente, el 17 de Marzo, el
Consejo de Seguridad aprobó una segunda resolución, la 1.973/2011, que autorizaba
a los estados miembros a tomar las medidas necesarias para la protección de la
vida de los civiles en la crisis de Libia, el establecimiento de una zona de
exclusión aérea sobre Libia y a la imposición de un embargo de armas en aguas
internacionales. Una coalición internacional de países de la Unión Europea, de
la Liga Árabe y de Norteamérica[1] decidió apoyar
inmediatamente a la ONU en la aplicación de esta resolución. En España, el
Consejo de Ministros acordaba el 18 de Marzo la participación de las Fuerzas
Armadas en la resolución de la crisis libia. También se autorizó el uso de las
bases de Morón y Rota por las fuerzas aliadas. Al día siguiente, se celebraba
en París una cumbre de alto nivel. En ella participaron el Secretario General
de Naciones Unidas, presidentes y representantes de diversos países europeos y
árabes, así como de Estados Unidos y delegados de la UE y de la Liga Árabe. En
dicha reunión se acordó tomar todas las medidas necesarias, INCLUYENDO LAS
MILITARES, para proteger a los civiles libios. Ese mismo día, 19 de Marzo, una
veintena de aviones de combate franceses destruían varios carros de combate y
vehículos blindados de las tropas del régimen libio en los alrededores de
Bengasi. Poco después, buques estadounidenses y del Reino Unido lanzaban un
centenar de misiles de crucero Tomahawk contra posiciones de artillería y
sistemas de defensa aérea. En menos de 24 horas se había logrado el primer
objetivo: Tomar el control e imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia
para dar cumplimiento a la Resolución 1.973.
Ese 19 de Marzo, el
presidente del Gobierno confirmó que España asumía sus responsabilidades como
miembro de la ONU y especificó la participación
militar española: Durante la tarde, el Ejército del Aire desplegó cuatro
F-18 del Ala 12 y un Boeing 707 del 47 Grupo Mixto de Fuerzas Aéreas a la Base
Aérea de Decimomannu (Deci), en la isla de Cerdeña, para participar en la
operación de imposición de una zona de exclusión aérea. Casi simultáneamente,
el submarino S-74 “Tramontana” quedaba alistado en la base de Cartagena
“a la espera de recibir las instrucciones necesarias para salir a zona de
operaciones”, aseguraba el Tte.General
Domínguez Buj, quien añadía que “es de destacar el alto nivel de estos
medios aéreos y navales, así como la rapidez con la que las Fuerzas Armadas han
respondido una vez más a una misión encomendada por el Gobierno, lo que muestra
el alto grado de preparación y disponibilidad de nuestros Ejércitos para hacer frente
a situaciones de crisis o amenazas”. Y la orden no se hizo esperar: El
sumergible zarpaba a las 8 de la mañana del 21 de Marzo (el submarino tuvo que
salir de su base antes de que la OTAN aprobara la misión naval porque su tiempo
de navegación era más largo que el de los buques de superficie). Con una amplia
mayoría, el Congreso de los Diputados ratificaba el 22 de Marzo la decisión de
la participación de fuerzas españolas en la operación. Poco después, casi a la
vez, se unirían al despliegue la fragata F-104 “Méndez Núñez” (que se
iba a “preposicionar en Rota” para, cuando lo indicase la Alianza,
zarpar hacia la ZO) y el avión de patrulla marítima CN-235. En total,
participaban 500 militares españoles, entre dotaciones, personal de apoyo y los
representantes en Cuarteles Generales de la Alianza Atlántica…
A pesar de que durante la
primera semana el esfuerzo de esta coalición se coordinó desde el Cuartel
General del Mando de África de los Estados Unidos (AFRICOM) desde su Base en
Ramstein, Alemania, y recibió el nombre de "Odyssey
Dawn"[2],
cuando la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) asumió el control
de las operaciones se denominó "Unified
Protector, No Fly Zone", y bajo la responsabilidad del Mando
Componente Aéreo de Izmir, Turquía, se controló y dirigió desde el JFAC-AOC (Centro de Operaciones
Aéreas del Mando Componente Aéreo de las Fuerzas Conjuntas), entidad de control
que se instaló al lado del CAOC 5 (Centro de Operaciones Aéreas Combinadas), en
Poggio Renatico, Italia. Este destacamento recibía la denominación de ARGOS[3].
El 23 de Marzo se
desplegaba en la misma Base Aérea un CN-235 VIGMA del Ala 48 para participar en las
operaciones de apoyo al embargo de armas contra Libia denominada "Unified
Protector, Embargo". Este destacamento independiente del anterior, ha
recibido el nombre de VIGMA,
y depende del Mando Componente Naval de la OTAN en Nápoles. Por su parte, el
121 Escuadrón del Ala 12, con base en Torrejón de Ardoz, desplegó con 4 aviones
F-18 que realizaban misiones de patrulla aérea de combate sobre Libia para
impedir que aeronaves no autorizadas utilizaran el espacio aéreo prohibido, a
la vez que se garantizaba la libertad de movimiento de las que sí estaban
autorizadas. Por su parte los aviones de reabastecimiento en vuelo se encargan
de proporcionar combustible en vuelo a los cazas de la coalición.
Paralelamente, el CN-235 VIGMA, en apoyo a y de
acuerdo a las órdenes recibidas del Mando Componente Naval, realizó patrullas
de vigilancia, detección e identificación de barcos que pretendan violar el
embargo establecido. Estas misiones se hicieron con un alto nivel de
coordinación con las unidades navales establecidas en la zona, y también se
caracterizaron por ser misiones de bastantes horas de vuelo.
Tras la autorización del
Parlamento para extender dos meses más la participación de España en la
operación "No Fly Zone"
el 20 de Abril de 2011, el Ejército del Aire reforzó su participación con el
envío un avión C-130 Hércules del Ala 31 para reforzar la participación española
en la misión de reabastecimiento en vuelo de los aviones aliados. El avión
desplegó el mismo día 20 de abril (miércoles de Semana Santa) y realizó su
primera misión el 23 de abril.
El día 8 de Mayo se
alcanzaban las primeras 500 horas de vuelo de los aviones F-18 españoles en
cumplimiento de las misiones para implementar una zona de exclusión aérea sobre
Libia, realizándose hasta ese momento un total de 122 salidas en misiones de
patrulla aérea asignadas por la Alianza. En la segunda semana del este mes se
produjo el relevo del 121 Escuadrón del Ala 12, haciéndose cargo de la misión
el 122 Escuadrón. Y el 22 se cumplían las primeras 1.000 horas de vuelo por
parte de los aviones que forman parte de la Agrupación Aérea Táctica (AAT)
ARGOS, llevando completadas más de 140 misiones en beneficio de la coalición.
Los primeros días de Junio
trajeron el relevo de unidades del destacamento VIGMA, cediendo el testigo
el Ala 48 de Cuatro Vientos al Ala 49 de Palma de Mallorca. Y a principios de
Julio le llegó la hora del relevo al Ala 12, cuando fue sustituida en el
destacamento ARGOS por el Ala 15, haciéndose cargo el 152 Escuadrón de las
operaciones de vigilancia de la “No Fly Zone”. Los F-18 del Ala 15
utilizaron por primera vez en una operación internacional el enlace de datos
Link-16 y han trabajado en red con las entidades de control desplegadas en el
teatro. Así mismo, la suite de guerra electrónica SPAI-900 con que iban
equipados ha recibido su bautismo operativo. El ciclo de relevos del CN-235
llevó de nuevo al Ala 48 a Deci en la segunda semana de Agosto, relevando al
Ala 49, a la vez que el 151 Escuadrón relevó al 152 en las responsabilidades de
ARGOS; mientras tanto se continúan acumulando horas de vuelo y misiones
cumplidas.
Desde que la Alianza Atlántica se hiciera cargo de la operación “UNIFIED
PROTECTOR” en Marzo de 2011, una media de 8.000 militares aliados, 200
aviones y 20 buques estuvieron desplegados con el objetivo de poner fin a la
violencia y garantizar la protección de civiles, de acuerdo con las
resoluciones de la ONU. De todas las misiones de la OTAN, un 30% se dirigieron
a neutralizar objetivos terrestres. El resto –el 70%- sirvió para establecer y
mantener la zona de exclusión aérea y el embargo naval de armas y de mercenarios
decretado por las Naciones Unidas: “La contribución de España ha sido muy
relevante en estos cometidos -señalaba en su momento la ex ministra de
Defensa Carmen Chacón, haciendo balance de la operación-. España ha vuelto a
demostrar su compromiso con la estabilidad de mundo, así como su
responsabilidad y solidaridad con nuestros aliados”. El 2 de Noviembre, la
ministra recibía en la base naval de Rota (Cádiz) a los 235 tripulantes de la
fragata “Álvaro de Bazán” que regresaban después de patrullar el Mediterráneo
para garantizar el cumplimiento del embargo de armas. Para entonces, ya habían
retornado los 60 militares del Ejército del Aire que habían mantenido
operativos dos aviones de reabastecimiento –un Boeing 707 y un KC 130 Hércules-
y un avión de vigilancia marítima CN 235 VIGMA (efectivos que habían estado
desplegados, como se ha indicado anteriormente, en Decimomannu). Ya antes, el
18 de Octubre, la responsable del MINISDEF había asistido en la base aérea de
Zaragoza al regreso del destacamento de los F-18 que se habían desplegado en la
misma base sarda integrados en la misión de mantenimiento de la zona de
exclusión aérea. El repliegue de los aviones de combate se acordó previamente
con el resto de los aliados una vez que el Consejo Nacional de Transición de
Libia declaró el control de la mayor parte de su territorio, “lo que ha
permitido la reapertura de diversos aeropuertos y un aumento sustancial de los
vuelos civiles”, explicaba la titular de Defensa. En esas fechas ya se
encontraba en España el submarino “Tramontana”, que había participado en
la misión de control del embargo de armas vigilando las aguas y los puertos
libios.
Los más de 1.200 militares que habían participado en esta misión “han
desempeñado un papel decisivo, desde el aire y desde el mar -señalaba la
ministra al recibir en Rota a la tripulación de la “Álvaro de Bazán”-. Vuestra
profesionalidad, compromiso y entrega se reconoce fuera y dentro de nuestras
fronteras”. El buque había zarpado de El Ferrol el 29 de Septiembre, siendo
el tercero de la clase F-100 que se integraba en la operación, pues también
habían participado la “Méndez Núñez” y la “Almirante Juan de Borbón”.
Su misión había consistido en hacer cumplir el embargo marítimo sobre los
puertos libios y detener a los barcos sospechosos de transportar armamento o
mercenarios. La Agrupación Naval, formada por una veintena de navíos de los
países aliados, comenzó a patrullar el Mediterráneo central el 31 de Marzo.
Desde entonces, un total de 3.120 barcos fueron controlados y 296 abordados
para registro. De estos últimos, 11 tuvieron que ser conducidos a puerto para
realizar una inspección más detallada. Una quinta parte de todas las
inspecciones en la mar fueron efectuadas por las fragatas españolas.
Los buques de la Alianza intervinieron también en ACCIONES
HUMANITARIAS: Una de las más destacadas la protagonizó la dotación de la
fragata “Almirante Juan de Borbón” en Julio, cuando salvaban la vida a
114 personas que se encontraban a la deriva, sin agua ni comida, en un barco
con el motor averiado. La fragata española les proporcionó atención médica,
cobijo y alimentos. Además, cinco personas que requerían tratamiento médico
especializado fueron transportadas en helicóptero a tierra firme.
Anteriormente, la fragata “Méndez Núñez”, que participó en la misión
entre Abril y Junio[4],
había detectado e identificado varias embarcaciones tipo patera que
transportaban inmigrantes en dirección a la costa italiana. En todos los casos,
la dotación española alertó a los guardacostas italianos y permaneció
custodiándolos hasta la llegada de los servicios de asistencia.
En la misión de embargo también participaron submarinos y aviones de
patrulla marítima. El “Tramontana” y el “Mistral”[5]
eran los dos sumergibles españoles que se habían estado relevando en las tareas
de vigilancia del tráfico mercante en las costas y puertos libios. Por su
parte, el CN-235 VIGMA desplegado en la base de Decimomannu se había ocupado
–junto a otros aviones aliados- de localizar desde el aire barcos que pudieran
suponer una ruptura del embargo impuesto por la ONU, misiones en las que superó
las 700 horas de vuelo.
Por su parte, los 62 hombres y mujeres que formaron parte del
Destacamento “ARGOS”, dedicado a mantener la zona de exclusión aérea,
llegaron el 29 de Octubre a la base de Zaragoza procedentes de Cerdeña a bordo
de un B-707 del Ejército del Aire. A pie de pista les recibió la ministra: “Vuestro
trabajo ha sido clave para salvar la vida de miles de inocentes. Cada día de
estos meses de misión, cada hora de vuestras 1.500 horas de vuelo, cada minuto
que habéis estado lejos de vuestras familias, ha evitado que Gadafi sembrara el
terror desde el cielo y pudiera masacrar a su propio pueblo”. Con ellos
también se retiraban los representantes del MACOM y de las unidades españoles
en el JFAC-AOC, en Poggio Renatico, y el personal del Ejército del
Aire que había aumentado las capacidades del Mando Componente Aéreo.
“Los
F-18 están autorizados para abrir fuego”, reconocía en Abril el comandante
jefe del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, Teniente General
Jaime Domínguez Buj, precisando que “ya se encuentran integrados en el
dispositivo aliado de la coalición, en disposición de actuar en cualquier
momento. Serán empleados cuando el comandante decida”. La situación de la
crisis fue decayendo a lo largo del mes de septiembre, de tal modo que el
Gobierno Español consideró conveniente retirar los F-18 del destacamento ARGOS.
De esta forma el 16 de Octubre de 2011 despegó de Deci el último F-18 destacado
en ARGOS. Dos días más tarde, coincidiendo con el repliegue de todo el personal
del Ala 15, la Ministra de Defensa recibió en un sencillo acto en la Base Aérea
de Zaragoza al personal que llegaba tras el éxito de la misión cumplida. Las
tripulaciones de los cuatro F-18, pertenecientes al Ala 12 de Torrejón de Ardoz
y al Ala 15 de Zaragoza, habían realizado un total de 397 salidas en misiones
de patrulla aérea de combate para hacer cumplir las restricciones de la zona de
exclusión aérea, así como para proteger a otros aviones de la Alianza de
posibles ataques de aeronaves hostiles. Pero esto no significaba que Argos
desapareciera de momento. De hecho, el destacamento quedó reducido a los dos
aviones de reabastecimiento, el Boeing 707 del 47 Grupo y el C-130 Hércules del
Ala 31, que continuaron realizando su misión de reabastecer en vuelo a los
aviones de la coalición desde Deci.
Y el 22 de Marzo, nuestros
cazas entraban de lleno en la acción, cundo dos de ellos sobrevolaban Libia por
primera vez: “Los F-18 realizaron con normalidad su primera patrulla aérea,
regresando sin novedad”, informaba la ministra de Defensa, añadiendo 1ue “todos
los medios que España pone a disposición cumplirán con todos aquellos cometidos
que les ordenen”.
Una misión estándar
de los F-18 sobre Libia consistía en
que una pareja de aviones despegaban de Deci, y tras una larga travesía
procedían a la zona de operaciones. Antes de entrar se establecía contacto con
la autoridad de control, generalmente un avión de alerta temprana AWACS, y se
procedía a la zona de reabastecimiento en vuelo, donde llenaban sus depósitos
de combustible de nuevo para tener la máxima autonomía. Finalizado el
reabastecimiento se dirigían a la zona de patrulla asignada, donde vigilaban
con sus sensores el cumplimiento de la prohibición de volar, y si fuese
necesario intervendrían para que así se cumpliera. En función de la lejanía de
la zona asignada o de la penetración en territorio libio se realizaban otros
reabastecimientos en vuelo antes de cumplir el tiempo asignado en zona. Como
norma general cada misión incluía de esta forma tres reabastecimientos en
vuelo. Una vez terminada la ventana asignada, se salía de la zona de
operaciones. El regreso a Deci se realizaba de nuevo con los servicios de
control de tránsito aéreo normales, aterrizando cuatro horas después del
despegue en el mejor de los casos. Mientras tanto, para los aviones de
reabastecimiento la ruta fue la misma, con la diferencia que ellos no pasaban
más allá de la zona de reabastecimiento asignada, y el inconveniente de que
estuvieron por lo general muchas más horas en la zona, donde fueron recibiendo
a los aviones de la coalición según el planeamiento acordado, o las acciones de
contingencia que se establecieron en casa caso. La cantidad de combustible disponible
y el número de receptores previsto marcó por lo general la duración de estas
misiones, que alcanzaron con frecuencia las ocho horas de vuelo.
Los mandos del destacamento español explicaron en su momento a la
ministra que los medios y capacidades con los que contaban los aviones les
habían permitido llevar a cabo sus cometidos “sin ninguna incidencia” e
integrarse totalmente con las fuerzas aéreas de otros países. En las misiones
de los cazas aliados había sido crucial el apoyo de aviones para reabastecimiento
de combustible en vuelo. España aportó dos de estos aviones, los cuales
operaron también desde Decimomannu, integrados en la Agrupación “Argos”.
Al Boeing 707 del Ejército del Aire desplegado desde el inicio de la misión se
le unió el 20 de Abril un cisterna KC-130. En el momento de su repliegue, estos
aparatos habían contabilizado 250 salidas en misiones de reabastecimiento.
¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯
Diez días después de la intervención internacional, los cazas aliados
habían cambiado el curso de la guerra. Los rebeldes pasaban al contraataque y
lograban recuperar ciudades claves en su avance contra Gadafi. La zona de
exclusión aérea, hasta entonces bajo control de los Estados Unidos, pasaba a
manos del Cuartel General de la OTAN en Nápoles, que ya venía dirigiendo las
operaciones de embargo naval. De esta forma, la OTAN asumía la dirección de
todas las operaciones en Libia bajo la denominación “Unified Protector”. El apoyo militar de la Alianza sería
decisivo para el desenlace del conflicto. Los rebeldes pronto recuperaron
algunas poblaciones del litoral, pero aún tardarían varias semanas en hacerse
con el control de Ajdabiya y Misrata, ciudades claves en su avance hacia
Trípoli. Después de un período de estancamiento en los combates, a finales de
Agosto los rebeldes tomaban el control de la capital. El Consejo Nacional de
Transición, reconocido oficialmente por la ONU como gobierno legítimo de Libia,
trasladó su sede a Trípoli.
Los últimos reductos gadafistas se refugiaron en Bani Walid y Sirte,
la ciudad natal del dictador donde, finalmente, sería capturado y linchado el
20 de Octubre. Su muerte y la caída de esta ciudad significaron el fin de las
hostilidades. Tras el repliegue de las fuerzas de la OTAN, “España, junto
con la comunidad internacional, seguirá apoyando
a Libia en este difícil camino hacia la democracia. Pero ésta ya no es labor
militar, sino de la diplomacia y la cooperación”.
Según sus propias estimaciones iniciales, la misión libia iba a costar
al Gobierno socialista 25 millones de euros
(únicamente el despliegue aéreo ya se presupuestó en 10 millones –se previó una
duración de un mes- y el naval en 5 millones mensuales –se calculó que duraría
tres meses-). En Junio, esta cifra ya había ascendido a 43 millones (y 14,4 millones de € iba a costar
cada mes de prórroga)…
Y –si nos lo permiten-una
última pregunta, para que el lector reflexione: ¿POR QUÉ EN LIBIA SÍ SE INTERVINO Y EN SIRIA NO SE ESTÁ INTERVINIENDO, TRAS
PRÁCTICAMENTE 3 AÑOS DE CARNICERÍA?
Ahí queda la cuestión.
“Se trata del inicio de una nueva época en la que el futuro sólo podrá
ser decidido por el pueblo libio” (Trinidad Jiménez, ministra española de
Relaciones Exteriores)
[1] La coalición
inicial formada por Bélgica, Canadá, Qatar, Dinamarca, España, Estados Unidos,
Francia, Italia, Noruega y Reino Unido se amplió posteriormente hasta llegar a
16 países, uniéndose Grecia, los Emiratos Árabes Unidos, los Países Bajos,
Rumanía, Suecia y Turquía.
[2] La
intervención militar recibió distintos nombres en clave según el país: “Odyssey
Dawn” (Estados Unidos), Operación “Harmattan” (Francia), Operación “ELLAMY”
(Reino Unido), Operación “MOBILE” (Canadá). El nombre estadounidense
también fue asumido por las Fuerzas Armadas de Italia, Dinamarca, Noruega y Bélgica
(donde también recibió la denominación Operación “Freedom Falcon”). Por
su parte, la OTAN usó el nombre Operación “Protector Unificado” cuando
tomó el mando del embargo de armas y lo mantuvo cuando asumió el control de
todas las operaciones.
[3] Desde la constitución del
destacamento ARGOS personal del Grupo Móvil de Control Aéreo (GRUMOCA), con
base en Tablada (Sevilla) formaría parte del destacamento, encargándose de
establecer y mantener las comunicaciones del destacamento con el territorio
nacional. También ha formado parte del destacamento de forma permanente un
oficial del Cuerpo de Intendencia. Por otra parte, tanto las unidades
destacadas como el Mando Aéreo de Combate (MACOM), han mantenido representantes
en los organismos competentes del CAOC 5. Así mismo, oficiales provenientes de
distintos centros y organismos del Ejército del Aire han sido temporalmente
destacados a la organización del Mando Componente Aéreo encargado de liderar la
operación. En la misma organización han trabajado también buena parte de los
militares españoles destinados en el Mando Componente Aéreo de la OTAN de
Izmir, Turquía.
[5] El submarino “Tramontana” (S-74) fue sustituido a finales de Abril
por el submarino de la misma clase “Mistral” (S-73), regresando este
último a su base el 30 de junio, sin que fuera sustituido por ningún otro buque.
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