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En
pleno siglo XVIII España estaba en plena decadencia. La guerra de Sucesión
había dejado a España bastante tocada, cosa que aprovecharon las demás
potencias para intentar arañar alguna posesión hispana. En estas andábamos a la
gresca con los hijos de la Gran Bretaña cuando un navío guardacostas español
(La Isabela) al mando del capitán Julio
León Fandiño detiene frente a las costas de Florida a la fragata mercante
británica Rebeca, que mandaba Robert
Jenkins. Contaba dicha fragata con todos los permisos en regla, pero se ve
que al tal Jenkins le llegó la feliz idea que pasar un poco de contrabando no
podía ser malo y el dinerillo le vendría bien, por lo que el capitán Fandiño le
dio un pequeño escarmiento. Le cortó la oreja y dijo "Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se
atreve".
Esto
debió sentar mal a los tommies que se
lo tomaron como una afrenta a su rey y usaron el pretexto de una oreja cortada
para declarar la guerra a España. (Guerra del Asiento o Guerra de la Oreja de
Jenkins 1739 – 1748 como se conoció).
España
contaba con 9 fragatas de dos puentes y con 50 cañones cada una y 31 navíos de
línea, que no todos podían considerarse como tal. Algunos eran buques mas bien
parecidos a fragatas, ligeros y rápidos armados con cañones de poco calibre,
pensados para la escolta de convoyes poco capaces de enfrentarse a una escuadra
potente. De esos 31 navíos, uno era un tres cubiertas de 114 cañones, dos de 80
cañones, seis de 70, y doce de 64 cañones. El resto eran unidades que bailaban
entre la calificación de navío ligero y fragata, penosamente armados.
Los
ingleses contaban con 100 navíos de línea, quince de ellos armados con 90 a 100
cañones, dieciséis de 80, diecisiete de 70, quince de 64, once de 60,
veintinueve de 48 a 54, más 40 fragatas para hostigar todo buque español que
pillaran.
Las
cosas pintaban mal o muy mal y a ello se une el asunto francés que le costaba
meterse en el fregado a pesar de haber firmados los pactos de familia. Los tommies pensaban que con dicha
superioridad la paliza estaba servida y los enclaves españoles caerían uno tras
otro.
Con la
balanza claramente del lado británico, con la armada y probablemente el
ejército más poderoso del momento preparada para enfrentarse a la maltrecha
España. Quizá el hombre que mas representaba esa España era don Blas de Lezo y Olavarrieta (Pasajes,
Guipúzcua), manco, cojo y tuerto, era apodado Medio Hombre, y él será el encargado de la defensa de Cartagena de Indias, el enclave mas
importante en la América española aquel entonces.
Edward Vernon que
tras saquear Portobelo (Panamá) pensaba que todo iba a ser pan comido, e
inspirado por las peroratas del radical William Pitt, desafió a Blas de Lezo, a
lo que éste contestó: «Si hubiera estado
yo en Portobelo, no hubiera Su Merced insultado impunemente las plazas del Rey
mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para
contener su cobardía.»
Se
hace el inglés con una flota del 186 navíos con un total de 2.000 cañones y
unos 26.700 hombres, y se fija como objetivo Cartagena de Indias, cuya defensa
recaía en 1.100 soldados, 400 infantes de marina, 600 marineros, 300
milicianos, 600 arqueros nativos y 6 buques de dudosísima calidad.
Pintaban
bastos para los españolitos (para variar), cuando el 13 de Marzo de 1741
aparecen por el horizonte los palos de los 186 buques británicos. Al poco de
llegar y sin mucha oportunidad para los sitiados, la flota británica ha
silenciado las baterías de las fortalezas Chamba, San Felipe y Santiago. De
inmediato comenzó el bombardeo de la fortaleza de San Luis de Bocachica.
Durante 16 días de manera incesante se machaco la posición española. Ante tal potencia
de fuego los 500 defensores de la fortaleza no les quedó otra que replegarse.
Solo quedaba la fortaleza de Bocagrande como entrada a la bahía. Blas de Lezo
hizo hundir cuatro buques en la entrada a la bahía de Bocachica y otros dos en
la de Bocagrande aunque no sirvió para mucho este ultimo bloqueo. Vernon entra
en la bahía mientras los defensores restantes españoles se dirigen a la ultima
fortaleza, San Felipe de Barajas. Vernon que era hombre de pensar y junto a las
mentes preclaras de su Alto Mando, consideran que el ataque frontal a San
Felipe causaría demasiadas bajas por lo que rodear la posición parece factible.
Esto seria lógico si no fuera porque había que adentrarse en una selva densa y
espesa, donde bichos y serpientes, unido con problemas logísticos de dicho
terreno, la humedad y el calor haría mella en la salud y moral de la tropa, sin
hablar de que los tommies pillaron de
todo, malaria, disentería, etc. Pero bueno, el Alto Mando no está para pensar
en la comodidad de su tropa si no en la victoria, y allí que se meten con
cañones y todo. El caso es que Vernon ve dicha victoria tan cerca que incluso
manda un correo a Londres anunciando la gran conquista de Cartagena de Indias,
se acuñan monedas para celebrar la victoria y comienzan las celebraciones en la
City.
Pero
la cosa no iba a estar tan fácil: 600 paisanos quedaban vivos para defender la
plaza. Vernon ordena el ataque y don Blas coloca a 300 de estos paisanos en la
puerta de entrada a la fortaleza armados únicamente con arma blanca para
ahorrar munición. Había que subir una estrecha rampa para llegar hasta allí,
rampa que los ingleses suben a la carrera con la bayoneta calada estrellándose
contra un muro de carne que les causa 1.500 muertos, más unos cuantos heridos
de propina.
Se decide
un nuevo ataque para la noche del 19 al 20 de Abril,había prisa ya, los
víveres escaseaban y las enfermedades hacían estragos. Se reanuda de nuevo el
ataque dicha noche; los ingleses pensaron que si no podían entrar por la puerta
lo harían saltando la muralla por lo que cargando de unas largas escalas
corrieron hacia la muralla. Blas de Lezo que ya había contemplado la
posibilidad de un asalto con escalas, ordenó pues cavar un profundo foso. Ahora
sí, los españoles devuelven los disparos y se las hacen pasar canutas a los tommies para llegar a los muros. El
espectáculo es dantesco, bajo un nutrido fuego, a la descarajada y rezando por
no ser el siguiente, los casacas rojas y los esclavos jamaicanos que llevan
para que carguen las escalas llegan al foso y para su terrible sorpresa las
escalas no sirven. El foso aumenta en un par de metros la altura de la muralla
respecto a la escala, aún así alguno hay que lo intenta, sin éxito. Sólo queda
una opción, hacer el camino de vuelta por una tierra de nadie sembrada de
muertos y heridos, y otra vez a correr bajo el nutrido fuego de los fusileros
españoles.
Amanece
un nuevo día y el sol ilumina una autentica carnicería en las filas británicas,
pero ahí no queda la cosa. A pesar de las bajas, los ingleses siguen contando
con superioridad numérica. Los sitiados intentan el mas difícil todavía, salen
de la fortaleza, con el machete calado, en silencio y forman ante los atónitos
británicos. Tras una descarga de mosquetes los españoles cargan al frío acero,
haciendo huir a los retales de lo que fue el orgulloso ejercito de Vernon. Ya
sólo queda la retirada.
Con
cerca de 18.000 de sus 26.700 hombres muertos, y 7.000 heridos de distinta
consideración y 1.500 cañones perdidos, Vernon se retira a los buques y ordena
un bombardeo de 30 días sobre la ciudad solo de pura rabia. Después comienza un
camino de vuelta a casa.
Blas
de Lezo muere el 7 de Septiembre de ese mismo año por la peste contraída debido
a los cadáveres insepultos durante la batalla. Vernon al enterarse de la muerte
de Blas de Lezo, ronda Cartagena pero no se atreve a atacar. En Gran Bretaña
después de celebrar la victoria empezaban a preguntarse cuándo volverían sus
victoriosos soldados. Al final se supo la verdad y Jorge II, avergonzado,
prohibió a los cronistas hablar de ello.
La
batalla supuso un duro varapalo a la armada británica y aseguro el dominio español
unas cuantas décadas más. En España la
batalla fue una más, simplemente lo que se esperaba de sus tropas. La victoria
permitió a España y Francia el uso de la infraestructura militar española en la
zona que el Teniente Coronel Bernardo de
Gálvez empleó magistralmente para dar un apoyo de suma importancia para los
rebeldes americanos en la Guerra de Independencia Americana. Pero esa es otra
historia…
Alejandro Rodríguez Pascual
Sin que sirva de precedente...
ResponderEliminarhttp://hacedores.foroactivo.com/t877-carta-desde-allende-los-mares
La historia verídica y rigurosa, sin novelar, en www.labatalladecartagenadeindias.com
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